Francisco Rivera ha cumplido al fin su sueño de casarse por la Iglesia con quien ya era desde hace diez meses su esposa por lo civil, ...foto,.
La hija del extorero, Cayetana, de 15 años, fue la madrina del enlace, que se celebró en la pequeña Capilla de los Marineros de Triana,.
Francisco Rivera ha cumplido al fin su sueño de casarse por la
Iglesia con quien ya era desde hace diez meses su esposa por lo civil,
la abogada Lourdes Montes. El enlace ha sido posible gracias a que, el
pasado marzo, el extorero obtuvo la nulidad de su primer matrimonio, con
Eugenia Martínez de Irujo. En comparación con aquella primera boda, un
evento multitudinario y televisado que se celebró en 1998, la del sábado
por la tarde ha sido una ceremonia íntima y recogida: de los 1.400
invitados de entonces se ha pasado a solo un centenar, los que cabían en
la Capilla de los Marineros sevillana, sede de la Hermandad de la
Esperanza de Triana.
Lourdes se casó vestida con un diseño propio, en el que combinaba elementos de las ocho creaciones que componen la primera colección de su firma, Analilen. Destacaban en el traje los adornos de cristal en forma de lágrima que iluminaban las mangas y el corsé. La novia lució además pendientes largos de brillantes y una pulsera de su abuela.
La madrina de la boda fue la hija del extorero, Cayetana, de 15 años, que acudió con un vestido largo de color rojo, mientras que de padrino ejerció el hermano de la novia. Entre los asistentes figuraban dos hermanos de Francisco, Cayetano y Kiko, pero faltó Julián Contreras, que no pudo estar presente por un compromiso laboral. También asistieron como invitados los toreros Manuel Díaz y Morante de la Puebla, el cantante José Manuel Soto, el 'moranco' César Cadaval y la presentadora Raquel Revuelta. Tras la ceremonia, se trasladaron a la Hacienda Saltillo-Laso, donde se celebró la fiesta con un número algo mayor de invitados, alrededor de doscientos.
Algunos miembros de la hermandad protestaron por la decoración que en un principio se había instalado en la capilla, en forma de bosque. «Si el torerito quiere árboles, que se vaya al campo», se quejó uno en Twitter. Finalmente, los polémicos ornamentos se retiraron a primera hora del sábado.
TÍTULO: CILISMO, EL FABULOSO E INVISIBLE TRIUNFO DE TONY MARTIN,.
Hace tiempo que Tony Martin es invisible en su país. Alemania, harta del dopaje, le ha dado la espalda al ciclismo. Martin, tres veces campeón ...foto,.
Lourdes se casó vestida con un diseño propio, en el que combinaba elementos de las ocho creaciones que componen la primera colección de su firma, Analilen. Destacaban en el traje los adornos de cristal en forma de lágrima que iluminaban las mangas y el corsé. La novia lució además pendientes largos de brillantes y una pulsera de su abuela.
La madrina de la boda fue la hija del extorero, Cayetana, de 15 años, que acudió con un vestido largo de color rojo, mientras que de padrino ejerció el hermano de la novia. Entre los asistentes figuraban dos hermanos de Francisco, Cayetano y Kiko, pero faltó Julián Contreras, que no pudo estar presente por un compromiso laboral. También asistieron como invitados los toreros Manuel Díaz y Morante de la Puebla, el cantante José Manuel Soto, el 'moranco' César Cadaval y la presentadora Raquel Revuelta. Tras la ceremonia, se trasladaron a la Hacienda Saltillo-Laso, donde se celebró la fiesta con un número algo mayor de invitados, alrededor de doscientos.
Algunos miembros de la hermandad protestaron por la decoración que en un principio se había instalado en la capilla, en forma de bosque. «Si el torerito quiere árboles, que se vaya al campo», se quejó uno en Twitter. Finalmente, los polémicos ornamentos se retiraron a primera hora del sábado.
TÍTULO: CILISMO, EL FABULOSO E INVISIBLE TRIUNFO DE TONY MARTIN,.
Hace tiempo que Tony Martin es invisible en su país. Alemania, harta del dopaje, le ha dado la espalda al ciclismo. Martin, tres veces campeón ...foto,.
Se exhibe en Mulhouse, donde Gallopin se viste de líder en vísperas de que hoy Contador pruebe a Nibali,.
Marion Rousse bota sobre sus tacones, se muerde el labio inferior.
Rubia atractiva de vestido rojo. Con ese perfil de tobogán que genera
vértigo en la meta de Mulhouse. Es eso y mucho más: es azafata del Tour,
reparte besos y carmín cada día al entregar el premio de la
combatividad; es también ciclista del Lotto y fue campeona de Francia...
Y es la novia, nerviosa y emocionada, del francés Tony Gallopin, que acaba de cruzar la meta como nuevo líder del Tour, honor cedido por Nibali, que no quiere agotar a su equipo con la toda la montaña que queda. El guapo Gallopin, cejas pobladas y mirada de metal, entra casi al límite, ahogado por el esfuerzo. Marion se le anuda al cuello. Aire. Le besa. Aire. Tony, que jadea, ni cierra la boca durante el beso. El cariño de Marion insiste. Todas las cámaras del Tour graban la escena de los ciclistas enamorados.
