sábado, 22 de febrero de 2014

QUÉ HAY DE NUEVO. CRONICA DEL OFICIO MORIBUNDO,./ 7 DIAS CITAS,./ REVISTA MUJER DE HOY DE CERCA, ALEXA CHUNG,.

TÍTULO: QUÉ HAY DE NUEVO. CRONICA DEL OFICIO MORIBUNDO,.

No vamos a detenernos. Yo no sé si es porque páso ya de los ochenta,  pero el tiempo, como aseguraba la línea aérea internacional venezolana, “pasa volando”. Todavía con la tinta en la uña, y el brazo paralizado de golpear cacerolas, bancos, sartenes, de escribir noche y día en la computadora, toda la red en acción, todos los nervios y músculos respondiendo a una sola orden: luchar. No entregarse, sacar fuerzas de donde no las haya, perseverar en servir, ayudar, aportar, entregar todo lo que queda, sin dudarlo un segundo.

Es Venezuela. Es la pasión. Es la vida misma. Y ese dolor intenso cuando la lastiman, es ver una y otra vez cómo se confunde, cómo se equivoca, cómo la manosean y cómo la traicionan.Pero es también cómo ahora sentirla defenderse desde las agobiadas entrañas y cómo resiste y se ilumina. Esta vez ha sido más duro, más desgarrador, porque se ha quebrantado su alma. Y es desde allí que se levanta desafiante, ávida de abanderarse en esperanza, calmar la inquietud y verse en los ojos. Porque hemos estado muy cerca de conseguirlo…

Y eso es lo importante. Este espectáculo bochornoso y humillante no puede ser mas fuerte que esa alegría, ese ánimo que nos llevó a los centros electorales todavía recuperándonos de ese engaño, esa mentira de un tiempo largo y cruel, que no contestaba nunca la infinita pregunta sobre un hombre que detenía el destino de casi treinta millones de venezolanos en su puño moribundo entregando soberanía, bandera y hasta himno en una historia oscura y amarga, dividiéndonos, incitándonos a odiarnos, a una venganza canalla y voraz.

Y ese espíritu, liderado por Henrique Capriles Radonski, sigue retando la soberbia, el servilismo y su misma rabia.Parece mucho más corto el tiempo cuando nos empuja la confianza cuando sentimos que no estamos solos en el desierto de la angustia.Me negué a prestar mi tiempo a la pantalla encadenada una y otra vez, a esa figura ofensiva y rastrera que obligaba a la obediencia, a la atención en amenazas baratas y desconocimiento total de la Venezuela que habló en los votos emitidos, y también en la consistencia de sus cacerolas.

Los cohetones lanzados desde sedes oficialistas resultaron ya no un símbolo de expresión válido, sino un cinismo chocante, otra orden infame cumplida sin hidalguía.

Siempre se repite que los actores serán juzgados por su último acto antes de bajar el telón. Ya cae el telón… hemos sufrido agravios, hemos llorado lágrimas que no se han secado todavía, se han ensangrentado nuestras calles y hemos curado heridas que tardarán en cerrarse.

¡Pero aquí estamos! Capaces de sentir lástima y vergüenza por quienes nos hieren y nos acusan de lo que ellos hacen.

No vamos a detenernos ya. Estamos cumpliendo con fe, el oficio de ser venezolanos.

 TÍTULO: 7 DIAS CITAS,.

-1- Sabado-22. Niño, eso si se toca,.
- 2- Domingo-23- Militares por amor al arte,.
- 3- Lunes-----24- " Edelweiss" con martinis,.
-4--Martes-----25- Lily, en órbita hacia las nubes,.
-5--Miercoles--26- Desde la India, con amor,.
-6-Jueves-------27-Mentiroso compulsivo,.
- 7- Viernes-----28--Todo sobre la mujer,.

TÍTULO: REVISTA MUJER DE HOY DE CERCA, ALEXA CHUNG,.


