TITULO: El Telediario La 1 -Telecinco encadena 31 meses como líder de audiencia,.
Telecinco encadena 31 meses como líder de audiencia,.
Logra además la emisión más vista de marzo con la semifinal de la Copa del Rey entre el Barcelona y el Sevilla,.
Telecinco lidera marzo con un 16,3% de cuota y encadena 31 meses consecutivos como la televisión más vista. La cadena de Mediaset gana todos los días de la semana, a excepción del martes, y en las franjas de mañana, tarde y 'late night'. La segunda opción recae para Antena 3, con un 14,4% de 'share', que logra su mejor dato en siete años. La de Atresmedia consolida su liderato en el 'prime time' y también repite con los informativos más vistos (19,7%) en todas sus ediciones, donde destaca Vicente Vallés más de 3,5 millones de espectadores y un 21,4%.
En este contexto, Telecinco ganó entre el público femenino, en los grupos de 13 a 64 años y en el conocido como 'target comercial'. En cambio, su principal competidor, Antena 3, lidera en hombres y en los mayores de 64 años, mientras que los niños (4-12 años) prefieren las temáticas de pago.
Además, la de Mediaset es la más vista en todas las comunidades, menos en Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Aragón y Castilla y León, que son para Antena 3, y Cataluña, donde vence TV3, según un informe de Barlovento Comunicación.
Por su parte, La 1 media un 8,7%, mientras que La Sexta (6,8%) y Cuatro (5%) cierran la parte baja de la tabla. La emisión más vista de marzo corresponde a la prórroga de la semifinal de la Copa del Rey entre el Barcelona y el Sevilla, que emitió Telecinco y arrasó con más de 5,6 millones de espectadores y un 33,8% de cuota de pantalla. El tiempo de consumo diario de los espectadores que ven cada jornada la televisión es de 5 horas y 27 minutos al día.
TITULO: EL MAGO DEL TIEMPO - España se cubre de nieve,.
España se cubre de nieve,.
La borrasca Filomena pone en alerta a siete comunidades, con descensos de temperatura hasta los 17 grados bajo cero y el cierre de varias carreteras secundarias,.
Los niños se acercaron al parque de El Retiro a hacer muñecos de nieve, en una ya casi inusual estampa en cotas bajas, mientras la borrasca Filomena extendía un blanco manto de hasta 20 centímetros de espesor por España. En Madrid, por ejemplo, las capas de nieve llegaron hasta los 15 centímetros de profundidad.
Hay diferentes grados de alerta en todo el territorio –naranja y amarilla, según la región–, pues se espera que las próximas horas el temporal sea más crudo, según advierte la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), aunque a media tarde las precipitaciones de nieve habían dejado de caer en el centro peninsular. Las comunidades más afectadas son Andalucía, Murcia y Castilla-La Mancha por nieve; y Asturias, Cantabria, Galicia y País Vasco por frío.
Las temperaturas habían caído con brusquedad: hasta los 17 grados bajo cero en Cantabria y los 16 bajo cero en el País Vasco. En la Comunidad de Madrid se espera un descenso hasta los 6 grados bajo cero.
Aunque no se ha producido ningún accidente en el que lamentar víctimas mortales, sí hay numerosos incidentes en las vías públicas, como una colisión múltiple en Toledo, donde estuvieron implicados 15 coches, y algunos pasajeros resultaron heridos leves.
Más de 200 incidentes se reportaron en la red de carreteras, de las que más de 4.000 kilómetros estaban afectadas sólo en Castilla-La Mancha, una de las regiones más castigadas por la borrasca.
La situación más grave sucedió en Castellón, cuando cinco vehículos quedaron atrapados por la nieve, y los bomberos del parque Alt Maestrat tuvieron que ir al rescate de 13 personas.
Otras 190 carreteras se encuentran en riesgo, aunque aún siguen abiertas. La Dirección General de Tráfico (DGT) informó que 40 vías de la red secundaria están cortadas –llegaron a ser más de 45 por la tarde–, como los accesos a Sierra Espuña y La Pila, en Murcia, o el puerto de Montenegro y el de Peña Hincada, en La Rioja. En otras 58 está activado el nivel rojo, por las que se debe circular con cadenas y se prohíbe el paso a camiones.
En la Comunidad Valenciana, donde ya se había iniciado la vuelta al colegio, unos 30.000 alumnos se quedaron sin clases, según la Consejería de Educación, en 37 de sus ayuntamientos. Otras casas de estudios, como la Universidad de Castilla-La Mancha, han suspendido actividades. En este caso se han cancelado «los exámenes de los días 8 y 9 de enero de 2021», notifica la universidad en su cuenta de Twitter
Alerta en aeropuertos
En Canarias fueron los primeros en cancelar algunos vuelos desde la tarde, y pocas horas después el aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid activaba su 'Plan de Actuaciones Invernales frente a contingencias de hielo y nieve', debido a la acumulación de nieve en las pistas de despegue y aterrizaje.
Al mismo tiempo, AENA recomendaba a los pasajeros revisar tanto la situación de su vuelo, como el trayecto para llegar hasta el aeropuerto de Barajas, prefiriendo siempre el transporte público, sobre todo el Metro.
