sábado, 8 de julio de 2017

EN PRIMER PLANO - A FONDO - La leyenda de Tina Modotti: fotógrafa y revolucionaria,./ REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - ¿ A qué velocidad debe caminar un chico negro para que no le disparen?",./ EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - FETICHISMO,.

TITULO: EN PRIMER PLANO - A FONDO - La leyenda de Tina Modotti: fotógrafa y revolucionaria,.

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  • Pionera del fotoperiodismo social, Tina Modotti fue también modelo y actriz. Íntima de Frida Kahlo y amante de Diego Rivera, sirvió como enfermera en la Guerra Civil, fue agente del Komintern… Hace tiempo, sin duda, que su vida se merecía una biografía. Y se acaba de publicar.

    Solo hizo 400 fotografías a lo largo de su vida. Quizá porque era perfeccionista y minuciosa. O quizá porque, fuera del cuarto oscuro, su vida era más fascinante, apasionada y peligrosa.tina modotti fue, en todo caso, una gran fotógrafa. Pero también fue muchas otras cosas, como demuestra Tina Modotti, fotógrafa y revolucionaria [Editorial La Fábrica], una biografía de Margaret Hooks que hace justicia a una vida de leyenda.
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    Un fotograma de The tiger´s coat, rodada en 1920. Modotti dejó el cine porque le parecía demasiado superficial
    Nacida en Udine (Italia) en 1896, Modotti creció en un hogar humilde, donde no se comía otra cosa que polenta, y con 12 años empezó a trabajar en una fábrica de seda. Su padre emigró a Estados Unidos y, al cumplir los 16, se reunió con él tras viajar sola hasta San Francisco. Allí empezó a coser, pero enseguida trabajó como modelo y, más tarde, como actriz de teatro y ópera. Convertida en una pequeña celebridad entre la comunidad italiana, Modotti ansiaba, sin embargo, explorar otros círculos.
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    Tina Modotti el día de su boda, se casó con 24 años
    Durante la Exposición Universal celebrada en la ciudad en 1915 conoció al joven pintor y poeta Roubaix de l’Abrie Richey, Robo, con quien frecuentó los circuitos independientes en los que se hablaba de arte, utopía y amor libre, y se casó poco después. La pareja se trasladó a Los Ángeles, donde Tina consiguió pequeños papeles en películas mudas mientras se introducían en un círculo de artistas bohemios entre los que se encontraba el fotógrafo Edward Weston.

    México mágico

    conocer, historia, arte, Tina Modotti, fotoperiodismo, revolucionaria, xlsemanalMientras Robo hacía planes para montar una exposición en México, ella y Weston iniciaron una aventura. Dos meses después de que su marido cruzara la frontera, Modotti supo que había contraído viruela. Hizo las maletas y se subió a un tren, pero antes de llegar a México DF un telegrama le anunció su muerte.
    ‘Mujer con bandera’, una de las fotografías que hizo en sus viaje por México
    Devastada, pero también estremecida por la belleza y la vitalidad del país que acababa de conocer, se quedó en la ciudad para organizar la exposición que Robo había estado preparando, mientras se zambullía en el corazón de la revolución artística y convencía a Weston, casado y con cuatro hijos, de que se trasladara a México. Sentía, además, que ser actriz era demasiado superficial para ella y llegó a un acuerdo con Weston: regentaría su estudio de retratos y él, a cambio, le enseñaría el oficio. Modotti tenía un talento innato. «Tina ha hecho una foto que me gustaría firmar con mi nombre, y eso no me sucede a menudo», le escribió Weston a un amigo.

