domingo, 4 de abril de 2021

Domingo-11- Abril - LIARLA PARDO - Javier Sellers ,./ ESPAÑOLES POR EL MUNDO - Soria-Tombuctú ,. / Donde viajan dos - En Serón se encuentra al frente del planetario ,. / Escala humana - No compremos más poliéster ,. Miercoles -7- Abril . / LA MAQUINA DE ESCRIBIR - Esta noche, 'En primera línea - Guerra a la ropa nueva ,.

 

 TITULO: Domingo -  11 -  Abril  -   LIARLA PARDO  -   Javier Sellers ,.

El domingo -11-  Abril  a las 18:00 por La Sexta, foto,.

 

La ruta cofrade por iglesias de Cáceres atrae al público local,.

La nueva propuesta de los guías de turismo muestra el patrimonio de la Semana Santa. Se estrenó este jueves,.

Javier Sellers, miembro de la cofradía de Jesús Condenado, explica a los visitantes detalles de la hermandad. /jorge rey
 
Javier Sellers, miembro de la cofradía de Jesús Condenado, explica a los visitantes detalles de la hermandad.

Son las once de la mañana del Jueves Santo y María Luisa Barrantes y María Sánchez aguardan la salida de una visita guiada desde la Plaza Mayor. Ni ellas son turistas, ni la ruta transcurre por la Ciudad Monumental. Estas dos cacereñas formaron parte este jueves del primer grupo que estrenó la nueva propuesta lanzada por la asociación,.Estas cosas pasan. Durante el fin de semana conversé por teléfono con Juan Martín Queralt, y después de dar un repaso a lo existente, acabamos hablando del libro de Philippe Sands, 'Ruta de escape', en Anagrama, sobre los monstruos del pasado, el genocidio, y el discurso del odio, sobre Joseph Roth, Stephan Zweig, Imre Kertész. Y sobre la novela de Rafa Lahuerta, 'Noruega'. Como para no quererlo como presidente de un Valencia respetable, aunque tuviera que jugar en la Regional Preferente. Ese mundo en el que sucede la realidad de cada día, de la gente prudente y sensata, sin extremos, alérgica al odio, y preocupada por vivir y compadecer es más amplio, rico y generoso que lo que algunos quieren proyectar. La inmensa mayoría de nosotros nos reconciliaríamos en la bondad de nuestros padres, en la esperanza por nuestros hijos, y si no fuera por el silencio que adquiere protagonismo cuando nos alejamos de la imagen distorsionada de las redes sociales, darían ganas de dimitir como ciudadano, tener treinta años menos y marcharse a un país civilizado, felizmente aburrido. Pero los monstruos no están únicamente en la literatura centroeuropea. El universo simbólico que nos proyectan parece consagrar una visión sesgada: la obscena, odiosa y niñata mención al «judío» en el acto de homenaje a la División Azul en el Cementerio de la Almudena, o la condena a Pablo Hasél como ejemplo de una anomalía institucional. La mención al judío escandaliza, por antifascista, en una izquierda trufada de tics antisemitas y profundo odio a Israel. Pero no escandaliza el odio que pueda proyectar no la injuria a esta o aquella institución, sino el «tiro en la nuca al pepero». Uno se pregunta de dónde ha surgido ese odio que no nos transmitieron nuestros padres. De dónde nace esa falsa dialéctica sin matices, bicolor. Habría mucho que escribir sobre la diferencia entre la opinión y la expresión, y desbrozar en qué consiste exactamente el delito de odio. Valga decir que no soy muy de condenas, y menos penales. Mi fallo en una sentencia sería literario, divulgando el contenido de sus letras, por su radical vulgaridad, su ausencia de metáforas, su irrelevancia estilística. La condena lo convierte en víctima innecesaria. El martes por la noche fue una magnífica ocasión para leer a Joan Margarit, o detenerse de nuevo en algún verso cálido y luminoso de Francisco Brines, pero decidí ver la película 'Mi vida con Amanda', en la que triunfa la sencillez y vence el amor después de un atentado, cuando se decide cerrar la persiana del odio. Ese mismo día, mi único dolor fue conocer la muerte de un gran servidor público, honesto y entregado, con quien fui feliz trabajando, compartiendo conocimiento, y que me ayudó a crecer, muy lejano en la ideología pero cercano en la bondad y amigo, José Luís Orduña. Conocerle fue de lo mejor de mi currículum.

