miércoles, 19 de julio de 2017

¡ ATENCIÓN Y OBRAS ! CINE - CON LA MÚSICA A OTRA PARTE,./ VIAJANDO CON CHESTER - EL SKY RECUPERA EL AMARILLO PARA FROOME,.

TITULO: ¡ ATENCIÓN Y OBRAS ! CINE  - CON LA MÚSICA A OTRA PARTE,.
 

 ¡ATENCIÓN Y OBRAS! CINE - Resultat d'imatges de ¡ ATENCIÓN Y OBRAS !

 ¡Atención y obras! es un programa semanal que, en La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.




 CON LA MÚSICA A OTRA PARTE,.

Con la música a otra parte / fotos.

  • El degoteo de salas de música en directo que cierran es constante y tampoco se abren nuevos locales,.

  • La hiperregulación que sufre este sector y la subida del IVA son algunos de los motivos que estarían detrás de esta situación.

  • Las inspecciones y sanciones municipales son habituales en el sector,.

 Repor - Con la música a otra parte - corte 1
“Es más fácil abrir una fábrica de explosivos que una sala de conciertos”.Son palabras de Armando Ruah, gerente de la Asociación Estatal de Salas de Música en Directo. Y es que el sector vive uno de sus momentos más críticos. Cierran o se traspasan salas y no se abren nuevas.
Repor - Con la música a otra parte - Armando Ruah
“Hemos vivido la gran crisis económica y la barbaridad de la subida del IVA.- nos explica Javier Olmedo de La Noche en Vivo- Esto, junto a la hiperregulación que tenemos ha complicado muchísimo la trayectoria de las salas”.
Repor - Con la música a otra parte - corte 3
Repor - Con la música a otra parte - Javier Olmedo
El exceso de burocracia hace que muchos locales opten por no regular la actividad arriesgándose a sanciones. Es el caso de la Sala Heliogábal que cerró después de 20 años a consecuencia de 4 multas por exceso de aforo. “El problema es que la música se ve como algo pernicioso, peligroso- explica Miquel Cabal, responsable de la sala- La actividad de música en directo no tiene la consideración de actividad cultural y están en el mismo epígrafe que bingos y prostíbulos”.
Repor - Con la música a otra parte - Miquel Cabal
Conseguir una licencia cuesta dinero, “A nosotros- nos explica Marcela de la Sala Sol sólo la insonorización fueron 350.000 euros, y puede alargarse años “20 años en nuestro caso” añade Marcela. ¿Los motivos? Los constantes cambios de normativa municipal que provocan una gran inestabilidad a quienes quieren trabajar en el sector.
Un ejemplo lo tenemos en la Sala Circus, en Cerdanyola. Sus propietarios consiguieron la licencia tras invertir 240.000 euros. Se la concedió el Ayuntamiento, el mismo que tres años después, se la anuló alegando que la concesión fue errónea. “ Nosotros nos sentimos estafados – confiesa Chusky, el propietario de la sala. No llegamos económicamente y además nuestra familia nos avaló con su casa”
Desde el sector piden más cooperación instituciónal porque si no muchas salas seguirán yéndose con la música a otra parte.

  TITULO:  VIAJANDO CON CHESTER  -  EL SKY RECUPERA EL AMARILLO PARA FROOME,.

Resultat d'imatges de viajando con chesterVIAJANDO CON CHESTER

Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.

 

 

 
EL   SKY RECUPERA EL AMARILLO PARA FROOM

El Sky recupera el amarillo para Froome, foto.

Froome recupera el maillot amaraillo.
Froome recupera el maillot amaraillo.

Bien colocado por Kwiatkowski en el muro de Rodez, el británico le quita a Aru 24 segundos, lo que perdió en los Pirineos

