lunes, 27 de abril de 2020

Metrópolis - Poética de la conectividad ,. / Retratos con alma - Estamos hartos de teletrabajar,. / DIAS DE TOROS - La pandemia amenaza a la cabaña de toro bravo,.

TITULO: Metrópolis -  Poética de la conectividad ,.
 

  El lunes -27- Abril los lunes a partir de las 00:30, en La2, foto,.


¿Qué impacto tiene Internet en la creación artística?
¿Qué forma toman las obras generadas desde la red
y con sus mismos códigos?
Metrópolis - Poéticas de la conectividad - RTVE.es"Metrópolis" emite esta noche su sexta Carta Blanca,
invitando a Juan Martín Prada, experto investigador en Net Art
a que nos seleccione un conjunto de obras que evidencian
que Internet se ha convertido en un elemento clave
para generar nuevas pautas sociales comunicativas y afectivas.
Ha titulado su propuesta "Poéticas de la conectividad".
¿Hemos pasado de ser espectadores a protagonistas?
Con el título "Poética de la conectividad"
he propuesto una selección de obras,
de artistas en los que yo creo que queda bastante explícito
el enorme efecto, el gigantesco impacto que Internet
está teniendo en el desarrollo de la creación artística actual,
en la evolución del arte de nuestros días.
En todas estas obras yo creo que hay un elemento común
que corre transversalmente en todas ellas
es el concepto de usuario de Internet.
Yo creo que en ellas, el usuario, todos nosotros en definitiva,
en estos procesos de incorporación al sistema red
en el que continuamente nos sumergimos
a través de nuestros dispositivos digitales, se convierte,
en última instancia, en el protagonista.
Con el nodo Apropiacionismos y Mezclas yo creo que apuntamos
a una serie de cuestiones que tienen que ver,
fundamentalmente, con Internet,
como un enorme contenedor de imágenes,
como un fascinante contenedor de imágenes.
Esa presencia de ese inmenso archivo de fragmentos de vida
necesariamente ha situado, ha emplazado a los artistas
a la adopción de determinadas estrategias,
determinadas prácticas de trabajo que, desde luego,
no tienen que ver con la práctica de creación desde la nada sino,
sobre todo, a través del uso de prácticas de apropiación,
prácticas de utilización de materiales encontrados,
de fragmentos, de imágenes de vidas ajenas
que van a ser mezcladas, remezcladas, modificadas...
Para generar, en última instancia, obras que nos hablan
o que acreditan esta idea ya antigua dentro de la teoría del arte
que dice que el arte contemporáneo de las últimas décadas
no puede ser más que un lenguaje sobre lenguajes existentes.
Una práctica que, de alguna manera, se fundamenta en la voz de otros,
en las imágenes de otros, en esos fragmentos de vidas robadas
de otras personas.
(CANTA)
(Música)
Basándose en algunas piezas musicales, vocal en concreto,
de una joven londinense, en realidad, lo que hace
es un complejo montaje alrededor de esa pieza
llevándola hacia territorios completamente diferentes.
Yo creo que la obra de Kutiman,
a pesar de partir de obras y de piezas y sonidos concretos,
lleva una producción completamente personal.
(Música)
(Música)
(Música)
(Música)
En última instancia trabaja sobre un concepto muy clásico de belleza.
Un concepto que ya proviene de la estética clásica,
que es la idea de crear unidad en la diversidad.
De cómo generar una estructura orgánica
o generar una estructura completamente unitaria
con una absoluta coherencia interna partiendo, sin embargo,
y defendiendo y manteniendo la diversidad y la heterogeneidad
de los elementos que la integran.
(Mezcla de sonidos)
Es otra obra, además, basada en la plataforma YouTube
en la que ellos van a integrar, a través de cuatro pantallas,
a través de la división de la pantalla en cuatro,
van a intentar crear una especie de tejido visual,
yo creo que de una enorme complejidad.
No alcanza una unidad tan armónica como en el caso de Kutiman,
pero, sin embargo, creo que precisamente
al jugar más con esa fragmentación de la pantalla,
nos lleva hacia un territorio, creo que genera una sensación,
una experiencia más onírica,
con un contenido, quizás, más de ensoñación.
Yo creo que es una poética, una lírica de la ensoñación.
(Mezcla de sonidos)
(Mezcla de sonidos)
(Mezcla de sonidos)
Se está dando la espectacularización continua de la intimidad.
Hoy no somos capaces, siquiera, de valorar ya la privacidad
porque probablemente no somos ya capaces de entenderlo.
Hoy, miles de imágenes que antiguamente
quedarían recluidas en los álbumes de fotos
o grabaciones privadas de los vídeos caseros,
forman parte de ese flujo infinito de circulación de imágenes
en Internet.
Todo aquello que no se comparte, todas aquellas imágenes
que no circulan, vienen a ser imágenes
que, de alguna manera, no se han vivido.
(Música)
Pienso que la obra juega, de alguna manera,
poéticamente con el concepto de sobreexposición
en un doble sentido.
Por un lado, el concepto de sobreexposición
desde el punto de vista mediático.
Esa sobreexposición que, de alguna manera,
todos hacemos de nuestra antigua privacidad
en el ámbito de las redes sociales y, por otro lado,
el concepto técnico de sobreexposición.
Ese concepto técnico fotográfico en el cual, una toma fotográfica
queda excesivamente clara porque ha tenido o sufrido
un excesivo tiempo de exposición.
Es una obra compuesta por centenares de imágenes
que el artista ha encontrado en Internet, en redes sociales,
y que ha ido secuenciando de manera que los flashes
que aparecen reflejados en todas esas tomas
generan finalmente una especie de efecto como de un sol,
un extraño sol que fuese trasladándose
en un movimiento de traslación casi planetaria
alrededor del formato de video.
Es una obra que yo creo que en realidad habla del deseo.
Es seguramente una metáfora del concepto de circularidad

