domingo, 23 de julio de 2017

EN PRIMER PLANO - A FONDO - YO FUI UN CIBERDELICUENTE CON 15 AÑOS,./ REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - MI LECTURA DE ESTE VERANO,./ EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - CHARLATANES Y ESCLAVOS,.

TITULO: EN PRIMER PLANO - A FONDO - YO FUI UN CIBERDELICUENTE CON 15 AÑOS,.

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Resultat d'imatges de Jake Davis: "Yo fui un ciberdelincuente con 15 años,.Jake Davis: "Yo fui un ciberdelincuente con 15 años,.

 

Atacó a la CIA, a Sony, al Gobierno egipcio… Jake Davis apenas tenía 18 años cuando fue detenido por pertenecer a Anonymous, la red de ‘hackers’ más temida por gobiernos y corporaciones globales. Seis años después, aquel adolescente tan temido deja al descubierto los fallos de seguridad que explotaba. Esto es lo que ocurre cuando un pirata informático sienta la cabeza. 

Todo terminó para Jake Davis cuando golpearon su puerta un día del verano de 2011. Davis tenía 18 años y vivía por su cuenta en una minúscula casa en las islas Shetland. Había hecho lo posible por borrar sus huellas. Pero sabía que había cometido errores.
Abrió y vio a cinco hombres y una mujer. Ellos fueron con Davis al salón. Ella entró al dormitorio. «Fue directa a mi ordenador», recuerda.
Davis era consciente de haber cometido «más de una veintena de ciberdelitos». Con el alias de Topiary había inutilizado los portales de los gobiernos de Egipto y Túnez en plena Primavera Árabe. Había formado parte del famoso colectivo ‘hacktivista’ Anonymous y creado un pequeño grupo paralelo, LulzSec, que dejó inservible la web de la CIA y atacó a Sony. Se había infiltrado en un grupo religioso de Kansas y en una empresa de ciberseguridad en Washington. Y había seguido de cerca, desde una sala de chat, cómo un ejército de bots -‘ordenadores infectados’- congelaba la web de Paypal. Como portavoz de LulzSec publicó historias falsas en portales informativos muy conocidos.
Es decir, Davis era un cibercriminal encallecido. Pero también era un adolescente al que una parte de su mente le decía que se había limitado a jugar y a gastar bromas más o menos pesadas en compañía de sus ciberamigos: Tflow, Sabu, Kayla y muchos otros. Nunca se había encontrado con ellos en la vida real. Hasta el momento, nada de todo aquello -Anonymous, LulzSec, la manipulación de datos durante noches y más noches en vela- le había parecido real. O irreal. «No puedes tocar Internet con la mano, como tampoco puedes saborearlo u olerlo», decía. Pero los policías ahora estaban en la sala de estar, hablando sobre los hackers y sus objetivos. «Era la primera vez que me decían todas estas cosas en una conversación», observa.

‘Sombrero blanco’

Han pasado seis años y Davis está hoy muy ocupado como consultor de seguridad y comentarista mediático. Es un hacker de ‘sombrero blanco’, que ayuda a que Internet sea más seguro. Ha ganado recompensas de Facebook y Twitter por descubrir puntos débiles en sus portales, ha detectado errores en el sistema operativo de Apple, ayuda a personalidades públicas -cuyo nombre no revela- a que sus webs sean seguras, ha asesorado a series de ficción, documentales y hasta a una obra teatral. Hoy está en Londres para dar una charla en el evento TEDxTeen sobre el tema Los hackers del futuro.

