jueves, 23 de septiembre de 2021

El Objetivo La Sexta - SALVADOS LA SEXTA - La noche encendida - Diada sin horizonte ,. / La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - El señor de los bosques - ¿Por qué cada vez hay menos insectos?,. / RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO - Malos sitios para tomar el aire ,.

 

     TITULO: El Objetivo La Sexta - SALVADOS LA SEXTA -  La noche encendida - Diada sin horizonte,.
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  La noche encendida,.
 
  'La noche encendida' no será solo un programa de charlas, espectáculo, música, comedia, sorpresas e invitados, presentado por Pedro Ruiz, por La 2,foto,. etc,.

 Diada sin horizonte,.

 

foto / La Diada empezó mal para los intereses de los independentistas, ya que Oriol Junqueras y Jordi Sànchez fueron recibidos este sábado al grito de «botiflers» y «traidores» en el Fossar de las Moreras, un enclave de culto para el soberanismo con un monumento que homenajea a los caídos de 1714. Y acabó aún peor con un discurso de la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, en el que cargó con todo contra la vía de diálogo del Govern y con protestas violentas ante la Jefatura de la Policía Nacional en Barcelona. Lo que el propio movimiento secesionista calificaba como 'revuelta de las sonrisas' hace tiempo que pasó a mejor vida. 

 Pere Aragonès, Oriol Junqueras, Marta Vilalta, Carme Forcadell y Raul Romeva, durante la ofrenda floral.. /Efe

La Diada de 2021 será recordada como la del desánimo, la discordia y la que consiguió sacar a menos gente a la calle desde 2012, año de inicio del 'procés' y cuando la ANC cogió el mando del soberanismo en lo que se refiere a las movilizaciones. El independentismo escenificó este sábado que está dividido, enfrentado y sin rumbo unitario. Tiene la mayoría social y parlamentaria. Pero a día de hoy no sabe qué hacer con ella, más allá de gobernar la autonomía e ir tirando sin una estrategia común para hacer la independencia, que los tres partidos con representación parlamentaria y que dan apoyo al Govern, Esquerra, Junts y la CUP, ponen como objetivo de manera retórica.

Decenas de miles de personas, unas 108.000 a juicio de la Guardia Urbana y unas 400.000 según las organizaciones convocantes, participaron en la manifestación organizada con motivo de la Diada de Cataluña. Se trata, según la ANC, entidad convocante junto a Òmnium Cultural, de la mayor protesta en la Unión Europea celebrada en tiempos de pandemia. Fue una protesta nutrida. Pero las cifras están muy lejos de los mejores registros del nacionalismo en la Diada. Hace dos años, en un contexto de normalidad, se manifestaron 600.000 personas. En 2018, salieron a la calle cerca de un millón de ciudadanos, siempre de acuerdo a los datos aportados por la Guardia Urbana de Barcelona. 

 

Asistió buena parte del Govern, con Pere Aragonès a la cabeza, así como los principales dirigentes de los partidos independentistas. Por primera vez desde su encarcelamiento, asistieron también los nueve líderes del 1-O condenados por el Supremo e indultados por el Gobierno. Los políticos, eso sí, no ocuparon lugares destacados en la cabecera de la marcha, que llevaba una pancarta con el lema: «Luchemos y ganemos la independencia».

Vista general de la manifestación secesionista celebrada este sábado en Barcelona.

Algunos de los excarcelados escucharon gritos de «botiflers» y «traidores». No debe de ser agradable estar casi cuatro años en prisión por desafiar al Estado y recibir una pitada y gritos de traidor nada más salir del penal. La marcha transcurrió sin incidentes, hasta que la cabecera se cruzó con una protesta de unos 50 independentistas ultrarradicales, convocados por un grupo llamado Donec Perficiam, una escisión de la ANC, que se hizo con la cabecera de la manifestación durante parte del recorrido, al grito de «traidores» para todos los demás.

División sobre la división

Las organizaciones convocantes hicieron un balance triunfalista, pues durante las últimas semanas temieron un pinchazo absoluto. Pero consideraron que habían salvado los muebles de la participación y hasta sacaron pecho. «Hemos llenado, que se jodan en España», dijo el presidente de la Asociación de Municipios por la Independencia, obviando que hace tiempo que en el resto de España el resultado de la Diada ha dejado de tener la trascendencia política que tuvo durante los años del 'procés'.

Vídeo. Balance general de la manifestación. / e. p.

