MAS VALE TARDE LA SEXTA - BICICLETA - La lotería - Cruz Roja - La loteria jueves - LA NOCHE ABIERTA - Ángel Casero: «Soy más feliz en un piso de 60 metros que en una casa de 1.000» ,. / Hora Punta, el programa de TVE de Javier Cárdenas - Goles en el antropoceno,. / CAMPO ESTRELLAS BARCELONA - Baloncesto - Kevin Pangos lidera el asalto del Zenit de San Petersburgo,.

 

TITULO: MAS VALE TARDE LA SEXTA - BICICLETA - La lotería - Cruz Roja - La loteria jueves  - LA NOCHE ABIERTA -Ángel Casero: «Soy más feliz en un piso de 60 metros que en una casa de 1.000»   ,.

 

 MAS VALE TARDE LA SEXTA - BICICLETA - La lotería - Cruz Roja - La loteria jueves - LA NOCHE ABIERTA - Ángel Casero: «Soy más feliz en un piso de 60 metros que en una casa de 1.000»  ,.  . fotos,.

 

 LA NOCHE ABIERTA ,.

 

Progroma presentado por Pedro Ruiz, entrevistas por La 2 los martes a las 22:30, un gran espacio de música, foto etc.

 

Ángel Casero: «Soy más feliz en un piso de 60 metros que en una casa de 1.000»,.

El exciclista y director de la Vuelta a la Comunitat da un repaso de su carrera y de su vida,.

 

Ángel Casero fue un buen contrarrelojista y ganó una Vuelta a España.

 

-¿La primera bicicleta?

- En mi casa siempre hubo bicicletas. Empecé tan enano, con dos años, que no recuerdo la primera. Mi pueblo, Albalat dels Tarongers, era tan pequeño (unos 400 habitantes entonces) que teníamos libertad para danzar por ahí. Éramos cuatro hermanos. Mi padre, que fue ciclista amateur, tenía un taller de mecánica de esos de pueblo donde hacían de todo.

 

 

- ¿Y la primera carrera?

- Eso sí. Me doblaron dos o tres veces. Llegué a pensar: 'Madre mía, ¿dónde me he metido?'. Fue en el velódromo de la federación, en Benimàmet, yo tenía 12 años y me había apuntado a la escuela ciclista de Rafelbunyol. No fui un niño prodigio sino que tuve siempre mucha constancia. Cada año un poco mejor hasta que Paco Mas, el ojeador del equipo Banesto, me propuso a José Luis Jaimerena, director del equipo amateur. Era la época de Perico Delgado, el año 84, y había mogollón de ciclistas con licencia.

 

 

- Era locura por el ciclismo.

- Sí, y duró muchos años. Recuerdo una Vuelta a Andalucía, en el 95, cuando la gente empezó a zarandear la autocaravana en las que estábamos para que saliera Miguel Induráin. Luego la afición decayó a raíz de la Operación Puerto (una macroperación contra el dopaje, en 2006), pero ahora vuelve a haber muchos practicantes aficionados.

- ¿Cuándo se dio cuenta de que iba a ser profesional?

- Viví tres años en Zegama (Guipúzcoa) porque me dieron la oportunidad en el Banesto Amateur: no veías el sol hasta julio, el chirimiri no se iba nunca. El cambio fue brusco. Sabía que tenía que darlo todo. Por la tradición, era mejor vista una buena temporada en el País Vasco que en el resto de España. Tenía 20 años cuando me hice profesional.

- ¿Cómo fue encontrarse con directores tan consagrados como José Miguel Echávarri y Eusebio Unzué?

- Ellos ya llevaban 20 años en Reynolds con muchos éxitos, pero me impresionó mucho más encontrarme con mis ídolos, Pedro Delgado y Miguel Induráin.

- ¿Le defraudaron?

- No, al revés, los admiré más. Son personas que se entregan a los más jóvenes y te enseñan. En mi primera carrera profesional, en la Challenge de Mallorca, donde fui cuarto, el mismísimo Indurain, que ya había ganado tres Tours, me dijo: 'Venga, que te llevo hasta meta'. Y me llevó a toda pastilla.

- ¿Induráin ha sido el más grande?

- Sí. Arrancaba en abril y allá donde iba lo ganaba todo. Es un trozo de pan. Mi relación con él es como si estuviéramos corriendo.

- ¿Por qué ya no hay figuras en España?

