martes, 30 de marzo de 2021

DESAYUNO CENA FIN SABADO - Hagamos una encuesta ,. / Viaje con nosotros - El huevo de colon telecinco - Quejas ,. / POLICÍAS EN ACCIÓN - Presos por placer ,. / 3 RAZONES CON - Homenaje del BCB a las victimas del covid por fin con público,.

 

TITULO: DESAYUNO CENA FIN SABADO - Hagamos una encuesta ,.

DESAYUNO CENA FIN SABADO  - Hagamos una encuesta ,.    , fotos,.

 

Hagamos una encuesta,.

Hagamos una encuesta! » Situaciones de Aprendizaje

Aseguran que el movimiento contra la mina de litio en Cáceres consiguió movilizar a dos mil cuatrocientas personas en una de sus acciones, la 'cadena humana'. Algunos dicen que es poco, teniendo en cuenta que en Cáceres residen más de noventa mil ciudadanos y ciudadanas. Yo pienso que es un buen número, pero de lo que se trata es de saber ,.

 Formas originales de preparar el café

 

Creo que con el título de este articulo esta todo dicho. porque, quien pasee por las calles de cualquier barrio de Alcoy, ¿no piensa lo mismo? Cuando una persona deja una queja, perdón sugerencia, en el 'Buzón del Ciudadano' sobre la suciedad exagerada en las calles de Alcoy, la contestación es que al menos dos veces por semana se barre de forma manual y mecánica (¿en todas las calles de Alcoy?), entonces, ¿a qué viene esa fijación a que Alcoy esta sucio? ¿Acaso nos lo inventamos todos? 

 En el menu pincho moruno con huevos fritos - Picture of Restaurante  Sevilla, Villafranca del Bierzo - Tripadvisor

 

Hagamos una encuesta, ¿usted como limpia el suelo de su casa? El 99% de los encuestados, primero barren y luego friegan. El 1% de los encuestados (el ayuntamiento de Alcoy) solo barren... Esta claro que el poco civismo de algunas personas hace que la vida cotidiana de todos los demás se vea afectada, teniendo que ir esquivando alguna que otra y otra y otra 'deyección de perro' (por decirlo finamente) pero también esta claro que el poco civismo del Ayuntamiento por no limpiar con agua las calles y aceras, hace que el aspecto de nuestra ciudad sea de verdadera vergüenza y además hace que no podamos casi ni respirar en muchos lugares de nuestra ciudad, porque Señor Botella, con un simple barrido no consigues que la suciedad y el mal olor se borre de las calles de Alcoy.

Vamos, que si seguimos sin que nos limpien las calles, dentro de nada tendremos que salir todos con mascarillas para poder respirar sin que nos ahogue el mal olor. Me sabe mal por muchos que no les gusta que llueva, pero al paso que vamos espero que este verano sea lluvioso para que se limpien y poder salir sin mascarilla contra el mal olor.

No quisiera terminar sin contar una anécdota: la semana pasada unos estudiantes se fueron de viaje de fin de curso y al volver y bajar del autobús, uno de ellos, después de respirar profundamente dijo: «¿Y tu ciudad a que huele? La mía a 'Orí recalfat'. Ja estem en casa!!.

 

TITULO: Viaje con nosotros - El huevo de colon telecinco - Quejas,.

Viaje con nosotros,.

Javier Gurruchaga lo presenta - Comenzó a emitirse el 26 de enero de 1988. Tenía una periodicidad semanal (martes) y se emitió hasta el 31 de diciembre de ese mismo año. Ese día se emitió el programa titulado "La última cena", espacio promovido por Pilar Miró, por aquel entonces directora general de RTVE, en el que también participó Elton John y que no estuvo exento de polémica. Entre los personajes famosos que "viajaron" con Javier Gurruchaga estuvieron: Luis Antonio de Villena, Iñaki Perurena, Pedro Almodóvar, Chumy Chúmez, José Luis Coll, Ana Obregón, José Luis Garci, Inés Sastre, Joaquín Sabina y Sara Montiel. Gurruchaga ejercía de coguionista junto al colectivo Lo que yo te diga.