Del vencedor en Mulhouse, de Tony Martin, autor de otra cabalgada sólo a su alcance, casi nadie se preocupa. Es más feo. El único ciclista al que el casco le queda pequeño. Pero es mucho más que eso: nadie tiene su potencia. Bruto. Es un pánzer de dos ruedas que ganó ayer en Alsacia, tierra francesa y alemana, y que hoy pasará desapercibido tanto en Francia como en Alemania. En la etapa de los 'Tony', Gallopin se llevó los focos y la chica.
Hace tiempo que Tony Martin es invisible en su país. Alemania, harta del dopaje, le ha dado la espalda al ciclismo. Martin, tres veces campeón del mundo contrarreloj, pedalea para renovar el vocabulario del ciclismo germano, para eliminar la palabra 'trampa'. Ha elegido luchar contra esa mancha en solitario, contra el cronómetro o en fuga como ayer camino de Mulhouse, sobre asfalto de Alsacia, tierra francesa llena de pueblos con nombre alemán. Con la meta al fondo, feliz, se alisó el maillot tras casi 150 kilómetros sacándole tiempo al pelotón, se limpió la cara y sonrió para la foto de su triunfo alsaciano que hoy tendrá mayor repercusión ni en Alemania ni en Francia.
Tony Martín ganó en tierra de nadie, en la meta de otros 'Tony'. Tony Gallopin, que entró en un grupo intermedio, es el nuevo maillot amarillo del Tour. Gallopin es francés y hoy es 14 de julio, fiesta nacional. Las portadas y los focos serán suyos. En Alemania, otro Toni, Toni Kroos, ocupaba la atención en las horas previas a la final del Mundial de fútbol. En Tony Martin apenas reparará hoy nadie. El suyo es un triunfo a oscuras. Se quedó sin fotos la víspera de que esta tarde, en la cima de La Planche des Belles Filles, el Tour saque la fotografía exacta de los que de verdad aspiran a ganar este Tour. Contador, Nibali, Porte, Valverde... «Ahí se verán las fuerzas», avisa Contador.
La segunda etapa de los Vosgos empezó cuesta arriba. Por los puertos de Schlucht y Wettstein, entre bosques y claros llenos de cruces blancas. La geografía sonaba a guerra y hablaba en alemán. Un arranque así abre una vía franca para las fugas. Era el día ideal. Además, todos sabían que Nibali prefería quitarse el peso del liderato. Necesitará a su equipo fresco en lo mucho que queda. El Astana abrió la puerta y por ahí se largaron casi 30 escapados: 'Purito' Rodríguez, que quiere el maillot de la montaña, más los que buscaban la etapa como Martin y los que querían medrar en la general, como el gijonés Dani Navarro, que subió varios puestos, Roland y Gallopin, el más beneficiado: estaba a tres minutos y medio de Nibali. «He salido a por eso, a por el maillot amarillo», confesó luego en la meta el francés cuando recuperó el aliento.
Quedaban aún puertos bautizados en alemán, el Gueberschiwihs y el Markstein, la primera cuesta de primera categoría del Tour. Buen sitio, alto, para que Tony Martin, martilleando los pedales, clavara al único que ya le seguía, el pobre De Marchi.
La figura del alemán se recortaba poderosa sobre el fondo verde de los Vosgos, otra vez mojados. Mirada fija en la pantalla que indica los vatios. Le sobra cilindrada. Se exhibió en la subida al Gran Ballon y convirtó en una autopista los 40 kilómetros de bajada hasta Mulhouse. Pero Alemania estaba ayer por la tarde más pendiente de otro balón, el del Mundial. De otro Toni, de Kroos. Y el Tour, por supuesto, sólo tenía ojos para su Tony, Gallopin. Los Gallopin son una estirpe. Tony procede de una familia con facilidad para pedalear. Uno de sus tíos fue ciclista y es hoy director del Trek. Su padre, Joel, también corrió como profesional. Entrenó a Fignon y ahora prepara a Tony.
Los Gallopin guardan un secreto, su receta ciclista. La esconden en una recta de 25 kilómetros entre Angerville y Pithiviers. Allí, ida y vuelta, ruedan. Primero lo hicieron el padre y el tío, y ahora lo hace Tony. El padre acelera y estira la resistencia de su hijo desde que era un crío. Siempre en esa recta que no terminaba nunca. Hasta ayer. La meta. Tony, con el rebufo de esa vieja Burdin, llegó con tiempo de sobra para correr hoy de amarillo en el día de Francia. Cinco minutos después aparecieron Nibali, Contador, Valverde y Porte, a los que hoy retratarán las rampas de La Planche des Belles Filles. De las chicas bellas.
