El Tour es como pedalear por una cornisa. Un
descuido o la mala suerte te pueden empujar y adiós, se acabó. Un
parpadeo fatal. Ayer fue víctima Chris Froome, en la primera etapa
francesa de esta edición. Apenas llevaba tres kilómetros. Era una recta
inofensiva. Un ciclista pega un bandazo, empuja a otro, al que va justo
delante de Froome, y el africano toca con su rueda delantera la trasera
del corredor que le precede. Al suelo. Tiene la cadera en carne viva y,
lo peor, le pica la muñeca izquierda, la que frena, la que cambia de
marcha.
Froome tranquiliza pronto a los suyos. No
parece nada. «Rasguños», dice el parte médico. Aunque hay dudas. Lo
malo que es la etapa siguiente –la de hoy– es la del pavés, la del
calvario de piedra, la jornada en la que más se necesitan las manos y
las muñecas para agarrar las bicicletas.
Lille, mojada, se entretuvo con los ciclistas.
Los metió por calles estrechas, entre curvas, acelerones y frenazos.
Bien untados en sudor y escalofríos, todos alcanzaron la recta final. Y
ahí, Kittel, peor lanzado esta vez por el Giant, sudó tinta para ganar
delante de Kristoff y Demare su tercera etapa –tres de cuatro– en este
Tour que hoy baja la infierno, al pavés de la París-Roubaix. Quince
kilómetros de adoquines repartidos en nueve tramos. Nueve capítulos de
un cuento de terror para los favoritos. «Encima, va a llover y a pegar
mucho el viento. Va a ser una lotería», maldice Contador.
TÍTULO: EL HORMIGUERO, GLORIA ESTEFAN.CANTANTE,
-El miércoles, 9 de julio,
nos visita una de las divas internacionales de la música, la cantante y compositora cubano-estadounidense GLORIA ESTEFAN. Con más de 100 millones de discos vendidos a lo largo de su carrera, la ganadora de siete Premios Grammy acude a “El Hormiguero 3,0” para presentarnos su nuevo disco, The Standards (Sony Music), publicado hace apenas un mes y en el que Gloria Estefan versiona algunos de los temas clásicos que para ella tienen un significado más especial, con sorpresas como una versión en inglés del tango de Gardel El día que me quieras, la canción que sonó el día de su boda. Además de hablar del disco, podremos conocer algunas de las anécdotas de una artista que es reconocida ya como “la madre del Pop Latino” y considerada una de las personalidades hispanas más influyentes en Estados Unidos.
--foto,,
TÍTULO: BALOCESNTO, VERANO, LOS 'HOMBRES DE ROJO DE CALDERÓN,.
La familia del jugador de la NBA y el resto de responsables del Campus narran cómo se organiza,.|foto|,.
El calzado es a gusto del consumidor, al igual que hay quien prefiere
las bermudas a los pantalones vaqueros. Lo que no falla es el polo rojo
con el distintivo del Campus Calderón y las barras blancas de la
multinacional Adidas. Son unos treinta los 'hombres de rojo' de Calderón
bajo el frenesí de la carrera continua por los pasillos e instalaciones
de la Residencia Universitaria de la Caja de Ahorros de Badajoz.
Cualquier duda, problema o petición... y prestos salen al rescate tanto
del visitante como del campusero. El ajetreo es constante. Por allí
aparece Carlos, hermano de Calderón. Si el Campus fuera una empresa él
sería el jefe de administración. Dicen las buenas lenguas que es el que
se come todos los marrones. O José Calderón padre, el guía del grupo, un
referente para el resto de trabajadores. El exjugador Fernando González
se ocupa de la dirección deportiva y Carlos Pino se ocupa de la prensa.
Hablamos con ellos para que nos narren cómo se organiza un proyecto que
cumple ya su octavo año.
«Lo peor de todo es el primer día. Cuando los niños acaban de llegar y tienes que tener una cama para cada uno y no haya problemas. Después todo va más rodado, pero ese primer día... Lo demás es un trabajo de todo el año poco a poco», confiesa Calderón padre mientras asienten los demás. Este año esa labor previa fue más intensa por el cambio de ubicación por primera vez en Badajoz. «Hay que visitar todas las instalaciones, hablar con las instituciones, etc., pero eso se lleva bien porque hay tiempo. Es más complejo el tema del papeleo e inscripciones que hace Carlos, los viajes, que te falte un niño, una cama, etc.».
Carlos Calderón desvela que tienen un arma perfecta para medir el grado de satisfacción de sus 'clientes' y que consiste en la cantidad de repetidores. Cada vez son más. Alguno acumula cinco años de participaciones, más que muchos de los monitores y técnicos. Añade esa otra parte que ofrece el Campus y que va más allá del baloncesto, por ejemplo con las charlas para 'Ponerle un tapón' al botellón provenientes de la fundación del baloncestista. «Tienen que pasarlo bien. Y si podemos ayudar a que aprendan más cosas, mejor. Y ahora, con el sello NBA, es un plus. No vamos a hacer estrellas en una semana, pero sí pueden mejorar esos días», subraya el hermano del nuevo base de los Knicks.
Su padre, junto al director deportivo Fernando González, alaban la seña de identidad del Campus Calderón, que no es otra que la enorme predisposición del de Villanueva de la Serena. «Junto a nuestros grandes entrenadores, esa implicación lo hace especial», dice el padre. «¡Pero si come con ellos, juega al ping pong, entrena, hace cola como uno más, ayuda al otro!», valora David González, técnico del CB Valladolid.