El huevo de Colón,.

Javier Gurruchaga lo presenta - Fue estrenado en Telecinco el 4 de julio de 1992, y se emitía los sábados a las diez de la noche. Era un programa de variedades que incluía actuaciones musicales, una sección de cámara oculta y varios juegos de habilidad en antena.
 
 

Quejas

Quejas

Buenos días. ¿Qué tal el fin de semana?

–Espantoso. Lo he pasado poniendo lavadoras, planchando, arreglando la casa, haciendo comida para la semana, y me han tocado los niños porque su padre se ha ido de caza. Un horror.

–No lo entiendo. Si tienes tanto que hacer, que se quede sin caza.

–Sí. Es fácil para ti. Mejor no sigo hablando.e repente, he oído un chispazo y se ha ido la luz. Han saltado los plomos. O el automático, que lo de los plomos parece salido de una novela de Carmen Laforet. También es verdad que ya quisiera escribir yo a los cincuenta y uno como Laforet a los veinticuatro para que Azorín me echara piropos disfrazados de rapapolvo: «¿Qué es eso de publicar una bellísima novela a una edad en que se suelen publicar tanteos, probaturas y ensayos?». Lo único que tengo de la catalana es el entorno: entre penumbras, mi casa parece la de la calle Aribau.

La electricidad, caprichosa, elige quién sobrevive a un cortocircuito y quién no, como un emperador en el circo romano: únicamente funcionan la cafetera y el frigorífico, así que puedo beber café y comer yogures desnatados y zanahorias, lo poco que me queda en la nevera. Intento volver a conectar la luz, pero sigue saltando el automático. Desenchufo todo lo que pillo: la televisión, la tostadora, el horno. Nada. Pasan un par de horas y me congelo, y me quejo; solo un par de horas y ya estoy desesperada cuando en nuestro país, tan avanzado, tan modernito, hay gente que no tienen luz que echarse a los ojos ni calefacción que echarse al cuerpo. Mientras, los afortunados que siempre (o casi siempre) tenemos electricidad estamos pagándola a precio de sangre de unicornio. La única ventaja de hoy es lo que voy a ahorrar en el recibo.

Somos tan frágiles que se nos desbarata la vida por un cruce de cables, ya sea en el cuadro eléctrico o en las cabezas. Escribe Millás en uno de los relatos que aparecen en «Una vocación imposible» que «la semana es una especie de escalera sin luz». Como el año que acabamos de pasar, como el que hemos empezado a oscuras.

 

TITULO: POLICÍAS EN ACCIÓN - Presos por placer,.

 

Presos por placer,.

El turismo carcelario alcanza su máxima expresión en la antigua prisión militar de Karosta (Letonia). Si lo desean, los viajeros pueden incluso pernoctar en una celda siendo tratados como los reclusos en la época soviética... 'La noche extrema', lo llaman,.

Cárcel de Karosta. Un grupo de turistas que se han atrevido a pasar la noche como reos son inspeccionados por el oficial de turno./ karosta prison
 
fotos / Cárcel de Karosta. Un grupo de turistas que se han atrevido a pasar la noche como reos son inspeccionados por el oficial de turno.

Al pisar la isla de Alcatraz, la sensación de haber estado ya en la penitenciaría más famosa del mundo se apodera del visitante; incluso le parece haber logrado escapar de sus muros, soportando las gélidas aguas de la bahía de San Francisco (EE UU) y sorteando tiburones. ¡Si solo hay que fabricar un modelo de la propia cabeza con yeso, pintura y pelo y excavar un túnel con una cuchara! Tan potente es la historia de esta cárcel y tan bien la reflejó Don Siegel en su película de 1979 'La fuga de Alcatraz', protagonizada por Clint Eastwood, que recorrer sus pasillos es caminar como por un decorado de Hollywood. Esperando descubrir al entrar en cualquier celda a Burt Lancaster cuidando de sus pajarillos, como vimos en la tierna y brutal 'El hombre de Alcatraz' (John Frankenheimer, 1962). La Roca, así la llaman, recibe unos 5.000 visitantes diarios, más de millón y medio cada año, a 39,90 dólares el tour diurno y 47,30 el nocturno (35 y 42 euros, respectivamente). El turismo carcelario tiene su público, y mucho. Hagan cuentas.