TITULO:  Retratos con alma  - Estamos hartos de teletrabajar ,.

  La periodista Isabel Gemio regresa a la televisión para presentar 'Retratos con alma', el nuevo programa producido por RTVE en colaboración,. 

   Lunes -27- Abril a las 22:40 horas en La 1 / foto.


Estamos hartos de teletrabajar,.

Teletrabajando durante el duro confinamiento. 

Sin cara a cara. Ni con las gigas ni con Siri te puedes ir a tomar un café con churros,.

Teletrabajando durante el duro confinamiento. / HOY
El teletrabajo está muy bien para quienes está muy bien. Si tienes niños muy pequeños, si has de cuidar de alguien, si necesitas máxima concentración. Pero si no es así, es un rollo, siempre que se haga bien, claro está. Si teletrabajas a ratos y sales a tomar café, hacer la compra, dar una vuelta, entonces vale, pero eso no es teletrabajo, eso es vivir del cuento. El teletrabajo en serio es más duro que el trabajo en la oficina, el periódico o el instituto.
Con el teletrabajo no tienes horario, estás atado a todas horas porque te llegan correos, llamadas, mensajes y tienes que responderlos por educación, por empatía o por lo que sea, pero los respondes. Hay días que dan las siete y media de la tarde y sigues teletrabajando cuando en condiciones normales a las dos y media te habrías marchado a casa.
Pero lo peor del teletrabajo es que no puedes comentar nada con los colegas, no te puedes quejar, no puedes criticar al jefe ni engañarlo: «Salgo un momento a la farmacia» y acabas en Massimo Dutti. Con teletrabajo no hay café mañanero con los colegas, con tus churritos, tu manteca 'colorá', tu tostada extremeña de jamón ibérico. Tampoco hay cañitas los jueves, ni los viernes ni ningún día. Porque eso de las telecañas por Zoom es un quiero y no puedo que frustra y desazona.
Escribo siempre en casa, pero a veces, durante las campañas electorales, me acercaba a escribir a las redacciones de los periódicos en los que colaboraba. Era muy divertido, pero menos productivo. En una redacción, era capaz de escribir una crónica diaria y con dificultad. En el mismo tiempo, en casa, podía editar tres o cuatro.
Un profe teletrabajando tiene que examinar a los alumnos uno por uno, corregirle cada texto, ayudar individualmente... En clase, todo es más grupal, se interactúa, se vibra, sube la adrenalina... También se ayuda y se corrige individualmente, pero el grupo comparte el esfuerzo y la ilusión y todo es más gratificante y enriquecedor.
El teletrabajo es soledad, tristeza, aburrimiento. Sin interacción presencial, ni hay pasión ni hay estímulo. Atender a un ciudadano por teléfono desde tu casa para solucionarle un problema agrícola, urbanístico o financiero no tiene nada que ver con el cara a cara intenso, emocionante o desesperante pero siempre sensible y vivo: te desalienta, te alegra, te satisface, te irrita, te emociona, te asquea... ¡Sientes!
¿Pero qué se puede sentir ante un correo electrónico, ante un mensaje de texto, ante un archivo? El trabajo frente a frente transmite vida, el teletrabajo transmite bytes, kilobytes, megas, gigas y teras. «Échale un vistazo a este expediente y nos vamos a tomar un café», te proponen cara a cara. ¿Pero qué te puede proponer una giga? Ni los terabytes, que son los más chulos del teletrabajo, te podrán animar ni agradecer nunca tu esfuerzo con una caña, con una pulguita de tortilla, con un torrezno.
Ha tenido que venir la pandemia a demostrarnos que la oficina, el aula y la redacción tenían su gracia. Las denostábamos porque hacerlo forma parte de la tradición y de las verdades inmutables: quien no se queja de su trabajo o es un pelota o va de guay o, mucho peor, es demasiado listo. Hay que protestar porque es saludable. Pero con el teletrabajo, solo te puedes quejar a Siri, que es especialista en escurrir el bulto. Compruébenlo: «Siri, me aburre teletrabajar». Y Siri responde: «Seguro que se nos ocurre algo divertido que hacer en casa... que es donde espero que estés ahora mismo»... «Me tienes harto, Siri». Y ella escurre el bulto: «No voy a responder a eso». ¡Necesito volver a la oficina, al aula, a la redacción ya!,.