TITULO:  ESPAÑOLES POR EL MUNDO - Soria-Tombuctú ,.


Soria-Tombuctú,.

Un heredero vascocalifa, la capital mundial del torrezno, el caimán de fray Tomás y la «energía» de Pío García Escudero.


foto / En una hipotética segunda o decimoquinta vida, quiero ser centinela en Gormaz. Y enlazar con mis pies todos los puntos cardinales a través de su paso de ronda para atracarme de cielo y campo. Y memorizar cada silo, matorral o risco de su colosal panorámica. Y sentirme el Cid o Al-Haquem II, el cordobés pelirrojo, ojos negros y nariz aquilina, que allá por finales del siglo X levantó y habitó la fortaleza califal más fabulosa de Europa, al tiempo que abría escuelas gratuitas para alfabetizar a los pobres y concebía a su heredero con una concubina de origen vasconavarro. Me asomo a Soria por el norte y, entre bosques de pinos, me parece avistar la noria del muelle de Brighton. Salgo al encuentro del sur a través de un arco de herradura y, más allá del mosaico irregular que forman las tierras de barbecho, los campos de avena rubio platino, las parcelas verde pajizo de la cebada y los trigales ocres, toco con las pupilas los destellos del faro de Melilla, frente al mar de Alborán.

Detrás de la muralla islámica de 1.200 metros que corona el cerro, las flores púrpuras de la alfalfa y las correhuelas blancas abrazan las ruinas del aljibe y de la alberca. No quiero dejar Gormaz ni la sensación de plácida omnipotencia que inocula. Por mucho que engorde. La capital mundial del torrezno emerge rotunda a tiro de piedra del alcázar musulmán. Se trate o no de una alevosa peineta cristiana, hasta 8.000 visitantes atrae cada año El Burgo de Osma con sus jornadas ritogastronómicas de la matanza, cuando abre doce cochinos en canal para descuartizarlos en impura y sabrosa herejía cárnica. Curiosa ironía que, quebrada su tradicional industria del mueble, la señorial localidad que dio a luz al particular Campeador de Marbella, Jesús Gil, sobreviva a la crisis con la cría y embolsado de lechugas y endivias, y con el cultivo de manzanas. En la cercana finca de La Rasa, la mayor de todo el Viejo Continente, dos millones de árboles proporcionan noventa millones de frutas en cinco variedades. Recogerlas requiere de cuatrocientos pares de brazos. Si un par de Golden invalidaran una ración de torreznos sería el Shangri-La castellano.

Tal vez lo encuentre en Berlanga de Duero. Ese nombre suena prometedor. Perdido aún en el horizonte, nos dirigimos hasta allá para unirnos a la expedición de las once y media a la colegiata de Santa María del Mercado. La trabajadora de la oficina de turismo abre el portón y se dispone a colocar en la entrada una mesa con el cartel de 'Entrada: 2 euros para la conservación del edificio'. Para entonces, María Jesús, una berlanguesa octogenaria y su carro rojo de la compra ya están en el interior con un grupo de turistas a la espalda. Se anuncia en internet como guía del templo a cambio de la voluntad y siempre acaba llevándose el lagarto al agua. «Aquí mando yo», zanja la susodicha. Temo que saque la escopeta nacional, pero se limita a recitar una letanía monocorde sobre el crucero, el retablo y el caimán disecado de cuatro metros de largo que, mandíbula abajo, cuelga de la pared. «Data del siglo XVI», afirma con el ceño fruncido. Resulta que lo llevó de souvenir Fray Tomás de Berlanga, un dominico que evangelizó y estimuló la agricultura en México, Panamá, Perú y Chile, y que en su trajín mandó que le pusieran un cocodrilo vivo para llevar y, de paso, descubrió las Islas Galápagos. Su pueblo le honra con una estatua. A sus pies, una tortuga y un reptil.