Hay muchas prisiones para visitar a lo largo y ancho del planeta, pero entre las más curiosas está, sin duda, la de Karosta -un barrio de la ciudad de Liepaja, 70.000 habitantes, la tercera más grande de Letonia-, construida recién estrenado el siglo XX con la intención de ser hospital, aunque nunca lo fue. Y es tan llamativa, en primer lugar, porque se mantiene prácticamente igual que cuando encerraba entre sus paredes a soldados y oficiales, porque se trata de una cárcel militar de la época soviética que funcionó hasta 1994, cuando fue abandonada. Durante la ocupación alemana del territorio letón en la Segunda Guerra Mundial fue utilizada con los mismos fines por los nazis (Hitler enviaba allí a sus desertores para que los fusilaran). Y antes también fue penal en la época zarista. Así, cientos de prisioneros de diferente signo han sido asesinados entre sus muros. Muchos están enterrados en el bosque que los rodea.

Pero, aparte de su interesante historia, ofrece un ingrediente especial: un 'show' en el que los visitantes pueden sentir en propia carne lo que pudo ser 'vivir' en ella. Más allá, incluso es posible pernoctar en sus celdas, algo que se puede contratar en otras cárceles reconvertidas en hoteles. Pero aquí no ha habido reconversión alguna, vaya, y el cliente deberá dormir en los catres metálicos donde antaño lo hacían los reos.

Monta Krafte Cárcel de Karosta «Les atrae estar en un lugar auténtico que no ha cambiado casi nada desde la época zarista»

Existe otra posibilidad, la más 'heavy': 'la noche extrema', la llaman, donde será tratado como un preso siguiendo el protocolo que funcionaba en los años ochenta: le obligarán a hacer flexiones y correr por el patio -«¡Caminen más rápido, cerdos, no aflojen el paso!»-; le despertarán quién sabe para qué demonios en medio de su sueño, que disfrutará tirado sobre un delgado colchón en el suelo o sobre el camastro de hierro, usted elige; le gritarán a dos centímetros de la cara; tendrá que limpiar el retrete con un cepillo de dientes; aguantar chillidos desgarradores en medio de la noche y ducharse con agua fría... Antes deberá haber firmado un papel donde da su consentimiento para soportar los abusos verbales y el ejercicio físico a los que le someterán. ¿El menú? El que corresponde a su condición de reo: mendrugo de pan y té. Todo por 17 euros. ¿Divertido? Los calabozos aguardan listos para acoger a los más díscolos.

«Abrimos en 2003 con 'Tras las rejas', un 'show' interactivo de unas dos horas que brinda a los visitantes una genuina experiencia carcelaria. Pero fue el público quien demandó experimentar esto durante una noche completa, y lo hemos cumplido», dice Monta Krafte, portavoz de la prisión de Karosta, que además de 'hotel' es también museo. Informa de que ha habido hasta el momento unas 6.500 personas «lo suficientemente valientes» para superar esta modalidad desde que la puso en el mercado. Se llega a las nueve de la noche y hasta las nueve de la mañana permanecerá recluido. Doce horas en las que no se aburrirá: prometen ejercicios militares, controles médicos a cara de perro, interrogatorios, caminatas a paso de marcha... «En su mayoría, los 'reos' reaccionan normalmente, porque es algo que han elegido sabiendo las consecuencias de antemano. Solo en alguna ocasión han decidido abandonar». Una decena de personas hace posible este espectáculo; «ninguno de ellos actores, sino entusiastas de la Historia y de este periodo en particular».

