TITULO : MAS QUE COCHES - Stellantis consolida una cuota de mercado del 18,4% en 2023 en Europa ,.
Stellantis consolida una cuota de mercado del 18,4% en 2023 en Europa ,.
El grupo automovilístico se convierte en inversor estratégico de Tiamat y la tecnología de baterías de iones de sodio,.
foto / El grupo automovilístico Stellantis aumentó un 5,9% sus ventas en el conjunto de Europa en 2023 respecto a 2022 entre turismos y vehículos comerciales de todas sus marcas (Abarth, Fiat, Alfa Romeo, Citroën, Dogde, DS Automobiles, Jeep, Lancia, Opel, Peugeot y Ram), lo que supone superar las 2,7 millones de unidades, alcanzando una cuota del mercado del 18,4% y la segunda posición del total del mercado.
La cuota de mercado de vehículos comerciales supera el 30%, lo que le hace mantener el liderato del segmento a nivel europeo, con un crecimiento de las ventas del 15% respecto al ejercicio anterior.
Aunque los resultados definitivos de 2023 se conocerán la próxima semana, cuando la patronal de fabricantes europea (ACEA) los publique, Stellantis ha señalado que ha registrado un aumento de las ventas de vehículos eléctricos de batería (BEV) del 14% respecto a 2022, por lo que con una cuota del 14,2% se sitúa en el podio europeo.
El incremento de las ventas de BEV ha estado impulsado por modelos como el Fiat 500e, el Opel/Vauxhall Corsa electric, el Peugeot e-208, el Jeep Avenger y toda la gama de vehículos comerciales BEV Pro One (38,6% de cuota de mercado).
Por regiones, Stellantis ha destacado el buen comportamiento en todos los principales mercados europeos, entre los que destaca el crecimiento en el Reino Unido, del 16,8% y el de Italia (10,6%). Alemania es el tercero con mejor incremento entre los principales mercados, con un 5%, seguido por España (+3,5%) y por Francia (2,2%). Del resto de Europa, Stellantis ha registrado un «crecimiento significativo» en Belux, Irlanda, Portugal y Suiza.
Asimismo, la compañía ha señalado que Francia, Italia y Portugal lideran el mercado total, al tiempo que Francia y los Países Bajos están a la cabeza en el mercado electrificado.
Baterías de iones de sodio
Por otra parte, Stellantis ha anunciado su entrada como inversor estratégico en la empresa francesa Tiamat, que desarrolla y comercializa tecnología para baterías de iones de sodio.
Esta tecnología ofrece «un bajo coste por kilovatio-hora y no lleva litio ni cobalto en su composición, por lo que el sodio, que está disponible en abundancia, ofrece ventajas en términos de mayor sostenibilidad y autonomía para obtener la materia prima». Stellantis no ha detallado la cifra de la inversión.
La compañía que preside Carlos Tavares ha justificado esta inversión en Tiamat por ser la primera compañía en el mundo en comercializar esta tecnología en un producto electrificado, así como por haber sido una de las 11 starups galardonadas con un premio en los Stellantis Venture Awards 2023.
«La tecnología de iones de sodio abre la posibilidad de almacenar la energía de una forma más rentable que la tecnología de las baterías de iones de litio, ampliamente utilizada en la actualidad», ha asegurado la empresa en el comunicado.
Asimismo, el director de Ingeniería y Tecnología de Stellantis, Ned Curic, ha señalado como «una parte clave» de los objetivos del plan estratégico Dare Forward 2030 «explorar nuevas opciones de baterías más sostenibles y accesibles que empleen materias primas disponibles en abundancia».
«Nuestros clientes piden vehículos sin emisiones que combinen una buena autonomía, prestaciones y accesibilidad. Esta es la estrella que nos guía», ha apuntado Curic.
El cambio a la propulsión eléctrica es un pilar fundamental del plan estratégico Dare Forward 2030 de Stellantis. Este contempla conseguir que el 100% de los turismos vendidos en Europa y el 50% de los turismos y light-duty trucks vendidos en EEUU sean eléctricos (BEV) para 2030.
Para alcanzar esos objetivos de ventas, la compañía está asegurando unos 400 GWh de capacidad de baterías, además de el suministro de materias primas para vehículos eléctricos hasta 2027 mediante la firma de acuerdos clave en todo el mundo.
TITULO: Para Todos La 2 - Colegio rural - Mestra Clara Torres de Tui ,.