Si el conflicto de competencias entre la guía no oficial de la colegiata y el Consistorio del pueblo está que arde, la reciente restauración de la cabeza del bicho por parte de un autóctono ha incendiado los corrillos. Según algunos vecinos, muchos, el lagarto se parece ahora al Ecce Homo de Borja. Los herederos de la confitería 'El torero', unos gemelos con un aire a Garfunkel, no opinan sobre la polémica. Carlos y Jesús se limitan a hacer y despachar las pastas de té con forma de caimán que su padre, Anastasio, un aficionado de pro a los ruedos, alumbró en los ochenta. Unos portales más allá, en la misma plaza mayor, el Ayuntamiento evoca con una placa al Cid Campeador, «primer señor y alcalde de la villa que generosamente acogió a sus hijas en su viaje a Valencia». Vamos bien, me digo.

Raimunda sale a su balcón con persiana de rulo y dos geranios, en un primero de la calle Matadero. Vino a casarse desde Ciruelo, el pueblo contiguo. Le echamos setentaitantos. «91», sonríe. «La ciudad envejece», media Ramos Romero, una berlanguesa de vuelta a casa tras repartir cartas, facturas y propaganda por los buzones de Barcelona durante tres décadas. «Aquí no hay coches, ni semáforos. Viven con más tranquilidad. Lo único que falta es más gente», reclama la cartera jubilada. Con 90.000 habitantes y las bujías de los tractores como principal motor económico, la provincia más despoblada de España aspira a captar nutrientes del turismo. En especial, del madrileño. Hasta ha adaptado su calendario festivo al de la comunidad central para camelarlo.

De seducir sabe un rato largo Carlos de Pablo, artista de la caza y de las setas, maestro de los fogones de Castilla y León. Desde su 'atelier' en Casa Vallecas, despliega su magia para deslumbrarnos con su 'lomo de sardina ahumada, tierras, helado de trufa y caviar de codium' o su 'foie-boniato y cigalas con caramelo de muscovado y regaliz'. Después de rebozarme en el cielo, como si tocara ir rodando a Tombuctú.

Con Picasso a Atienza

Bastante más lejos hay que acudir para recrearse con los frescos de la ermita de San Baudelio de Berlanga, amputados a primeros del siglo pasado para su exhibición en Nueva York y en el Prado. Aun así, la expoliada capilla sixtina del arte mozárabe se presenta como un delicado y fresco oasis en la estepa soriana. «Es como la casa del moro, por fuera nada, por dentro todo», nos saluda Miguel Ángel, que cada día cubre cuarenta kilómetros desde su pueblo para mostrarla por 850 euros al mes, «trienios y festivos aparte». «Sentaos y sentid su energía», invita a cada excursionista, lo mismo sea un grupo de estudiantes estadounidenses que Pío García Escudero, excelentísimo presidente del Senado, y señora.

Ionizadas, enfilamos la carretera SO-152 en dirección a Atienza. Por la ventanilla izquierda los veo. Están ahí. Acechándonos. Una, dos, hasta tres atalayas islámicas dejamos atrás. En medio del asfalto, bajo un sol incandescente, una cuadrilla de tres hombres con bronceado torrefacto renueva el firme a capas, como una tarta de gravilla y alquitrán. «Aquí se hacen las cosas a la antigua. No hay dinero», se encoge de hombros un vecino de los 65 que quedan en Caltojar, la mayor pinacoteca al aire libre dedicada a Picasso. Resulta que en el verano del 81, cuando se cumplía el centenario del nacimiento del malagueño universal, se les ocurrió homenajearle y pintaron su travesía con lo mejor de su legado. Ahora, cincuenta 'picassos' dicen hola y adiós a los automovilistas. Hasta su último hálito, Soria desarma.

Penetramos en Guadalajara por un puesto de avanzada musulmán. Si el 'Titanic' hubiera sido un pueblo, se llamaría Atienza. Imbatible por fuera, distinguida por dentro. A casi 1.200 metros de altura, atracada en un cerro de rocas calizas, ha sobrevivido a Abderramán III, a Almazor y al general Galib. Al timón de la formidable nave, Agustín González, 53 años de ministerio sacerdotal entregados a reconfortar almas, salvaguardar los restos del esplendor perdido y recopilar miles de fósiles marinos, pruebas irrefutables de que una vez el Mediterráneo también cabalgó por allí.

