TITULO: Domingo - 21, 28- Noviembre - LIARLA PARDO - María Pía Timón ,.
El domingo- 21, 28- Noviembre - a las 18:00 por La Sexta, foto,.
María Pía Timón,.
La despoblación es una amenaza para nuestras tradiciones y costumbres»
El Gobierno central acaba de reconocer a la cacereña María Pía Timón con el Premio Nacional de Restauración y Conservación de Bienes Culturales,.
María Pía Timón Tiemblo (Madrigal de la Vera, enero de 1954) vive en Madrid y está pasando unos días en Madrigal de la Vera, donde nació. Está asimilando que el Gobierno le acaba de conceder el Premio Nacional de Restauración y Conservación de Bienes Culturales, un galardón que este año ha destacado la labor de una extremeña que lleva,
María Pía Timón Tiemblo, cacereña de 64 años, ha sido galardonada con el Premio Nacional de Restauración y Conservación de Bienes Culturales que otorga el Ministerio de Cultura y que está dotado con 30.000 euros.
El jurado ha reconocido a Timón por «su trayectoria pionera en el servicio público en favor del patrimonio cultural inmaterial, etc.TITULO: ESPAÑOLES POR EL MUNDO - Suiza,.
Suiza,.
La increíble vida del nómada que dirige Ikea,.
Nurettin Acar, nuevo CEO de la firma sueca en España, nació en una tribu trashumante, vendió alfombras en Turquía y probó la política en Suiza antes de triunfar como ejecutivo,.
En las montañas del este de Turquía que hacen frontera con Irán e Irak, las tribus nómadas kurdas se desplazan buscando los mejores campos para que sus animales pasten durante el verano. Varias veces al año establecen sus tiendas de campaña de lana de cabra en las cimas de 3.000 metros de altitud, mientras siguen el ritual de elaborar y guardar los alimentos que bajarán a sus refugios de invierno al acabar la temporada. En el seno de una de estas comunidades trashumantes, conformada por unas decenas de familias, nació Nurettin Acar, cuyo nombramiento como CEO (chief executive officer) de Ikea en España se hará oficial mañana.
Él no sabe su fecha exacta de nacimiento pero calcula que debe tener ahora 50 años. Sus padres no sabían leer ni escribir y el registro civil lo hacía de memoria algún conocido que bajaba a uno de los pueblos. «Mi primer recuerdo es la unión con la naturaleza, que se ha quedado conmigo para siempre», afirma Acar, establecido en Madrid desde hace dos años. «Nuestros juguetes eran raíces y piedras. Vivíamos en una ladera, con las tiendas y nuestros animales. Caballos, cabras, ovejas y vacas. Visto desde fuera parece una infancia pobre, porque no teníamos muchas cosas, pero para mí fue un privilegio».
Conocidos por su feroz resistencia contra los terroristas del Daesh, sobre todo por sus milicias femeninas 'peshmerga', el pueblo kurdo está conformado por unas 40 millones de personas en un área, el Kurdistán, repartida entre cuatro países. No gozan de autonomía política, a pesar de su antigua historia y rica cultura. En la tribu nómada de Nurettin Acar, la economía de subsistencia se basaba en el trueque y la solidaridad. «Nevaba mucho, podía haber avalanchas», recuerda Acar. «Si algo pasaba, todos ayudaban y cada familia te podía dar dos ovejas, por ejemplo. Igual cuando alguien se casaba. La pareja no tenía nada para empezar, y la comunidad les daba un rebaño. Todos nosotros nos sentíamos fuertes por ese apoyo. Crecí en un ambiente fabuloso».
Con sus padres y sus ocho hermanos, «una familia nómada normal», el pequeño Nurettin de unos seis o siete años, se mudó a Van, un poblado de «tres calles muy humildes y cultura similar a la nuestra», para recibir educación. En 1976 empezó el colegio por empeño de su padre, relata. Vivieron en una «casa grande con otras cuatro familias, cada una en una habitación. No traíamos nada de la vida nómada, todo lo hacíamos nosotros: alfombras, mantas, comida...». Unos años después, el padre quiso darle un oficio. «Me llevó a una tienda de alfombras y habló con el dueño: quiero que mi hijo aprenda a vender. Yo empecé limpiando y trataba de entender lo que pasaba a mi alrededor», expresa Acar, de grandes ojos, hablar pausado, cuerpo de baloncestista y aficionado ahora a navegar, salir a correr, nadar y leer.