Colegio rural - Mestra Clara Torres de Tui ,.
fotos / El CRA Mestra Clara Torres de Tui, de Educación Infantil y Primaria, está en Pontevedra. Dispone de 5 centros agrupados en los pueblos gallegos de Áreas, Baldráns, Guillarei, Pexegueiro y Ribadelouro. Cuenta con 51 alumnos. El colegio es referente para
otras escuelas rurales del país. Ha recibido el Premio Escuela del Año Princesa Girona 2020 por la innovación y la apuesta por el talento y la Medalla de Oro del Ayuntamiento de Tui. El proyecto de escuela es dinamizar el entorno rural con la participación de las familias y valores como la igualdad, la sostenibilidad y la solidaridad en el proceso educativo. Entre sus acciones destacan el ‘Plan Aliméntate bien’, Robótica aplicada a distintas áreas de conocimiento y el estudio de tradiciones culturales. Los Reyes Felipe VI y Letizia visitaron la escuela y resaltaron su labor como "un escenario magnífico para que el aprendizaje sea activo y significativo fomentando la igualdad de oportunidades",.
TITULO: Gigantes de La 2 - Alfonso Arús ,. - Jueves - 25 - Enero,.
Gigantes de La 2 - Programa de entrevistas, de cincuenta minutos de duración y emisión semanal, para La 2 Jueves - 25 - Enero , 23:50 de Televisión Española.
Alfonso Arús,.
foto / Alfonso Arús: "Los frikis auténticos, los buenos, nacen y no se hacen",.
Alfonso Arús. Barcelona, 1961.Presentador. Antes de cumplir los 30, ya era un fenómeno social, pero después se pasó casi 20 años fuera de la televisión nacional. Ahora celebra 400 programas con Aruseros, en La Sexta, duplicando la audiencia que heredó
- ¿Cuántas vidas tiene Alfonso Arús?
- Muchas, muchas vidas. El presentador de Vídeos de Primera, que es lo que me dio a conocer para el gran público, se parece poco al que luego hacía Al ataque, disfrazado de mil personajes, y ése tiene tan poco parecido con el actual que podría ser otra persona. A estas alturas, ya es difícil saber cuál es el auténtico Arús. Aunque el actual es el más longevo porque, si sumamos los años de emisión en 8TV con los de La Sexta, son ya 18 temporadas de Arusitys o Aruseros. Llámalo como quieras, porque al final la gente lo llama "lo del Arús".
- La gente decente no es persona hasta las 11 de la mañana y tú estás haciendo bromas a las 7.30. No son horas.
- Es algo que he vivido muchísimos años en mi vida porque tuve la fortuna, o el acierto, de hacer el primer morning informativo de la radio española, Arús con leche, en 1985. Eso me obligó a madrugar durante un montón de años. Así que mis biorritmos están acostumbrados a este horario y, aunque llegué a pensar que ya me había liberado de esta carga, no podía decir que no a la oportunidad de hacer un morning en televisión. Así que de vuelta a lo mismo.
- Debes haber sido el único periodista de la historia que no salía por la noche.
- Sí, sí, lo de no poder salir ha sido un tema muy difícil (risas). Pero cuando éramos jóvenes y hacíamos radio en directo por toda España, aprovechando el viaje, salíamos de reenganche, aunque eran otros tiempos en los que tenía más fuerza y más energía. Es verdad que lo he tenido difícil, pero el horario matutino ahora me gusta más. Saber a las 11 de la mañana que ya has hecho tu trabajo principal del día es muy gratificante.
- Estáis logrando muy buenos datos de audiencia tratando la actualidad con humor. ¿Necesita la gente un respiro en esta España enfadada?
- A nuestra misma hora hay unos programas muy bien hechos, porque creo que la competencia que tengo es de las más duras con Espejo Público, Ana Rosa [Quintana] y Los Desayunos en TVE, que son a menudo lo más visto del día en sus cadenas. Me han tocado los peores enemigos, pero todos estos programas tiene un tono diferente al de Aruseros, que es algo que yo he provocado. Buscaba jugar a la contra porque no tenía sentido incidir en el mismo tono que ellos teniendo todas las de perder, porque yo tengo un presupuesto inferior y tenía que buscar mi espacio. Así que hemos optado por el optimismo y el vitalismo.
- Igual hay ya lectores que no saben que, entre 'Arús con leche', 'Vídeos de Primera' y 'Al Ataque', a finales de los 80 y principios de los 90 eras el gran comunicador joven del país.
- Es que empecé muy pronto. A los 21 años estaba haciendo ya programas para toda España, cuando gané el primer Ondas y las primeras Antenas de Oro tenía 24 o 45 años y cobré una dimensión muy grande siendo muy joven. Ahora estoy cerca de cumplir los 60, pero hay una cosa que me gusta mucho y es que, analizando las audiencias, mi target siguen siendo los espectadores jóvenes. La diferencia entre ellos y los de tú generación es que estos no podrán crecer mucho tiempo conmigo porque en breve andaré en taca-taca. Pero el tipo de periodismo que hacemos sigue funcionando con la gente joven y eso era difícil a priori, porque las mañanas siempre han estado asociadas, de forma errónea, a las marujas.