    Operaba bajo el nombre en clave de María del Carmen Ruiz Sánchez

    Viajaron juntos por el país y plasmaron sus paisajes y sus gentes en el libro Idols behind altars. Pero mientras a él le obsesionaban la forma y la estética, Modotti exploraba la realidad de los trabajadores, los campesinos y los barrios marginales. «No puedo resolver el problema de la vida perdiéndome en el problema del arte», escribió.
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    Desde joven frecuentó círculos bohemios de San Francisco. Allí conoció a Edward Weston, que la fotografió así en su azotea en 1923
    En aquella época documentó el trabajo de muralistas como Diego Rivera, Orozco y Siqueiros y su amistad con ellos y con el pintor francés Jean Charlot afianzó su compromiso político. Empezó a renunciar a ciertas comodidades y en 1927 se unió al Partido Comunista, en el que compartió causa con una joven Frida Kahlo. Se hicieron íntimas, acudían a las manifestaciones y Modotti animó a la pintora a vestir de una manera más sobria, como una «buena comunista».
    Se dice que Kahlo y Rivera se conocieron en una de sus fiestas. De hecho, el muralista las inmortalizó juntas en En el arsenal y, más tarde, la pareja celebró su boda en la azotea de la fotógrafa. Su casa se había convertido en un centro de reunión clandestino para los dirigentes del partido y en un refugio para exiliados latinoamericanos.

    Amor y crímenes

    Después de enviudar y de que su amante y maestro regresara a Los Ángeles, vivió un breve romance con Diego Rivera y otro más intenso con el muralista Xavier Guerrero. Cuando este viajó a Rusia, sin embargo, Modotti se entregó al estudiante Julio Antonio Mella, un célebre exiliado cubano asesinado un año después, mientras paseaban juntos por la calle. Modotti, de hecho, fue arrestada y la prensa habló de un crimen pasional. Liberada y exculpada poco después, la reputación de Mata-Hari la persiguió toda su vida. El asesinato de Mella, además, lo cambió todo. Si antes estaba comprometida, ahora era una revolucionaria. «Se convirtió en una especie de monja comunista», dijo Rivera.
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    Pareja ideal: estuvo casada con el pintor y poeta Roubaix de l’Abrie Richey, ‘Robo’.
    Aquí, fotografiados en su estudio de Hollywood en 1921
    La presión sobre los miembros del partido crecía y Modotti temía ser deportada. Las autoridades encontraron el pretexto perfecto para amedrentarla tras el intento de asesinato del presidente Pascual Ortiz Rubio. Así se lo explicó a Weston en una carta. «Todo tipo de pruebas, documentos, armas y cosas así se encontraron en mi casa; en otras palabras, todo estaba listo para dispararle a Ortiz Rubio y, desafortunadamente, yo no calculé bien y el otro tipo se me adelantó […]. Esta es la historia que el pueblo mexicano se ha tragado con el café de la mañana, así que ¿acaso puedes culparlos por sentirse aliviados al saber que la feroz y sanguinaria Tina Modotti por fin había dejado las costas mexicanas para siempre?».

    Fue acusada de asesinar a su amante e intentar matar al presidente mexicano

    En 1930 viajó a Europa en un carguero infestado de ratas en el que también embarcó el dirigente comunista Vittorio Vidali. Tras pasar hambre, frío y penurias en Berlín y sortear a la Policía fascista italiana, se instaló en Moscú con Vidali. Ya no hacía fotos. Allí, nadie apreciaba su arte y no estaba dispuesta a convertirlo en propaganda.
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    Mentor: el fotógrafo Edward Weston fue su segundo gran amor. Dejó a su esposa y sus cuatro hijos para seguirla a México
    Modotti había decidido consagrar su vida a las labores más humildes del partido. «Siempre dispuesta a lo que nadie quiere hacer: barrer las oficinas, ir a pie hasta los lugares más apartados, pasarse las noches en vela escribiendo cartas o traduciendo artículos», según Pablo Neruda.

    Cuando Pasionaria enfermó de hepatitis, Modotti se convirtió en su enfermera de confianza