En esa pequeña tienda, «ocurrió algo mágico», dice Acar. «Había gente que venía a mi tienda y hablaba otra lengua. Yo no sabía qué eran los idiomas, aunque hablaba turco y kurdo. Un día entró un guía que hablaba cinco y me pareció la persona más culta del mundo». Al mismo tiempo sucedió un episodio que marcaría su vida. Una tarde, vio al hijo del dueño, que tenía su misma edad, beber «algo negro». Era una Coca-Cola, y le ofreció probarla. «Fue uno de los mejores momentos de mi vida, ¡qué sabor! Podía haber gastado el poco dinero que ganaba en refrescos, pero descubrí mi voluntad de aprender. Decidí gastar mi dinero en cursos de idiomas».
En Ankara, a unos 1.200 kilómetros por carretera, encontró una escuela de cursos por correspondencia. Se apuntó a francés porque «sonaba bien». Por correo postal recibía los materiales y enviaba los exámenes. En año y medio, «yo solo y sin ayuda», dominaba lo esencial y pasó al inglés. «Para mí fue un momento clave en mi vida. Darme cuenta que si quería algo, tenía que sacrificarme». A los 17 años, siempre según su estimación aproximada de edad, se convirtió en vendedor de la tienda. «Los clientes nos mandaban fotos de sus casas con las alfombras que habían comprado. Se les veía sonrientes y contaban lo felices que eran en sus hogares. Me enamoré de la venta al por menor».
La Guerra del Golfo
Acompañó a Médicos sin Fronteras hacia la zona de refugiados, una experiencia que le transformaría, según cuenta con lágrimas en los ojos. «Nunca olvidaré que por conseguir un trozo de pan la gente se pegaba. Era una tragedia que no puedo comparar con ninguna otra. Los niños morían cada día, hacinados con 100.000 personas, sin siquiera un campamento instalado para ellos. También venían de atravesar campos de minas antipersona. Aprendí muchas cosas allí, como que para ayudar hay que ser fuerte. En conocimiento, mentalidad y economía. Entendí que el sentido de la vida es ofrecer tu ayuda. Todo lo que vi fue demasiado duro. No lo puedo olvidar. Ahora, por ejemplo, cuando oigo las noticias sobre Afganistán, me planteo qué puedo hacer para ayudar y cuál es nuestra responsabilidad como compañía, cómo podemos contribuir a la solución».
A partir de entonces, «la zona se volvió muy inestable», prosigue Acar durante la entrevista, celebrada en las oficinas de Ikea en San Sebastián de los Reyes (Madrid), donde nadie, ni siquiera él, tiene despacho y trabajan juntos en mesas y sofás que parecen estar de exhibición en la tienda.
«Mi padre dijo entonces: vámonos a donde están los turistas, a venderles alfombras». Se refería a la ciudad costera de Antalya, a unos 1.500 kilómetros de Van. «Era un visionario, aprendí muchísimo de él», relata Acar. «Yo le advertí que no teníamos dinero ni siquiera para el autobús y me respondió: 'pero tenemos confianza y amor. ¿Cuántas alfombras necesitamos? ¿100, 150? Voy a hablar con los nómadas para que nos las hagan y se las pagamos cuando las vendamos'. Se marchó y regresó con 170 alfombras. Reunimos para el autobús pero no teníamos dónde llegar ni cómo alquilar un local. Yo le advertí a mi padre: 'allí nadie nos conoce'. Y él me calmó: 'encontraremos a alguien que confíe en nosotros'».
Emigrar por amor
Como en una variación de la película 'América, América' de Elia Kazan, el joven comerciante y su padre nómada emprendieron la travesía. Escucharon un rechazo tras otro, hasta que «un día a alguien le dimos una impresión especial. Bebimos té con él, confió en nosotros y nos ayudó a abrir nuestra tienda en el casco antiguo de Antalya». En esta ciudad de la costa, consolidó su «pasión por el mundo del 'retail'», dice Acar. El negocio se les «dio bien», aunque sin hacer una fortuna. Crecieron con la compra y venta de alfombras, mientras Acar comenzó a estudiar Literatura en la Universidad de Ankara. Iba y venía en autobús en trayectos de siete horas, una vez a la semana, se quedaba dos días, y volvía a trabajar. «Si no, no ganaba dinero».