- El ciclismo se abandonó en las escuelas en algunos años a raíz de la Operación Puerto y también de los accidentes de tráfico: los padres prefirieron que se dedicaran a otra cosa. En Eslovenia se ha apostado mucho por las escuelas y están recogiendo sus frutos (Roglic y Pogacar, ganador este último de la última edición de la Vuelta a la CV). Es muy difícil que haya figuras como Merckx Hinault o Induráin, pero hay talentos como Pogacar, Van Aert y Poel.

- ¿Por qué dejó Banesto para marcharse con Javier Mínguez?

- Por un tema económico: me ofrecían tres veces más que Banesto. Y también me daban más libertad para luchar por una gran vuelta porque yo en Banesto había ganado el Tour del Porvenir (1994) y en el 97 trabajé todo el Tour para Olano.

- ¿Qué supuso el Tour del Porvenir (Tour de Francia para jóvenes)?

- Lo gané, como la Vuelta posterior, en la crono del último día, y estaba tan contento que abracé al segundo, un belga del TVM, que no entendía por qué lo abrazaba tanto.

- Dos años después, en 1996, dio positivo por nandrolona.

- Fue un control voluntario para los Juegos Olímpicos de Atlanta. Tenía una lesión en la nariz y estuvo totalmente demostrado que no mejoraba mi rendimiento, por eso me pusieron solo seis meses de sanción.

- ¿Cómo era Mínguez?

- Yo me llevo muy bien. Siempre te dice las cosas a la cara y hay corredores españoles muy buenos que no han soportado esa presión. Hay que tener estómago para digerirlo. Estratégicamente en carrera, es el mejor. Cuando llegabas al autobús antes de la salida, pocas veces fallaba sobre lo que iba a pasar.

- ¿Cómo fueron sus dos campeonatos de España?

- Era justo antes de la semana del Tour. El primero fue en Jerez: ataqué a pocos kilómetros de la meta y llegué solo (1998); el segundo fue al esprint con un gupo de 16 en Córdoba. Se me daba bien Andalucía por el calor.

- ¿Qué tipo de corredor fue?

- Muy regular y muy buen contrarrelojista. Sufría en la montaña, pero conseguía llegar entre los mejores. Tenía una casita en Valdelinares y me machacaba en la montaña: adelgazaba lo justo para no perder la potencia. Pero no podía con Roberto Heras, que medía 1,65 y pesaba 52 kilos. Yo mido 1,84 y tenía que mover 15 kilos más.

- ¿Por qué el Tour es un mito?

- El Tour es muy duro: primero por el calor; después porque no hay fútbol y hay mucha gente en la calle; tercero porque los patrocinadores te van a dar mucho más caché si ganas alguna etapa; y cuarto porque los puertos de 20 o 30 kilómetros no los hay en ningún otro sitio.

- Fue quinto en el Tour de 1999. ¿Pensó que podía ganarlo?

- Pensé que podía haber hecho podio. Es una espina. Hice tercero en la crono del último día, pero se me escapó en la etapa de Pau cuando tiraron Armstrong, Jalabert y Escartín; Virenque y yo nos quedamos entre dos aguas, y ya no les vimos el pelo. El podio fue para Armstrong. Escartín y Zülle. Y en 2000 me pegué una torta de cabeza a los pies del Mont Ventoux, me golpeé el hombro y el bazo contra el asfalto y me pasé una semana sin moverme.

- ¿Qué pensó al enterarse de la estafa de los siete Tours de Armstrong?

- Pues mucha rabia, pero no se puede volver atrás. Vi una película sobre él hace poco. Ves las cosas y te preguntas si todo eso pasaba. Es para flipar.

- ¿Lo trató?

- Muy poco, siempre iba acompañado de dos 'gorilas'.

- ¿Por qué se marchó al Festina?

- El Seguros Vitalicio desapareció, el Festina me daba dos años y tenía de director a Juan Fernández.

- Llegaron los dos mejores años de la Vuelta: segundo en 2000 y primero en 2001.

- Los Kelme (Escartín, Heras, Sevilla y Rubiera) me sacaron los ojos en el Angliru. Fui segundo. Al año siguiente hubo revancha. No estaba el Angliru sino puertos más largos de los Pirineos, que me venían mejor. En la crono del último día, Óscar Sevilla me llevaba 25 segundos y yo le saqué minuto y pico. Tenía 29 años y fue el colofón de mi carrera. En España, si no ganas una gran Vuelta, no eres considerado un gran corredor.