Los últimos rayos del sol pintan de naranja escarlata el robusto castillo de Sigüenza. En mi puño, la espina petrificada de un erizo del Cretácico. No quiero soñar con caimanes, torreznos, señores de la guerra o naufragios. Solo con hacer la ronda en Gormaz.

 

TITULO:   Donde viajan dos - En Serón se encuentra al frente del planetario,.

En Serón se encuentra al frente del planetario,.

 Raul Martinez - Planetario de Serón - Repobladores (Canal Sur) - YouTube

foto / A Raúl, de niño, le encantaban las estrellas, los planetas y las galaxias, y por eso se hizo astrofísico.

Nació en Albolote (Granada), se fue a estudiar a la ciudad y acabó viviendo en Canarias, donde comenzó su carrera.

Después de media vida entre Tenerife y Lanzarote, allí conoció a su pareja, decidió volver a Andalucía y apostar por el mundo rural.

Ahora vive con toda su familia en Serón (Almería), un pueblo de 2.000 habitantes, orgulloso de tener su propio planetario al frente del cual se encuentra Raúl.

 

TITULO : Escala humana -   No compremos más poliéster   , Miercoles   -7- Abril,.
 

El Miercoles  -7-Abril a las 21:00 por La 2, foto,.

 

No compremos más poliéster,.

Resulta complejo distinguir un tejido ecológico; ni siquiera las etiquetas del orgánico o el reciclado son la panacea,.

No compremos más poliéster

Partiendo de la base de que el tejido más ecológico es aquel que no se compra, es cierto que podemos ser un poco más cuidadosos a la hora de adquirir ropa, si es que de verdad la necesitamos, y elegir aquellas prendas que hayan sido confeccionadas con materiales sostenibles. Eso sí, en esta tarea hay que reconocer que resulta bastante difícil saber cuál de ellos lo es y cuál no tanto. «Un tejido ecológico es aquel que ha tenido en cuenta los aspectos sociales y medioambientales en todas sus etapas, en su ciclo completo, es decir, desde su producción, pasando por la transformación y su uso, hasta que termina su vida útil», explica Gema Gómez, directora de Slow Fashion Next (slowfashionnext.com), plataforma que ofrece formación a aquellas empresas que quieren convertirse en una «marca de moda sostenible». La puso en marcha después de que comprobara con sus propios ojos en sus viajes por Asia cómo funciona una industria que está provocando «daños irreparables no solo al planeta, también a las personas».

Ella misma reconoce la complejidad de distinguir los materiales que pueden considerarse ecológicos, «porque es cierto que los tejidos tienen diferentes característica, pero debemos fijarnos en otros muchos matices». Por ejemplo, aclara que no se puede meter en el mismo saco todo el algodón orgánico –un tejido orgánico es aquel que desde la plantación de sus fibras hasta su elaboración está libre de productos químicos perjudiciales–: «Porque no es lo mismo el algodón orgánico que se ha producido en Brasil y que está dando de comer a la comunidad, que no usa pesticida y que utiliza menos agua porque emplea la de lluvia, que otro algodón también orgánico producido alrededor del mar de Aral que no da de comer a las comunidades y que utiliza mano de obra infantil para su producción, como se ha dado el caso, y que, además, no tiene en cuenta la regeneración del suelo. Pues ese no puede ser considerado ecológico o sostenible». El mar de Aral que cita era el cuarto lago más grande del mundo, pero hoy sólo queda el 10% de agua porque la antigua URSS utilizó los dos principales ríos que lo alimentaban para regar los campos dedicados a esta planta.

Cinco tipos de tejidos más ecológicos

Algodón orgánico:
Debe ser cultivado sin pesticidas, herbicidas ni fertilizantes químicos sintéticos. No usa plantas modificadas genéticamente, respeta los ciclos de la tierra con rotación de cultivos y para producirlo no usa blanqueantes ni tintes tóxicos.
Textiles a partir de fibra de leche:
Creados con leche retirada para el consumo humano. Se transforma en una fibra similar a la seda, de ahí su aspecto brillante, suave. Puede combinarse con cachemir, auténtica seda, algodón, lana... para elaborar tejidos compuestos.
Tencel:
Celulosa extraída de la pulpa de madera. Su proceso productivo es medioambientalmente responsable. Absorbe bien la humedad, es confortable y suave.
Bambú:
La planta de la que procede es sostenible y crece rápido. El tejido que se obtiene es suave, absorbente, transpirable y con propiedades antibacterianas, adecuado para pieles sensibles.
Lino:
Muy duradero y resistente a las plagas. Para crecer, la planta requiere pocos cuidados, tampoco mucha luz ni agua.