En aquella tienda conoció a su primera mujer, que provenía de Suiza. Por amor le dejó el negocio a su hermano y emigró a aquel país en 1993. «Es un país precioso pero fue difícil empezar de nuevo», recuerda de sus primeros meses en Wil, en el cantón de Zúrich. «No hablaba alemán, y no tuve trabajo durante meses. No tenía dinero, ni forma de conectar con la sociedad. Encontré un empleo temporal en la construcción. Construíamos casas pero yo no era un obrero cualificado. Me tocaba lo más duro. Tenía las manos agarrotadas al volver a casa y las metía bajo el agua para desentumecerlas». Se matriculó en Económicas y en una escuela de negocios. En pocos años se graduaría en ambas y dominaría cinco idiomas: alemán, turco, inglés, francés y kurdo.
Por entonces vio en un periódico una oferta de empleo. El supermercado Coop buscaba vendedores, le citaron para una entrevista. «Era mi oportunidad». Pero le rechazaron inicialmente. Atribulado, no pudo ocultar su frustración tras tres años como inmigrante. «¿Por qué quieres tanto este trabajo?», le preguntaron. «Llevo las ventas en la sangre, es lo que sé hacer», respondió. «Me concedieron un mes de prueba», rememora. Lo superó y empezó a ascender. Jefe de tienda, luego del departamento de muebles y de alfombras.
En 2001 recibió una llamada de un cazatalentos, que le conocía y que trabajaba para Ikea. Acar encajaba con el perfil encargado. «Yo no buscaba otro trabajo, ni conocía muy bien Ikea», afirma. Acudió a la cita con el gerente de la filial suiza. «Me sentí como si estuviéramos entre amigos. Me llamaron de nuevo, volvimos a hablar y me ofrecieron ser jefe de ventas. Yo les dije: ok, vamos». Empezó en los departamentos de baño, salón y decoración. «Podía aplicar todo lo que había aprendido en mi vida de nómada».
En paralelo entró en política. Se postuló como concejal de Wil y ganó las elecciones. En este parlamento regional (similar a los ayuntamientos españoles), ejerció como responsable de inmigración y del comité de operaciones técnicas de la ciudad hasta 2008. «Cuando estuve en el parlamento local, yo sentía que no me trataban bien», recuerda. ¿Racismo? «No usaría esa palabra. Yo estaba en una zona de gente muy conservadora y quería que cambiaran su forma de pensar. Pude demostrarles que un extranjero no es algo negativo para la comunidad. La multiculturalidad es riqueza, como un jardín con flores de distintos colores y olores».
Regreso al Mediterráneo
Para entonces ya era gerente de tienda de Ikea. «Yo decía sí a todo». En 2015 ascendió a director de Ventas en Turquía, donde siguió su ascenso como líder de Operaciones. «Como minorista, pensé que podía contribuir con mi país», asegura Nurettin Acar, comprometido también con el programa de sostenibilidad emprendido en su compañía. «Servir de ejemplo para el sector del 'retail'». Allí estuvo hasta que «en una conversación escuché que se iba a transformar el negocio en España, y me presenté al cargo. Vine como responsable de un área y ahora lo soy de todo el mercado del país. España es un destino fabuloso. He conocido aquí algo mejor que las playas o el vino. He encontrado el sol en los corazones de las personas y me siento como en casa».
En estos dos años en Madrid, además, ha tenido dos hijos con la cantante de ópera Anna, su esposa desde hace siete años. De 18 meses el mayor, Dara, y de cuatro la menor, Liya. Supieron del primer embarazo al poco de llegar. «No tuvimos mucho tiempo para asentarnos», asegura. Pero llegó la pandemia y empezaron a pasar mucho tiempo en casa. Decidieron decorarla. Con Ikea, desde luego.
«Tardamos dos meses pero ahora encuentro mis calcetines y camisas, y en la cocina sé dónde está cada cosa», dice Acar. Aunque no todo es de la firma sueca. «Tengo muebles que diseñé yo y construyó un carpintero turco. La mesa, las sillas, un sofá. No creo que nunca lleguen a estar en el catálogo porque están hechos a mi gusto». Tiene también «bastantes alfombras de mi tienda que he traído. No tengo espacio para todas pero a veces las cambio. Algunas tienen dos décadas conmigo y fueron fabricadas hace 80 años. Me encantan».