- ¿Cómo lo celebró y cuál fue el premio económico?

- Crucé la meta con los brazos en alto, el dueño del Festina nos invitó a cenar a un restaurante, aquí en Valencia nos recibió la alcaldesa (Rita Barberá), vino a estar conmigo el periodista José María García… Los premios se repartieron entre los 9 corredores y un 10% para el cuerpo técnico, unos 30.000 euros.

- Muy democrático…

- Tú eres el que ganas pero los compañeros te ayudan a ganar. Y eso sigue a día de hoy.

- ¿Y cómo es que debe emigrar a Alemania tras ganar la Vuelta?

- Porque desaparece el Festina y nos vamos algunos del equipo al Coast alemán, entre ellos el director, Juan Fernández. También porque el Kelme se comprometió a nivel político conmigo, pero recibí una llamada a altas horas de la madrugada para decirme que no. Había cerrado muchas puertas de equipos españoles y ya no podían abrirse.

- ¿Quién era el director de aquel Kelme?

- Vicente Belda.

- ¿Cuál fue su relación con Eufemiano Fuentes (médico investigado por dopaje en la Operación Puerto)?

- Ninguna, de la Operación Puerto recibí una carta diciéndome que aparecía mi nombre y, a continuación, otra carta diciéndome que no. Mi preparador físico, Luigi Cecchini, sí tenía relación con Eufemiano, pero yo no.

- Entonces, ¿por qué le llamó Eufemiano poco antes de la contrarreloj de la Vuelta?

- Él tenía unas bielas y me las ofreció por si quería utilizarlas en la última crono, pero no las cogí. Yo ya utilizaba el potenciómetro, que ahora está tan de moda.

- ¿Ha sido consciente de haber tomado sustancias dopantes?

- No, y además soy una persona a la que le ha gustado saber siempre lo que ha tomado. No creo que haya tomado nada.

- ¿Por qué ya no volvió a estar en la élite?

- Justo en 2002 tuve una lesión de rodilla por la que fui operado y ya no volví a ser el que era. Tengo una necrosis en la inserción del cuádriceps con la rodilla. Las lesiones no me dejaron terminar como hubiera querido.

- ¿Cómo pasó de ser líder a gregario?

- Mi carrera fue de menos a más y luego de más a menos. Hay que estar preparado para ganar, pero también para volcarte por un compañero. Valgo para un roto y para un descosido. En el Tour de 2003 trabajé para Jan Ullrich mientras Chechu Rubiera trabajaba para Armstrong.

- ¿Cómo fueron los últimos años de profesional?

- Duros. En 2004, el equipo Comunitat Valenciana, que era de la Generalitat, no depositó los avales en la UCI y siete corredores, que veníamos de ganar en Portugal, estuvimos sin licencia y sin poder competir un año. Un deportista lo que quiere es competir. En 2005 me dijeron que debía ganarme un puesto para correr la Vuelta a España y ya lo dejé.

- ¿De qué está más orgulloso de su carrera?

- De las victorias y de poder dormir tranquilo. Hice todo lo que podía hacer como deportista. Solo me quedó la espina del podio en el Tour. Creo que podía haberlo conseguido.

- ¿Qué relación tuvo con el PP?

- Que cuando corría, los que gobernaban era del PP y salían en la foto. Pero ni he sido cargo ni afiliado nunca de ningún partido.

- ¿Ganó mucho dinero en el ciclismo?

- Mi contrato más alto fue en el 95, con el Seguros Vitalicios, casi 600.000 euros, pero pagaba el 58% de impuestos. Por eso los futbolistas se hacen los contratos libres de impuestos.

- ¿Por qué se metió en la construcción?

- Fue un error. Al terminar mi carrera, tenía un terreno y me convencieron para hacer una promoción. Era el 'boom', todo se compraba y todo se vendía. Empecé la promoción en el pico más alto y la terminé en la crisis de 2008.

- ¿Y se arruinó?

- Se juntó todo, me vino la separación y el chalet donde vivíamos en Torre en Conill estaba a su nombre (de su exmujer). Ella se fue con otro y yo me tuve que ir a la calle. Pero ella me debe 120.000 euros del chalet.

- ¿Se quedó sin ingresos?