Dejó la escuela a los 13 años y, encerrado en su cuarto, arrancó su carrera como ‘hacker’. “Comencé a chatear con ciertas personas y poco a poco fui evolucionando”

«No tenía una vida de verdad -dice-. No hacía casi nada y no tenía verdadera presencia en la vida real. Trabajaba a tiempo parcial en una tienda de bicicletas, salía a comprar comida para cenar y eso era todo. Tenía muy pocos conocidos y menos amigos aún. Diría que canalizaba todos mis pensamientos e ideas por medio de Internet».
Para empezar, detestaba la escuela. «Me sentía como en una cárcel. No me interesaba. Nos enseñaban informática: hojas de cálculo, ese tipo de cosas. Me gustaba volver a casa y ponerme a investigar en Internet». De hecho, dejó la escuela a los 13 años. «Lo dije con claridad: no me gustaba y no pensaba volver. Me planté». Pasó a estar encerrado en su cuarto, consciente de que había un mundo más interesante a unos clics de distancia. Su padre se había marchado cuando Jake tenía cinco años. Su madre accedió a que estudiara en casa y un profesor iba a darle clases. Fue por entonces cuando Jake Davis arrancó su carrera como hacker.
Sentado frente al portátil, entra en salas de chat, se comunica con personas que le responden. Siente curiosidad. Se tropieza con algo llamado AnonOps, se registra bajo el nombre de Jake y usa un alias, Topiary (‘poda ornamental’), porque es propio de alguien que da forma a las cosas, como Eduardo Manostijeras. «Empezamos a agruparnos de forma casi accidental. Sencillamente comencé a chatear con ciertas personas. Y poco a poco fuimos evolucionando».
Al principio eran muy políticos. Les gustaba la forma en que Internet les abría puertas y no les gustaba la gente que trataba de cerrarlas. No tardaron en identificar a sus enemigos: gobiernos autoritarios, grandes corporaciones, organismos de ciberseguridad… Davis recuerda que los meses siguientes se entregó a «maratones de piratería». Durante la Primavera Árabe, cuando los gobiernos egipcio y tunecino dejaron a sus ciudadanos sin acceso a la Red, Topiary y compañía miraron por todas partes y hallaron grietas, fallos, entradas y puertas mal cerradas en sus webs.
Topiary subió una declaración a la web del Gobierno egipcio: «El pueblo de Egipto vive bajo unas condiciones inhumanas. El Gobierno ha dejado clara su naturaleza criminal y se ha convertido en enemigo jurado de Anonymous». Junto al texto aparecía la foto de un hombre sin cabeza, vestido con traje y corbata, con las palabras: «Anonymous es legión. No olvidamos. No perdonamos».

“Era un 10 por ciento diversión y un 90 de paranoia. Constantemente trataba de esconder mi identidad y evitar que me dejaran al descubierto”

La infiltración en una web puede ser como reventar una cerradura, o también como disparar con una ametralladora: o miles de ellas. Es decir, puedes atacarlo con un DDos (denegación distribuida de servicio), abrumando al servidor con peticiones. «Como si por una puerta giratoria de pronto pasara un millón de personas», traduce Davis. Los hackers consiguen hacerlo por medio de botnets, redes de ordenadores privados infectados con un software malintencionado, que dirigen por control remoto, como cuando Anonymous provocó la caída del portal de PayPal, compañía que se había negado a facilitar donaciones a Wikileaks.
Davis no participó en este ataque -«lo observé como invitado en una sala de chat», asegura-, pero explica que la estructura del ataque fue muy especial. Batallones de hackers voluntarios aprestándose a entrar en combate… «Desde un punto de vista antropológico fue interesantísimo», comenta.