La ex modelo británica es un icono fahion de nuestros días. Pero tras el glamour se esconde una chica frágil, en permanente batalla con su peso y con inquietudes al margen de la moda. 
"Es uno de esos días en que todo sabe a whisky y algo más”. Lo acaba de tuitear Alexa Chung, poco después de que su relaciones públicas me llamara para retrasar media hora el desayuno que ha concertado. Cruzo los dedos para que no llegue con resaca. Y cuál es mi sorpresa cuando, a pesar de haber estado de juerga hasta las cinco de la madrugada con su mejor amigo, el DJ Tennessee Thomas, llega al restaurante con un aspecto absolutamente fabuloso. “Perdona por el vestido de noche”, dice, con la voz ligeramente ronca, señalando el diseño de Orla Kiely que, evidentemente, acaba de ponerse. “Me siento tan fuera de lugar, como si hubiera escogido compensar en exceso la situación”, añade.
Todo un ídolo. Pero si alguien sabe cómo lucir un estilismo, por complicado que sea, es ella. La modelo adolescente se ha convertido en uno de los iconos de estilo más populares de nuestro tiempo. Todo lo que ella se pone acaba siendo un “hit”. Basta recordar el bolso de Mulberry que llevaba su nombre, que aumentó las ventas de la marca en un 79% en 2010. Multifacética e inquieta, hace unos meses volcó toda su experiencia y sus conocimientos de moda en un libro, “It”. Allí apuntaba las tendencias en las que se fija, qué le ha influido y cómo ha ido cambiando su imagen hasta la que lleva hoy.
Suscita tanto interés la manera en la que se viste que es fácil olvidar que, en realidad, se gana la vida como presen tadora. En la actualidad es una de las conductoras nocturnas de las noticias de Fuse, una cadena americana de música. “Mucho de lo que hago es para obligarme a salir de mi zona de confort. Me acerco a los 30 y estoy reflexionando sobre las cosas que me han ocurrido en todo este tiempo”, explica. 
Amores y desamores. Una de esas cosas a las que se refiere es su ruptura, hace un par de años, con Alex Turner, el cantante de The Artic Monkeys, algo que la ha marcado. Estuvieron juntos cuatro años, eran la pareja más “cool” del rock, la versión amistosa en los diarios sensacionalistas de Kate Moss y Pete Doherty, pero las cosas se rompieron cuando sus “caóticos ritmos de vida” pusieron de manifiesto que, en realidad, cada uno vivía por su lado. Desde entonces se la ha relacionado con Theo Hutchcraft, el líder de The Hurts; con el músico Albert Hammond Jr.; y con Jared Leto, el cantante de 30 Seconds to Mars.
Ella se describe como “una monógama en serie. Tengo una ristra de historias que han durado unos meses. En realidad, las dos últimas semanas son las únicas en toda mi vida en las que he estado, más o menos, soltera”. Le pregunto cómo se ha sentido en ese tiempo y responde sin pensarlo dos veces: “Es divertido. Me siento tranquila... y hambrienta”. Y, como si fuera en respuesta a su declaración, llega un plato de huevos revueltos con queso y aguacate y Alexa empieza a comer con entusiasmo. “¡Dios mío!, necesito tanta comida”.
Eso nos da pie para hablar del “asunto del peso”, como ella lo llama. “En los últimos tiempos, me veía demasiado delgada y estaba aterrorizada. Nunca he estado gorda y se me nota mucho si pierdo un par de kilos, parezco esquelética”, apunta, pero se nota que se siente incómoda con esta conversación. “A nadie le gusta que le señalen los huese sos en las revistas con un círculo rojo, pero así es mi vida y tengo que aprender a llevarlo. Lo que no quiero es alamar a mis padres. Una cosa es que la gente lo escriba porque se preocupa por mí y otra, que me juzguen sin conocerme.
Prefiere no decir nada más porque “a las mujeres se las critica por hablar de cuestiones relacionadas con el cuerpo y la apariencia. Creo que la gente tiene que admitir de una vez que tenemos diferentes formas y tallas, y que hay muchos factores que influyen en el peso. Por ejemplo, si estoy estresada, pierdo el apetito. Y cuando dejo de estarlo, redescubro el hambre”, zanja.
Figuras inspiradoras. En este terreno, resulta vulnerable. Y es que si alguien sabe lo que se siente al ser permanentemente juzgado por su peso, su ropa, su carrera, sus salidas... esa es Alexa Chung. Ella se defiende poniendo en marcha la máxima “sé siempre tú misma, no importa lo que suceda”. Y pone algunos ejemplos que le han servido de inspiración. Por ejemplo, define a las Spice Girls como “una oleada de energía positiva” y recuerda el apoyo que supusieron cuando huese estaba “transformando de niña torpe a adolescente torpe, acostumbrándose a llevar el sujetador de la feminidad”, explica.