 TITULO:  DIAS DE TOROS - La pandemia amenaza a la cabaña de toro bravo,.

 La pandemia amenaza a la cabaña de toro bravo,.

Desaparecerán ganaderías», vaticina Victorino Martín, referente de un sector en el que ya hay hierros que comienzan a enviar animales al matadero en vez de a las plazas,.

fotos /  Veinte, veinticinco pasos. No hay más distancia entre los cuernos del Victorino cárdeno que mira más rígido que algunas estatuas y el Victorino humano al que no parece que le suba una pulsación ahí plantado, de pie, posando para la foto como si estuviera en el salón de su casa esperando a que se enfriara el té. Seguramente Victorino Martín García (veterinario, ganadero, presidente de la Fundación Toro de Lidia, hijo de Victorino Martín Andrés) está más tranquilo y a gusto ahí que en una avenida, la que sea, o en un centro comercial cualquiera. Ese lugar en el que se le ve cómodo es el cercado de la camada de saca 2020, con certeza uno de los vallados capitales de esta finca enorme, porque en él viven los toros que deberían ser lidiados esta temporada. Entre ellos, los que ayer tenían que haber visto en La Maestranza de Sevilla. Pero esos animales siguen en Extremadura porque la corrida se suspendió, como casi todo en España desde que el coronavirus apareció para propinarnos una voltereta colectiva y para descuadrar las cuentas de toda clase de autónomos y empresas. Entre ellas, claro, las ganaderías bravas. Hay 106 en Extremadura, en torno a la mitad dedicadas a criar animales para la lidia. Es la región que más tiene tras Andalucía y Castilla y León. Y en todas están comprobando estos días una realidad: en lo laboral, solo hay una cosa peor que no trabajar, y es trabajar para nada.