    Convertida en agente del Komintern, llevó a cabo misiones en Polonia, Rumanía y Hungría y, cuando estalló la Guerra Civil, viajó a España. Operaba bajo un pseudónimo (María del Carmen Ruiz Sánchez) y puso en marcha un hospital de tuberculosos del gobierno republicano, colaboró con las Brigadas Internacionales en Albacete, ayudó a soldados a cruzar la frontera francesa y fue una de las enfermeras de confianza de Pasionaria cuando esta enfermó de hepatitis.
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     Tina junto a miembros de las Juventudes Comunistas Mexicanas en 1928. Después de México, vivió en Moscú y realizó misiones en Polonia, Hungría, Rumanía y España
    Al terminar la guerra, huyó a Francia y viajó hasta Nueva York, pero las autoridades norteamericanas no la dejaron desembarcar del Queen Mary y terminó regresando a México con una identidad falsa. Se convirtió en María, una maestra viuda, pero su situación irregular le impedía visitar a sus antiguos amigos. Otros, como Diego Rivera y Frida Kahlo, habían sido repudiados por el partido por dar cobijo a Trotski.
    conocer, historia, arte, Tina Modotti, fotoperiodismo, revolucionaria, xlsemanal Tina Modotti desarrolló la mayor parte de su labor como fotógrafa en México. Recorrió el país junto con su maestro y amante Edward Weston. ‘Mujer con bebé en Tehuantepec’ es una muestra de cómo la discípula acabó superando a su maestro.
    conocer, historia, arte, Tina Modotti, fotoperiodismo, revolucionaria, xlsemanalEmpobrecida y deteriorada física y mentalmente, trabajó para los exiliados españoles, pero apenas salía de la casa que compartía con Vidali. «Lo odio con toda mi alma, pero tengo que seguirlo hasta mi muerte», llegó a decir del dirigente, famoso por su brutalidad y al que se le atribuían centenares de ejecuciones en la Guerra Civil.
    Interrogatorio: en 1929 la policía detuvo a Tina por el asesinato de su pareja, un célebre exiliado cubano
    conocer, historia, arte, Tina Modotti, fotoperiodismo, revolucionaria, xlsemanalTres años después de regresar a México y después de disfrutar de una cena con amigos, Modotti murió en un taxi cuando regresaba a casa de madrugada. Algunos, como el propio Diego Rivera, vieron la sombra de una purga comunista, una conspiración orquestada por el propio Vidali, sobre el que también corrían rumores acerca de su implicación en el asesinato de Mella. De hecho, al día siguiente, Vidali huyó por temor a ser detenido. Sin embargo, la autopsia demostró que Modotti, de 46 años, había fallecido de un infarto después de sufrir una enfermedad coronaria crónica.
    El cadáver de Tina. Falleció de un ataque al corazón en 1942, en el interior de un taxi
    Fue enterrada envuelta en una bandera adornada con la hoz y el martillo. Su amigo el grabador Leopoldo Méndez esculpió su perfil en la lápida y Pablo Neruda le dedicó un poema que terminó convirtiéndose en un poético epitafio. «Puro es tu dulce nombre, pura es tu vida frágil. De abeja, sombra, fuego, nieve, silencio, espuma. De acero, línea, polen, se construyó tu férrea, tu delgada estructura».

     TITULO:REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - ¿ A qué velocidad debe caminar un chico negro para que no le disparen?",.


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    • Hace 5 años un guardia de Florida (Estados Unidos) mató de un disparo a su hijo Trayvon, un estudiante de 17 años que volvía paseando a su casa. Aquella muerte sin sentido despertó el movimiento Black Lives Matter (‘La Vida de los Negros Importa’). Hablamos con sus padres. 

