TITULO: Atención obras - Cine - El teatro acogerá la entrega de los premios 'Estudiante del Año' ,. . Jueves -1, 8 - Septiembre,.
Jueves -1, 8 - Septiembre a las 20:00 horas en La 2, foto,.
El teatro acogerá la entrega de los premios 'Estudiante del Año',.
El Ayuntamiento organiza un acto para homenajear a Lucía Luna, Rodrigo León y Carmen Domínguez,.
El Teatro del Mercado será escenario mañana de la entrega de los Premios 'Estudiante del Año' del curso 2020/2021. Lucía Luna, Rodrigo León y Carmen Domínguez recibirán 1.900, 1.700 y 1.400 euros respectivamente, como ayuda a sus estudios universitarios o especializados.
Para ello el Ayuntamiento de Navalmoral ha organizado un acto en el que homenajeará a los ganadores, con el objetivo de «poner de relieve el valor que la educación, la formación y la investigación tienen en el desarrollo y progreso de la sociedad».
Los vencedores fueron seleccionados entre un total de seis aspirantes, tras ser baremadas sus notas académicas y los demás criterios establecidos en las bases de la convocatoria. En todos los casos cursaron o superaron el Bachillerato el pasado curso en centros públicos de Navalmoral, no excediendo de los 20 años de edad y con una calificación media igual o superior a 9.
Las mismas bases establecen que el objetivo de estos premios es recompensar «el esfuerzo, dedicación y sacrificio de los y las estudiantes de Navalmoral con una ayuda económica con la que colaborar en la formación universitaria o especializada de los beneficiarios».
El jurado estuvo presidido por la alcaldesa, Raquel Medina, y compuesto por Ana Esteban, representante del instituto Augustóbriga; Roberto Correas, director del IES Zurbarán, y Carolina Molina, del Albalat, además de la concejala de Educación, Patricia González-Mohino.
Trabajo de investigación
Durante el transcurso del acto, que comenzará a las doce y media de la mañana, el arquitecto Jesús Florencio Gómez Medinabeitia expondrá un trabajo sobre el que se encuentra investigando.
Desde la concejalía de Educación explican que se trata de una propuesta de los centros educativos locales por el excelente expediente académico con el que González finalizó sus estudios de Secundaria y Bachillerato «con el fin de potenciar la divulgación científica, técnica y cultural».
TITULO: Detrás del instante - Nuevas exposiciones en las Claras ,.
Miércoles -7, 14 - Septiembre a las 20:00 horas en La 2 / foto,.
Nuevas exposiciones en las Claras ,.
'Miradas precisas' y 'Parecidos razonables' son las dos nuevas exposiciones fotográficas que alberga el centro cultural de Las Claras. La primera es obra del fotógrafo Peter Natali y se puede visitar en la sala hebraica hasta el 11 de septiembre. La segunda corresponde a Ángel Arroyo y ocupará el claustro alto hasta el próximo 3 de octubre, según informa el centro,.
TITULO:TARDE DE CINE CON - El arte de envejecer,.
El arte de envejecer,.
foto / Estamos silenciando a los que vienen detrás, a los que tienen la edad de ser nuestros hijos,.