La gran humillación

El mejor operativo de todos quizá fue el denominado ‘ataque HBGary’, contra un profesional de la ciberseguridad llamado Aaron Barr, que se jactaba -no era verdad- de haberse infiltrado en Anonymous. Los de LulzSec se infiltraron en la red de Barr, haciéndole creer que era él quien se había infiltrado en las de ellos, y contemplaron cómo su rival enviaba triunfales correos electrónicos a sus amigos. La humillación no pudo ser mayor para Barr.
Por la época de aquel enfrentamiento virtual, Davis sentía que su vida estaba saliéndose de control. Montaba ataques sin cesar, no pegaba ojo en días y cuando se metía a la cama dormía una eternidad, en parte porque no quería que los demás descubrieran su huso horario.
«Hubo momentos muy malos -rememora-. El 10 por ciento era diversión, pero el 90 era paranoia. Constantemente trataba de esconder mi identidad y evitar que otros hackers dejaran mis sistemas al descubierto». Se infiltraba en las webs de enemigos y luego pasaba horas jugando a El señor de los anillos: La batalla por la Tierra Media II. También le gustaban los rompecabezas y compartir vídeos musicales con los demás hackers.

Para atacar una web, se abruma a su servidor con peticiones. O como dice Davis. “Es como si por una puerta giratoria pasaran de pronto un millón de personas”

Hasta que se produjo la visita de los seis policías. Atrás quedó, de repente, una parte de su vida. Estuvo retenido en la comisaría 96 horas. Su madre vino a verlo. Jake le dijo que no se preocupara, pero la experiencia resultó aterradora. ¿Y si lo extraditaban a Estados Unidos? Finalmente le concedieron la libertad bajo fianza y arresto domiciliario. Se marchó a casa de su madre, en el condado de Lincolnshire, y le pusieron un dispositivo de seguimiento electrónico, para asegurarse de que no salía del hogar familiar. «Me resultaba divertido eso de que condenaran a un hacker a estar encerrado en casa», indica.
Dos años después, en el banquillo de los acusados conoció a uno de sus antiguos compañeros. Davis pensaba que Tflow era un hombre de treinta y tantos, pero resultó ser un chaval de 16 llamado Mustafa. Y Kayla no era una chica, sino un joven de veintipocos años. Y Sabu llevaba meses trabajando para el FBI. El caché de todos ellos hoy es muy alto en el mundo de la ciberseguridad.
Al final solo le cayeron dos años. Contando el tiempo pasado bajo arresto domiciliario, la pena se quedó en 39 días en un reformatorio. Una vez lo amenazaron, pero un chivo duro salió en su defensa. «Le dijo al otro: no te metas con el hacker que luego te rehipoteca la casa sin que te enteres».
Davis hoy vive en un apartamento en el caro distrito de Belsize Park y está pensando comprarse un piso en Berlín. Quiere ser presentador de televisión y le llueven oportunidades de todo tipo. «En mi vida han entrado algunas personas estupendas y sigo sintiéndome parte de un grupo. Espero seguir siendo un rebelde de cierto tipo».

Jake Davis trabaja como consultor de seguridad y comentarista mediático

Se describe como «satisfecho con la vida», «realizado». Y añade: «Lo que más me gusta es conocer a personas expertas en otros campos y ver cómo podemos ayudarnos mutuamente para progresar en nuestros terrenos respectivos».
Hace seis años era un adolescente solitario y paranoico que vivía en una casita en las Shetland. No había pensado en todo. Sabía que había cometido errores. Cuando un puño golpeó su puerta, sintió una sensación próxima al alivio.

personajes, jake davis, hacker, ciberseguridad, xlsemanalLa condena del ‘hacker’


Detenido el 27 de julio de 2011, salió el 1 de agosto en libertad bajo fianza y arresto domiciliario que cumpliría en casa de su madre, Jenni (en la foto). A Davis le pusieron un dispositivo de seguimiento electrónico para asegurarse de que no salía a la calle. «Me resultó muy divertido eso de que condenaran a un hacker a estar encerrado en casa».


TITULO: REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - MI LECTURA DE ESTE VERANO,.