Así, admite que resulta algo complicado reconocer cuál es el tejido sostenible óptimo, sin embargo es bastante sencillo nombrar al que se ha convertido en uno de los mayores problemas del planeta: «El poliéster, que en ningún caso puede ser sostenible, pues desprende microplásticos cuando se lava, por la abrasión de la lavadora, ya que es un plástico, tereftalato de polietireno. Y estos microplásticos van por las tuberías a ríos y mares, donde se lo comen los peces que luego nos comemos nosotros. está también en la sal, lo respiramos, pasa a la placenta. Así que el poliéster, aunque sea reciclado, porque es verdad que ese resulta sostenible en la etapa de producción, no es en absoluto ecológico».

Sobre este punto, incide la experta en que no hay que dejarse convencer tan rápidamente por las etiquetas que prometen materiales 'reciclados', ya que, aunque tengan aspectos positivos porque no estamos usando recursos, «seguimos sin solucionar el problema, ya que todos los químicos usados en su producción siguen estando ahí». Además, considera que ampararse en el uso de un tejido reciclado para seguir fomentando un modelo de consumo masivo, «no soluciona nada, solo compramos un tejido que no usa materia virgen, pero hemos de pensar en los procesos de transformación de las fibras, que comprenden el gasto de muchos recursos, entre otros energéticos. Con lo que usar una materia que ya existe es más sostenible, pero tampoco es la panacea».

El 70% de las fibras que se producen a nivel global son sintéticas, la mayoría poliéster, con un impacto enorme en el medio ambiente. La 'fast fashion' (moda rápida) genera anualmente en España un millón de toneladas de residuo textil. destrucción

Advierte la experta de que cualquier tejido que encontremos en el sistema de producción de la 'fast fashion' es poco o nada sostenible: «Todas estas cadenas fabrican con poliéster y fibras sintéticas. Y el 70% de las fibras que hay a nivel global son sintéticas porque se producen muy fácilmente pero con unos impactos enormes. Y ya no es solo la fibra, pues obviamente el poliéster es malo, sino que es también el volumen con el que trabajan estas cadenas y el modelo que fomentan, el de la compra rápida y masiva... Imagina lo que producimos y desechamos continuamente...».

Recuerda que tiramos a la basura las materias textiles, precisamente las que tienen una tasa mayor de emisiones de CO2 en vertederos y en incineración, «una locura, y eso solo en la última etapa del ciclo de vida de las prendas». Calcula que este modelo de negocio genera en España más de un millón de toneladas de residuo textil al año. «De ahí que no solo debamos fijarnos únicamente en que los materiales y los procesos de fabricación sean sostenibles, sino en que el modelo también lo sea, que regenere y que fomente un consumo responsable».

Pero... ¿cómo identificar los tejidos realmente ecológicos, si todos tienen sus pros y sus contras? «Bien usados, los orgánicos son fantásticos, porque regeneran los ecosistemas y fomentan la biodiversidad –continúa Gómez–. Si se hace correctamente estamos fomentando cultivos necesarios y útiles, que interaccionan y forman un ecosistema con otras plantas y apoyan la fauna silvestre y la biodiversidad. Porque si hablamos de sostenibilidad, no se trata solo del qué, sino del cómo y, por supuesto, de la cantidad».

Señala así que además de fijarnos en el material del que está hecha la prenda, deberemos mirar los procesos de transformación que se han necesitado para crear ese determinado tejido: los tintes empleados, el agua que se usa para estampar e imprimir... Por ejemplo, cita las fibras artificiales provenientes de materias naturales como la celulosa, «me refiero a que se obtengan de árboles, aunque también podríamos entrar a debatir aquí si esos ejemplares son los correctos plantados en determinada zona, pero si para esa transformación de pulpa de madera en un hilo, necesitas una cantidad de energía enorme... Insisto en que todas tienen puntos positivos y negativos». Apunta que las mejores telas son aquellas que no usan demasiada energía, cuanto más sencillas mejor, orgánicas, con tintes naturales y compostables, que el agua se recupere, que no generen residuos tóxicos...». Aunque para resumir prefiere citar a Vivien Westwood, diseñadora de moda británica considerada como la responsable de la estética del punk, cuando dijo: «Compra menos, elige bien y hazlo que dure».