30.000 visitantes

De todos modos, el grueso de los visitantes de Karosta no se atreve con 'la noche extrema' y contrata solamente el tour de un par de horas, donde asisten a una pequeña muestra de todo esto. Unos 30.000 curiosos recorren las instalaciones de esta edificación de ladrillo cada año, una de las atracciones turísticas más populares de Letonia. «Creo que son las ganas de experimentar la sensación auténtica de estar en un lugar que se ha mantenido prácticamente sin cambios desde los tiempos del zar lo que les atrae», dice Monta Krafte desde la prisión.

La madrileña Marta Aguilera vivió para contarlo. Ha visitado varias cárceles famosas, entre otras la de Alcatraz. De ésta dice: «Una de las visitas más interesantes que he hecho. La forma en que cuentan la historia es muy atractiva, así que estás todo el recorrido pegada a la audioguía. Además, el sitio es una pasada». También paseó entre los muros del penal de Ushuaia, la 'cárcel del fin del mundo', que funcionó en aquella ciudad del sur de Argentina entre 1902 y 1947 para recluir a delincuentes comunes reincidentes y a los más peligrosos, además de presos políticos; estaba tan aislada y las condiciones climáticas son tan duras que ni siquiera ponían empeño en perseguir a los fugados; volvían muertos de frío o hambre. Y si no volvían era porque estaban muertos, pero de verdad.

La cárcel dublinesa de Kilmainham Gaol.
 
La cárcel dublinesa de Kilmainham Gaol.

En el curso de su viaje a Letonia, Aguilera quiso hacer parada en Karosta y lo narró en su blog de viajes (www.lamochilademama.com), aunque solo hizo la visita corta.

- ¿Se quedó con ganas de pasar la noche como reclusa?

- No me hubiese importado, tiene que ser una experiencia muy curiosa. De eso nos enteramos cuando ya estábamos allí y no había hueco, así que nos conformamos con la visita guiada y sus pequeños castigos.

-¿Qué fue lo más impactante?

- Durante el tour guiado te ponen en situación. Por ejemplo, les obligaban a leer durante una hora en cuclillas con la espalda pegada a la pared. Pues nos tuvieron unos minutos en esa posición... ¡y es muy duro! No me quiero imaginar una hora así. Otra cosa que me sorprendió es que, al parecer, nadie logró escapar de esa cárcel. Si ordenan apagar las luces o guardar silencio, hay que obedecer sin rechistar. De lo contrario, te meterán en la celda de castigo en la más absoluta oscuridad durante cinco minutos.

- Esta visita se enmarca dentro del llamado 'turismo oscuro'. ¿Qué opina de este concepto?

- No sé decir si me gusta o no. Lo que sí me gusta es conocer lugares reales donde han sucedido cosas. Por ejemplo, ahora que está tan de moda Chernóbil por la serie, creo que nunca iría a ese lugar. No sé si Auschwitz es considerado turismo oscuro, pero yo lo definiría como turismo necesario. Necesario porque es importante conocer y ver con tus propios ojos lo que supuso el Holocausto, para que jamás vuelva a repetirse. Más allá del punto morboso que tienen este tipo de visitas, creo que en este caso es necesario hacerse una idea de lo que fue esa salvajada. Hay cosas que los libros de Historia no son capaces de transmitir.

Peter Hohenhaus es un alemán curtido en destinos 'oscuros' porque ha visitado ¡más de 700! y tiene una web donde se explaya a gusto sobre el tema (www.dark-tourism.com). Estuvo en Karosta en 2014 y reconoce que estamos ante uno de los destinos «más oscuros» del mundo. Contrató un tour privado por su cuenta: «Mi guía trabajó en la prisión como 'guardia' una temporada. Nos condujeron a través de algunos corredores oscuros y nos mostraron varias celdas, algunas con pintadas en las paredes, desde mensajes genuinos de prisioneros de la época hasta nombres de bandas añadidas recientemente, vi un AC/DC y un Depeche Mode. Las letrinas fueron una vista particularmente desalentadora, especialmente después de que nuestro guía informara de que, en el pasado, a los presos se les permitía el acceso a estas 'instalaciones' solo dos veces al día, todos a la vez, bajo observación y con una presión severa. Entonces, si no podías 'hacerlo' en tales circunstancias... ¡mala suerte!».

