miércoles, 8 de septiembre de 2021

La clave - Teresa Ribera, del activismo a la mesura ,./ La Sexta Columna - Ley de Divorcio , Viernes -10- Septiembre,./ Equipo de investigación - El negocio del robo de los móviles ,. , Viernes - 10- SEPTIEMBRE ,.

   TITULO:  La clave - Teresa Ribera, del activismo a la mesura ,.

Teresa Ribera, del activismo a la mesura ,.


La vicepresidenta, fiel escudera de Pedro Sánchez, intenta equilibrar su innata agenda sostenible con el potente 'lobby' eléctrico a cuenta de la factura de la luz,.

 Teresa Ribera - foto.

Detrás de la denominación del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico se escondía un dardo envenenado con el que la vicepresidenta Teresa Ribera (Madrid, 1969) ha tenido que esquivar todo este verano: el récord imparable del precio de la luz.

No es la primera vez que afronta una crisis energética. Ya lo hizo en el inicio de su mandato tras el verano de 2018. Con la diferencia de que ahora tiene mucho más fijados los pies sobre la tierra: hace llamadas a la responsabilidad de las eléctricas y se aleja de los postulados que le piden una intervención directa.

La templanza con la que explicó el lunes en el Congreso la realidad del recibo se resume en otra de sus frases célebres. «Aunque suene a broma, la empatía social cotiza en Bolsa», apuntó en su intervención dirigiéndose a las grandes compañías e instándoles a aplicar esa sensibilidad ciudadana a la hora de gestionar los recursos, como los pantanos.

Una mesura que también exigió a su socio de Gobierno, Unidas Podemos, que pide más intervención en el mercado. «Vamos a respetar el marco comunitario porque lo contrario es muy arriesgado por muy atractivo que parezca en el corto plazo», afirmó. Sabe lo que se juega si legisla en caliente.

El contraste entre este perfil moderado, el de finales de 2021, y el que mostró en sus primeros meses de mandato es llamativo. Entonces, en el verano de 2018, su activismo ecológico le llevó a pronunciar su polémica frase de «el diésel tiene los días contados», a las pocas semanas de acceder al cargo. Revolucionó al sector.

En estos tres años, ha aprendido a conjugar su perfil medioambiental con la cruda realidad de un mercado tan complejo, y quizá el que más presiones sabe ejercer, como el de la energía.

Siempre el cambio climático

El peso de su compromiso medioambiental condiciona toda y cada una de las decisiones que ha tomado no ya como ministra, sino desde que hace trece años fuera designada secretaria de Estado de Cambio Climático entre 2008 y 2011, en el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. Después pasó a ser directora del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales de París, donde abordó las consecuencias derivadas del cambio climático.

En tres años ha ganado peso en Moncloa paso a paso, sin aspavientos, tal y como recorre la sierra en sus escapadas senderistas

Esta alta funcionaria del Estado y profesora universitaria no ha faltado a ninguna de las cumbres del clima celebradas en las últimas dos décadas. Tanto es así que en 2019 se vio obligada a organizar ese encuentro en Madrid tras los disturbios que evitaron la celebración que le correspondía a Santiago de Chile. Y ni antes, cuando el PSOE estaba en sus horas más bajas tras la crisis de hace una década, ni después, cuando vuelve a ocupar el poder, ha dejado de lado su militancia. Un compromiso de partido a su manera, eso sí: discreto, pero con el suficiente conocimiento para saber qué botón pulsar en cada momento para congeniar la ideología -en su caso, 'verde'- con la realidad política, económica y social de cada momento.

Un hogar con poder

Ese impulso ecologista no es casual. Le viene de casta. Su madre, Teresa Rodríguez, fue redactora jefe de 'Tiempos de Paz', una revista que nació al calor de la Guerra Fría. Su primer número ya supuso toda una declaración de intenciones: 'Manifiesto contra la guerra nuclear de Bertrand Russell y Albert Einstein'. Aunque es un interés por el ecologismo en los despachos, donde realmente se toman las grandes decisiones. Siempre ha tenido en quién fijarse. Su padre, el doctor José Manuel Ribera, es un reputado geriatra madrileño, pionero en el desarrollo de unidades de geriatría. Una familia comprometida y de bien; especializada en conjugar aspiraciones sociales con carácter profesional.

