miércoles, 3 de agosto de 2016

NATURALEZA - El fin de los penúltimos mamuts

TITULO: NATURALEZA - El fin de los penúltimos mamuts ,.

El fin de los penúltimos mamuts

Recreación de tres mamuts en Alaska. :: Fotolia
Recreación de tres mamuts en Alaska. foto,.

Ponen fecha a la extinción de un grupo que vivió aislado hasta hace 5.600 años,.

Los penúltimos mamuts, los primos lanudos y gigantes de los elefantes, sobrevivieron hasta hace apenas 5.600 años en St. Paul, una pequeña isla en el Estrecho de Bering, a mitad de camino entre Alaska y Rusia. Una investigación presentada ayer ha puesto fecha a su desaparición definitiva y, además, explicado por qué ocurrió: el aumento del nivel del mar a causa de las temperaturas fue apropiándose del agua dulce disponible y acabó con ellos. Solo una minúscula colonia superviviente en la isla de Wrangel, frente a las costas de Siberia, se mantuvo con vida hasta, aproximadamente, el 1700 a. C.
Cada vez quedan menos dudas de que los mamuts se extinguieron por la combinación de dos desastres ecológicos: el cambio climático y la expansión de los humanos por Asia y Europa. Los individuos que vivían en el continente desaparecieron hace unos 12.000 años, coincidiendo con el fin de la última glaciación y con la irrupción definitiva de los homo sapiens, que los cazaban para comer, en las regiones más frías. También en las dos islas que los acogieron hasta el final, estos fenómenos fueron culpables de su fin. En St. Paul por una cuestión climática, y en Wrangel por su repentina colonización por pobladores humanos.
Según los autores del trabajo presentado ayer, nunca se había podido datar una extinción prehistórica con tanta precisión. Hace no más de 5.700 años, y no menos de 5.500, los mamuts de St. Paul dejaron de existir. Es la época en la que surgía la civilización minoica en Creta, apenas 1.000 años antes de la construcción de la Gran Pirámide de Giza.
«Es alucinante que todo haya resultado tan preciso con la datación de la extinción», afirmó Russell Graham, coautor del trabajo y profesor de geología en la Universidad Estatal de Pensilvania (EE UU). Antes, ya se habían encontrado restos de mamuts en la isla, aunque nadie tenía claro si realmente pertenecían a algunos de los últimos individuos. Para poder dar una respuesta definitiva, los científicos decidieron buscar también pruebas indirectas.
Por ejemplo, buscaron en capas profundas de hielo la presencia de esporas de tres clases de hongos que prosperan en las heces de los mamuts. «Y vimos una reducción de las tres especies, todas asociadas a las heces de grandes animales», recalcó Graham. Se sabe que los gigantes lanudos eran los únicos habitantes de gran tamaño de St. Paul -y que el único otro mamífero es un zorro ártico que aún sigue allí-, por lo que no hay dudas de cuál fue la causa. Los primeros humanos que llegaron a la isla lo hicieron ya en el siglo XVIII.
Aumento del nivel del mar
También analizaron los sedimentos de los lagos de la isla. Con las técnicas más modernas, esta clase de estudios permite determinar tanto el nivel de las aguas como la calidad de las mismas. Justo en la época en la que los mamuts se extinguieron, estas no solo se habían reducido sino que habían perdido frescura a causa del aumento del nivel del mar. La misma crecida del océano que primero los permitió sobrevivir -porque aisló St. Paul del continente, mientras que antes formaba parte del camino de hielo emergido entre Asia y Norteamérica- acabó con ellos varios miles de años después. «Nuestra investigación pinta un dibujo aciago de la situación de estos mamuts», afirmó Matthew Wooller, director de las Instalaciones de Isótopos Estables de la Universidad de Alaska y coautor del trabajo. «Las reservas de agua dulce aparecen como el candidato más probable a empujar a los mamuts a esa situación insostenible».
La crecida del nivel del mar no solo contaminó muchos acuíferos de la isla, sino que redujo su superficie considerablemente. «Eso concentró a los mamuts en un área más reducida y con menos agua disponible», explicó la Universidad Estatal de Pensilvania en un comunicado. Se cree que, en su momento de máxima expansión, St. Paul era de cinco a diez veces más grande que en la actualidad. El nivel del mar, por su parte, estaba no menos de 50 metros más bajo.
«La investigación presenta las limitaciones de agua potable como un impulsor de extinciones no suficientemente considerado, y recalca la vulnerabilidad de las poblaciones de pequeñas islas a cambios ambientales», señala el artículo que han publicado los investigadores en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences. Según Wooller, el cambio climático actual podría alterar las condiciones aún más deprisa.

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