Cree que hoy Katy Perry es, posiblemente, el ejemplo más cercano a las Spice de su época: “Es bastante macarra, franca y directa. Y me gusta también su sexualidad, es descarada y fresca”. ¿Y Miley Cirus? “El año pasado, después de una de sus actuaciones, tuiteé: “Me acabo de despertar de una horrible pesadilla con Beetlejuice (el personaje de la película de Tim Burton) y una niña de látex”. Pero luego vi cómo se cebaron con ella, el acoso al que se sometió a esta chica de 20 años que solo hace lo que quiere, y me sentí mal. No creo que sea de nuestra incumbencia criticarla por el camino que ha escogido para expresarse. Sí, es demasiado sexual, pero está claro que se lo pasa bien”.
Alexa recuerda cómo ha cambiado su perspectiva con el tiempo: “Cuando dejé de ser modelo, me aterrorizaba ser sexy, que todo se centrara en mi cuerpo. Hoy, sin embargo, creo que llevar un jersey de hombre puede ser tan sexy como quitárselo todo”, apunta. 
Sentar la cabeza. Recién cumplidos los 30, dice que se siente más cómoda que nunca en su piel. “Cuando ya has vivido algunas cosas, sabes aquello por lo que merece la pena preocuparse y por lo que no –recuerda–. Cuando conocí a Karl Lagerfeld, me preguntó por qué era tan delgada. Le dije que era por la presión que tenía. Y él respondió: “¿Por qué tienes que estar estresada? Eres una “it girl”. Recuerdo mi contestación: “Lo que queda de una”. Aunque bromeaba, claro”. Una de las cosas que a Chung le gustaría cultivar, según confiesa, es “una forma mucho más relajada de tomarme el trabajo. Me cargo con demasiadas cosas, porque pienso que un día no tendré tantas propuestas, pero estoy llegando a un punto en el que ya no puedo asumir más”.
De hecho, se ha visto obligada a acudir a la acupuntura en busca de ayuda: “Me hace sentir muy relajada y equilibra las cosas. Por ejemplo, sé que soy muy emo- cional. Me obsesiono menos con el chico que con el sentimiento que provoca en mí. Soy una romántica y me gusta tener esa parte dentro de mí. Otro de mis rasgos es el optimismo. Siempre pienso “¡esto es fantástico!”, y entonces deja de serlo”. Recuerda lo que le suele decir el acupuntor que la trata: “Cada chico es un regalo, aunque quizá no venga envuelto de la manera más bonita, pero siempre te permite aprender algo”. En su libro, Alexa escribe que “Lolita” es su libro favorito.
Tal vez se haya visto reflejada, en parte, en la protagonista. De hecho, yo la conocí antes de que fuera tan famosa, cuando salía con un fotógrafo 20 años mayor que ella, que hacía fotos de moda para una revista de adolescentes. Él se presentaba como su asistente y se sentaba en una esquina, entreteniéndonos con sus chistes sarcásticos. Tengo la impresión de que esta mujer se alegra de que la locura de aquellos años haya pasado. Detrás de ese estilo “cool” permanente, siempre hubo una pizca de impostura, y quizá sea esta una de las razones por las que tantas chicas se sienten cercanas a ella. Nunca tuvo aspecto de estar entusiasmada cuando recorría la alfombra roja.
De hecho, cuenta que los minutos que le llevó subir las escaleras del Metropolitan Museum el año pasado para la gala del Met Ball fueron los más terroríficos de su vida y enseña un vídeo que lleva en teléfono para demostrarlo. “Y, cuando llegas, tienes a Oprah Winfrey esperando en la cima”, ironiza. En esas situaciones, cuenta, simplemente juega a ser un personaje que no está nervioso. “No quiero acostumbrarme a esto, no quiero que se convierta en algo normal”, afirma. 
Su auténtico yo. Donde sí deja rienda suelta a su verdadera personalidad es en las noches de karaoke con su pandilla del East Village de Nueva York. Va tan a menudo que su nombre figura en el muro de la fama del local, pero no tiene ningún interés en formar una banda. “No se me da bien la música, aunque no me cansaré de espiar las conversaciones sobre el proceso de grabación, de ver documentales, ir a conciertos y empaparme de cerveza”. Con todo, reconoce que tiene cierta vena artística. Ha demostrado que puede escribir y que no dibuja mal. Su libro está lleno de los peculiares, a menudo oscuros, dibujos con los que ha llenado cientos de cuadernos. Por no mencionar las servilletas: “Esta era de la cena de anoche”, dice, mientras saca una llena de garabatos de su bolso de Louis Vuitton.
Eligió ser modelo en lugar de matricularse en la universidad, y quizá sea esa una de las razones por las que alude en la conversación a lo que está leyendo ahora: “Estoy inmersa en “Crimen y Castigo”. Leer a los clásicos te hace sentir que te estás poniendo al día, aunque yo prefiero el lenguaje poético y barroco. Escribo letras de canciones y se las envío a la gente”. Este interés por seguir cultivándose forma parte de ese lado entre chic y estrafalario que la define y que compagina con su imagen de “it girl” incombustible.

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