- Me quedé con una pequeña pensión por la rodilla machacada, pero ahora estoy muy contento. Surgió en 2015 la idea de recuperar la Vuelta a la Comunidad Valenciana después de ocho años de ausencia. Lo sacamos adelante entre algunos exciclistas (Kike Gutiérrez, Javi Benítez, Paco Benítez…) y algunos de otros deportes (Paco Camarasa y Fernando Giner).

- Comenzó de cero.

- Sí, pero el apoyo de la gente me empujó a organizar la Vuelta. Me gusta la bici, soy un apasionado, y la Comunidad Valenciana tiene tradición, ciclistas y aficionados. Desde el minuto 1 el banco de Sabadell y las administraciones nos han apoyado.

- ¿Ha rehecho su vida?

- Claro que sí. Me he vuelto a casar (con Concha) y tengo un niño de cinco años, Aquiles, con el que estoy disfrutando muchísimo. Antes me pasaba 200 días fuera y ahora estoy 300 en casa. Vivo en un piso de 60 metros, en el centro de Valencia, mucho más feliz que en una casa de 1.000 metros. No hay mal que por bien no venga.

- ¿Cómo se lleva con sus dos hijos del anterior matrimonio?

- Solo los veo en los juzgados. Su madre lo ha querido así.

- ¿Qué le satisface más de organizar una gran Vuelta?

- Cuando acaba y ves que ha salido todo bien y eres la cabeza visible de un gran grupo humano. Lo más difícil es organizar los movimientos de 1.000 personas diarias: corredores, jueces árbitros, los que marcan el recorrido, policías locales, guardias civiles, periodistas…Hemos recuperado el prestigio de la prueba, la hemos subido de categoría a UCI Pro Series y los grandes equipos de W Tour quieren venir. Estamos cerrando el recorrido de la próxima edición, del 3 al 7 de febrero.

- ¿Qué bicicleta tiene?

- Una Colnago CX. Salimos mucho por el río. Solo de paseo, para disfrutar, no quiero rivalizar con nadie.

TITULO: Hora Punta, el programa de TVE de Javier Cárdenas - Goles en el antropoceno,.

 

Goles en el antropoceno,.

foto / Así como Borges afirmaba que «Francisco de Quevedo es menos un hombre que una dilatada y compleja literatura», yo creo con Vázquez Montalbán que desde los tiempos del gran Ronaldo Nazario de Lima los superfutbolistas «más que pertenecer a un club pertenecen a una multinacional». Es decir, se rigen por las leyes gravitacionales del universo,.

Del súper pelotazo, al súper pinchazo. En horas. La Superliga no ha llegado ni a sacar el balón del centro de campo. Lo que iba a ser la nueva era del fútbol. A salvar de una muerte segura al balompié. A llevar definitivamente el deporte rey a la mundialización no ha durado ni un suspiro. Ha sido una puesta en escena virtual. Como un holograma. Ya nos habíamos imaginado a la créme de la créme, jugando su liga en estadios de titanio con restaurantes acristalados en los palcos llenos de jeques, millonarios, chinos y rusos, corriendo el Moët&Chandon y azafatas de lujo sirviendo canapés de Sevruga en la zona VIP. Sólo para sus ojos. El resto del mundo en su saloncito con la tele y la comida basura, bebiendo cerveza a morro en camiseta de tirantes. Y los equipos 'pobres' otra vez en campos de tierra, con botas de cuero y cordones, camisetas remendadas y pañuelo en la frente como Panizo en 'Cuéntame'. Y la afición suspirando por aquellos días en que el Madrí o el Barça llegaban a provincias en el rutilante autocar firmando autógrafos a los chavales de ojos deslumbrados y mocos sin pañuelo. Estadios gélidos, aficiones en gabardina y paraguas. Otra vez al patadón y la espinillera, mientras los ricos se fuman un habano de cincuenta dólares con corbata en la burbuja climatizada e insonorizada.