TITULO: Donde viajan dos - Vallvey, contra las ideologías,.
Vallvey, contra las ideologías,.
Adela Cortina no disimula su preocupación por el cariz que ha tomado el debate político y por el debilitamiento de los valores éticos que quizá todavía no ha llegado a la sociedad pero sí es muy evidente en los partidos. La filósofa valenciana, una autoridad en su campo, ha publicado 'Ética cosmopolita' (Ed. Paidós), donde defiende la idea de que todos los seres humanos pertenecen a una única comunidad con independencia de su raza, religión, ideología y, por supuesto, lugar de nacimiento. Algo muy lógico pero que suena utópico en este mundo de blanco y negro, de nosotros y ellos, de conmigo o contra mí. De esa polarización de la sociedad y de la reciente conciencia de nuestra vulnerabilidad a consecuencia de la maldita pandemia habla en esta entrevista.
- Hemos descubierto que somos vulnerables, que podemos morir antes de lo que razonablemente nos tocaba. Y ha sido un descubrimiento muy amargo.
- Sí, porque parecía que estábamos convencidos de poder acabar con la vejez y la muerte. Y el virus nos ha demostrado que puede acabar con nosotros. Justo un par de días antes de la declaración de la pandemia, hace ya más de un año, yo estuve en un debate con defensores del transhumanismo y tan increíble me pareció lo que decían como cuánta gente se lo creyó. Me preocupa esa credulidad, cómo es posible que pensemos seriamente que vamos a vencer a la muerte.
- También habíamos llegado a creer que podíamos controlarlo todo.
- Y no es así, por supuesto. Las tecnociencias han progresado mucho pero no podemos controlarlo todo en lo personal ni en lo general. Esto responde a lo que algunos llaman 'ideología de Sillicon Valley', que surge de la gran rentabilidad que a ellos les produce difundir esas ideas porque hay gente dispuesta a invertir mucho dinero en proyectos que ambicionan esos fines.
El dilema
- La pandemia nos ha puesto también frente al dilema de seguridad o libertad y se presenta a China como ejemplo de eficacia, algo que usted pone en duda. ¿Por qué?
- Sí, porque se ha constatado que cuando nació el virus lo primero que hicieron fue silenciarlo. Y por eso se perdieron muchas vidas. Sucede porque los gobiernos totalitarios son opacos. Si atendemos a lo que dicen los disidentes, no se sabe cuánta gente ha muerto ni se puede contrastar si de verdad han vencido al virus.
- ¿La transparencia es la gran diferencia?
- Claro. Mientras en China sucedía eso, en EE UU había algunos incidentes raciales en los que estaba implicada la Policía y los hemos visto, como hemos visto las protestas. Eso es transparencia, vemos las cosas que se hacen mal, y eso al final salva vidas. Sin olvidar que Trump se fue a casa por el voto de la gente y no parece que Xi Jinping, el presidente de China, vaya a hacer lo mismo. No sé cómo nadie puede hablar siquiera de superioridad china. Me asombra que suceda.
«La simplificación sin matices destruye la vida. En las sociedades plurales lo lógico es que haya muchos matices»
'nosotros' y 'ellos'
- Vivimos en un tiempo de falsos dilemas. Estamos hartos de oír 'comunismo o libertad', 'o ganamos nosotros, o los homosexuales tendrán que salir corriendo' y cosas así. La pregunta quizá no es por qué se plantean sino por qué nos los creemos.
- Los seres humanos tendemos a esquematizar porque vivimos en un mundo complejo que nos desborda. Una solución simplista nos da comodidad y encima avala los sesgos que nos hemos ido haciendo. Pero la vida no tiene dilemas; la vida tiene problemas. En cambio, la simplificación permite movilizar los sentimientos. Por eso un argumento que no toca el corazón no triunfa. La cuestión es que la emoción pura es desastrosa.
- Lo curioso es que rara vez una persona debe hacer frente a un dilema tremendo. ¿Por qué entonces la política parece obligarnos a ello?
- Porque funciona. Nos han acostumbrado a plantear dilemas para validar hipótesis. Lo inteligente, en cambio, es tratar de tomar lo mejor de cada posición, optar por una tercera vía.
- Pero hay que votar.