«Aquí –resume Victorino Martín–, los toros siguen comiendo y las vacas siguen pariendo». Las lluvias de marzo han sacado todos los colores a la finca Las Tiesas de Santa María (en Portezuelo y Garrovillas), donde se trabaja casi al mismo ritmo que en la vida anterior a la COVID-19. Aquí no se ha apagado ninguna máquina, por lo que a final de mes no habrá ahorro en el recibo de la luz. De hecho, está ocurriendo al revés, o sea, que los gastos han crecido.
Cada toro que está en un cercado en vez de en un camión, en los corrales de un coso o en la memoria de un torero o un aficionado es un animal que sigue comiendo. «Siete kilos de pienso al día, más la paja; en total cada toro supone unos tres euros al día solo en comida», detalla Martín, quizás el ganadero de bravo más prestigioso de España, que taurinamente hablando es como decir el mundo.
90 toros para 15 corridas. Más algún animal suelto para festejos con varias ganaderías. Es lo que tenía vendido el famoso hierro para esta temporada, que debería haber empezado el pasado día 4 en Jaén. El festejo se canceló, y unos días después, uno de los bravos que debía haberse lidiado esa tarde se partió un pitón en el campo, seguramente durante una pelea. Ya no vale para saltar al albero. Quedará para festejo popular o para el matadero, que es el destino que ya están teniendo algunos de estos animales.
Miriam Martín Canto, hija del ganadero, graba las faenas campestres desde 'la caja' del todoterreno que conduce su padre. Estos días están subiendo a Internet vídeos sobre la historia y el día a día de la ganadería.
Miriam Martín Canto, hija del ganadero, graba las faenas campestres desde 'la caja' del todoterreno que conduce su padre. Estos días están subiendo a Internet vídeos sobre la historia y el día a día de la ganadería.
«Sí, yo sé de ganaderías bravas extremeñas que ya han mandado toros al matadero», certifica sin dar nombres José Luis Iniesta, tesorero de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, el colectivo que reúne al 85% de las divisas que lidian en plazas de primera, segunda y tercera categoría. En el caso de Extremadura, pertenecen a ella 48 hierros, dos de ellos de Iniesta: el que lleva su nombre y 'Los Espartales'. «Hay un empresario español muy importante en el sector –cuenta el tesorero de la Unión– que ha sacrificado 700 cabezas de las 1.400 que tiene, y la razón es fácil de entender: la gente no quiere seguir perdiendo dinero, no puedes estar un año alimentando y cuidando animales que te van a generar unos ingresos muy por debajo de los costes».
Él pone los números sobre la mesa. «Criar un toro bravo –detalla– cuesta de 4.000 a 5.000 euros según la ganadería, y se vende para lidia por entre 5.000 y 7.000. Pero así es en una situación normal. En la de ahora, hay que alimentar y cuidar del animal un año más, lo que incrementa el gasto en unos 2.000 o 3.000 euros, con lo que te pones en 7.000 u 8.000 por cabeza. Incluso cuando vuelva a haber corridas, tal como estarán las economías nadie nos va a pagar ese dinero por un toro». Hay otro dato que completa el tablero de juego: la normativa prohíbe lidiar a los que tienen más de cinco años.

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festejos populares y 15 corridas de toros se celebraron en Extremadura durante el año 2018, según el último anuario del Ministerio de Cultura.
¿Qué hacer entonces? Una opción es enviarlo al matadero, donde están pagando de 500 a 700 euros por bravo, una cantidad que baja al ritmo al que sube la de número de camiones con toros que llegan a estas instalaciones. Es la ley de la oferta y la demanda. Según publicó ABC Sevilla el pasado día 19, dos de los principales mataderos de la capital andaluza (Mercasevilla y Mataderos del Sur) sacrificaron solo durante la tercera semana de abril unos doscientos toros.

«Un desastre total»