- Con el ego disparatado que solemos tener los periodistas, ¿te endiosó ser una estrella antes de los 30?
- No, no, para nada. Sería muy comercial vender lo de que la fama me pilló joven y me volví loco, pero no me ha pasado nunca. Lo primero, porque tengo un gran respeto por esta profesión y me parece que es un trabajo como cualquier otro. Es obvio que hay estrellas y hay gente que puede asimilar peor que estén todo el día pidiéndote autógrafos o fotos, pero para mí nunca dejó de ser un trabajo normal, de machacarse y de sobrevivir. El principal éxito en el periodismo y la televisión es la supervivencia. Nosotros ahora hacemos 400 programas en La Sexta pero, en el cómputo global, llevamos 3.780. Somos el programa más longevo a excepción de Saber y Ganar, que es otra liga porque Jordi Hurtado es inmortal. Derrotar a Dios es imposible, pero a excepción de él, ahí estamos.
- ¿Cómo te explicas haber estado casi 20 años fuera de la televisión nacional?
- Porque yo tenía muy claro el producto que quería hacer y la televisión de hoy apuesta básicamente por formatos ya testados a nivel internacional. El panorama para la televisión de autor es difícil a nivel nacional. Si te fijas, los grandes comunicadores de hoy están casi todos en canales de pago. Así que durante muchos años tuve coqueteos, conversaciones, novias y posibles fichajes, pero en el fondo querían una cosa que no era la que me apetecía. Yo tenía muy claro que quería acabar mi carrera haciendo televisión de la manera en que había hecho radio y eso no surgía, excepto a nivel autonómico. La Sexta fue la primera que hizo una oferta para colocar en antena exactamente el producto que yo quería.
- Hacer en la tele lo que uno quiere es el padre de todos los privilegios.
- Es el mayor privilegio que puede tener un comunicador en este país. Tener su programa y ser uno mismo. No reniego de los presentadores que defienden muy profesionalmente un formato ajeno, pero a mí no me interesa eso. Mi formato es mi formato. Estoy seguro de que el tono de aquellos programas con los que tú creciste no es muy distinto al de ahora. El estilo irónico de combinar información y humor se mantiene. Es un privilegio total seguir siendo el mismo que he sido y he querido ser toda mi vida.
- Fuiste el primero en introducir frikis en la tele, un género que 30 años después sigue siendo carne de 'prime time'. ¿Te arrepientes de haber creado el monstruo?
- Yo tenía una premisa siempre: al friki hay que conservarlo lo máximo posible, que te dure cuanto más tiempo mejor, porque es absurdo quemarlo. Para ello necesitas complicidad y ternura con el personaje, para que él se sienta cómodo y tú también con cómo le estás usando. Mi voluntad era ni ofender al friki ni ponerle a los pies de los caballos, por eso nuestros frikis duraron tanto. Pero eso ha cambiado a peor. Después, a los frikis se les fue exprimiendo más, se les faltaba... Y ahora hemos entrado en una tercera dimensión en la que los frikis se definen a ellos mismos, se hacen los frikis voluntariamente para salir en la tele. Hoy en día se ha apuntado mucha gente porque ha visto un negocio en serlo. A mí eso no me gusta nada. Los frikis auténticos, los buenos, nacen, no se hacen.
- Fuiste descubridor de, probablemente, los máximos exponentes de los dos extremos del espectro audiovisual actual: Andreu Buenafuente y Javier Cárdenas.
- Hubo mucha gente que comenzó conmigo, pero yo no me considero maestro ni precursor de nada. Sólo me considero más viejo. Por lógica, todos le damos una primera oportunidad a otros más jóvenes que nosotros. Mira el montón de gente, como Berto Romero, que han salido luego de Buenafuente. El mérito está, simplemente, en arroparse del mayor talento posible para que el programa funcione. Lo que pasa es que luego cada uno crece, coge su camino y busca su estilo. El Buenafuente de Al ataque no era el grandísimo comunicador que es ahora y Cárdenas era un personaje que le sacaba punta a Carlos Jesús, no un presentador. Sus papeles no tenían nada que ver con lo que son ahora.
- Has construido una carrera de casi 40 años en tele y radio tocando la política de modo tangencial. Regateas más que Messi.
- Es cierto y siempre ha sido mi plan. He hecho imitaciones políticas, sobre todo al principio. Debí ser la primera persona en España que imitó a Franco y al Rey en la tele, pero al no apasionarme en absoluto el mundo de la política y no sentir simpatía por ningún político o partido en particular, me permito navegar sin mojarme. Estando en La Sexta sería absurdo no tratar la política, pero la tratamos de soslayo.
- ¿La tratarías aún menos en otra cadena?