- Ya. Y en muchas ocasiones se opta por el mal menor, o por el voto contra alguien y no a favor de alguien. Por eso hay que potenciar una sociedad civil con capacidad para deliberar.
- Ahora muchas cosas se articulan en torno a 'nosotros' y 'ellos'. Y 'ellos' son enemigos irreconciliables. ¿A qué nos conduce?
- Es letal. La simplificación sin matices destruye la vida. En sociedades plurales, como la nuestra, lo lógico es que haya muchos matices. Lo que está pasando es que quien acierta a dar con nuestra emoción preferida consigue que lo sigamos. Eso nos lleva a creer que si los hechos no responden a nuestras ideas preconcebidas, peor para los hechos. Es tremendo, pero pasa. Existe una verdadera pereza a la hora de intentar entender al otro.
«No sé cómo nadie puede hablar siquiera de superioridad china. Me asombra que suceda»
eficacia frente a la crisis
- ¿Qué opina de que se hable de táctica y estrategia política como si fueran series de TV?
- Pues que eso lleva a una política de emociones e imagen, pero no a una que se ocupa del bien común. En estos tiempos de pandemia se ha oído más a los expertos en imagen que a los científicos. Eso conduce a una política de escaparate. Y lo triste es que funciona. Se ganan elecciones así. Pero denota que la ciudadanía no tiene el suficiente nivel de madurez que llevaría a reducir el papel de los asesores de imagen para centrarse en el análisis de las propuestas.
- ¿La permanente necesidad de estar en campaña electoral es signo de la infantilización de la política?
- Puede ser, pero ahí tienen su culpa los medios de comunicación. Si no dieran tantas noticias sobre lo que hacen los políticos, si no los tuvieran siempre en las portadas, ocupando páginas y minutos y relegando así otros temas mucho más importantes, sucedería en menor medida. Porque los políticos no saben otra cosa que estar en campaña desde el día siguiente de unas elecciones.
- Usted defiende la necesidad de una Prensa libre y responsable. ¿Por qué desagrada tanto, sobre todo a quienes están en los gobiernos, la libertad de expresión?
- Porque puede resultar muy molesta. Cuando te critican puede llegar a parecerte incluso un discurso de odio. Necesitamos una Prensa en la que se sepa qué empresa está detrás y qué periodista firma para que se pueda reclamar si lo hacen mal. Lo de que el periodismo democrático está en las redes porque ahí todo el mundo es libre... creo que ni merece la pena entrar a discutirlo.
«En la pandemia se ha oído más a los expertos en imagen que a los científicos. Eso conduce a una política de escaparate. Y funciona»
debate
Discurso de hipérboles
- ¿Cómo afecta a la calidad del debate la acumulación de hipérboles, que todo el mundo dispare por elevación, que jamás se reconozca el acierto de un rival?
- Si abandonamos el civismo, estamos perdidos. Y aquí se ha ido perdiendo desde la Transición. Ahora los políticos quieren tener enemigos a quienes destruir en vez de adversarios con quienes competir. El Congreso es algo a lo que da asco entrar. Allí no se delibera, se insulta. Pero como le decía antes, el problema es que con mucha gente eso tiene éxito.
- ¿Cuántas veces se ha sentido abochornada escuchando esos debates parlamentarios?
- Muchas. Los he escuchado y he sentido vergüenza ajena y vergüenza propia. Eso no es manera de debatir. Los insultos no deben valer para eso.
- Usted defiende lo que llama una ética cosmopolita, partiendo de la idea de que todos pertenecemos a la misma comunidad. Parece una propuesta de complicado porvenir debido al fuerte renacer de los nacionalismos.
- En lo que es un error de interpretación de la realidad. Los grandes problemas de hoy son globales, no nacionales: pandemia, cambio climático, ciberterrorismo... No se puede responder a eso solo desde los pueblos o las naciones. El 'nosotros' frente a 'ellos' no es un buen proyecto de futuro.
- Cada vez se oye más.
- Pero deberíamos atender las lecciones que nos ha dejado la emergencia sanitaria, y la primera es que somos interdependientes. Tanto es así que deberíamos celebrar el día de la interdependencia. El problema es que esta es asimétrica y debe ser más justa.
- Lo que hemos visto durante la pandemia, sin embargo, es cómo los países imponían medidas propias a despecho de la UE, las autonomías las reclamaban a los estados e incluso los municipios a las autonomías.