Un estremecimiento de terror se adueñó de la afición (y de los Gobiernos que viven de la misma). Un segundo de pánico hizo temblar las estructuras del negocio. El miedo a lo desconocido, el miedo a un futuro descontrolado, pusieron en marcha la reacción. Jugadores millonarios de mercenarios por el mundo descargaron su hipocresía en las redes: «Los ricos quieren robar al pueblo, lo que el pueblo creó». Los Gobiernos pulsaron el botón del pánico y la UEFA (Unión Especuladora de Fútbol Asociación, que diría José María García) puso en marcha todos los resortes emocionales, judiciales y políticos para parar la operación. Mientras, Florentino Pérez, que como presidente del Madrid no se le pueden poner pegas, ha demostrado que como entrenador de este equipo de doce jugadores de la Superliga es un desastre. Ni preparó el partido, ni la estrategia, ni la táctica, ni unió al vestuario. Así que en cuanto salió al campo el público en su mayoría ya estaba en su contra. El árbitro (Gobiernos) predispuesto y el equipo contrario (UEFA y demás) le rompió el peroné en la primera entrada. Fin del partido. Pero el futuro sigue incierto. El cóctel, espectáculo mediocre, sueldos estratosféricos y mucha burocracia, sigue ahí, amenazante. Ganan, de momento, el 'brexit', el populismo y la burocracia. Algunos se malician si todo esto no habrá sido un órdago sin cartas para que la UEFA reparta mejor el pastel. 

 

TITULO: CAMPO ESTRELLAS BARCELONA - Baloncesto -  Kevin Pangos lidera el asalto del Zenit de San Petersburgo,.

 Baloncesto -  Kevin Pangos lidera el asalto del Zenit de San Petersburgo,.

 

Pangos lidera el asalto del Zenit al Palau

El Barça arranca la serie de cuartos de final perdiendo en casa y obligándose a ganar al menos un partido en Rusia. Kevin, 33 de valoración. foto,.

El Barça necesitaba frenar a Kevin Pangos para ganar al Zenit en el primer partido de los cuartos de final de la Euroliga y simplemente no lo consiguió. El ex azulgrana jugó muchos minutos a placer, anotó y dirigió a su equipo y tomó la responsabilidad en el momento clave: decidió el choque (74-76). Los visitantes llegaron a tener una ventaja de 17 puntos al límite del descanso y, pese a la mejoría del Barça, resistieron al final. Con un desaparecido Mirotic, Davies y Kuric mantuvieron a los locales con opciones hasta el último instante.

Llegó el primer partido de los octavos de final y todos los pesos pesados, de Barça y Zenit, comparecieron a la cita. Arrancó el choque con un 12-13 en el marcador, puntos todos conseguidos por las estrellas de ambos conjuntos. Cuatro del Barça (Mirotic, Calathes, Higgins y Gasol) y dos de Zénit (Pangos y Gudaitis) anotaron en un inicio vibrante y valiente por parte de los visitantes. Pangos estuvo cómodo, una de las condiciones de victoria del Zenit, y el Barça lo sufrió.

Un parcial a favor del Zenit, de 0-7 y con Pangos otra vez en pista, acrecentó las dudas de un Barça incapaz de frenar la sangría en defensa. Los rusos jugaron con una marcha más, más conectados, incomodando mucho al Barça. Los azulgrana fueron a remolque de un Pangos con una hoja de servicios prácticamente impecable. Entre él y el tiro exterior del Zenit, organizado por Pascual, la distancia se fue a los 17 puntos (29-46) en un segundo cuarto desastroso para el Barça. No encontró opciones en ataque y concedió demasiado en defensa ante un Zenit al que le entró todo (34-48).

La primera condición para una hipotética remontada del Barça era frenar a Pangos, algo para lo que Jasikevicius utilizó a Claver, una solución imaginativa. La otra era empezar a anotar con mucha más fluidez para ir reduciendo la diferencia. Mejoró mucho el Barça en defensa (Claver fue clave), y poco a poco en ataque. La defensa del Zenit, ordenada, siguió frenando casi todas las opciones del Barça dentro de la zona. Solo Davies, el mejor, superó a los rusos por dentro. En cinco minutos habían reducido la ventaja en cinco puntos (44-53) y en un par de jugadas más ya se metieron de lleno en el partido: 51-53. Las sensaciones habían cambiado. Cinco puntos de Rivers volvieron a estirar la ventaja en el marcador antes del cuarto definitivo (54-61).

Con el Barça a cuatro puntos a Pascual no le quedó más remedio que dar entrada a Pangos, a lo que Jasikevicius respondió con la entrada de Mirotic. Los puntos de Kuric acercaron aún más al Barça, a solo un tiro, pero el Zenit se resistía a perder una ventaja que ya era mínima. Entraron los rusos pronto en bonus y Higgins empató el partido a dos minutos del final (68-68). Un omnipresente e importantísimo Davies mantuvo al Barça en el partido, pero una canasta de Pangos a diez segundos del final acabó decidiendo el partido: Higgins falló la opción azulgrana.