El discurso más esperado era el de la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, que representa las esencias del independentismo unilateralista, y, como era de esperar, arremetió contra el Govern. «Hace falta liderazgo institucional», afirmó. Al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, le pidió que deje mirar al Estado esperando «concesiones», porque estas no llegan nunca. Y Citando a su antecesora, Carme Forcadell, y su célebre «president, posi (ponga) las urnes», remató: «President, haga la independencia».

Sin encerrona para Aragonès

Pero la política catalana está en ahora en otro estadio. Aragonès temía una encerrona, pero salió con pocos rasguños del 11-S, aunque tiene que tener en cuenta que su vía dialogada tiene un fuerte rechazo en el secesionismo. La Diada ya no tiene la capacidad de alterar la agenda política, como la tenía durante los mandatos de Artur Mas y Carles Puigdemont.

Existe una división entre la calle y las instituciones, y a su vez también entre los propios partidos secesionistas. La línea divisoria está entre los que defienden la vía del diálogo con Madrid y apuestan por la mesa con el Gobierno y los que reclaman la vía unilateral, sin que se sepa ni concreten a día de hoy qué quiere decir. ERC y Junts discrepan también en relación al Congreso. Los republicanos defienden el apoyo al Gobierno y los junteros, no. Esta división marcó la manifestación y también todos los actos de la Diada.

Esquerra, como hizo Aragonès en su discurso institucional, había pedido a la ciudadanía que saliera a la calle para reforzar y fortalecer la posición de la Generalitat en el diálogo con Pedro Sánchez, mientras que Junts mantiene sus recelos con la mesa. Por su parte, la CUP presionó al presidente de la Generalitat para que convoque el Pacto Nacional para el Derecho de la Autodeterminación. Pero Aragonès se resiste, consciente de que a las puertas de la mesa de diálogo no existe consenso. El presidente de la Generalitat escuchó algún silbido en la ofrenda floral a Rafael Casanova. Igual que Oriol Junqueras. 

 

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¿Por qué cada vez hay menos insectos?,.

El parabrisas del coche llega cada vez más limpio a destino. ¿Y las cucarachas? ¿También desaparecen?,.

Es un comentario generalizado; el parabrisas del coche llega a destino demasiado limpio tras un largo viaje. Ya no queda salpicado de insectos desintegrados contra el cristal, pequeños puntos negros de mosquitos o los manchones amarillos de alguna abeja o avispa mortalmente sorprendida. Antes era hasta necesario hacer un parón a mitad de viaje para usar cepillo, agua y jabón por la falta de 

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visibilidad. Pero de unos años a esta parte no sucede, o eso parece. De ahí es fácil concluir que es porque cada vez hay menos insectos. Y de hecho es así, cada vez faltan más, hasta el 40% de las especies están en declive, aunque cualquier cifra que se dé es difícilmente comprobable, aproximada siempre, «porque no hay un registro en condiciones, tenemos 3.000 estaciones para recoger la temperatura ambiental, pero nada parecido con los insectos», se queja Jorge M. Lobo, entomólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Ese es el motivo por el que debemos tener precaución con los datos, advierte: «Aunque todos los estudios realizados en los últimos años en países con larga tradición de investigar insectos, como Gran Bretaña, EE UU, Alemania... coinciden en apuntar a un declive. Y podemos estar hablando de una situación alarmante». Según el 'Atlas de los Insectos' presentado por Transición Verde y Amigos de la Tierra el año pasado, estos seres representan el 90% de todas las especies animales del mundo. Solo en España hay entre 60.000 y 70.000 especies diferentes –de aves hay 200–. Y son importantes porque polinizan tres cuartas partes de los cultivos del planeta, aunque sean también los insectos los que amenazan cosechas y almacenes de alimentos. Para frenar esto se emplean pesticidas que junto a la destrucción de hábitats por la agricultura y la ganadería intensiva y el cambio climático están provocando una catástrofe.

«Y no hace falta que una especie se extinga –aclara Lobo–. Basta con que hoy haya 1.500 ejemplares, mañana sean 800 y pasado 400. Eso te conduce a la extinción. Y luego están las dificultades de saber a ciencia cierta si un insecto se ha extinguido realmente... ¿Cuántas veces tienes que ir al monte a buscar un bicho para que sepas que ya no está y encima luego va y aparece?». Explica el 'efecto escalador', que se produce cuando las zonas que habita determinado insecto se vuelven más cálidas y este sube hacia el norte o hacia arriba, las montañas, buscando el fresco. «El proceso de desaparición no es blanco y negro, pero un tercio de las especies en España llevan el sello de la extinción».