El viajero alemán decidió no realizar ninguno de los tours dramatizados, al considerarlos inapropiados: «¿Es éticamente aceptable interpretar los horrores de una prisión de este tipo para turistas que posiblemente estén más interesados en algún tipo de 'experiencia extrema' que en conocer los antecedentes históricos?». La mayor parte de las cárceles reconvertidas en hoteles son hoy eso solamente, lugares modernos donde pernoctar, nada de camastros ni 'performances'. Y luego están las que honran la memoria de lo que allí pasó, ofreciendo visitas informativas, sin mayor aderezo. Es el caso de la de Alcatraz o la dublinesa Kilmainham Gaol, en Irlanda, conocida gracias a la película de Jim Sheridan 'En el nombre del padre'. Allí rodó la historia real de la injusta condena por acto terrorista a los 'Cuatro de Guildford', con Gerry Conlon a la cabeza. También la pavorosa S-21, donde los jemeres rojos eliminaron previa tortura a decenas de miles de camboyanos, y la sudafricana Número 4, en Johannesburgo, testigo mudo del 'apartheid', al que hoy recuerda en un memorial; separados por colores, dormían tres blancos por celda, el mismo habitáculo en el que podían hacinarse hasta 60 negros.

Ciudad abandonada

El vallisoletano afincado en Cataluña Rubén Alonso, viajero y bloguero (www.rubenyelmundo.com), estaba haciendo un viaje por las repúblicas bálticas, «pero tenía ganas de conocer las cosas más extrañas, frikis, y locas conectadas con el periodo soviético». Y leyó sobre Karosta, «una antigua zona militar con bunkers muy poco visitada, con el atractivo de la ciudad fantasma casi totalmente deshabitada». Porque, con la marcha de los últimos soldados (25.000 llegaron a vivir allí), la base militar cerrada para los civiles pasó a ser un barrio de Liepaja, aunque buena parte de los edificios construidos en estilo soviético quedaron vacíos y fueron ocupados en buena parte por personas desfavorecidas. También están saqueadas las casas de la época zarista. En Karosta solo viven hoy unos pocos miles de personas, aunque el turismo impulsado por la prisión está devolviéndole la vida poco a poco.

La isla de Alcatraz.
 

La isla de Alcatraz.

A Alonso, que hizo la visita de dos horas por la cárcel, le pareció «divertida, interesante y estresante. Lo hacen muy bien porque, desde el minuto uno, procuran que no te lo tomes a chiste; no es una chapuza, los actores están fenomenal y se meten en el papel de polis buenos y malos o brutos; al graciosete del grupo le obligan a una sesión doble de abdominales y le dejan encerrado, y son más flojos con el que va estresado o agobiado. Aunque, al final, se convierte más en parodia». Al terminar, organizan una charla didáctica para complementar el aprendizaje y explicar que las cosas que se ven allí dentro ocurrieron, «para que se sepa lo que eran realmente las prisiones soviéticas. Muy interesante, porque hay muchas cárceles convertidas en hoteles, pero esto es diferente», dice el viajero, que grabó un vídeo sobre su visita que ha sido visto 35.000 veces. En los cien años que esta prisión se mantuvo en activo, nunca nadie consiguió escapar. Sobre la puerta de la celda de aislamiento puede leerse esta frase: «Izeja no elles», que significa «Salir del infierno».


TITULO: 3 RAZONES CON - Homenaje del BCB a las victimas del covid por fin con público,.

 

Homenaje del BCB a las víctimas del covid por fin con público,.

Homenaje del BCB a las víctimas del covid por fin con público

foto / Victoria del BCB Grupo Preving por 91-23 frente a Moraleja en la última jornada de Primera Nacional. El club pacense homenajeó a las víctimas del coronavirus en el primer partido con público en las gradas en Badajoz. Se guardó un respetuoso minuto de silencio. El BCB ha finalizado tercero la liga y ya aguarda los playoffs de cara a la 'Final Four,.

 

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