Hay edades paratodo. Siempre se ha dicho. Hay una edad para luchar contra los tópicos, y está bien que así sea. Y otra en que se va admitiendo que algo de razón llevaban. Con una furia ciega yo me negaba a admitir la vieja creencia de que el pecado español es la envidia; de la misma tozuda manera, me resistía a creer que debiera haber una edad de jubilación en la vida pública. Luché contra esos tópicos por escrito pero, como tengo la suerte de poseer un cerebro flexible, ahora, por escrito también, voy a llevarme la contraria. En realidad, esas dos creencias, la de la envidia nacional y la de la resistencia a una retirada honrosa, están muy relacionadas entre sí. La generación de los que ahora mandan, que es la mía aunque yo mande bien poco (y no por falta de ganas), está demostrando una falta de generosidad patológica hacia los que deberían estar ocupando ya puestos de relevancia social. De ahí la ranciedad del discurso que marca la vida pública. Tenemos a los mismos actores desde hace muchos años: en los cargos políticos, en la cultura, y sí, en el periodismo. Esa generación que le puso un nombre cultural, la movida, a la marcha juvenil y callejera que reavivó la jungla urbana en los ochenta sigue aferrada a aquel ideal, como si no hubiera otro, como si no hubiera ahora jóvenes que andan inventándose otra manera de ser modernos; pero aquí estamos nosotros, enrocados en un juvenilismo que nos hace aún más viejos de lo que realmente somos. Pensamos que nos movíamos más y no es cierto. Estamos silenciando a los que vienen detrás, a los que tienen la edad de ser nuestros hijos, a fuerza de pagarles sueldos miserables, de mantenerlos como eternos becarios, de impedir que se independicen, de negarles el derecho a ser madres o padres cuando toca serlo y no cuando las hormonas comienzan a fallar. No es sólo que la población española esté envejeciendo, es que la vida pública destila un sabor a rancio. Incluso aquello que nos venden como novedad es algo que tenemos muy visto. Los partidos no han entendido que no habrá regeneración real si los que llevan años en primera línea no pasan a la retaguardia, aunque hagan vanos intentos de vendernos el cambio poniendo al frente del asunto a jóvenes falsos, a viejóvenes, como se llama al que no es ni una cosa ni la otra.
Muestran algunos escritores, entre ellos mis amigos Jabois o Soto Ivars, una adoración sin reservas a Umbral como el columnista que supo pasar a tinta las palabras de la calle. Yo les digo que viví en directo esa fascinación, que fui la jovencita que leía con asombro los paseos escritos del cronista melenudo, soñaba con una vida de zascandileo nocturno y aspiraba a ser una columnista que esparciera negritas, como se echa la sal a un guiso, dando cuenta de todos los encuentros sabrosos que me salieran al paso. Pero había un malentendido en todo eso. Como bien es sabido, Umbral brujuleaba poco por la calle que decía conocer tan bien y tuvo siempre una relación de recelo hacia los más jóvenes. De hecho, se apuntó muy activamente a la denigración de los que fueron creando una comunidad de lectores de la que se han beneficiado todos los que surgieron después. Asombra pues el encandilamiento sin matices que despierta ahora don Paco entre algunos de los nuevos, porque el brillo y el genio de Umbral se fueron apagando en los últimos años precisamente por no haber aceptado que había otros tan buenos o incluso mejores que él, que jugaban con referencias de una mundanidad más real y habían superado las estrechas fronteras de la cultura española de entonces. Había una burla umbraliana hacia el esforzado cosmopolitismo de los nuevos, y ahí le secundaban todos aquellos que temían que nuestra cultura, tan recogidita, se infectara con palabras ajenas.
La mezquindad estrecha la mirada y empeora la escritura porque impide nutrirse de lo que hacen otros. Ningún escritor es único. Y cuando es único es porque se alimenta patológicamente de sí mismo y es incapaz de comportarse como el anciano de Goya que resume en dos palabras la más sabia actitud que uno puede tener ante la vida y ante cualquier oficio: “Todavía aprendo”. Pero está visto que no aprendemos nada si desdeñamos tanto el talento emergente que vamos a ahogarlo a fuerza de impedir que se exprese. Hay toda una generación que corre el peligro de entrar en la madurez sin que le hayamos permitido alcanzar los logros de una vida plenamente adulta. No mandan, no publican, no lideran, no tienen hijos, no tienen casa o han de compartirla, viven subvencionados por sus padres, y lo terrible es que nosotros los educamos para que aspiraran a todo.
No estoy haciendo un canto a la juventud. Eso sería ridículo. Esto no es ñoñería ni peloteo. Pero los que frecuentamos la compañía de personas en edad de labrarse un futuro somos muy conscientes de que el país sólo prosperará si pagamos lo que en justicia su trabajo merece. Recuerdo las palabras del crítico literario Ciryl Conolly, cuando escribió aquello de que a un escritor joven y con talento hay que meterle dinero en el bolsillo y decirle, “vete donde quieras y trae de regreso algo hermoso”. Pues lo mismo en todos los ámbitos. A no ser que lo que pase es que estamos muertos de envidia por haber perdido la juventud. Va a ser eso.
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