domingo, 14 de junio de 2015

REVISTA XL SEMANAL - EN PORTADA - Ariadne Artiles: MODELO,./ EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA ,.En nuestras trece,.

 TÍTULO:  REVISTA XL SEMANAL - EN PORTADA - Ariadne Artiles: MODELO,.
 
Especial Verano: El personaje

Ariadne Artiles: "Hay cierta mafia en torno a las modelos"

Pocas 'tops' hablan con tanta claridad. Esta mujer de carácter, capaz de decir que no a grandes popes del negocio, denuncia sin tapujos algunas tiranías del mundo de la moda. Metida ahora a diseñadora, se desnuda para 'XLSemanal'... en esta entrevista.
Habla deprisa, con gestos elegantes. Es amable y paciente. Pero lo que cautiva de Ariadne Artiles (Las Palmas, 1982) es su sensatez, su imbatible determinación. Dejó su casa porque su madre pensó que necesitaba abrirse al mundo; y ya no volvió. A los 19 años vivía sola en Miami y no dejaba de trabajar un solo día. Hoy, una década después y en la cumbre de las modelos españolas, vive a caballo entre Madrid y Nueva York. «Una vida organizada y desorganizada a un tiempo. Como los médicos, 24 horas disponible».

* Biquini, de Louis Vuitton; brazalete, de Swarovski y sandalias, de Aquazzura.
XLSemanal. Dejó su casa con 17 años...
Ariadne Artiles. Con 16. Vino la agencia Elite a Canarias y salí elegida junto con Laura Sánchez y Helen Lindes, que ahora somos muy amigas. Fui finalista en el concurso nacional, pero no di el paso y regresé a casa. Mi madre me dijo: «Tienes que salir». Yo no quería. Mis amigas, mi novio..., pero mi madre me empujó y ya no volví.
XL. Ahí empezó su carrera. 
A.A. El trabajo más importante fue la campaña de Abercrombie, con el fotógrafo Bruce Weber. No tenía ni idea de moda. Ni siquiera sabía quién era él. Me aconsejó que me fuera unos años a Miami. Llegué de Roma y a los tres días hice las maletas.
XL. ¿Siempre ha viajado sola?
A.A. Siempre

* Top biquini, de Ariadne Artiles para Yamayay; short vaquero, de Boohoo; botines, de Geox para Patrik Cox; y pulseras, de Claires y Guanábana.
XL. Se enfrentaba a un mundo nada fácil para una chica tan joven.
A.A. La verdad es que tienes que aprender rápido para que no se te vayan las cosas de las manos.
XL. Hay tentaciones, propuestas, dinero, lujo, fiestas... 
A.A. Siempre fui muy recta. Nunca iba a fiestas, pensaba que no era parte de mi trabajo. Siempre pensé que, si no me sentía cómoda en un trabajo o con un fotógrafo, no tenía por qué hacerlo. En la campaña de Bruce Weber, por ejemplo, me pidió que me pusiera en topless. Me lo habían puesto como un trabajo muy importante, pero lo tenía clarísimo y le dije que ni de broma. Se moría de la risa. A otras no les apetecía, pero se desnudaron. Y yo hice la campaña, pero vestida.

* Biquini, de Chanel; pulseras, de Louis vuitton; y collar, de Market Place.; y gafas, de Chanel.
XL. Hay que tener un par de narices.
A.A. Tener las cosas claras. Muchas veces es importante decir que no. No me arrepiento de nada. Aunque he aprendido también a base de palos, sobre todo en temas de agentes...
XL. ¿En qué sentido?
A.A. Hay cierta mafia, un control absoluto sobre las modelos. Nosotras confiamos en nuestros agentes como si fueran nuestros padres, pero no vemos nunca un contrato. No sabemos lo que vamos a cobrar, siempre a la espera de lo que tu agente te va a dar. Ahora tengo oficina en Madrid y agentes por todo el mundo, y soy yo quien controla las cosas. Pero hablo con muchas modelos y les pregunto: «¿Por qué no pides tu contrato?». «Es que me da vergüenza». Lo normal en cualquier trabajo es algo a lo que las modelos no están acostumbradas.
XL. ¿De dónde le viene esa fuerza?
A.A. Siempre he tenido carácter. Mis padres se separaron cuando tenía nueve años y eso te hace madurar.
XL. ¿Qué siente cuando lee que es la mujer más sexy del mundo? 
A.A. Lo veo como una muestra de cariño. Pero me siento, sobre todo, buena persona.