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En la tumbona, a la hora de la siesta… Sin nada que hacer y con todo el tiempo por delante, las vacaciones se presentan como un oasis de lectura. Y, para acertar, nada mejor que dejarse asesorar. Hemos preguntado a personalidades de nuestra cultura en compañía de qué libros afrontan el verano, y esto nos han contado…

 ANDONI LUIS ADURIZ, CHEF

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Su restaurante Mugaritz atesora dos estrellas Michelin. En este caserío reconvertido en centro de referencia de la gastronomía mundial, Andoni Luis Aduriz atiende a XLSemanal. «Leo todo lo que puedo, aunque menos de lo que me gustaría. Al terminar en el restaurante, llego a casa fundido, pero aun así siempre intento leer antes de dormir. En vacaciones, me encanta estar tumbado y no hacer nada más que leer. Es un placer. Además, me permite pensar detenidamente en lo que leo. Avanzo más lentamente, pero la lectura hay que saborearla, disfrutarla lentamente. Leer bien nos ayuda a cambiar nuestra visión del mundo, a forjar una visión del mismo más sólida en un momento en que todo parece muy fácil, muy elemental».

En la maleta

‘El espejo siamés’, de Ben Amí Fihman. «Conozco al autor desde hace años y es la persona más bohemia con la que me he cruzado. Un venezolano afincado en París con un nivel cultural altísimo. Este es su último libro. Una novela donde trenza historias, literatura rusa. Sería como leer un libro de Hemingway, donde la ficción y su autobiografía se funden».
‘El turista perpetuo’, de Harkaitz Cano. «Uno de los escritores vascos con más potencial. Consigue párrafos que parecen imposibles por su delicadeza. Pura poesía. Este es un libro de cuentos en torno al concepto de viaje».
‘¡Plato!’, de Pau Arenós. «Uno de los periodistas gastronómicos más finos de España. Tiene una particularidad. que se vacía en cada uno de sus artículos, no se queda en la epidermis, sino que da un paso más allá de la gastronomía. En este libro describe la búsqueda de la comida perfecta, pero también sus decepciones».
‘La fábrica de las ilusiones’, de Ignacio Morgado. «Me gusta mucho la literatura, la historia, pero también los libros científicos. Morgado es uno de los neurocientíficos más importantes de España. Un libro de ciencia de esos que te hacen pasarlo en grande al tiempo que aprendes».
‘La hora de despertarnos juntos’, de Kirmen Uribe. «Uno de los escritores vascos más brillantes. Es casi una novela histórica. Cuenta la historia de una pareja durante la Guerra Civil en el País Vasco. Acaban huyendo a Francia, allí se topan con la ocupación nazi, escapan a Venezuela. Y el hombre termina trabajando para los servicios secretos del País Vasco. Hace un dibujo muy bonito de ese momento histórico. A la gente le va a encantar».

ISABEL COIXET, CINEASTA

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«Yo no concibo la vida sin libros. Soy como una urraca con ellos: ¡me da miedo acabar uno sin tener otro listo! Así que siempre tengo varios abiertos por la casa. Mezclo libros de calado intelectual con banales; uno policiaco no especialmente brillante, por ejemplo, con. qué sé yo, un ensayo sobre el materialismo histórico. Mi próxima película, La librería, está basada en la novela homónima de Penelope Fitzgerald, un libro para los amantes de la lectura como refugio y descubrimiento».

En la maleta

‘Estudios del malestar’, de José Luis Pardo. «Este es un libro para el verano, para el otoño. Da igual: es una reflexión fundamental sobre el poder económico, político, la demagogia. De cómo ciertas políticas contribuyen a ese malestar generalizado en que nos encontramos».
‘Un jarrón de flores salvajes. ensayos en honor a John Berger‘. «Me lo acaba de regalar mi hija. Gente de perfil muy distinto habla de cómo John cambió su manera de ver el arte, la filosofía, la fotografía.»
‘Los senderos del mar’, de María Belmonte. «La autora nos invita a acompañarla en un viaje. Y consigue transmitir esa sensación de ser cómplices de un camino, que le hace pensar en su propia vida. Enlaza con la filosofía».
‘La vegetariana’, de Han Kang. «No es un tratado sobre zumos ‘detox’. ¡En absoluto! Es una reflexión sobre cómo una pequeña decisión cambia las relaciones de familia, de poder. Es malsano, turbador y muy muy interesante».
‘Prosas reunidas’, de Wislawa Szymborska. «Soy fan de esta poeta. Es interesantísimo. Son las primeras cosas que escribía. Uno de esos libros para leer veinte páginas, dejarlo y recuperarlo días más tarde.»

