domingo, 21 de octubre de 2018

La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - París se reivindica como capital del arte en la Europa del Brexit ,./ RADIO - TELEVISION - Sustantivos en ‘-ez’,.

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  La hora de los Fósforos -  La Cope - CARLOS HERRERA - París se reivindica como capital del arte en la Europa del Brexit  ,. fotos.

París se reivindica como capital del arte en la Europa del Brexit,.

La apertura de grandes exposiciones anima la semana de la Fiac,.

Un visitante pasea por la feria de arte Fiac.
Un visitante pasea por la feria de arte Fiac.
Artistas, coleccionistas y galeristas se reúnen en cónclave hasta hoy en París. La 45ª edición de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (Fiac) arrancó el jueves en el Grand Palais de la capital francesa con casi 200 galerías invitadas y la esperanza de igualar la plusmarca del año pasado, cuando la cita congregó a más de 75.000 visitantes. Los museos de la ciudad han aprovechado esta semana para inaugurar sus grandes exposiciones para la temporada otoñal, en una demostración de fuerza con escasos precedentes, que parece destinada a recuperar posiciones en el sector frente a las turbulencias que anuncia el Brexit en Reino Unido.
Resultat d'imatges de La hora de los Fósforos  La Cope  CARLOS HERRERALa rivalidad es solo simbólica, ya que Londres sigue ganando de lejos en volumen de ventas, aunque la amenaza pesa sobre la economía de la isla. La reciente Frieze, la gran feria celebrada a comienzos de octubre en la capital británica, se distinguió por su pesimismo ambiente, provocado por las inciertas consecuencias de una salida de la Unión Europea, prevista para marzo de 2019, en el primer mercado del arte en Europa. Según un informe de Art Basel, el valor generado en 2017 por las ventas de obras de arte en Reino Unido supuso un 62% del total en el continente europeo.
Hasta ahora, Londres se ha visto beneficiado por una tasa sobre las importaciones de obras que sigue siendo la más baja de la Unión Europea (5%), pero la situación podría cambiar cuando abandone el mercado común.
“El comercio odia la incertidumbre y muchos marchantes, como los banqueros, planean trasladar sus hogares a Bruselas o París”, señaló Le Monde hace pocos días. “Desde que la situación ha cambiado en Gran Bretaña, muchos ingleses se marchan a Francia”, confirma también el galerista londinense Ben Brown. Sin embargo, otras voces opinan que Londres no se dejará ganar tan fácilmente. Y que todo dependerá de la política fiscal que ponga en marcha tras el Brexit. “Europa no tiene centros del mercado del arte que puedan competir con Londres”, descartó el galerista británico Brett Gorvy a The New York Times.“¿Puede París reconquistar el mundo del arte? No creo”.
Sin embargo, si en la Frieze de Londres reinaba cierta melancolía, en París triunfa el optimismo. “Hoy ya nadie piensa que en París no sucede nada”, resume la directora de la feria, Jennifer Flay, que asumió el cargo en 2003 junto a Martin Bethenod, actual director de los museos del multimillonario François Pinault en Venecia. Cuando se colocaron al frente de Fiac, esta se había convertido en una cita en declive, desterrada a un recinto ferial en la periferia de la ciudad y abandonada por las grandes galerías internacionales. Pero los peces gordos, que la desertaron durante años, vuelven a ocupar sus pasillos. Por ejemplo, las galerías suizas como Hauser & Wirth y Gmurzynska han regresado a esta edición. La primera, con un stand temático sobre la noción del deseo y la plana mayor de sus artistas, de Louise Bourgeois a Philip Guston, de quien el primer día se vendió un óleo valorado en 5,2 millones de euros. La segunda, con obras de Yves Klein puestas en escena por Alexandre de Betak, el diseñador de los grandes desfiles de moda.
Las cifras siguen siendo muy favorables a Londres, pero París piensa dar guerra. “Cada vez más coleccionistas estadounidenses tienden a preferir Fiac que Frieze”, explica el director de la galería británica White Cube, Sharis Alexandrian a The Art Newspaper.
“Aquí, el 70% se interesa por el arte, mientras que en Londres solo interesa la fiesta”, le secunda Arne Glimcher, fundador de Pace Gallery, en referencia a la reputación mundana que arrastra Frieze, con un alto porcentaje de visitantes que no son profesionales y acuden a la feria como si fuera un club social. Hasta el británico Financial Times lo reconoció hace pocas semanas en un artículo dedicado a la situación del mercado del arte. “Buenos tiempos para la capital francesa”, rezaba su titular. Según datos de Artprice, las transacciones en París aumentaron un 84% en 2017. Aunque cuando se lee la letra pequeña se termina entendiendo que eso sucedió, en gran parte, gracias a la venta récord de una obra de Basquiat.

‘Blockbusters’ en los museos franceses

Los nombres de la temporada otoñal en los museos parisinos aspiran a seducir a un público masivo. Además de la gran muestra sobre Picasso en el Museo de Orsay y la antológica dedicada a Miró en el Grand Palais, el Centro Pompidou acaba de inaugurar una exposición que traza una nueva historia del cubismo con un despliegue de 300 obras de Duchamp, Picabia, Delaunay o Braque, entre muchos otros. Basquiat y Schiele protagonizan sendas muestras en la Fundación Louis Vuitton, mientras que Dorothea Lange y Ana Mendieta hacen lo propio en el Jeu de Paume, del que se despide la catalana Marta Gili tras 12 años como directora.
En el apartado contemporáneo, el argentino Tomás Saraceno ocupa el Palais de Tokyo con sus telarañas, la francesa Laure Prouvost expone su cáustico universo en el Studio des Acacias y el británico Simon Fujiwara, otro nombre ascendente, analiza la absurdidad de la sociedad contemporánea en la fundación Lafayette Anticipations. Con motivo de la feria Fiac, el pujante dúo escandinavo Elmgreen & Dragset ha ocupado la Place Vendôme de París con un centenar de estrellas de mar y las Tullerías acogen un itinerario artístico donde figuran esculturas de Alexander Calder, Richard Long, leyenda británica del land art, o el austriaco Franz West, celebrado también por una retrospectiva en el Pompidou.