Porque Teresa Ribera sabe lo que es aunar parte del poder, o al menos hablar de lo que implica, en su propio hogar. Está casada y tiene tres hijas con Mariano Bacigalupo, consejero de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). El hecho de que ambos se muevan profesionalmente en torno al sector energético, pendiente de cada medida regulatoria que ella propone y él puede paralizar, siempre ha pesado como una sombra sobre la ministra por parte de los partidos de la oposición.

Pero la vicepresidenta nunca ha mostrado el más mínimo síntoma de debilidad o resquicio por el que le puedan atacar. Al menos, aparentemente. Su semblante adusto en cada una de sus apariciones públicas contrasta con la figura de una ministra que se muestra afable en las distancias cortas. No le queda otra, la de poner buena cara ante la adversidad, siendo como es una seguidora del Atlético de Madrid.

Quizá en esos partidos de fútbol agónicos ha aprendido a aguantar la presión como pocos ministros de Pedro Sánchez lo han logrado en los poco más de tres años que ejerce de ministra. Pasó de ejercer exclusivamente la cartera de Transición Energética a ponerse al frente de la desescalada cuando España comenzaba a salir del confinamiento; y finalmente ascendió a una de las cuatro vicepresidencias.

Lo hizo sin dar demasiados aspavientos. Paso a paso, como buena senderista que es. Lleva muy dentro la afición por recorrer todo tipo de caminos. De toda la vida. Desde cuando se trasladaba los fines de semana y en vacaciones a la Sierra de Guadarrama (Madrid), donde sus padres tenían una vivienda, el que ha sido uno de sus lugares preferidos para evadirse ante los vaivenes del día a día. Una afición que, a buen seguro, mantiene en vigor en medio de una tormenta histórica de precios de la luz como la que lleva capeando este verano. 

 

TITULO:  La Sexta Columna - Ley de Divorcio  , Viernes -10- Septiembre,.

  Este viernes-10- Septiembre a partir de las 21.30, 'La Sexta, foto,.

  Ley de Divorcio ,.

Los "fontaneros" de la Ley de Divorcio confiesan 40 años después cómo eran sus reuniones,.

"Teníamos reuniones en el Ministerio de Justicia que eran nocturnas y muy discretas", revelan.

 Los "fontaneros" de la Ley de Divorcio confiesan 40 años después cómo eran  sus reuniones

laSexta Columna echa la vista atrás para recordar cómo se fraguó la Ley del Divorcio, que supuso un antes y un después en la sociedad española, un avance social hacia un futuro mejor.

Enrique Linde, subsecretario del Ministerio de Justicia en 1981 se sincera con un equipo del programa: "Esto no se ha sabido, pero no tengo por qué ocultarlo, yo con un diputado del PSOE estuve negociando los preceptos y las reformas que íbamos a introducir".

Preguntado por el nombre del político con el que tuvo conversaciones, desvela que era Antonio Sotillo, diputado del PSOE en la Cámara Baja en 1981.

El propio Sotillo cuenta cómo eran los encuentros: "Algunas veces teníamos reuniones en el Ministerio de Justicia que eran nocturnas y muy discretas. De esto nunca salió nada, los jefes, Felipe González y Alfonso Guerra, nos llamaban a nosotros 'los fontaneros'".

Por otro lado, laSexta Columna se pregunta cuáles son las razones que tienen los españoles para casarse en pleno siglo XXI. Puedes ver los motivos en el vídeo que se incluye a continuación.

 TITULO: Equipo de investigación - El negocio del robo de los móviles ,.   , Viernes - 10- SEPTIEMBRE ,.

Este viernes -10- Septiembre ,  a partir de las 22.30, 'La Sexta, foto. siempre dirigido por Gloria Serra , foto.

 Los móviles están programados para morir?: 'Equipo de investigación' lo  cuenta en 'Usar y tirar'

Gloria Serra: "El negocio del robo de los móviles es una auténtica golosina para los ladrones",.

La presentadora de 'Equipo de Investigación' cuenta en Más Vale Tarde el destino de los 300.000 móviles que son robados al año. Éste negocio mueve en España más de 100 millones de euros cada año. No en vano, nuestro país cuenta con 56 millones de teléfonos para una población de poco más de 46 millones.

 

 

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