      Sybrina Fulton y Tracy Martin entran en la estancia con aspecto tenso. El apretón de manos es breve. Se sientan. Tracy coloca la mano sobre el hombro de su mujer. «¿Estás bien?», pregunta. Ella asiente. Sentados al otro lado de la mesa, muy erguidos en las sillas, empiezan a hablar de la muerte de su hijo.
      Trayvon Martin tenía 17 años, era estudiante y fue abatido la noche del 26 de febrero de 2012 en Sanford (Florida) por un vigilante vecinal armado llamado George Zimmerman. El chico se dirigía a su casa e iba desarmado, pero a Zimmerman le pareció sospechoso y se produjo un forcejeo entre ambos. En la grabación de las llamadas que algunos testigos hicieron a la Policía se escuchan gritos y un disparo. Zimmerman dijo que abrió fuego en defensa propia. Fue acusado de homicidio en segundo grado y declarado inocente en 2013. La muerte de Trayvon y la posterior absolución de aquel voluntario de una patrulla de barrio derivaron en el nacimiento de Black Lives Matter (‘Las Vidas de los Negros Importan’) -BLM-, el último gran movimiento nacido en Estados Unidos en defensa de los derechos civiles.
      Descentralizado y sin jerarquía ni estructura formal, el BLM nació en 2013 para luchar contra la violencia hacia las personas negras, y sus miembros admiten influencias que van desde el primigenio Movimiento por los Derechos Civiles de los años cincuenta y sesenta, el Black Power, el feminismo negro de los ochenta, el panafricanismo, el antiapartheid, el hip hop y otros movimientos sin componente racial como el colectivo LGBTQ o el Ocupa Wall Street. Los padres de Trayvon son ahora, como su hijo, un símbolo de su lucha. Una lucha que da ahora sentido a sus vidas y los ayuda a sobrellevar el dolor.
      XLSemanal. Señora Fulton, señor Martin, ¿cuándo pensaron que a su hijo le podía haber pasado algo malo?
      Tracy Martin. Al ver que no cogía el móvil. Siempre contestaba. Era tarde y no había vuelto, muy raro en él. Lo siguiente fue un policía llamando a mi puerta.
      XL. Los agentes le enseñaron una foto de su hijo muerto.
      Tracy. Mi hijo yacía sobre la hierba como un muñeco roto. Ni a cien metros de casa… Tenía una pierna doblada, los ojos entreabiertos; su sudadera empapada de sangre; se veía por dónde había entrado la bala al corazón. Lancé un grito.
      Sybrina Fulton. Cuando Tracy me llamó, estaba en Miami, en mi coche, en el ‘parking’ del trabajo. «Trayvon se ha ido», repetía. «¿Dónde?», pregunté. «¡Lo han matado!», gritó. Solo acerté a decir. «No. Es un error. Tienes que ver su cuerpo».
      XL. ¿Cuándo fue consciente de que estaba muerto de verdad?
      Sybrina. A los pocos minutos, en la autopista, me cayó de golpe. Sí, mi hijo estaba muerto, no volvería… Me aparté al arcén y empecé a llorar y a golpear el volante. Grité a Dios. «¿Por qué le has hecho esto?». El dolor era increíble.

      “Dijeron que su paso lento lo hacía sospechoso, que la capucha también… Quisieron acabar con su buen nombre”

      XL. George Zimmerman no fue detenido tras su muerte…
      Tracy. Sí, de haber sido un negro, lo habrían detenido en el acto. Estamos en Estados Unidos, un país racista.
      XL. Zimmerman declaró que su hijo actuaba de forma sospechosa, que lo tiró al suelo y que le disparó en defensa propia.
      Tracy. ¿Qué iba a decir? Acababa de matar a un hombre…
      XL. ¿Por qué saben que su hijo no había hecho nada malo?
      Sybrina. Nunca fue agresivo. Era un buen chico. Estaba asustado, temía por su vida y se defendió. Si el asesino no hubiese tenido un arma, estaría vivo. Así de sencillo.
      Tracy. Acababa de comprar té helado y caramelos en la esquina. Pero, si eres un joven negro en Estados Unidos, incluso caminar por la calle puede ser sospechoso.

      Cuando me siento flaquear, pienso en mi hijo dentro del ataúd con el traje que iba a ponerse en la graduación

