Antes
de nada, dejemos las cosas claras: el mejor año de la historia del rock
no existe. O, mejor dicho, cualquier año puede ser el mejor de la
historia para alguien. Si ni siquiera nos ponemos de acuerdo sobre cuál
es el mejor disco de un artista, o la mejor canción de un disco, ¿cómo
vamos a llegar a conclusiones de validez universal sobre la producción
de años enteros, de la que solo llegamos a conocer una mínima parte? La
preferencia por un año u otro suele depender de dos factores: por un
lado, la edad, ya que nos impresiona especialmente lo que disfrutamos en la adolescencia y la juventud (que
no tiene por qué ser estrictamente producto de esas fechas, ya que
también podemos engancharnos a joyas del pasado); por otro, cómo no, el
gusto personal, porque nos resulta prácticamente imposible disociarnos
de nuestras preferencias para establecer un juicio 'objetivo',
imparcial, independiente de nuestra colección de discos.
Pero lo
importante es el proceso: lo del mejor año de la historia del rock
(entendido como un término comodín que abarca el pop, el rap, la
electrónica y, en general, toda la música popular de los últimos 70
años) es un tema de conversación infalible e inagotable, que lleva a los
aficionados a enfrentar sus argumentos como si fuesen jugadores de
'Risk' ante un tablero: el ejército de los Beatles contra el de los
Clash, Madonna contra Beyoncé, Pink Floyd contra Nirvana o, complicando
las cosas, AC/DC contra Lady Gaga. Décadas de discusión han llevado a
identificar unos cuantos años que parecen descollar en esta alborotada
carrera de caballos, aunque también contra eso se pueden interponer
objeciones: la selección suele estar marcada por el perfil
dominante entre los críticos, en su mayoría señores con un concepto muy
serio de la música, y en ella siempre juegan con desventaja los años más
recientes, difíciles de valorar sin la serenidad que da la distancia.
Además, se sigue imponiendo el enfoque tradicional de primar los
álbumes sobre las canciones sueltas, algo que en nuestros tiempos
empieza a parecer cada vez más obsoleto.
Un
año que siempre acaba apareciendo en este debate es 1971, que puede
presumir de contar con todo un libro a su favor: el periodista musical
británico David Hepworth dedicó un volumen entero a defender su año
preferido, que 'casualmente' es también aquel en el que él cumplió 21
años. De 1971 dice Hepworth que nos dejó «más álbumes
influyentes que ningún otro año» y cita como prueba discos como el
cuarto de Led Zeppelin, 'Who's Next' de The Who, 'Aqualung' de Jethro
Tull, 'L.A. Woman' de The Doors o 'Tapestry' de Carole King,
además de eventos pioneros como el Concierto por Bangladesh que
organizaron George Harrison y Ravi Shankar. Incluso llega a afirmar que
la canción 'Baba O'Riley' de The Who (que una generación posterior
conoció como sintonía de 'CSI') es «la mejor grabación del mejor año de
la historia». Por supuesto, su punto de vista resulta perfectamente
cuestionable, hasta el extremo de que otros especialistas no solo le han
rebatido la conclusión principal de elevar 1971 a lo alto del podio,
sino también su idea de lo más valioso de aquel año, en el que arrasaban
T. Rex, se publicaba el 'What's Going On' de Marvin Gaye, despegaban
estrellas del soul como Al Green y el reggae emprendía una tímida
expansión fuera de Jamaica.
Siempre
ocurre así, entre eruditos y también entre aficionados de a pie: el
mundo, o al menos este mundillo, perdería mucha gracia si todos
estuviésemos de acuerdo. En la plataforma de internet Quora plantearon
una vez este debate y a casi todos los años les salió algún paladín, incluso a candidatos tan inesperados como 1955, habitualmente relegado con desdén a los puestos de cola.
Recientemente, la web Pretty Eight Machine quiso zanjar la discusión
con un enfoque 'científico', que asignaba puntos con base en diversas
listas de 'lo mejor de la historia' y añadía mecanismos de compensación
para corregir los sesgos de esos sondeos. En el primer puesto quedó
nuestro viejo conocido, 1971, seguido por 1967, 1977, 1991 y 1969. El
último de los últimos fue 1962, justo cuando los Beatles publicaron su
primer sencillo y Bob Dylan su álbum de debut.
Supernova ochentera
Por
supuesto, aquí también queremos participar en el juego y hemos puesto
en marcha una mínima encuesta. Rafa Cervera, figura esencial del
periodismo musical español, recurre a su propia biografía para
justificar su elección de año favorito: «1980. Por muchos motivos, lo viví con plenitud. Uno de ellos fue el acceso a mucha música nueva,
porque me pasaba la vida en una tienda de discos de Valencia. Allí
estaba al corriente de lo que sacaban mis artistas favoritos y también
estuve expuesto a todas las variantes posibles del postpunk, lo cual
incluye la primera oleada de pop electrónico inglés», evoca Cervera, que
acaba de publicar la novela 'Porque ya no queda tiempo'. El navarro
Jaime Cristóbal, que publica sus canciones como J'aime y es responsable
del exquisito 'podcast' Popcasting, está a punto de coincidir: se queda
con 1981, el año en el que nació lo que el mundo llama 'synth pop' y
España decidió rebautizar como tecnopop. «Fue una auténtica supernova de
nuevo pop que deslumbraba: 1981 fue el año de 'Tainted Love' de
Soft Cell (y de su estupendo debut 'Non-Stop Erotic Cabaret'), de
'Don't You Want Me Baby' de The Human League (y la totalidad de 'Dare'),
del 'Architecture & Morality' de OMD y sus hits 'Joan of Arc' y
'Souvenir', del fascinante primer disco de Spandau Ballet o del
increíblemente influyente 'Speak and Spell' de Depeche Mode, sin
mencionar infinidad de canciones sueltas o impresionantes álbumes de
fuera del Reino Unido, como Telex en Bélgica, D.A.F. en Alemania o
Glamour en España. En todos ellos latía la excitación de un sonido
radicalmente nuevo», defiende Cristóbal. Y, desde Canarias, Pino
Monterrey y Giselle Ramírez, promotoras del colectivo Pimienta
Selectoras, renuncian directamente a elegir un solo año: «Pensamos que la mejor epoca del rock fue de mediados de los 60 a mediados de los 70»,
sostienen, invocando a Beatles, Stones, Animals, Small Faces, Stone The
Crows y Derek and The Dominos, aunque recuerdan que ellas siempre
pinchan estilos que no suelen tenerse en cuenta en estos balances, como
funk, música tropical, afrobeat, cumbia o boogaloo.