- Lo que ha ocurrido es que se han reclamado competencias en los niveles más locales de las administraciones pero por fallos en la actuación del Gobierno central. No ha habido una buena regulación de la actuación de unos y otros.
- ¿Qué juicio le merece que, con toda razón, reivindiquemos el respeto hacia personas de otras razas y latitudes y al tiempo despreciemos a quienes están entre nosotros pero no piensan igual?
- La tolerancia es una virtud muy poco practicada. Hay que aprenderla, porque la intolerancia la llevamos en la sangre. El liberalismo, que da soporte a la tolerancia, no es fácil de asimilar. Hay que trabajarlo mucho desde la escuela. Y debemos entender que hay que respetar a las personas, no tanto sus opiniones, que en algunos casos pueden ser descabelladas.
- ¿El mundo de hoy le parece mejor o peor, en cuanto a comportamientos y actitudes, que el de hace veinte años?
- Depende de los ámbitos. La sociedad civil sigue con unos hábitos razonables respecto de los valores y la ética. En los partidos políticos, en cambio, los grandes valores se han debilitado. En estos años se han perdido muchas cosas.
TITULO : Escala
humana - Un camión se empotra en el Puente de San Marcos y 'pierde' su carga ,. , Miercoles - 17 , 24 -
Noviembre ,.
El Miercoles -17, 24 - Noviembre a las 21:00 por La 2, foto,.
Un camión se empotra en el Puente de San Marcos y 'pierde' su carga,.
De nada han servido, como en otras muchas ocasiones, los indicadores de 'altura máxima' o las señales de advertencia para que los vehículos pesados circulen con precaución en ese punto,.
No es el primer camión que acaba 'empotrado' en el Puente de San Marcos y todo hace prever que no será el último que se sume a una ya larga lista.
Este miércoles un vehículo pesado con una caja para el transporte de mercancías ha terminado atrapado en el 'ojo' de este puente cuando se dirigía hacia la zona norte de la ciudad.
De nada han servido, como en otras muchas ocasiones, los indicadores de 'altura máxima' o las señales de advertencia para que los vehículos pesados circulen con precaución en ese punto.
Policía Local
El conductor del vehículo no logró salvar el 'ojo' del puente y terminó destrozando una parte de la caja del vehículo, que expandió su carga por toda la zona.
Hasta el lugar del accidente se desplazaron de inmediado varias patrullas de la Policía Local que procedieron a regular el tráfico hasta poder retirar el camión de la zona del impacto.
Finales del siglo XVI
El puente de San Marcos data de finales del siglo XVI, aunque este paso sobre el Bernesga fue ya documentado en el siglo XII cuando la salida de la ciudad fortificada de León se tenía que hacer por la puerta de Renueva pasando por el antiguo hospital de San Marcos.
En 1962 la «plaza de San Marcos con su puente» se declararon conjunto Histórico Artístico, lo que refleja la importancia de este puente para la ciudad.
Los incidentes de tráfico en ese 'ojo' del puente suelen producirse de forma habitual y a lo largo del año son varias las ocasiones en las que se suceden los accidentes.
TÍTULO:
LA MAQUINA DE ESCRIBIR - Esta noche, 'En primera línea -Ecuador de la legislatura: luz al final del túnel y fondos europeos para la recuperación ,.
LA MAQUINA DE ESCRIBIR - Esta noche, 'En primera línea - Ecuador de la legislatura: luz al final del túnel y fondos europeos para la recuperación . , fotos,.
El Miercoles - 17, 24 - Noviembre a las 22:00 por antena 3,.
Ecuador de la legislatura: luz al final del túnel y fondos europeos para la recuperación,.
La pandemia ha centrado la gestión del Gobierno de coalición y la labor de la oposición, con sanidad como protagonista,.
La legislatura, marcada por el coronavirus, su gestión y las medidas restrictivas, entra en el ecuador. Quince meses después se ve la luz del túnel con el avance de la vacunación y se espera la recuperación económica y social ligada a los nuevos fondos europeos. La pandemia remite, tras dejar en este momento un reguero de más de 11.000 decesos, pero la relación entre la Junta y el PSCyL está muerta, tras la moción de censura, en la que PP y Cs perdieron la mayoría absoluta . El histórico pacto de comunidad de hace un año está «dinamitado» para Luis Tudanca, mientras Raúl de la Hoz defiende su vigencia y cumplimiento.