      XL. ¿Hablaban con Trayvon sobre el tema del racismo?
      Sybrina. Por supuesto.
      XL. ¿Qué le decían?
      Tracy. Mi madre creció en el sur y me enseñó que lo mejor era dar la vuelta y salir corriendo. Lo mismo le decía a Trayvon. Lo esencial era no ponerse en peligro.
      XL. El anterior presidente, Barack Obama, contó que, de joven, en las tiendas siempre lo seguían los empleados de seguridad.
      Sybrina. Nos pasa a todos. Siempre nos observan, en un restaurante, en una tienda… Yo le repetía a Trayvon que pidiera una bolsa en la caja siempre, aunque solo se hubiese comprado un chicle. Así no levantaría sospechas.
      Tracy. Lo que acabó con la vida de nuestro hijo fue, lisa y llanamente, el racismo.
      XL. ¿Por qué lo creen así?
      Tracy. De haber sido blanco ni siquiera le habrían dado el alto.
      Sybrina. Todo el mundo nos decía que era un caso claro. Incluso los detectives aseguraban que, como poco, era homicidio involuntario, incluso asesinato. Pero al asesino le dejaron irse a su casa mientras a nuestro hijo lo llevaban a la morgue.
      Tracy. Si se deja a un lado el color de la piel, la culpa de lo ocurrido es evidente. A un joven le disparan de camino a casa. Punto. Si entra en juego el color, ya no es tan sencillo.
      XL. ¿Qué quiere decir?
      Tracy. Que este sistema permite que los afroamericanos jóvenes sean asesinados sin que eso tenga consecuencias.
      XL. En su opinión, ¿qué se hizo mal en la investigación?
      Sybrina. Siempre trataron a Tray como si fuera el culpable. Tuvimos que luchar por cada fragmento de información. Ni siquiera querían dejarnos escuchar las grabaciones.
      XL. Se refiere a las grabaciones de las llamadas a la Policía en las que se oye de fondo la disputa entre Trayvon y Zimmerman.
      Tracy. Sí, queríamos escucharlas para saber qué pasó de verdad. Hasta por eso tuvimos que pelear, todo eran obstáculos.
      XL. ¿Qué se escuchaba en ellas?
      Tracy. Eran los últimos instantes de vida de mi hijo. Sus gritos de terror. Suplicaba. Luego se escucha un disparo. Ese fue el momento en el que mi niño murió.
      XL. ¿Qué se siente, como padres, al escuchar algo así?
      Sybrina. Fue una tortura. Nunca olvidaré sus gritos. Me quedé sentada, llorando. Quería salir corriendo, ir al lugar del crimen para salvarlo. Pero Tray llevaba mucho tiempo muerto.
      Tracy. Yo lloraba e intentaba recordar algún momento hermoso con Trayvon.
      XL. ¿Cuál le vino a la memoria?
      Tracy. La última vez que lo vi. Sonreía, feliz de la vida. Nos abrazamos y nos dijimos: «Te quiero». ¿Sabe lo feliz que me siento al recordarlo? Cuando murió, unas horas más tarde, sabía al menos que lo quería.
      XL. Zimmerman aseguró que los gritos en la grabación son suyos. ¿Por qué están seguros de que son de su hijo?
      Sybrina. Una madre reconoce la voz de su hijo. Tray se dio cuenta de que iba a morir, por eso sus gritos son cada vez más desesperados. Estaba luchando con el asesino para salvar la vida. Tras el disparo, Trayvon dejó de gritar, estaba muerto.
      XL. En cuanto el asesinato salió a la luz, gran cantidad de personas se manifestaron en apoyo a su hijo. ¿Contaron con tener una respuesta tan multitudinaria?
      Sybrina. No. Yo trabajo en una oficina, mi marido es camionero, somos gente sencilla. No imaginamos algo así ni en sueños.
      Tracy. Fue imponente, maravilloso. Nos dio mucha fuerza.
      XL. Obama dijo: «Podría haber sido yo. Podría haber sido mi hija». Aquellas palabras fueron importantes para ustedes?
      Tracy. Mucho. Obama mostró que hay personas que entienden nuestro dolor y comparten nuestra ira. Fue muy valioso.
      XL. Zimmerman fue detenido. ¿Cómo vivieron el juicio?
      Tracy. Fue un sufrimiento increíble. Su defensa presentó a nuestro hijo como si fuera el acusado. Esa era su estrategia. Lo presentaron como culpable de su propia muerte.
      XL. ¿Qué los lleva a decir eso?
      Sybrina. Analizaron el cadáver de nuestro hijo buscando alcohol y drogas. Y al asesino no le hicieron pruebas.
      Tracy. También lo acusaron de caminar demasiado despacio.
      XL. ¿Cómo se puede caminar demasiado despacio?
      Tracy. Dijeron que su paso lento lo hacía sospechoso.
      Sybrina. También que llevar una sudadera con capucha le daba un aspecto peligroso.
      Tracy. Cuando el asesino empezó a seguirlo y Trayvon aceleró el paso por miedo, también dijeron que eso era sospechoso.
      Sybrina. A qué velocidad debe caminar un chico negro para que no le disparen? Qué es ir demasiado despacio? Quién lo decide? Pero nadie se pregunta por qué el asesino llevaba un arma.
      XL. ¿Creen que el tribunal fue imparcial?
      Tracy. Los miembros del jurado tenían que decidir a quién escuchar. si al chico negro muerto o al hombre blanco que disparó. Durante mucho tiempo confiamos en que escucharían a la parte correcta.
      Sybrina. Tuvimos que oír toda clase de mentiras sobre nuestro hijo. Primero lo mataron y luego la defensa quiso acabar con su buen nombre. Fue como si me lo mataran por segunda vez.
      XL. ¿Qué sintieron al escuchar el veredicto de inocencia?
      Tracy. Una ira incontenible. Aquel hombre había admitido que disparó a nuestro hijo y salió limpio, sin la más mínima condena. Nada de homicidio, ni siquiera por imprudencia. El asesino salió del tribunal sonriendo.
      XL. ¿Y usted, señora Fulton?
      Sybrina. Yo me quedé paralizada. Solo lloraba, por la noche me hacía un ovillo en la cama y lloraba. La justicia mostró de forma definitiva que no es imparcial en asuntos raciales.
      XL. El agente dijo que sentía lo ocurrido. ¿Lo han perdonado?
      Tracy. No, solo lo dijo porque quería causar buena impresión. Algún día tendremos que perdonarlo de verdad para poder sanar del todo. Pero estamos muy lejos de ese momento.
      Sybrina. Mató a mi hijo. Punto. No quiero ni pronunciar su nombre, para mí es solo ‘el asesino’.
      XL. Millones de personas volvieron a manifestarse tras el veredicto. La foto de su hijo se convirtió en un icono. Hoy, cinco años más tarde, se considera su caso como el nacimiento de Black Lives Matter. ¿Les sirve de consuelo?
      Tracy. Sí, mucho. Es nuestra vida, lo que nos da fuerzas. No hemos tenido tiempo para hacer el duelo como debe ser. El dolor sigue siendo muy grande. Han pasado 1953 días y todavía siento a mi hijo, cada segundo, pero sin esta lucha nos derrumbaríamos.
      Sybrina. Como madre, sigo deshecha. Para mí, Trayvon es mucho más que aquel horrible momento en Sanford. No quiero ver su foto como un icono. Preferiría tenerlo vivo a mi lado.
      XL. Apoyaron a Hillary Clinton…
      Sybrina. Sí, estábamos convencidos de que podía unir al país.