El 40% de las especies de insectos están disminuyendo y un tercio está en peligro de extinción. Su tasa de extinción es ocho veces más rápida que la de los mamíferos, aves y reptiles. La población total de insectos se está reduciendo a un ritmo del 2,5% anual, según las mejores perspectivas, lo que sugiere que estas especies podrían desaparecer en un siglo.

datos negativos

Los más afectados por los pesticidas están siendo precisamente insectos muy necesarios por su acción polinizadora, como los himenópteros (abejas, abejorros, avispas...). Y no solo por los plaguicidas, también por la agricultura y la ganadería intensivas. Un ejemplo son los escarabajos peloteros, que están muriendo afectados por un medicamento antiparasitario que se da al ganado, la ivermectina, que luego expulsan en las heces que estos insectos recogen. «Y, evidentemente, todo agravado por el cambio climático –prosigue Lobo–, que mueve poblaciones por ese efecto escalador a otras zonas en las que igual hay más pesticidas. Además, cantidad de hábitats están desapareciendo porque seguimos construyendo. Soy muy pesimista, pediría que hubiera más Estado, regulación para impedir ese tipo de agricultura y ganadería. Volvamos a trabajar como lo hacían nuestros abuelos».

–¿Están en peligro de extinción todo tipo de insectos, también mosquitos y cucarachas?

– Depende mucho de la especie. Con mosquitos y cucarachas –de las que existen 2.000 y solo conocemos dos docenas– sucede que cada vez tenemos más aguas residuales, tuberías, alcantarillas... el medio perfecto para que críen esos insectos que no consideramos 'útiles'. Aunque son el alimento de muchos pájaros. Y no hay que olvidar que las larvas de las moscas son las que se comen los cadáveres.

– Las cucarachas parecen cada vez más grandes. ¿Será por el incremento de temperatura que trae el cambio climático? ¿Por eso los insectos son más grandes en las selvas tropicales?

– No, pasa que en esas zonas hay muchos más insectos y más variados;los hay más grandes y también mucho más pequeños.

José Luis Viejo Montesinos, entomólogo y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, explica que la percepción de que las cucarachas sean cada vez más grandes puede que sea producto de un vistazo rápido al asunto: «No estoy seguro de que crezcan en tamaño al tener más calor;de hecho, el calor acelera el ciclo biológico y puede conllevar ejemplares más pequeños. Y puede que esas que ves y que crees que son más grandes que las del año pasado sean otra especie llegada del norte de África. Lo que pasa con el calor es que pueden tener dos ciclos reproductivos en vez de uno, y que haya más».

El experimento del parabrisas

Igualmente es una percepción un parabrisas con menos cadáveres de insectos. Viejo Montesinos acaba de realizar un experimento para saber cuántos de estos animales atropella un coche en carretera, «sin comparar con lo que sucedía hace 30 años porque esto no se ha hecho antes. Pero se pierden millones de ese modo, aunque como hay tantos, en realidad esa causa de mortalidad es casi imperceptible».

Pusieron una cajita en el techo de un coche con una puertecilla en la parte delantera que se abría con el viento cuando alcanzaba 20 kilómetros por hora y con una rejilla detrás. «Hacíamos 10 kilómetros y recogíamos e identificábamos los que se habían metido dentro. Así muchas veces en la misma y en diferentes carreteras. Y luego se saca la cuenta». El número de atropellos de insectos depende de su abundancia: en la autovía capturamos la mitad de insectos que fuera de ella. Obviamente, en tramos con mayor cantidad, los atropellados son más (45.000 por km y hora) y en zonas con menor cantidad se reducen a entre 4.000 y 13.000».

Un experimento para saber los insectos que mueren atropellados descubrió que las abejas son capaces de evitar una carretera cuando el tráfico llega a ser muy intenso

las muy inteligentes abejas

Pero lo más curioso sucedió al estudiar separadamente los himenópteros (abejas, abejorros, avispas...) y dípteros (moscas, mosquitos...). «En vías más anchas y con más tráfico, los primeros sitúan en el borde de las carreteras el límite de su territorio, algo que no pasa con los dípteros. Empezamos a ver entonces que cuando el tráfico está en niveles bajos, los atropellos de insectos son escasos, y según aumenta van creciendo. Pero cuando se supera el umbral de los 6.000 vehículos por hora, y aquí viene la sorpresa, los himenópteros muertos se reducen hasta llegar a cero mientras que los dípteros atropellados siguen aumentando con el tráfico». A su juicio, hay zonas arrasadas por el tráfico, mientras que en carreteras menos transitadas mueren más insectos porque suele haber más cultivos alrededor y menos coches.