Con la ayuda de etiquetas y certificaciones,.

En la enmarañada labor de identificar los tejidos más sostenibles, cumplen un papel importante las etiquetas y certificaciones, «siempre que tengan un grado interesante de compromiso con el medio ambiente y la sociedad», puntualiza Gema Gómez. Explica que existen algunas etiquetas «que no son certificaciones sino programas de formación, de mejora, aunque sin objetivos claros». Pone como ejemplo a 'Better Cotton Iniciative' (bettercotton.org), «que no está asegurando en ningún caso la sostenibilidad del tejido, sino que ayuda a productores a que su algodón vaya siendo cada vez menos perjudicial para el medio ambiente». Se trata de una organización mundial sin ánimo de lucro que brinda capacitación sobre prácticas agrícolas más sostenibles a más de 2,3 millones de productores de algodón en 23 países y que supone alrededor del 22% de la producción mundial de algodón.

Señala la experta que tenemos certificaciones «más fiables y exigentes», como GOTS (Global Organic Textile Standard, en castellano 'Norma Mundial de Textiles Orgánicos'), que asegura que los tejidos están fabricados al menos con un 70% de fibras orgánicas. También está la certificación C2C o 'Cradle to Cradle', que significa 'de la cuna a la cuna', en contraposición a otros productos de consumo que serían 'de la cuna a la tumba', es decir, creados para ser destruidos. Las empresas que C2C certifica –con la evaluación del Instituto Científico Alemán Agencia de protección del Medioambiente (EPEA)– prometen aceptar los conceptos de circuito cerrado o economía circular. Y en un ámbito más social, existe 'Fair Wear Foundation', que se preocupa de las condiciones sociales de las personas que fabrican esos tejidos.

 

TÍTULO: LA MAQUINA DE ESCRIBIR - Esta noche, 'En primera línea  -Guerra a la ropa nueva  ,.

LA MAQUINA DE ESCRIBIR - Esta noche, 'En primera línea - Guerra a la ropa nueva    ,.   , fotos,. 

 

El Miercoles -7- Abril a las 22:00 por antena 3,. 

 

Guerra a la ropa nueva,.

'Köpskam', o la vergüenza de comprar prendas nuevas, es la reciente invención sueca para propiciar conductas de consumo más sostenibles. Antes bautizaron como 'Flygskam' a la moda de no volar, que lidera Greta Thunberg,.

Guerra a la ropa nueva

Un abrigo de color rojo. Le costó 500 dólares en las rebajas de una lujosa cadena comercial de Estados Unidos. Esa fue la última prenda que Jane Fonda se compró en octubre. «Y la última», recalcó rotunda. La actriz, histórica activista, es quizás la punta del iceberg de un movimiento que en Suecia, como acostumbran, no han tardado en poner nombre: 'Köpskam, que podría traducirse como la vergüenza de adquirir ropa nueva. Antes habían bautizado como 'Flygskam' la moda de no viajar en avión para reducir las ingentes emisiones contaminantes de las aerolíneas. Greta Thunberg, que ahora cruza el Atlántico a bordo de un catamarán rumbo a Madrid, para acudir a la cumbre mundial sobre el clima de diciembre, fue su abanderada.

 Resultat d'imatges de la maquina escribir

 

La industria textil está en el ojo del huracán; no en vano, es la segunda que más contamina del planeta, solo por detrás de la del petróleo. «La gente está muy informada y se están dando potentes movimientos de concienciación. Todo es consecuencia de los excesos de las compras impulsivas y del ritmo frenético de la moda rápida ('fast fashion', en inglés)», advierte Javier Plazas, analista de tendencias y profesor en ESIC Business School. Las multinacionales son capaces de crear hasta cincuenta microtemporadas para aumentar sus ventas. Aquello de la moda de primavera, verano, otoño e invierno quedó obsoleto. Para ir a la última, ahora hay que renovar el vestuario casi cada siete días.