INGRID RUBIO, ACTRIZ

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«Soy una lectora intermitente», dice la actriz, que nos recibe en el madrileño barrio de Malasaña, donde vive desde hace años. «Ahora estoy en una de etapa ‘devoralibros’. Hay actores a los que les va muy bien leer en los tiempos de espera en los rodajes. A mí no. Me saca de la película. Prefiero escuchar música, pintar acuarela, hablar con el compañero o leer el periódico. ¡En la playa, en cambio, me encanta leer! Es como un ritual_ bajar con mi libro, escuchando las olas. Para mí van de la mano el mar y el libro».

En la maleta

‘El cerebro de Buda’, de Rick Hanson y Richard Mendius. «Me lo recomendaron en una pequeña librería de Malasaña, que se llama Ciento Volando, y tiene mucho que ver con mi momento vital. El subtítulo explica mucho de su contenido: la neurociencia de la felicidad, el amor y la sabiduría. Quería algo que me llevara al budismo, pero que no fuera de autoayuda. Lo acabo de empezar y me está encantando».
‘El mundo azul’, de Albert Espinosa. «Me lo leí en la playa el verano pasado. Es parte de una trilogía. Me encanta cómo escribe Albert. Te llega hasta lo más hondo. En este libro muestra que no venimos con un manual de cómo se hacen las cosas. Todos tenemos nuestro tremendo caos. Conocerlo y compartirlo es lo difícil: que alguien ame tu caos, que lo entienda y lo respete es un ejercicio de generosidad. Un libro luminoso».
‘Pequeños desastres y otras alegrías’, de Dolo Beltrán. «Es la cantante de Pastora y una gran amiga mía. Es un libro con formato de cómic, con un lado muy punki, muy salvaje. Dolo tiene eso. ¡Como yo! Pero sobrevivimos con él. Es un libro muy femenino, muy divertido».
‘Poesía completa’, de Alejandra Pizarnik. «Pizarnik es una poeta nacida en 1936. Ha recibido el sobrenombre de ‘la poetisa maldita’, y es por momentos tremendamente oscura, pero también tiene halos de luz que lo impregnan todo. Un ejemplo [lee]: ‘Explicar con palabras de este mundo que partió de mí un barco llevándome’. ¡Te lo podrías tatuar!»
‘Somos una familia’, de Fabio Bartolomei. «Este no lo he empezado. ¡Espero leerlo en la playa!»

IAN GIBSON, HISPANISTA

personajes, lectura, verano, xlsemanal«Yo soy investigador, y cada uno de mis libros implica muchos años. Así que me siento huérfano de lecturas contemporáneas», comenta el hispanista y escritor, que nos recibe en su piso de Lavapiés (Madrid) para hablar de un tema que le apasiona: los libros. «Ahora estoy leyendo A la busca del tiempo perdido, de Proust, en francés. Y no lo digo por presumir. ¡Me está costando! Y no lo voy a recomendar: ¿quién se va a leer 24 tomos en francés? Recomiendo estos otros, que son parte de mis lecturas actuales».