Y es la novia, nerviosa y emocionada, del francés Tony Gallopin, que acaba de cruzar la meta como nuevo líder del Tour, honor cedido por Nibali, que no quiere agotar a su equipo con la toda la montaña que queda. El guapo Gallopin, cejas pobladas y mirada de metal, entra casi al límite, ahogado por el esfuerzo. Marion se le anuda al cuello. Aire. Le besa. Aire. Tony, que jadea, ni cierra la boca durante el beso. El cariño de Marion insiste. Todas las cámaras del Tour graban la escena de los ciclistas enamorados.
Del vencedor en Mulhouse, de Tony Martin, autor de otra cabalgada sólo a su alcance, casi nadie se preocupa. Es más feo. El único ciclista al que el casco le queda pequeño. Pero es mucho más que eso: nadie tiene su potencia. Bruto. Es un pánzer de dos ruedas que ganó ayer en Alsacia, tierra francesa y alemana, y que hoy pasará desapercibido tanto en Francia como en Alemania. En la etapa de los 'Tony', Gallopin se llevó los focos y la chica.
Hace tiempo que Tony Martin es invisible en su país. Alemania, harta del dopaje, le ha dado la espalda al ciclismo. Martin, tres veces campeón del mundo contrarreloj, pedalea para renovar el vocabulario del ciclismo germano, para eliminar la palabra 'trampa'. Ha elegido luchar contra esa mancha en solitario, contra el cronómetro o en fuga como ayer camino de Mulhouse, sobre asfalto de Alsacia, tierra francesa llena de pueblos con nombre alemán. Con la meta al fondo, feliz, se alisó el maillot tras casi 150 kilómetros sacándole tiempo al pelotón, se limpió la cara y sonrió para la foto de su triunfo alsaciano que hoy tendrá mayor repercusión ni en Alemania ni en Francia.
Tony Martín ganó en tierra de nadie, en la meta de otros 'Tony'. Tony Gallopin, que entró en un grupo intermedio, es el nuevo maillot amarillo del Tour. Gallopin es francés y hoy es 14 de julio, fiesta nacional. Las portadas y los focos serán suyos. En Alemania, otro Toni, Toni Kroos, ocupaba la atención en las horas previas a la final del Mundial de fútbol. En Tony Martin apenas reparará hoy nadie. El suyo es un triunfo a oscuras. Se quedó sin fotos la víspera de que esta tarde, en la cima de La Planche des Belles Filles, el Tour saque la fotografía exacta de los que de verdad aspiran a ganar este Tour. Contador, Nibali, Porte, Valverde... «Ahí se verán las fuerzas», avisa Contador.
La segunda etapa de los Vosgos empezó cuesta arriba. Por los puertos de Schlucht y Wettstein, entre bosques y claros llenos de cruces blancas. La geografía sonaba a guerra y hablaba en alemán. Un arranque así abre una vía franca para las fugas. Era el día ideal. Además, todos sabían que Nibali prefería quitarse el peso del liderato. Necesitará a su equipo fresco en lo mucho que queda. El Astana abrió la puerta y por ahí se largaron casi 30 escapados: 'Purito' Rodríguez, que quiere el maillot de la montaña, más los que buscaban la etapa como Martin y los que querían medrar en la general, como el gijonés Dani Navarro, que subió varios puestos, Roland y Gallopin, el más beneficiado: estaba a tres minutos y medio de Nibali. «He salido a por eso, a por el maillot amarillo», confesó luego en la meta el francés cuando recuperó el aliento.
Quedaban aún puertos bautizados en alemán, el Gueberschiwihs y el Markstein, la primera cuesta de primera categoría del Tour. Buen sitio, alto, para que Tony Martin, martilleando los pedales, clavara al único que ya le seguía, el pobre De Marchi.
La figura del alemán se recortaba poderosa sobre el fondo verde de los Vosgos, otra vez mojados. Mirada fija en la pantalla que indica los vatios. Le sobra cilindrada. Se exhibió en la subida al Gran Ballon y convirtó en una autopista los 40 kilómetros de bajada hasta Mulhouse. Pero Alemania estaba ayer por la tarde más pendiente de otro balón, el del Mundial. De otro Toni, de Kroos. Y el Tour, por supuesto, sólo tenía ojos para su Tony, Gallopin. Los Gallopin son una estirpe. Tony procede de una familia con facilidad para pedalear. Uno de sus tíos fue ciclista y es hoy director del Trek. Su padre, Joel, también corrió como profesional. Entrenó a Fignon y ahora prepara a Tony.
Los Gallopin guardan un secreto, su receta ciclista. La esconden en una recta de 25 kilómetros entre Angerville y Pithiviers. Allí, ida y vuelta, ruedan. Primero lo hicieron el padre y el tío, y ahora lo hace Tony. El padre acelera y estira la resistencia de su hijo desde que era un crío. Siempre en esa recta que no terminaba nunca. Hasta ayer. La meta. Tony, con el rebufo de esa vieja Burdin, llegó con tiempo de sobra para correr hoy de amarillo en el día de Francia. Cinco minutos después aparecieron Nibali, Contador, Valverde y Porte, a los que hoy retratarán las rampas de La Planche des Belles Filles. De las chicas bellas.
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