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María Villar durante una gala de 'Operación Triunfo'. Sustantivos en ‘-ez’,.


Resultat d'imatges de RADIO - TELEVISIONUn pasaje de la canción “Quédate en Madrid”, que Mecano lanzó en el remoto 1988, será precioso en su momento para aportar un dato esencial, nada menos que el de primera documentación absoluta de una palabra, a quienes en la Academia (no la de OT, ahora la más famosa, sino la otra) elaboran el Diccionario histórico de la lengua española. Se trata del vocablo —no muy fino pero con el mismo derecho que cualquier otro a ser estudiado e inventariado— mariconez.
Y se ha puesto de actualidad porque unos concursantes del programa televisivo Operación Triunfo pretendían negarse a cantar la susodicha canción, 30 años después de que Ana Torroja y los hermanos Cano la dieran a conocer, alegando que la tal palabra tenía una fuerte carga homófoba. “Lo que va de ayer a hoy”, decía un versito de don Luis de Góngora. Los autores, y en particular el letrista, José María Cano, se negaron, no sin razón, a que su texto, bueno o malo, se alterase.
La letra de la canción consiste en una sucesión de versículos de distinta extensión con rima aguda (asonante unas veces, consonante otras) en los pares. Y lo extraño de su texto no sabe uno si atribuirlo a inspiración precaria o, por el contrario, a audaz vanguardismo. Pues, en efecto, los versículos que nos interesan dicen así: “Siempre los cariñitos / Me han parecido una mariconez, / Y ahora hablo contigo en diminutivo / Con nombres de papel”. Mientras los de cierre —para que el lector se haga una idea del tenor de la balada— rezan: “El día que tengas ojos rojos / Y me estornude la nariz / Vamos a hacer lo que podamos / Por cenar perdiz”.
Los sustantivos en -ez suelen designar cualidades y se forman sobre la base de un nutrido repertorio de adjetivos: así, a semejanza de delgado-delgadez tenemos acidez, altivez, amarillez, aridez, bisoñez, brillantez, calidez, candidez, esbeltez, escasez, esplendidez, estrechez, estupidez, exquisitez, frigidez, idiotez, inmediatez, insipidez, insulsez, intrepidez, liquidez, lucidez, madurez, memez, nitidez, ordinariez, palidez, pequeñez, pesadez, rapidez, redondez, repipiez, ridiculez, robustez, sencillez, solidez, sordidez, sordomudez, testarudez, timidez, tozudez, validez, vejez, etcétera. Desde luego, varios de estos sustantivos también se emplean como nombres contables, sobre todo en la interpretación de ‘dicho’ o ‘hecho’; y de ahí que se hable de (los enunciaremos en plural porque ello se vea más claro) exquisiteces, idioteces, insipideces, insulseces, memeces, ordinarieces, pequeñeces, pesadeces, ridiculeces y otros.
Sin que quepa considerarlos “tacos” (no lo son los adjetivos correspondientes, aunque sí implican descalificación: idiota, memo…), hay en esa lista unos cuantos vocablos de significación bien negativa: idioteces, memeces, ordinarieces… Un paso más se ha dado con la formación, a partir de un insulto, gilipollas, de gilipollez (‘hecho o dicho propio del gilipollas’). Y este precedente fue eficaz modelo para la formación de mariconez a partir de maricón, otro insulto, y no menos grueso que aquel.
Mas se ha de notar que la documentación textual de nuestro mariconez es escasísima. En los corpus de la Academia solo consigo localizar dos textos, y ambos posteriores a la canción de Mecano (por lo que esta, siendo de 1988, se erige, según decíamos, en “primera documentación” del vocablo). Uno es de una novela de Fanny Rubio, La sal del chocolate (1992), y por la mención de unos cariñitos casi se diría que parafrasea el texto de la canción: “Los cariñitos en público son una mariconez pequeñoburguesa”.
El otro es también de una novela, de extraño título, Centhæure (2009), de Óscar Lobato: “Subrayará los valores de mis vehículos: tradición, resistencia, elegancia y comodidad interior, con un toque de salvajismo. Nada de esa mariconez del metalizado”. Que yo sepa, ningún diccionario ha recogido mariconez. Ni siquiera el Diccionario de expresiones malsonantes del español (1974) de Jaime Martín ni el Gran diccionario de argot El Sohez (2000) de Delfín Carbonell Basset.
En fin, este raro mariconez me ha recordado una estupenda creación léxica de Rafael Sánchez Ferlosio. El sufijo que consideramos, -ez, es insólito que pueda apegarse a adjetivos gentilicios para formar los correspondientes sustantivos. Pero al gran escritor se le ocurrió que lo hiciera, y así, sobre la base de español forjó españolez: “La ostentación de la españolez —dijo en una entrevista de 2015— me provoca náuseas”. Genial hallazgo, que Ferlosio venía usando desde, por lo menos, 1986. Demoledor. Y cuánto más útil para su intento que españolidad.

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