En la maleta

‘La balsa de piedra’, de José Saramago. «Es genial. Hay un cataclismo y la Península Ibérica se separa de Europa y se va como una isla hacia el Atlántico. Con Gibraltar incluido, con todos los problemas diplomáticos que esto crea. Es muy divertido y ocurrente, como era Saramago».
‘Poesía reunida’, de William Carlos Williams. «Vi hace poco la película Paterson, de Jim Jarmusch. Es una maravilla y se habla mucho de William Carlos Williams, un poeta que yo no conocía bien. Mi mujer me regaló hace unos meses esta edición bilingüe. Además, tiene dibujos y reproducciones de cuadros que inspiraron al poeta, como el pintor Brueghel. ¡A mí me hizo pensar en El triunfo de la muerte, que está en el Prado, y fui corriendo a verlo!».
‘Paisajes queridos’, de José Antonio Labordeta. «Es una hermosura. Supongo que la foto de portada son los Monegros, un lugar maravilloso. Es un libro precioso publicado por la Fundación Labordeta, con sus dibujos, sus cuentos. Son cuentos de una gran humanidad».
‘Cómo escribir una canción de amor’, de Sholeh Wolpé. «Es una poeta iraní que vive en Estados Unidos. Son poemas absolutamente asequibles, pero al mismo tiempo abren muchas ventanas: habla de su infancia en Teherán, la nostalgia de la patria, el machismo que impera allí. Me está conmoviendo. Y creo que le va a gustar mucho a las mujeres».
‘El lugar de uno mismo‘, de Manuel Hidalgo. «Es un libro maravilloso de un amigo mío. Tiene un dominio extraordinario del castellano. Y, en este caso, es muy divertido: la tesis es que el cuarto de baño es el lugar más íntimo y secreto de la vida de la gente» [carcajada].

MARÍA BLASCO CIENTÍFICA

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«En la playa disfruto mucho, pero no me parece el mejor sitio para leer. ¡Me resulta difícil concentrarme! En un tren, por ejemplo, me gusta más», afirma la investigadora alicantina, que recibe a XLSemanal en la sede madrileña del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), la institución que dirige. «¡Pero claro que aprovecho las vacaciones para leer! Todo lo que puedo porque tengo un hijo de diez años y hacemos muchas actividades al aire libre. Hay libros que me gusta leer cuando me voy a acostar, porque son más oníricos o requieren menos reflexión. Otros, filosóficos o científicos, los prefiero por la tarde o antes de cenar. Aunque en realidad leo varios a la vez y elijo uno u otro en función de mi estado de ánimo. Pero a veces me doy cuenta de que están en realidad bastante relacionados. Como los que he traído hoy: hablan de la verdad y la mentira».

En la maleta

‘Piscinas vacías‘, de Laura Ferrero. «Muy centrado en los sentimientos. Son cuentos cortos que reflexionan en torno a la pérdida, amores imposibles, cosas que pudieron ser y no han sido. No me suele gustar el relato corto, pero este me ha encantado».
‘El valle asesino‘, de Frank Westerman. «De aventuras, perfecto para el verano. Está basado en algo que pasó en Camerún en 1986: de repente, un lago que está en el cráter de un volcán mata a todas las personas y animales alrededor. Es todo realidad, pero está contado como si fuera una novela de aventuras. Al autor le interesa cómo se generan los mitos».
‘El cuento de la criada’, de Margaret Atwood. «Lo tengo pendiente. Me apetece muchísimo. Además, ahora han hecho una adaptación del libro para una serie de la HBO. Es muy intrigante porque se escribió en los años ochenta y lo que cuenta parece más plausible hoy. Está relacionado con la manipulación política de la verdad, con el afán de controlar lo que hacemos.».
‘Verdad y mentira en la política’, de Hannah Arendt. «Recientemente Fernando Savater mencionó este libro y me lo compré. Es un clásico sobre un tema muy de actualidad: la verdad, la posverdad».
‘Words in air’, de Elizabeth Bishop y Robert Lowell. «Me encanta el género epistolar. Este se acaba de publicar. Son las cartas entre Elizabeth Bishop y Robert Lowell, dos poetas estadounidenses de la misma generación».