En las costas, tanto del sur de la península como en Canarias, los vientos han llegado a velocidades de entre 80 y 120 kilómetros por hora, está última registrada en Tenerife. Valencia y Alicante han ampliado sus protocolos de emergencia, para movilizar recursos si hiciera falta.
TITULO: Volando voy - Jesús Calleja - Jesús Zamora Bonilla,.
Jesús Zamora Bonilla,.
Un filósofo contra el fin del mundo,.
Jesús Zamora Bonilla desmonta en 'Contra apocalípticos' los más negros augurios del ecologismo y el animalismo extremos,.
Hay humanos para rato. ¿Cuánto? «Millones de generaciones», afirma Jesús Zamora Bonilla (Madrid, 1963). «Los seres humanos seguiremos existiendo durante un tiempo tan, tan extenso que el periodo que llamamos 'historia' (o sea, desde el inicio de las civilizaciones hasta hoy, unos cinco mil años) será en comparación nada más que un suspiro,escribe el filósofo en 'Contra apocalípticos' (Shackleton, 2021), libro en el que desmonta los más negros augurios de ecologistas, animalistas y posthumanistas.
Vivimos en el mejor de los tiempos, dice el catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la UNED. A su juicio, es «totalmente innegable» en todos los aspectos, desde la esperanza de vida hasta el avance de la democracia en el mundo. Consecuencia indeseada del progreso han sido, sin embargo, el deterioro medioambiental y el calentamiento global. Zamora Bonilla reniega, no obstante, del 'ecologismo cascarrabias' y sostiene que la actual crisis climática no supondrá el fin de la civilización tal como la conocemos. Ni siquiera del capitalismo. Eso sí, el de 2121 será un mundo tan diferente del actual como este lo es del de 1921, apunta.
El autor minimiza con números –es doctor en Economía– el impacto del calentamiento global en el crecimiento mundial. Según sus cálculos, la riqueza –medida en capacidad de compra– del españolito medio de dentro de cien años multiplicará varias veces la del actual, incluso con la merma por la adaptación al peor escenario climático posible. Este último es un futuro que está convencido de que no llegará porque tomaremos medidas antes. Y, frente a quienes abogan por una vuelta al primitivismo, apuesta por la ciencia y la tecnología –por la energía nuclear y la geoingeniería, por ejemplo– no solo para frenar el calentamiento global, sino también para extender el modo de vida capitalista «a la población de los países que todavía no lo disfrutan lo suficiente», sin que haya que pagar por ello un precio medioambiental imposible.
'Especismo' y 'reinismo'
Zamora Bonilla calcula, respecto al veganismo, que «la cantidad real de animales que mueren de forma inevitable por no poderse alimentar 'ellos' con todo lo que comerá un ser humano a lo largo de su vida, más los que sucumben como consecuencia del necesario cultivo de tierras, no debe ser menor de diez mil por persona», a los que habría que añadir las crías de depredadores que podrían haberse alimentado de esos animales. Por supuesto, si no somos veganos, nuestra alimentación costará todavía más vidas animales, reconoce. A partir de esos cálculos, al autor de 'Contra apocalípticos' le resulta difícil concluir que cobrarse diez mil vidas animales «sea algo 'justo', pero matar cinco veces esa cifra sea 'un crimen'».
El filósofo madrileño indica, además, que a los animalistas, que acusan a la mayoría de 'especismo', podría acusárseles de 'reinismo'. «El argumento de que los especistas no respetamos a los animales porque no los reconocemos como 'sujetos', ¿no podría aplicarse del mismo modo a quienes hacen lo mismo con las plantas, los hongos, las bacterias, etc.?», pregunta irónicamente. Y llama la atencion sobre nuestra distinta reacción, sin excepciones, ante la muerte de un animal y ante la de un ser humano, reconocimiento implícito de que el valor de una vida animal perdida «es muchísimo más pequeño» que el de un proyecto vital frustrado.
Zamora Bonilla está convencido de que seguiremos siendo omnívoros, al tiempo que continuarán extendiéndose las normativas sobre bienestar animal. Lo que no cree es que algún día instalemos nuestras mentes en dispositivos informáticos, como proponen los transhumanistas; que vaya a surgir una inteligencia artificial todopoderosa que, como la Skynet de 'Terminator', amenace nuestra supervivencia; ni que vayamos a ser algún día una especie interestelar. Estamos confinados en este rincón de la galaxia que denominamos Sistema Solar. «Siento quitaros la ilusión, pero me temo que la idea de algo así como una 'civilización galáctica' estará siempre más allá de las posibilidades de los seres humanos y de cualquier otro organismo», sentencia el autor, que también escribe ciencia ficción.
Lo que el filósofo madrileño llama la Edad del Progreso –en la que vivimos– se prolongará «como mucho unos pocos milenios», hasta que no haya nada que descubrir. O, por lo menos, nada que «cambie radicalmente las capacidades tecnológicas, sociales y económicas de la Humanidad». Cuando el progreso llegue a su fin, en una sociedad con un alto nivel de bienestar y nada rupturista que perseguir, ¿qué llevará a nuestros descendientes a levantarse por las mañanas? Esa pregunta es la más inquietante y angustiosa de un ensayo optimista escrito en lo más duro de la pandemia.
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