El entomólogo señala cómo las cunetas están siendo castigadas; «pasan máquinas por los bordes de la carretera para facilitar la visibilidad o que no haya incendios, y se cargan vegetación e insectos. Y nos estamos pasando con la sal para evitar el hielo, veneno para estos seres. Sumado a los pesticidas... Estamos matando un mundo que ni siquiera conocemos y su desaparición podría tener efectos inesperados».

«Las aves insectívoras, como los vencejos, se verán muy afectadas»

Gloria Molina es bióloga y una de las mayores expertas y defensoras de los vencejos en nuestro país (trikotonatur.com y vencejoswiftradio.com). Explica que el uso indiscriminado de pesticidas y la agricultura intensiva, junto con los efectos del cambio climático, «son parte de un problema grave que afecta a casi todas las especies de insectos. Eso se traduce en una pérdida de biodiversidad muy peligrosa y los ecosistemas se verán gravemente dañados». Recuerda que los insectos están «íntimamente relacionados» con los procesos de polinización y las cadenas alimentarias, «sobre todo la de aves insectívoras, que se verían afectadas casi en un punto sin retorno. Y las insectívoras estrictas, como el vencejo, la golondrina o el avión común, perderían toda posibilidad de alimentarse porque no encontrarían el 'plancton aéreo' necesario para nutrirse, los suficientes insectos voladores para mantener esa gran carga de energía que precisan para mantenerse en vuelo constante durante casi toda su vida». 

 

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 Malos sitios para tomar el aire,.

 

Veintiuna de las treinta ciudades con más polución del mundo están en la India, un país que hasta el año pasado no tomó medidas para mejorar la situación,.

Hay lugares en el mundo donde salir a tomar el aire adquiere tintes heroicos. En realidad, siempre que respiramos (una acción de la que, en los últimos tiempos, nos hemos vuelto penosamente conscientes), lo que entra en nuestro cuerpo no es solo aire: va aliñado con un montón de partículas contaminantes que provocan que ese fluido que nos da la vida nos dé también un poquito de muerte. En algunas ciudades, la proporción entre los gases y los sólidos en suspensión se desequilibra tanto que, en los días peores, el aire se vuelve tóxico y obliga a adoptar precauciones. 

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De eso saben mucho en Ghaziabad, una ciudad india de más de dos millones de habitantes que ostenta el dudoso honor de padecer la mayor polución del mundo, según el último informe global realizado por la firma suiza IQAir. En Ghaziabad se suman unos cuantos factores que llevan a la proliferación de esas partículas pequeñas, inferiores a 2,5 micras (el diámetro de un cabello humano es de 50 o 60), que son capaces de introducirse en nuestros alveolos pulmonares, alcanzar nuestro torrente 

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sanguíneo y dañar gravemente nuestra salud. Para empezar, esta ciudad satélite de la capital, Nueva Delhi, es el segundo conglomerado urbano que más está creciendo en todo el mundo, solo por detrás de la china Beihai. Su desarrollo acelerado se sustenta en un ritmo febril de construcción y en una actividad industrial sin descanso, dos actividades que disparan la contaminación. Al tráfico, ya de por sí congestionado hasta lo demencial y con motocarros que queman un cóctel venenoso de 

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queroseno y diésel, se añaden las grandes autopistas que atraviesan el casco urbano con destino a la capital. Y, por supuesto, comparte los problemas generalizados de todo el país, como el uso de combustibles fósiles para cocinar, que se extiende al 60% de la población india.

En los momentos de mayor polución, las autoridades de Ghaziabad alertan de los efectos en los ojos, la piel, incluso el hígado, y recomiendan que niños y ancianos se queden en casa tanto como sea posible, que se protejan con mascarillas durante los paseos, que no salgan con el estómago vacío y que, a la vuelta, se laven los ojos con agua fría. Hay personas que sufren vómitos y migrañas, a veces hay que suspender las clases en los colegios y, en los últimos meses, una parte de la ciudad se queja de que el agua que se les suministra es de color amarillo. Hasta el año pasado, la India no contó con planes oficiales para reducir la polución, ya que la atención de los gobernantes se centraba en el crecimiento económico, a pesar de que un estudio de la Universidad de Chicago ha atribuido a esta causa una reducción de cuatro años en la esperanza de vida de los ciudadanos del país. Ahora, el Gobierno se ha marcado el objetivo de reducir las partículas en un 20 o un 30% para 2024.