MANUEL BORJA-VILLEL, DIRECTOR DEL MUSEO REINA SOFÍA

Lector asiduo de diarios y trabajador obsesivo, asegura que la lectura le sirve para desconectar.
personajes, lectura, verano, xlsemanal«Desgraciadamente para los que me rodean, no separo entre ocio y lo que los romanos llamaban nec otium, es decir, ‘no ocio’, o negocio. Y lo mismo me ocurre con las lecturas: no separo entre las relacionadas con el trabajo y las demás facetas de mi vida. Pero hay un gran elemento de placer en cualquiera de los títulos que he traído. Para mí, la diferencia entre el verano y el resto del año es que tengo más tiempo para leer. Pero no influye en el tipo de lectura. Leo todo lo que puedo siempre que puedo. Además, siempre tengo varios libros empezados. Ha sido coincidencia que haya elegido ensayos. Acabo de terminar, por ejemplo, La casa del silencio, del premio Nobel turco Orhan Pamuk. Hace ocho años, por ejemplo, me habrías encontrado leyendo mucho Balzac y Zola. En realidad, una lectura siempre te lleva a otras».

En la maleta

‘Culpables por la literatura’, de Germán Labrador Méndez. «Es un estudio profundo de un periodo clave para entender el momento en el que estamos. Se centra en aquellos escritores que en la Transición a la democracia se quedaron por el camino. Los poetas, la gente que quiso unir poesía y vida. Es un estudio muy profundo que da una visión muy nueva de ese momento».
‘Memorias del subsuelo’, de Fiódor M. Dostoievski. «Es uno de los mejores novelistas. Procuro estar permanentemente revisitándolo. Hace referencia a un mundo de hace más de un siglo, pero es totalmente actual. Es una historia muy corta, pero uno de los mejores relatos de Dostoievski».
‘Fracturas de la memoria’, de Nelly Richard. «Es una de las mejores críticas de arte latinoamericanas. Es chilena y ha sabido plantear como nadie una visión de la historia, de la memoria y del pensamiento desde el punto de vista del sur. En su análisis del arte latinoamericano de los setenta y ochenta, une con mucho acierto la poética y la política de la región».
‘El fin del ‘Homo sovieticus”, de Svetlana Aleksiévich. «La premio Nobel reúne una serie de historias de gente que vive el final de la Unión Soviética hasta el nuevo orden mundial del cual Rusia pasa a formar parte. Describe las vidas de gente que no se reconocía en un pasado que acababan de vivir, pero tampoco les gusta el presente que les estaba llegando. Es ese espacio entre dos no mundos el que relata de un modo extraordinario».
‘La bárbara Europa’, de Montserrat Galcerán Huguet. «Me interesa sobre todo por la visión tan clara, metódica y sistemática de las posiciones decoloniales respecto a la cultura europea, la cultura heredada de la Ilustración que se cree el centro del mundo, pero no lo es».


TITULO:EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - CHARLATANES Y ESCLAVOS,.

 foto - reloj de cuco - CHARLATANES Y ESCLAVOS,.