Rodez clavó su meta en lo alto de una pared de 570 metros al 10% de desnivel. Hacía calor. El verano del Midi francés. Hasta el agua del grifo sale caliente. Agua. Eso pedía el público. Al agua. En un final así gana el que más tiempo conserva oxígeno en los pulmones. Gilbert, Van Avermaet, Matthews, Boasson Hagen, Degenkolb… Todos aspiraron la última bocanada de aire y se tiraron a la piscina de agua hirviente de Rodez. Se trataba de aguantar más que nadie sin sacar la cabeza. Huracán de pedales submarinos. Apnea. Gilbert se rindió el primero. Notó la asfixia y salió a la superficie. Uno menos. Van Avermaet conocía bien estas aguas. Aquí pudo con Sagan en 2015. Buen buzo. Pero esta vez no llegó hasta el fondo. Le pasó un pez australiano que vale para casi todo, Matthews, con oxígeno de sobra abrir las compuertas de Rodez y pescar su segunda etapa en el Tour.
Cuando se retiró la marea de este sprint en cuesta, el Tour ya era otro. Manda de nuevo Froome ante la inesperada debilidad de Aru, que perdió en medio kilómetro lo ganado en los Pirineos: 24 segundos. Froome recupera su trono. Aún no es el mejor Froome. No intimida. Ya lo hace por él su equipo. El Sky le colocó en el mejor trampolín de Rodez y, salvo Martin y Urán, alejó a todos sus atónitos rivales: Bardet y Yates cedieron 4 segundos. Landa, gregario de Froome, se dejó 14. Nairo y Contador 21. Y Aru, que tiene que pelear en solitario la posición en el grupo, huérfano en un Astana deshabitado tras las bajas de Cataldo y Fuglsang, perdió 24 segundos. «Ya dije que iba a ser un Tour muy ajustado. La ventaja que tengo sobre los demás es mi equipo», alabó Froome. Para recuperar su sonrisa tras dos días «difíciles» en los Pirineos, le bastó con mirar la nueva clasificación: es líder y le saca 18 segundos a Aru, 23 a Bardet, 29 a Urán, 1.17 a Landa, 1.26 a Martin, 2.22 a Quintana y 5.37 a Contador. «¡Gracias chicos!», repartió entre los suyos en Rode,.
Fabio Aru cedió en medio kilómetro lo ganado en los Pirineos a Chris Froome
El autobús del Sky es negro. Los cristales tintados. El maillot es blanco. No es un equipo de grises. Lo tiene claro: el único líder es Froome. Tras la gesta de Mikel Landa el viernes en Foix, le felicitaron. Bien hecho. Pero eso no cambiaba nada. La misión con la que le alistaron era la misma: escudar a Froome. El Sky manda y Landa y el Tour obedecen. Campea en sus dominios. Ha ganado cuatro veces el Tour en cinco años. Tres con Froome y uno con Wiggins. El peso del palmarés y de su poder. Ficha a los mejores. Landa, Nieve y Henao le sirven a Froome para la montaña. En el catálogo del conjunto británico hay eso y mucho más. Hay de todo. Como el polaco Kwiatkowski, excampeón del mundo y clasicómano. Si a Landa y Nieve les tocaron los Pirineos, a Kwiatkowski le dijeron que se encargara de Rodez. Buen soldado.
A la fuga de De Gendt y Voeckler ya se la había tragado la retorcida geografía del Macizo Central. Entre barrancos cocidos en este horno. De Gendt es un rodador paradójico: su mejores victorias son de altura, en el Stelvio (Giro) y el Mont Ventoux (Tour). Voeckler es una bandera. La de Francia. No hay ciclista más querido aquí. Le veneran por guerrero. Por su modo teatral, exagerado y valiente de entender el ciclismo. Voeckler, francés de ultramar, perdió a su padre en una tempestad marina. Nunca encontraron ni el barco ni el cuerpo. El hijo, como si aún esperara su regreso, siempre ha rendido homenaje a ese espiritu aventurero. Fue líder del Tour, ganó etapas a lo grande y ahora, en su despedida de la ronda gala y de su deporte, buscaba en Rodez un último pellizco de gloria. La travesía final. No. Ya no tiene brazos para tanta piscina.

Landa, Contador y Quintana, mal situados

El Sunweb de Matthews y el BMC de Van Avermaet les cogieron y castigaron al pelotón en las cuestas que se arrimaban a Rodez. El Sky iba justo detrás de ellos. En el sitio exacto. Contador, ya sin opciones en la general, se dejaba llevar. Aru, el líder, gastaba fuerzas para ganarse la posición. No tiene nadie que le desbroce el camino. Froome, en cambio, tiene al Sky. «Mis compañeros han evitado que malgaste un gramo de fuerza», alabó. Y tiene a Kwiatkowski, una llave perfecta para abrir finales así. El polaco, campeón del mundo en Ponferrada 2014, sabe hacerse hueco. «¡Vamos Chris, vamos!». Animaba a Froome a las puertas de Rodez, cuando la tensión era total. Cuando ardían los ojos detrás de las gafas. Era el momento de la traca final, de coger aire y tirarse a la piscina vertical de Rodez. A bucear a pulmón libre.
Matthews logró la victoria de etapa al superar en el repecho final a Van Avermaet
En una subida así, breve, bestia, el corazón más que latir tiembla. Se vuelve loco. Y casi siempre explota. Eso le pasó a todos los que disputaban la etapa salvo a Matthews. El quebrado recorrido por los cañones del Aveyron se había deshecho de velocistas como Kittel. Matthews, antiguo campeón del mundo sub’23, se ocupó de los tipos con pegada: de Van Avermaet, Hagen y demás. «Soy feliz. Es un sueño», gritó. Le abrazó el que ganó el viernes, Barguil. Comparten habitación y maillot en el Sunweb.
Unos metros por detrás, el Tour se fijaba en el goteo de segundos entre los que reclaman el podio de París. Ahí, séptimo en la meta, estaba Froome, con Martin y Urán soldados a su rueda. Solo ellos le aguantaron. Landa, Contador y Quintana entraron al muro mal situados. Lo pagaron. Más caro aún le salió a Aru, que subió con ese gesto desfigurado por el sufrimiento. Le concedió a Froome todo lo ahorrado en los Pirineos, incluido el maillot amarillo. El Sky, de autobús negro y maillot blanco, tiene por costumbre acabar el Tour de amarillo. Es su era. La del mejor equipo, el que intimida por Froome.

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