Las claves de estos dos años pasan desde el inicio, en julio de 2019, del segundo gobierno de coalición en Castilla y León, con un acuerdo de gobernabilidad de cien puntos, sin la aprobación de los primeros presupuestos, a la declaración el 14 de marzo del estado de alarma por la pandemia de coronavirus, con cuatro olas en estos meses.
El estado de alarma no solo paralizó la actividad no esencial, sino la acción política, ya que la prioridad ha sido en este periodo la sanidad y los servicios sociales. La Junta respaldó al Gobierno en esos primeros meses y tuvo el apoyo de la oposición, como los decretos leyes de medidas urgentes y extraordinarias para la protección de las personas y las empresas de Castilla y León frente al impacto económico y social de la covid-19.
Un acuerdo histórico
Era el tiempo del consenso, de arrimar el hombro ante la tragedia. El 17 de junio de 2020 Junta, PSCyL, Podemos, Por Ávila, PP y Cs -excepto Vox y UPL- firmaron el histórico pacto para la recuperación económica, el empleo y la cohesión social, con 250 millones para un fondo sanitario.
La invitación al acuerdo siguió. El presidente de la Junta ofreció, en el último debate de política general -este año no se celebra por la presentación de una moción de censura- un pacto presupuestario, que no fraguó. El PSCyL comenzó a denunciar el incumplimiento del acuerdo de comunidad y acusar a Alfonso Fernández Mañueco de mentir, aunque el Ejecutivo defiende su cumplimiento.
El grupo liderado por Luis Tudanca abandonó el grupo de trabajo por la mejora de la sanidad, criticó el llamado «decretazo» sanitario -ya retirado-, afeó algunas de las medidas restrictivas por su incertidumbre y por enfrentarse con todos los sectores, como sanitarios, hostelería o diálogo social.
Presupuestos y mociones
Registró el Grupo Socialista la creación de una comisión de investigación para conocer lo ocurrido en las residencias, rechazada por la mayoría de PP-Cs. Sin embargo, esta comisión pudo crearse en mayo, cuando los socios, al perder la mayoría absoluta por la marcha de María Montero de la formación naranja, no pudieron frenar una propuesta apoyada por toda la oposición.
Aprobados los primeros presupuestos presentados por el Ejecutivo de coalición, los más voluminosos, con más de 12.000 millones, en plena tercera ola de la pandemia, la Junta acordó de manera unilateral adelantar el toque de queda dos horas, a las 20 horas. El Tribunal Supremo le tumbó. La oposición, en especial la izquierda, lo criticó y el PSCyL les acusó de mentirles y también a los alcaldes.
Moción de censura
En el mes de marzo, el PSCyL presentó la primera moción de censura en Castilla y León, siguiendo la estela de Murcia, mientras Madrid convocó elecciones ante el temor a su registró en esa comunidad. Alfonso Fernández Mañueco y Francisco Igea siguen en sus cargos, pero perdieron la mayoría absoluta. Marco otro punto de desencuentro con la oposición. PP y Cs acusaron a los socialistas de buscar el apoyo de tránsfugas.
La Junta ha defendido en las Cortes su gestión de la pandemia tanto en el plano sanitario, con un refuerzo de medios; en el de servicios sociales, con ayudas a los más vulnerables; en el económico, con 464 millones de ayudas directas a los sectores más castigados, junto a 560 para la liquidez de las empresas. La oposición duda de esos números.
En los últimos meses, la Junta ha elevado su critica hacia el Gobierno de Pedro Sánchez por dejar sin efecto el estado de alarma, el pasado 9 de mayo, sin dotar a las comunidades de un instrumento jurídico intermedio para poder acordar medidas sin el examen de los tribunales.
La vacunación, iniciada a finales de diciembre, camina a buen ritmo para cumplir con la previsión de tener inmunizada al 70 por ciento de la población en agosto. En este momento, más de 780.000 personas tienen la pauta completa, más de un tercio. No hay recuperación sin seguridad sanitaria, reitera el presidente de la Junta.
En este ecuador de la legislatura, la vacunación, que ha reducido contagios y muertes, y la llegada de los nuevos fondos europeos, con la aspiración de Castilla y León de recibir 5.000 millones, marcan el cambio de tendencia y el ánimo de la población.
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