      “No pudimos salvar a nuestro hijo, pero quizá con nuestra lucha salvemos al próximo Trayvon Martin”

      XL. ¿Qué piensan de los primeros meses de Trump?
      Tracy. Está alimentando el odio.
      Sybrina. Casi todo lo que dice es una provocación.
      XL. ¿Se han resignado?
      Sybrina. Al contrario, cada frase que pronuncia nos motiva. Hemos de transformar nuestra ira en actos, luchar, expresar nuestra opinión. En voz alta, todas las veces.
      Tracy. Mire, cuando me siento flaquear, pienso en mi hijo dentro de su ataúd, tumbado con su traje blanco y su pajarita azul. Era el que iba a ponerse unas semanas más tarde, en la graduación del instituto. Quería verlo bailar. En vez de eso, tuvimos que enterrarlo. Sé bien por lo que lucho.
      Sybrina. Fue el día más horrible de mi vida. Quería frotarle las manos heladas. No quería dejarle marchar. Ninguna madre debería pasar por algo parecido. No pudimos salvar a nuestro hijo, pero quizá sí al próximo Trayvon Martin.
      La unión y la fuerza
      Sybrina Fulton y Tracy Martin perdieron a su hijo Trayvon hace 5 años. Las protestas del movimiento Black Lives Matter, aseguran, les han dado fuerzas para seguir adelante.

      El movimiento que no olvida a Trayvon Martin

      El origen de Black Lives Matter (BLM) vino marcado por la absolución, en julio de 2013, del vigilante blanco que mató a Trayvon Martin un año antes. Ante la noticia, una activista -Alicia Garza- escribió en Facebook. «Gente negra. Nuestras vidas importan». Su amiga Patrisse Cullors añadió el hashtag #BlackLivesMatter y, al poco, con Opal Tometi -otra amiga- crearon BLM para movilizarse contra la muerte de personas negras a manos de la Policía. en 2016 fueron 258, 30 de ellas iban desarmadas.

       TITULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - FETICHISMO,.

      reloj sabado.jpgfoto - reloj - FETICHISMO,.