Protagonistas. Marina López, de pie, controla la elaboración de prendas en su taller. Debajo, Carolina Brunelli, y Brenda Chávez. / r.c.

Este consumo desaforado es enriquecedor para las grandes marcas -la industria de la moda genera en España el 2,8% del Producto Interior Bruto (PIB)-, pero da de lleno en el pulmón del planeta. «Estamos consumiendo 1,7 veces al año lo que es capaz de producir la Tierra. Y en 2050 llegaremos a tres», advierte Brenda Chávez, periodista especializada en sostenibilidad y autora de los libros 'Tu consumo puede cambiar el mundo' y 'Al borde de un ataque de compras'. Ella sabe lo que es 'Köpskam'. Lo puso en práctica mucho antes de que Suecia lo etiquetara; justo después de que decidiera variar el rumbo de su carrera profesional. Ejerció de redactora jefe en la revista 'Vogue', especialista en el sector del lujo, y como subdirectora durante cuatro años y medio de 'Cosmopolitan'.

«La gente está muy concienciada por el ritmo frenético de la moda rápida» Javier Plazas, Analista de tendencias y profesor

«Fue en esta última donde me di cuenta de que no me sentía bien trabajando en medios que incitan al consumo. Si quitas las páginas enfocadas a comprar y comprar, te quedas sin revista», explica. También predicó con el ejemplo. «Mi pasado laboral me hizo reflexionar y decidí estar tres años sin comprarme absolutamente nada», cuenta. ¿Cómo? Fácil. Su fondo de armario era tan amplio que pudo regalar faldas, vestidos y zapatos. El resto de artículos que no quería los puso a la venta. «Nos creemos el centro del mundo, pero si usas tres veces la misma camisa en una semana, combinada de formas diferentes, nadie se da cuenta. Las mujeres solo nos ponemos el 30% de la ropa que tenemos», reflexiona. «Ahora mi consumo es mínimo; solo compro para reponer las prendas básicas que se rompen por el uso o el desgaste y ahorro una barbaridad -añade-. Las marcas se ceban especialmente con las mujeres. Nos inoculan miedo para hacernos sentir inseguras y que compremos compulsivamente».

«Las redes invitan al consumo, sí; pero depende de cada uno. Es tu decisión» Carolina Brunelli, 'Instagramer' de moda

Lo consiguen a través de la publicidad. La mercadotecnia factura 400.000 millones de euros al año para fomentar las ventas. La industria de la moda rápida no es una excepción. Es camaleónica, capaz de adaptarse a cualquier escenario. La irrupción de internet, con el comercio electrónico, y, sobre todo, las redes sociales son un buen ejemplo. Por eso los denominados 'influencers' están en el centro de la diana de movimientos como 'Köpskam'. Las marcas utilizan su popularidad para llegar al consumidor de una forma más natural y menos encorsetada que la publicidad tradicional. «Me lo paso bien compartiendo mis 'looks'. Y además, si saco un beneficio económico, pues mejor», admite la 'instagramer' Carolina Brunelli. «Son ellas las que se ponen en contacto con nosotras, al menos conmigo, a través de agencias de publicidad», explica.

Radiografía

2,8%
del Producto Interior Bruto de España (PIB) procede de la industria de la moda. Un porcentaje que, por primera vez en tres años, reduce en una décima su peso en la economía global del país.
Consumo desaforado
Seis de cada diez españoles compran ropa y calzado cada mes con un gasto medio de 90,5 euros. Según el estudio 'Los españoles y su armario', realizado por la empresa de electrodomésticos AEG, ocho de cada diez desconocen cuánto vale su guardarropa. Han calculado que unos 2.480 euros. El 59% tiene más de 35 prendas en su interior.
34
prendas al año es el consumo medio de cada español. Además, desecha en el mismo período entre 12 y 14 kilos de ropa, la mayor parte de la cual es comercializada en el mercado de segunda mano, según el informe realizado por la Asociación de Reciclaje Textil (Asirtex).
Apenas se recicla
Del total de prendas que tira un consumidor español al año, según Asirtex, entre 1,5 y 2,5 kilos acaban directamente en el vertedero y sólo un 20% se puede reciclar como relleno de colchones, acústico térmicos, tabiques aislantes o trapos. Los expertos auguran que el futuro pasa por la incineración. España se ha comprometido con la UE a reciclar 490 millones de kilos de ropa anuales e 2020. La industria textil es la segunda más contaminante del planeta. Gnera ella sola el 20% de las aguas residuales y es responsable directa del 10% de emisiones de CO2 a la atmósfera. Solo en la fabricación del poliéster, presente en el 60% de las prendas, se emplean de barriles de petróleo anuales.