El informe de IQAir ofrece una panorámica desoladora de esta parte del mundo. Las treinta ciudades con mayor polución son asiáticas y veintiuna de ellas se encuentran en la India, si bien el país que sale peor parado en su conjunto es el vecino Bangladesh. Entre las capitales, la más contaminada es Delhi. Europa en general, y nuestro país en particular, arrojan datos mucho menos inquietantes: los peores resultados son los de Bosnia, que ocupa el puesto catorce en la tabla global, mientras que España se sitúa en el 82. El lado positivo es que, aunque ninguna ciudad india cumple las directrices marcadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), todas ellas experimentaron el año pasado un leve descenso en la densidad de partículas inferiores a 2,5 micras. Esto tiene implicaciones directas en la vida de los seres humanos: «Según el contador del coste de la polución de Greenpeace, se estima que siete millones de muertes anuales están relacionadas con ella. Se deben sobre todo a enfermedades coronarias, ataques cardiacos, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, cáncer de pulmón... Si vives en un sitio que cumple las recomendaciones de la OMS, puedes esperar una incidencia más baja de estos problemas», explica a este periódico Glory Dolphin Hammes, de IQAir.

Este año ha brindado una oportunidad sin precedentes a los científicos que estudian la polución, ya que los periodos de confinamiento por el coronavirus han permitido eliminar de la ecuación buena parte de la actividad humana. Ya en enero y febrero, la NASA constató la drástica mejora del aire sobre China, un fenómeno que se ha ido reproduciendo en otros países a medida que el mundo se veía obligado a enclaustrarse. «La enseñanza que podemos sacar es que, aunque el cambio de costumbres nos parezca imposible, tendrán que implementarse a paso rápido las recomendaciones de los expertos y las exigencias de organizaciones proambientales», concluye Daniella Rodríguez Urrego, de la Universidad de La Laguna, coautora de un estudio que ha comparado los niveles previos de polución de cincuenta ciudades con los registrados durante la cuarentena, en plena «parálisis de la automoción y la industria».

Un cambio colectivo

La reducción media en la presencia de partículas pequeñas fue del 12%, pero en Delhi alcanzó el 40% y en Dacca, la capital bangladesí, fue del 24%. Bogotá, una de las capitales con más tráfico del mundo, marcó un récord global, con un descenso del 57%. «El comportamiento humano tiene un impacto directo en la polución. Eso supone que podemos revertir rápidamente la mala calidad del aire si, de manera colectiva, decidimos sumarnos a algunos cambios como conducir menos o volar menos», apunta Glory Dolphin Hammes. «La polución es consecuencia ya sea de nuestras costumbres individuales, ya sea de intereses políticos o personales de los gobiernos, ya sea de las empresas transnacionales empeñadas únicamente en su economía», asiente Rodríguez Urrego.

Ambas expertas señalan síntomas significativos de la mejora experimentada durante el confinamiento, que liberó a algunas ciudades de su habitual tulipa de esmog. Desde algunos puntos de Bogotá fue posible contemplar los nevados del Tolima y el Ruiz y, en Delhi, emergieron de su envoltorio gris las montañas que rodean la ciudad. «A todos nos ha sorprendido el despertar de los sentidos al sonido de la naturaleza y a la claridad del día. No es que antes la naturaleza estuviese dormida: es que no la estábamos oyendo ni valorando, la contaminación acústica y ambiental nos han adormecido», lamenta Daniella Rodríguez Urrego, que añade una advertencia: «Si no aprendemos a valorar ese aire puro, en unos pocos años nos veremos obligados a usar mascarillas como parte de nuestro atuendo diario, no ya por el virus, sino por el incremento de la contaminación».

El ránking

  • Ghaziabad (India). Es la ciudad del mundo con más polución, según los datos del año pasado compilados por IQAir. El registro medio fue de 110 microgramos de partículas por metro cúbico, una cifra que multiplica por once el límite de 10 marcado por la OMS, aunque hubo meses en los que el promedio se situó por encima de 235.

  • Jotán (China). Ocupa el segundo puesto del ránking, con una media similar a la de Ghaziabad, pero su caso es muy particular: está situada en el desierto de Taklamakán y la presencia de partículas en el aire se debe, en buena medida, a las violentas tormentas de arena que la azotan.

  • Gujranwala (Pakistán). Es uno de los principales centros industriales del país asiático, con registros que algunos meses superan los 200 microgramos por metro cúbico.

  • Faisalabad (Pakistán). Otro de los motores industriales del país, al que se ha llegado a designar como 'el Mánchester de Pakistán'.

  • Delhi (India). Con una media anual de cien microgramos por metro cúbico y picos mensuales que superan los doscientos, es la capital nacional con mayor polución del mundo.

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