Resultat d'imatges de reloj de cucoSi mañana el Papa de Roma saliese diciendo que Jesucristo no resucitó, o que en la consagración de las especies eucarísticas no hay transubstanciación, se expondría a que todos los católicos (o siquiera los católicos sinceros) lo mandasen a freír espárragos. Y lo mismo le ocurriría a cualquier persona o empresa que tratase de variar medularmente su mensaje o producto. Si mañana los fabricantes de Coca-Cola decidiesen que su bebida dejase de ser gaseosa y le dieran un sabor -yo qué sé- a piña tropical perderían su clientela. Y si yo mañana, después de haber defendido durante toda mi vida la estética barroca, empezase a escribir frases sincopadas (o si me empeñase en hacerme el modernillo, después de haberme declarado antimoderno toda la vida de Dios), perdería a las tres o cuatro lectoras que todavía me soportan.
Y es natural que así sea. La gente verdaderamente libre se adhiere a unos principios, o cultiva unos gustos, porque halla en ellos una sintonía espiritual, un molde en el que encaja; y cuando tratan de pegarle el cambiazo se rebela y enoja, como es natural. Una persona cabal no puede adherirse a unos principios y a los adversos, ni proclamar unos gustos y los contrarios; y quien lo hace es un zascandil indigno que sólo merece nuestro desprecio. Esta lealtad y coherencia no se la exigimos, sin embargo, a nuestras facciones políticas. Y no me refiero tan sólo a que nuestros gobernantes no cumplan sus promesas, ni siquiera a que el tono censorio y acre que emplean en la oposición no se parezca en nada al tono contemporizador que emplean cuando gobiernan. A fin de cuentas, en estas actitudes cambiantes sólo denotan que son como el resto de los humanos; y hasta podríamos discutir si no constituyen, en el fondo, homenajes tardíos a la virtud de la prudencia que tanto les gusta pisotear, para hacerse los fanfarrones.
Pero en la política se producen otros birlibirloques mucho más alucinantes. Hace unos meses, por ejemplo, el partido llamado Ciudadanos convocó un congreso en el que sometió al voto de sus afiliados que su partido dejase de proclamarse ‘socialdemócrata’ para pasar a denominarse ‘liberal’. Sus afiliados votaron como si tal cosa, apoyando la propuesta de la dirección; pero lo cierto es que ‘socialdemócrata’ y ‘liberal’ expresan visiones del mundo antípodas, concepciones de la política radicalmente enfrentadas y antagónicas. Al menos eso nos aseguran, desde sus negociados de izquierdas y derechas, los campeones de la demogresca que, convenciendo a la gente de que se apunte a la socialdemocracia o al liberalismo, consiguen tener a la sociedad enviscada y en perpetuo rifirrafe. Un partido que deja de ser socialdemócrata y se convierte en liberal tendría tal vez que dejar de existir, como acto de penitencia por haber tomado el pelo a sus votantes; o siquiera abrir un largo período de reflexión, tras el cual debería entonar un mea culpa y mostrar su arrepentimiento por haber hecho proselitismo en favor de una ideología equivocada. Pero el birlibirloque de Ciudadanos, lejos de resultar traumático, puede afirmarse que fue festivo; y todos sus adeptos lo aceptaron como si tal cosa, como un aspaviento de puro marketing que los permitía seguir en el machito.
En un mundo que no estuviese completamente loco, Ciudadanos hubiese sido considerado desde ese preciso instante una asociación oportunista y saltimbanqui sin crédito alguno. Pero, en honor a la verdad, lo mismo que hizo entonces Ciudadanos lo han hecho antes (y después) otras facciones políticas. Ahí tenemos a los socialistas, que un día decidieron abominar de Marx para abrazarse (como el borracho se abraza a la farola) a la economía del mercado, sin que sus adeptos se inmutasen. Ahí tenemos a los peperos, que hace apenas unos años presentaban recursos de inconstitucionalidad contra el llamado matrimonio homosexual y ahora pierden (sin segunda intención) el culete por subirse a las carrozas del Orgullo Gay; y los que entonces los aplaudían ahora los aplauden también, con idéntico frenesí lobotomizado. Lo que nos lleva a concluir que la política contemporánea es una engañifa completa; y que sus adeptos son gente a la que no le importa ser engañada. Pues sólo quien admite que su inteligencia sea pisoteada, sólo quien ha dimitido de las neuronas, puede proclamar hoy una cosa y mañana la contraria, sin que entre medias aflore ningún tipo de arrepentimiento o conversión interior muy profunda y desgarradora.
Que nuestros partidos políticos están integrados por charlatanes veleidosos que no creen en nada es una evidencia demasiado palmaria para que nos detengamos a discutirla. Mucho más estremecedor resulta aceptar que su éxito no sería posible si no los votasen gentes que desean (que tal vez necesiten) ser engañadas.

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