martes, 9 de febrero de 2016

EN LA TUYA O EN LA MIA - EL ACTOR MARIO CASAS,MIERCOLES 10 FEBRERO./ CRONICAS MARCIANAS - EL DESCALABRO DE RUBIO ABRE LAS PRIMARIAS,.

TITULO: EN LA TUYA O EN LA MIA - EL ACTOR MARIO CASAS, MIERCOLES 10 FEBRERO.
MARIO CASAS VISITA EL PROGRAMA 'EN TU CASA O EN LA MíA',.

Mario Casas charla con Bertín Osborne en el programa 'En tu casa o en la mía'-foto--Mario Casas charla con Bertín Osborne en el programa 'En tu casa o en la mía',.

El actor Mario Casas charla con Bertín Osborne en el programa 'En tu casa o en la mía'. (TVE),.

 Mario Casas se dio a conocer en la televisión, donde se le ha podido ver en ficciones como ‘SMS: Sin Miedo a Soñar’ (laSexta), ‘Los Hombres de Paco’ o ‘El Barco’ (Antena 3), aunque su hábitat natural desde hace unos años es el cine, donde ha realizado más de una quincena de películas. ,etc,.
 
 TITULO: CRONICAS MARCIANAS - EL DESCALABRO DE RUBIO ABRE LAS PRIMARIAS,.

CRONICAS MARCIANAS,.

 Crónicas marcianas fue un late show de televisión, producido por Gestmusic Endemol y emitido por la cadena española Telecinco entre 1997 y 2005. Estaba dirigido y presentado por Javier Sardá y contaba con Miquel José y Jordi Roca, con quienes Sardá había creado La Ventana en la Cadena SER, como subdirectores y guionistas.
 
 EL DESCALABRO DE RUBIO ABRE LAS PRIMARIAS,.

El descalabro de Rubio abre las primarias,.

Un pensativo Marco Rubio toma un café durante un acto de campaña en Nashua, New Hampshire. :: Carlo Allegri / reuters
Un pensativo Marco Rubio toma un café durante un acto de campaña en Nashua, New Hampshire. foto,.
  • La falta de tablas del senador, el favorito de los republicanos moderados, podría facilitar la victoria de Donald Trump en New Hampshire,.

    Hace una semana todo parecía decidido. Donald Trump se llevaría el voto antisistema, Ted Cruz el de los evangélicos y Marco Rubio el de los pragmáticos que buscan a un candidato capaz de ganar las generales de noviembre. No cabía duda de que el aparato del Partido Republicano, que añora la Casa Blanca desde que George W. Bush acabó su mandato, se sumaría a esta última opción. Y, tarde o temprano, también el pelotón de candidatos que salieron de Iowa con menos de un 3% de los votos. Hoy, sin embargo, el descalabro de Rubio en el último debate deja abierto el puesto de unificador del partido y facilita la victoria de Trump, gracias a un voto más repartido.
    Las quinielas son más difíciles que nunca. Importa no sólo quién gana, sino quién queda segundo y hasta cuarto. Si Rubio aguanta el segundo puesto, después del embate que sufrió en el debate del sábado, tal vez pueda superar la etiqueta de 'MarcoRobot' que se ganó al sonar como un disco rayado. Con ello decepcionó a sus seguidores por la falta de tablas para salir de los atolladeros, se convirtió en burla de los tabloides y redes sociales y ha proporcionado a las televisiones imágenes dañinas que repiten hasta la saciedad.
    Su campaña ha puesto ya en marcha el plan de acción para remontar en Carolina del Sur, donde cuenta con borrar la memoria de sus respuestas robóticas. Trump le saca hasta 16 puntos en la última encuesta de CNN, pero le pisan los talones muy de cerca el senador Cruz, el gobernador de Ohio John Kasich y el exgobernador de Florida Jeb Bush. De ahí que los analistas digan que hay cuatro billetes de salida de las primarias que celebra hoy New Hampshire. En la cuneta puede quedar el gobernador de New Jersey, Chris Christie, que pasará a la historia como el hombre que descarriló a Rubio en el último debate, a tanta distancia que difícilmente se beneficiará de su hazaña.
    A diferencia de Iowa, donde el proceso de caucus fuerza a los vecinos a reunirse a una hora concreta y decidir su voto a mano alzada, las primarias de este Estado se parecen más a unas elecciones generales. En ellas los votantes independientes pueden votar por cualquiera de los dos partidos y tienen todo el día para hacerlo. Son conscientes del privilegio que tienen al pasar revista a los candidatos antes que el resto del país y hacer una primera criba, por eso se vuelcan en el proceso con una alta participación que este año puede batir récords.
    Así lo anticipa el secretario de Estado local Bill Gardner, que frente al 31,5% de participación de 2012 espera alcanzar hoy el 63%. Eso supondría más de medio millón de votos, una cifra respetable para medir el termómetro político.
    Una de esas votantes que busca al candidato perfecto para el Partido Republicano es Karen Hagan. Desde el verano pasado ha acudido a numerosos mítines de los aspirantes conservadores, se estudia los temas, mide sus cualificaciones e intenta apostar por el caballo ganador. El sábado creía tener el trabajo hecho, pero después de ver a Rubio tambalearse frente a los ataques de Christie le entró la duda. ¿Qué pasaría si pincha en los debates presidenciales de octubre, digamos, frente a Hillary Clinton? Así que el domingo se fue a echarle otro vistazo al senador de Florida y más tarde a un acto del gobernador de Ohio, John Kasich.
    En el gimnasio de un instituto de Londonderry, sólo frente al público, Rubio disipó sus temores y volvió a convencerla de que es el hombre que puede devolverle el brillo al país y convertirlo en ese Estado fuerte que todos añoran. Su apellido es un valor añadido, porque Karen es de las que saben que la formación conservadora necesitará el creciente voto hispano para recuperar la Casa Blanca. Confía en que su origen cubanoamericano sirva para arrastrar a ese sector de la población que los conservadores ha hecho antagonista con su hostilidad hacia los inmigrantes. Jeb Bush, casado con una mexicana, también tendría ese potencial, pero Karen no cree que EE UU esté dispuesto a elegir a un tercer Bush, por bueno que sea, como candidato. Y como lo que más le importa es que el candidato sea capaz de ganar en noviembre, a Bush lo ha descartado sólo por su apellido. El hermano menor de George W. no tiene respuesta para eso. «Pues tendrán que superarlo, porque soy quien soy», atajó la víspera cuando le preguntaron.
    A Rubio, sin embargo, le ayuda su historia familiar. Con ella se presenta como la encarnación del sueño americano que todos añoran. Un nuevo Reagan, que fortalecerá la capacidad militar de EE UU para intimidar a sus enemigos, sin miedo a usarla, como acusa a Barack Obama. Sangre nueva frente a la vieja dinastía de los Clinton o al socialismo caduco del septuagenario Sanders, «que quiere convertir EE UU en Escandinavia o Venezuela», dice, como si ya hiciera campaña contra ellos.

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