- Estoy convencido de que si este programa se emitiera en Cuatro, sería diferente. Estaríamos hablando de Belén Esteban y Jorge Javier Vázquez y no de Díaz Ayuso. Es así. Trabajando en La Sexta, sé que tengo que hablar de política aunque no me apasione, pero lo hago con una visión desde fuera que me permite tratar los temas sin convertirlos en agrios ni trascendentales. Consigo desdramatizar y sacarles un punto más irónico. Yo avisé de esto a La Sexta, les dije "oye, ya sabéis a quién ficháis". Les avisé de que la política no me gusta especialmente y la iba a tratar a mí manera y entre otros mil temas. Y me dijeron que precisamente era eso lo que querían, que yo calentase motores para que luego entre Ferreras con los tanques (risas). Me lo han puesto fácil y no he recibido ninguna indicación en sentido contrario.
- No discutes de política y cada vez menos de fútbol. Empiezas a parecer extranjero.
- Me he desencantado completamente porque la política ha acabado con el fútbol que a mí me gustaba. Ocurre en todos los ámbitos de la vida en este país, se acaba politizando todo. Si estamos politizando el número de víctimas de una pandemia, ¿cómo no se va a politizar el fútbol? Me da pena, porque era de los que coleccionaba cromos y no veía más allá de una rivalidad deportiva entre el Barça y los demás, pero ahora... Veo los partidos, pero que unas elecciones del Barça se acaben decantando por la idea política de los candidatos, me ahuyenta.
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TITULO: ¡ Atención obras ! - Cine - El nuevo «No a la guerra»,.
El nuevo «No a la guerra»,.
Destacó en la alfombra roja de los Premios Forqué, celebrados el pasado sábado, que muchos de los asistentes portaban una chapa en sus solapas, donde pedían el cese de los ataques de Israel en Palestina,.
Parece ser que se reactiva aquella vieja moda de la izquierda antañona de hacer superficiales manifiestos pro-palestinos, como ocurrió el sábado durante la gala de los Premios Forqué. Como el tema es demasiado doloroso en un contexto como el actual, voy a intentar tratarlo con el máximo tacto para todo el mundo. Eso no me supondrá mucho esfuerzo, porque precisamente implica una hermosa historia personal. Hace años, me reencontré con un amor adolescente y retomamos la relación. Vivimos cuatro años juntos: más viejos, más sabios. Desde la adolescencia, yo había viajado mucho, embarcado en las giras del rock, y ella había visitado el mundo, vivido dos años en un Kibutz en Israel y acumulado experiencias. Durante los cuatro años de nuestra relación desfilaron muchas veces por casa, cuando pasaban de viaje, sus antiguas amistades kibutzniks. Charlando con ellos descubrí sus fascinantes testimonios. Muchos de ellos eran de izquierda, en la medida que los Kibutz eran proyectos experimentales de gestión colectiva y propiedad compartida. Esos izquierdistas israelíes me describieron con detalle la complejidad del tejido de resentimientos que se imbrica allí desde hace setenta años. Ninguno se hubiera permitido hablar con esa irreflexión rudimentaria y simplificadora que usan nuestros manifiestos progresistas. Como ejemplo de la complejidad, baste decir que cosas que aquí ni siquiera imaginamos –como la pronunciación o el idioma de uno u otro colectivo–, en aquel lugar son a veces decisivas para no entenderse o desatar los acontecimientos. Por tanto, antes de ponernos pomposos y reivindicativos, tendríamos que hacer un ejercicio de humildad y respeto. Reconocer cuanto no sabemos. Ignoramos totalmente los detalles, el tuétano de la complicación del conflicto. A todos nos horrorizan las muertes y desgracias que se están sucediendo, una tras otra, allí cada minuto que pasa. Pero es banal y superficial –de otra época– pretender arreglarlo por X (Twitter) o con la versión tuitera antigua que eran los manifiestos. Uno puede tener las mejores intenciones, pero precisamente por eso caer en la trampa de pensar que si se pone automáticamente del lado del más débil nada puede fallar y no se puede equivocar moralmente. No es exactamente así y, sobre todo, es demasiado fácil, automático y cómodo. Muy conveniente y tranquilizador para la mala conciencia de nuestra clase media. Nos hace sentir que somos buenos moralmente solo echando una firmita, sin tener que comernos o abordar de una manera real la terrible situación de dolor que acalambra allí el estómago de todos los que la están viviendo.
La buena intención seguro que no falta, pero no necesariamente en todos y en cada uno de ellos. Porque algún elemento malintencionado podría estar muy contento de que se tratara a la gruesa, frívolamente, un asunto tan doloroso y delicado. Y así distraer, con un dolor lejano, la atención de un daño más cercano y concreto que va a hacerse en nuestro país. Y como hay en esto muy buena gente que admiro, me sabría mal que hicieran el primo por desconocimiento para que se aprovechara de su buena fe un político maniobrero sin escrúpulos.
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