* Top, de Lacoste; Slip de baño, de Quicksilver; Pulseras, de Agatha; Reloj, de Swarovski; y tabla de surf, de Roxy.
XL. Parece tan centrada que es difícil imaginársela hecha una furia...
A.A. No soy de enfadarme mucho. Soy, más bien, cabezota. Pero cuando me hacen daño o me engañan...
XL. Una chica casi perfecta. ¿A veces esa imagen puede perjudicar?
A.A. Puede ser que te perjudique para ciertos trabajos. Por eso, aunque separo mi vida personal de la profesional, me gusta ser abierta en las redes sociales, mostrar lo que pienso, lo que apoyo, ir más allá de una portada perfecta.
Efectivamente, nada de vida privada. Ante la pregunta de si es fácil la estabilidad de una pareja con su ritmo de trabajo, un sucinto «creo que todo el mundo encuentra la manera para estar bien» es la única pista que da sobre su relación con el empresario José María García Fraile, hijo del conocido periodista, con el que lleva cuatro años. De su matrimonio con el piloto Fonsi Nieto, en 2005, y de su divorcio, tres años después, no quiere hablar. «Ni de nada relacionado con eso. Es por respeto a mí misma», susurra.
XL. ¿Recuerda una infancia feliz?
A.A. Sí, somos una familia muy grande. Pero la separación de mis padres fue un trauma, me costó mucho aceptarlo. Le di muchos problemas a mi madre.
XL. No me lo imagino.
A.A. [Risas]. Llegaba tarde, estaba todo el día fuera. Con diez años y tus padres separados, juegas mucho con eso para hacer lo que se te antoje.
XL. ¿Ejerce con su hermana Aída, también modelo, de hermana mayor?
A.A. Nos llevamos seis años y tenemos una buenísima relación. Ella dice que soy como una segunda madre.
XL. ¿Nunca ha habido celos?
A.A. Nunca. Somos muy diferentes, dos cánones de belleza distintos. Y de carácter. Ella es muy tranquila.
XL. Dice que algún día parará...
A.A. Acabo de sacar una colección de baño, voy a sacar otra, tengo un montón de proyectos que me aportan creativamente y que me gustan mucho. Todavía no es el momento.
XL. Pero si quiere formar una familia, quizá tenga que elegir... 
A.A. Sí, pero con 33 años me veo muy joven. Tengo margen todavía.
XL. ¿Renunciaría a su carrera?
A.A. No, eso no.
Makeup & Hair: Sonia Marina para MAC y Moroccanoil. Asistente fotografía: Jamal Jeniah. Asistente estilismo: Estefanía Toldos Y Frank Jymz.
Fotografía de portada: Mario Sierra. Ariadne Artiles luce Trikini de flecos, de red Point; y pulseras, de Hermès.

TÍTULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA ,..En nuestras trece,.