No hace falta un número mínimo de seguidores para que se fijen las empresas (@carolinabrunelli_ tiene 37.600); simplemente, basta con ser líder o popular en un determinado sector donde quieran penetrar, crecer o perpetuarse. «Rechazo algunas con las que no me identifico -puntualiza-. Lo último que quiero es mentir a mi público». Brunelli entiende la concienciación social en torno a los efectos nocivos de la industria de la moda. «Yo misma no consumo demasiada ropa; me gasto muchísimo menos que hace unos años -reconoce-. Con el armario que tengo en casa puedo vestirme para cinco años. Es cierto que mucha me la regalan y cuando voy a una tienda pago por productos concretos que, aunque sean más caros, van a ser más duraderos. No me veo con la última novedad de Zara». Tampoco obvia el poder de las redes sociales, del que ella participa tras haber estudiado moda y diseño gráfico. «Te invitan al consumo, sí. Están pensadas para esto. Pero es un círculo vicioso, depende de lo que haga cada uno. Puedes comprar o no. Esa es tu decisión», argumenta.

Moda ética

Aunque resulte paradójico, la Asociación de Moda Sostenible de España (AMSE) cree que «lo mejor es no comprar». La organización, que agrupa a 130 empresas del sector de la moda, el calzado, los complementos o la joyería, defiende que «hay que consumir menos y mejor». Esa es la opinión de Marina López, su presidenta. La moda sostenible quiere diferenciarse del resto de la industria por su respeto al medio ambiente, la salud humana y la de sus trabajadores. Además, potencia la producción local y el empleo de materiales reutilizables, y apuesta por el 'kilómetro cero', para reducir en la medida de lo posible los transportes y las emisiones de dióxido de carbono.

«Si pagas 20 euros por un vestido, no estará fabricado de forma ética» Marina López, Presidenta de AMSE

«Hay muchas marcas que hablan de sostenibilidad y tejidos reciclados, pero fabrican en Asia y explotan a mujeres y niños», denuncia López. «Si te compras un vestido por 20 euros, tienes que pensar que con ese precio no puede estar fabricado de forma ética, por mucho algodón ecológico que digan que emplean», apostilla. Es uno de los flancos por donde atacan a su colectivo. «El precio de la moda sostenible es el que tiene que ser, el de toda la vida, no se puede comparar. El que se pagaba antes por un producto que es mejor, más respetuoso y, sobre todo, muchísimo más duradero; no tienes que tirarlo a los tres lavados. Tampoco pagamos a nuestros trabajadores lo que Zara, por no hablar de lo mucho menos que contaminamos», argumenta la presidenta de la patronal.

«Reflxioné tras mi paso por la moda y estuve tres años sin comprarme nada» Brenda Chávez, Periodista

En la cumbre del G7 en Biarritz, celebrada recientemente en Francia, la española Inditex, H&M y Kering (Gucci, Yves Saint Laurent, Alexander McQueen o Balenciaga) sellaron un pacto para luchar contra el cambio climático. «Es mentira. No están haciendo absolutamente nada. Ni lo van hacer, al menos, hasta que se vean apurados porque el consumidor se lo reclama», vaticinan desde AMSE. Pero el sector de la ropa usada crece cada día más. «Pasará en muy poco de un volumen mundial de negocio de 20.000 millones de euros a 40.000», afirma Javier Plazas, de ESIC. Además, hay otras fórmulas basadas en los nuevos hábitos de consumo que pueden forzar un cambio de filosofía. H&M ya cuenta en Estocolmo, en su tienda más grande e influyente, con un servicio de alquiler de ropa. Los clientes pueden disponer de tres prendas a la vez durante una semana por 350 coronas -unos 35 euros- cada una. Esta modalidad dispone de gran cantidad de aplicaciones para descargar en los teléfonos inteligentes.

 

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