Más allá de su
bizantinismo, el mayor problema de este debate es que puede conducir al
desánimo sobre la evolución de la música popular: rara vez destacará un
año posterior al 2000 (en la tabla 'científica' de Pretty Eight
Machine, el mejor situado era 2004, en el puesto dieciocho) y se puede
reforzar el prejuicio tan extendido de que ya todo es decadencia, de que
no se hacen discos como los de antes. «No baja el nivel de calidad
–defiende Rafa Cervera–. La cuestión es que ahora todo es más efímero,
la atención del aficionado está más fragmentada. Demasiada información a
la vez. Las nuevas generaciones ya no están interesadas en conceptos como el del álbum como unidad, escuchan canciones sueltas.
Y el mundo en general ya no espera grandes cosas de la música pop
occidental, que en los últimos años ha hecho del directo su fuente de
subsistencia». Jaime Cristóbal también saca la cara al presente: «Se
sigue haciendo una música increíble, de gran calidad y emocionante. No
hay más que ver las listas de lo mejor del año para regocijarse con
discos de viejos artistas que están en una forma admirable y de nuevas
propuestas que apuntan a nuevos parajes sonoros e intentan llevar el pop un paso más adelante».
Así
que, para que esta mirada atrás no desemboque en estéril nostalgia,
hemos pedido a nuestros melómanos que nos recomienden música de estos
cinco últimos años. Las Pimienta Selectoras casi nos montan una sesión
completa con Alabama Shakes, Susan Tedeschi, Eli 'Paperboy' Reed,
Freedonia y The Mani-Las, «que nos harían un gran regalo si sacasen un disco». Rafa Cervera propone 'Arromanticism', de Moses Sumney: «De haber salido una década antes, ahora sería venerado como el clásico que es», explica. Y Jaime Cristóbal se queda con 'Have You In My Wilderness',
de Julia Holter: «Parte de un enfoque vanguardista, pero en sus
exploraciones electrónicas hay un componente muy atractivo de pop
clásico, de melodías que podrían venir de los 60 -analiza-. Lo que hace
al disco esencial es que las composiciones son perfectas, preciosas. Es
entonces, como con el tecnopop en 1981, cuando nace algo verdaderamente
extraordinario».
Cinco candidatos habituales
- 1967.
-
En el año del 'Verano
del amor' se editaron dos discos icónicos que, cada uno a su manera y
con medios y ventas muy dispares, abrían nuevos caminos: el 'Sgt
Pepper's' de los Beatles y el debut de The Velvet Underground con Nico.
Hubo otros hitos como los dos primeros álbumes de Jimi Hendrix y The
Doors (aquello sí que era ritmo de producción), 'Forever Changes' (Love)
o el debut de Pink Floyd.
- 1969.
-
El ser humano llegó a la
luna y se celebró el festival de Woodstock (y también el de Altamont,
que hirió de muerte el sueño hippie). Salieron 'Abbey Road' (The
Beatles), 'Tommy' (The Who) o el primero de King Crimson (piedra angular
del rock progresivo), junto a discos de menos eco comercial pero
también influyentísimos, como los debuts de The Stooges y MC5.
- 1971.
-
Es el año en el que
cristalizó una manera de entender el rock que marcaría el resto de la
década y todavía hoy conserva su peso, con hitos como 'Led Zeppelin IV' o
'Who's Next', de The Who, pero en 1971 también se publicaron 'What's
Going On' (Marvin Gaye), Electric Warrior' (T. Rex), 'Sticky Fingers'
(The Rolling Stones), 'Hunky Dory' (David Bowie) o 'Imagine' (John
Lennon).
- 1977.
-
Ha quedado como el año
emblemático del punk, con Sex Pistols, The Clash, Buzzcocks o Ramones,
pero también con debutantes como Talking Heads o Elvis Costello, que
usaban ese impulso como punto de partida. Triunfaba la música disco (es
el año de 'Fiebre del sábado noche' y 'I Feel Love'), David Bowie
experimentaba en Berlín y Bob Marley rompía internacionalmente con
'Exodus'.
- 1991.
-
Es el favorito de muchos
nacidos en los 70. El fenómeno más recordado es la fiebre del grunge,
con el 'Nevermind' de Nirvana y el debut de Pearl Jam, pero entre los
superventas destacan el álbum negro de Metallica y los dos volúmenes de
'Use Your Illusion', de Guns N' Roses. Además, U2 viraron hacia la
electrónica con 'Achtung Baby' y hubo una cosecha muy notable de hip
hop.
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