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reloj sabado.jpgSorprendí el otro día en la televisión a unos periodistas deportivos enzarzados en el debate de si Cristiano Ronaldo es mejor o peor que Messi. No es la primera vez que escucho una discusión tan grotesca; así que imagino que constituye una atracción televisiva habitual. Y digo grotesca porque, para cualquier persona que no esté completamente ofuscada por predilecciones partidistas, resulta evidente (basta ver jugar a cada uno un par de partidos) que Messi es un jugador infinitamente más dotado que Cristiano Ronaldo, infinitamente más perspicaz, habilidoso y desarmante del adversario. Con esto no quiero decir que Cristiano Ronaldo sea malo, sino todo lo contrario (aunque, desde luego, a chupón no lo gana nadie); pero Messi es superlativo y portentoso. El gol que Messi le cascó a mi amado Athletic de Bilbao en la última final de la Copa del Rey, por ejemplo, sería imposible que lo cascase Ronaldo; y esta imposibilidad es constitutiva, ontológica y, por lo tanto, irremediable.
Pero yo no quería hablar aquí de Messi y Cristiano Ronaldo, sino de ese españolísimo rasgo de carácter que consiste en «sostenella y no enmendalla», aferrándonos a las convicciones propias, aunque carezcan de fundamento, y permaneciendo siempre en nuestras trece, aunque la realidad nos lleve la contraria. Este obcecamiento, que en otras latitudes se considera síntoma de desvarío, en España es considerado conducta meritoria y hasta virtuosa; y como alimenta las esperanzas de otros obcecados que sostienen el mismo delirio, el delirante acaba convirtiéndose incluso en líder de masas, o siquiera en influyente prócer. Así, por adición de obcecados, se construyen facciones irredentas a las que luego el sistema pone a dialogar demagógicamente, para fingir que a través del diálogo se logra el entendimiento. Pero el resultado de tales diálogos es tan estéril y disparatado como el de esas tertulietas deportivas donde se debate si Cristiano Ronaldo es mejor que Messi.
En realidad, el recurso del diálogo, tan socorrido entre los demagogos (diálogo entre creyentes y ateos, entre marxistas y liberales, entre blancos y negros, etcétera), se cuenta entre los más inútiles, cuando no existe voluntad de allanarse ante la realidad. En un mero trueque de palabras no puede existir posibilidad de entendimiento si previamente los 'dialogantes' no han hecho firme propósito de renunciar a los sentimientos y hacer uso de la razón, meditando las enseñanzas que la realidad nos ofrece. Cuando esto no ocurre (que es la mayoría de las veces), el diálogo se torna contraproducente y aturdidor, como se prueba en las tertulietas televisivas, donde tirios y troyanos sueltan su morralla sin que nadie convenza a nadie, sino más bien al contrario; y con unos efectos demoledores sobre las masas que consumen tal bazofia, que poco a poco se convierten en ejércitos de obcecados, jenízaros de tal o cual proveedor de morralla.
Siendo del todo sinceros, ni siquiera en su expresión filosófica el diálogo ha rendido grandes servicios al entendimiento. Esto se puede apreciar leyendo a Platón, cuyos diálogos no desembocan en una tesis, sino que más bien suscitan en el lector una sucesión de dudas irresolubles, a las que puede dar respuesta acogiéndose a las opiniones que vierten los diversos participantes en tan nobles coloquios. Pues, si en los diálogos platónicos no se alcanza el grado suficiente de entendimiento que conduce a la formulación de una tesis, ¿qué diremos de los diálogos entre españoles, discutidores y litigantes por naturaleza, que a lo largo de los siglos han gastado ingentes cantidades de saliva e ingenio sin llegar nunca a entenderse, sino por el contrario logrando que sus posiciones se enconen cada vez más? Los dos últimos siglos, desde las Cortes de Cádiz hasta nuestros días, que han sido los más dialogantes, han sido también los de más honda división entre españoles: con frecuencia solventada a tiros; y, en esta fase pacifista de la Historia, mediante una demogresca azuzada por la partitocracia que poco a poco convierte nuestra patria en un pandemónium grotesco.
Dialogar, debatir, discutir, de nada sirve cuando no se comparten premisas y no existe voluntad de entendimiento. Y sólo puede haber entendimiento cuando se acepta que existen realidades objetivas que no pueden estar siendo sometidas constantemente a controversia. Salvo que el fin del diálogo no sea el entendimiento, sino la mera locuacidad; pero no debemos olvidar que todas nuestras guerras civiles han salido de los debates y tertulias que mantenían nuestros obcecados e influyentes próceres.

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