El nivel de los técnicos también es muy elevado. Fiel reflejo es
Alberto Miranda, primer entrenador del Perfumerías Avenida, equipo de
Euroliga femenina: «Cuando eres niño, tener un referente es muy
importante y ellos tienen a José. Pueden tocarle, sentirle, pedirle
consejo, y eso ayuda mucho de cara a la motivación. Por eso a los
entrenadores nos lo pone muy fácil porque los chicos quieren ser como él
y te aceptan patrones de mejora». «Al final, el nivel deportivo del
Campus lo decide la implicación de los niños. Y aquí ven a su ídolo o a
un entrenador de la talla de Alberto. Para las niñas bromear, comer,
escuchar... a un preparador de Euroliga tiene mucho valor. La parte
humana es fundamental. Que tu icono del Campus te ayude a llevar el agua
lo dice todo. No le he visto antes y he estado en muchos», comenta
David González. «Conseguimos que disfruten y se motivan mucho. Cuanto
más vienen, mejores se vuelven», apostilla Miranda, quien desea toda la
suerte del mundo al proyecto del Al-Qázeres en la mejor competición
femenina nacional. «Lo merecen. Esperemos que haya más apoyo para este
deporte porque transmite valores».
¿Y la disciplina? Porque hay que tener en cuenta que son seis días -con sus 24 horas- entre 200 niños que están de vacaciones. Por lo que cuentan desde el staff no es obstáculo. «Saben que estamos aquí por ellos. Son conscientes de ello y les contamos un pequeño chantaje porque si no se portan bien dejarían de hacer alguna actividad. Hasta el momento han sido buenos», explica Fernando González.
Seguro que ha sido buena la madrileña Carmen Gadea, que repite experiencia junto a su hermano pequeño, Víctor. El primer año les costó más porque no conocían a nadie, pero ahora es diferente. Accede al Bachillerato y una de sus pasiones es el baloncesto. Le gusta jugar de base y considera un lujo recibir consejos de primera mano de parte de un jugador de la NBA al que venera. «Lo que más me gusta de 'Calde' es su forma de ser y su manera de comportarse sobre la cancha. Es increíble tenerle tan cerca y que nos enseñe sus trucos y participe en los concursos. Ha estado en varios entrenamientos con nosotras, nos deja que le hagamos preguntas y es alucinante».
«Lo peor de todo es el primer día. Cuando los niños acaban de llegar y tienes que tener una cama para cada uno y no haya problemas. Después todo va más rodado, pero ese primer día... Lo demás es un trabajo de todo el año poco a poco», confiesa Calderón padre mientras asienten los demás. Este año esa labor previa fue más intensa por el cambio de ubicación por primera vez en Badajoz. «Hay que visitar todas las instalaciones, hablar con las instituciones, etc., pero eso se lleva bien porque hay tiempo. Es más complejo el tema del papeleo e inscripciones que hace Carlos, los viajes, que te falte un niño, una cama, etc.».
Carlos Calderón desvela que tienen un arma perfecta para medir el grado de satisfacción de sus 'clientes' y que consiste en la cantidad de repetidores. Cada vez son más. Alguno acumula cinco años de participaciones, más que muchos de los monitores y técnicos. Añade esa otra parte que ofrece el Campus y que va más allá del baloncesto, por ejemplo con las charlas para 'Ponerle un tapón' al botellón provenientes de la fundación del baloncestista. «Tienen que pasarlo bien. Y si podemos ayudar a que aprendan más cosas, mejor. Y ahora, con el sello NBA, es un plus. No vamos a hacer estrellas en una semana, pero sí pueden mejorar esos días», subraya el hermano del nuevo base de los Knicks.
Su padre, junto al director deportivo Fernando González, alaban la seña de identidad del Campus Calderón, que no es otra que la enorme predisposición del de Villanueva de la Serena. «Junto a nuestros grandes entrenadores, esa implicación lo hace especial», dice el padre. «¡Pero si come con ellos, juega al ping pong, entrena, hace cola como uno más, ayuda al otro!», valora David González, técnico del CB Valladolid.
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¿Y la disciplina? Porque hay que tener en cuenta que son seis días -con sus 24 horas- entre 200 niños que están de vacaciones. Por lo que cuentan desde el staff no es obstáculo. «Saben que estamos aquí por ellos. Son conscientes de ello y les contamos un pequeño chantaje porque si no se portan bien dejarían de hacer alguna actividad. Hasta el momento han sido buenos», explica Fernando González.
Seguro que ha sido buena la madrileña Carmen Gadea, que repite experiencia junto a su hermano pequeño, Víctor. El primer año les costó más porque no conocían a nadie, pero ahora es diferente. Accede al Bachillerato y una de sus pasiones es el baloncesto. Le gusta jugar de base y considera un lujo recibir consejos de primera mano de parte de un jugador de la NBA al que venera. «Lo que más me gusta de 'Calde' es su forma de ser y su manera de comportarse sobre la cancha. Es increíble tenerle tan cerca y que nos enseñe sus trucos y participe en los concursos. Ha estado en varios entrenamientos con nosotras, nos deja que le hagamos preguntas y es alucinante».
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