«Y hay que tener en cuenta que el ganadero paga las tasas del matadero y el transporte de los animales», añade Iniesta, que define la situación como «un desastre total». «No solo porque no esté habiendo corridas –se explica–, sino porque también se están suspendiendo los festejos populares». «No quiero asustar a ningún compañero, pero hay que reconocer que lo que está pasando es muy grave. Todo lo que le ha ocurrido al sector hasta ahora son pamplinas comparado con lo que estamos viviendo».
En este panorama, él tiene claro que desaparecerán ganaderías. «No sé cuántas, dependerá de los recursos que tenga cada uno y de la capacidad de aguante, pero sí, las habrá que tendrán que cerrar», anticipa el empresario extremeño. En este punto, su opinión coincide con la de Victorino Martín, cuya finca visitan cada año unos 7.000 turistas, sobre todo en primavera. También este grifo de ingresos lo ha cerrado el virus, que ha aparecido «en el peor momento posible», lamenta el ganadero. Ni a propósito habría dado en la diana del tiempo con tanta precisión.
«Todo lo que le ha pasado al sector hasta ahora son pamplinas comparado con lo que estamos viviendo»
«Todo lo que le ha pasado al sector hasta ahora son pamplinas comparado con lo que estamos viviendo»
La temporada taurina va de marzo a octubre, y la COVID-19 ha dado la cara justo al inicio, a la altura ideal para fastidiar los meses más importantes, los que justifican el trabajo de todo el año en estas explotaciones. «Nuestra última corrida fue el 29 de septiembre de 2019 en Corella (Navarra), y desde entonces no hemos tenido ingresos», concreta Martín, que luce en su cinturón un hebilla con una letra «a» mayúscula coronada. Es la divisa de su hierro, que esta temporada estaba anunciado en Madrid (en junio y septiembre), Bilbao, Murcia, Burgos, Utrera, Soria...
De los 90 toros que tenía vendidos para distintas ferias, 18 eran cinqueños, o sea, animales que en cuanto cumplan un año más no podrá lidiar. «No hay posibilidad de trampa en esto», asegura tajante. «Desde que nace, cada toro lleva un doble registro: el de la oficina veterinaria y el del libro genealógico», detalla el ganadero, que tiene a veinte trabajadores en plantilla. A inicios de los ochenta, cuando su padre dejó Salamanca y se instaló en Cáceres, la plantilla la formaba un pastor que iba unas pocas horas por las mañanas.
Victorino Martín se mueve con su coche, un Toyota Hilux, por uno de los cercados de bravos.
Victorino Martín se mueve con su coche, un Toyota Hilux, por uno de los cercados de bravos.
«Es que este sector crea empleo, sobre todo en el mundo rural, así que si nos va mal, lo notarán los pueblos», reflexiona Victorino, que no puede pensar en hacer en un expediente de regulación temporal de empleo que alivie sus balances mientras dura la tormenta. «Porque para poder hacerlo tiene que cesar la actividad, algo que ningún ganadero puede hacer porque tiene que seguir cuidando de su cabaña», explica el presidente de la Fundación Toro de Lidia, que dedica buena parte de su jornada laboral a esa faceta. El colectivo aglutina a toreros, ganaderos y empresarios, y se ha consolidado como la voz de un sector que vive entre el apoyo de una masa social importante y la amenaza creciente de los sectores antitaurinos.

77 millones de pérdidas

«Seamos sinceros: con el Gobierno central no lo vamos a tener fácil, en él hay ministros que se han declarado antitaurinos antes de que nadie se lo preguntara», apunta José Luis Iniesta. La Unión de Criadores, de la que él es tesorero, calcula que las ganaderías bravas españolas perderán 77 millones de euros por culpa de la COVID-19. Para intentar evitarlo, o al menos rebajar la cifra, se ha dirigido a dos ministerios (el de Agricultura, Pesca y Alimentación y el de Cultura), a las presidencias autonómicas y a las consejerías de turno de cada región.

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machos de ganado bravo sumaban las 106 explotaciones que había en la región al acabar el año 2018, según el último censo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. De ellos, 621 eran reproductores. Además, había 18.995 hembras. En el año 2010, esta misma fuente contaba 40.427 cabezas en 139 ganaderías. Para excluir de este recuento a los animales que no se dedican a la lidia están las cifras de la Unión de Criadores, que al acabar el año 2018 (últimos datos disponibles) contaba en la región 7.741 machos, 422 de ellos sementales. Hay que tener en cuenta que no todas las ganaderías están en la Unión.
«Hemos hablado con responsables de la Junta de Extremadura, y la verdad es que se han mostrado comprensivos y sensibles con el problema, pero su margen de actuación para ayudarnos es limitado», cuenta Iniesta, que mantiene «la ilusión de que este año va a haber corridas». También en esto coincide con Victorino Martín, que no se da por vencido «No, no puedo asumir que la temporada 2020 se haya perdido. Espero que en verano se puedan hacer algunas cosas. Creo que puede haber alguna solución: festejos en el campo, toros a puerta cerrada... Yo en mi mente tengo que guardar esa esperanza, porque si no, lo pasaría mal».

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