      En la perversión denominada fetichismo se produce un desplazamiento del objeto del deseo. Detrás de ella hay siempre algún tipo de disfunción, a veces puramente fisiológica, pero en la mayoría de las ocasiones de tipo afectivo. Incapaz de amar a una persona de carne y hueso, el fetichista se inventa un circunloquio o subterfugio que le permite destinar su amor a un objeto inanimado. Por supuesto, detrás de ese circunloquio o subterfugio hay miedo a enfrentarse con el trauma que lo provoca; pero el fetiche sublima el trauma, a la vez que brinda un sucedáneo satisfactorio.
      Vivimos una época que disimula sus traumas con multitud de fetichismos. Los seres humanos tenemos una vocación natural hacia el prójimo, una necesidad de fundirnos en amor y dolor con quienes se hallan a nuestro lado; pero somos prisioneros de formas de vida que reprimen, envenenan y asfixian esa vocación natural, hasta hacerla irreconocible. El individualismo a ultranza inspirado por las ideologías en boga; la competencia encarnizada que convierte nuestra existencia laboral en una guerra sin cuartel; el consumismo desaforado que sostiene la economía capitalista; la saturación tecnológica que nos convierte en seres prendidos de una pantalla… Nuestra forma de vida, en fin, conspira contra esa vocación natural. Y, como nos falta valor para renegar de nuestra forma de vida (de los sobornos y comodidades que nos brinda), necesitamos idear circunloquios y subterfugios que disimulen nuestro egoísmo y nos procuren desahogos satisfactorios que anestesien siquiera por un rato el dolor de una vida que ha renunciado a su vocación natural.
      En algún artículo anterior nos hemos referido a la filantropía como forma de fetichismo que nos permite destinar a una abstracta Humanidad el amor que no dedicamos a las personas de carne y hueso que nos rodean. Joseph Roth, en La cripta de los capuchinos (1938), nos advertía proféticamente de otro fetichismo entonces naciente que hoy ha alcanzado cotas desquiciadas: «Siempre me ha parecido que los hombres que aman demasiado a los animales emplean en ellos una parte del amor que debieran dar a los seres humanos; y me di cuenta de lo justa que era esta apreciación cuando comprobé casualmente que los alemanes del Tercer Reich amaban a los perros lobos, a los pastores alemanes. “¡Pobres ovejas!”, me dije». En general, podríamos afirmar que en la adhesión a las causas de apariencia más noble puede esconderse, como una serpiente entre la maleza, este veneno del fetichismo, la tentación de sustituir el compromiso concreto con las cosas ciertas por entelequias muy campanudas y rimbombantes que desplazan el objeto de nuestro amor. Todas las ideologías contemporáneas son, en realidad, refinados fetichismos que nos permiten sortear nuestras obligaciones concretas y suplantarlas por un activismo ruidoso y vacuo.
      Lo pensaba el otro día mientras escuchaba las universales reacciones furibundas que había ocasionado la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París para la reducción de gases de efecto ‘invernadero’. Pero lo cierto es que si Trump ha decidido retirarse de semejante tratado es porque ha percibido que hay una muchedumbre infinita, repartida por todo el planeta, prisionera de formas de vida que demandan una mayor emisión de tales gases. Una muchedumbre que compra bulímicamente trapos confeccionados en talleres o ergástulas de Pakistán de los que se cansa a las pocas semanas; una muchedumbre que, en lugar de fomentar el comercio local, lo adquiere todo por internet; una muchedumbre que, en lugar de aguantar estoicamente los rigores del verano, respira aire refrigerado las veinticuatro horas del día; una muchedumbre que, en lugar de conformarse con la fruta autóctona propia de cada estación, compra frutas exóticas transportadas desde las antípodas; una muchedumbre que renueva constantemente sus teléfonos móviles, sus artilugios electrónicos y automóviles; una muchedumbre incontable, en fin, que cultiva todos los hábitos que aumentan los gases de efecto invernadero. Pero esa muchedumbre consumista ha encontrado en el presidente de Estados Unidos el fetiche sobre el que poder desaguar una indignación aspaventera que no siente sinceramente; pues, si la sintiera, tendría que abominar de su forma de vida.Mucho más sencillo que abominar de nuestra forma de vida resulta elegir un fetiche sobre el que desaguar nuestra ira. En este caso, el botarate Trump, que no ha hecho sino garantizarnos la forma de vida de la que somos prisioneros.

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