jueves, 25 de junio de 2020

LAS HUCHAS DE LAS MONEDAS - La mayor crisis desde la Guerra Civil solo tiene precedentes en el siglo XIX,. / LOS 50€ BILLETES - BILLETE 1.000 PESETAS - LOS ARBOLES PERDIDOS - Los expertos coinciden en que las medidas de ajuste presupuestario no deberian aplicarle hasta 2022'. / LOS LIMONES - EL BOMBON DE HELADO - PAPELES QUEMADOS - Chimenea - Merluza del pinchu con mahonesa trufada,.

TITULO: LAS HUCHAS DE LAS MONEDAS -  La mayor crisis desde la Guerra Civil solo tiene precedentes en el siglo XIX,.

LAS HUCHAS DE LAS MONEDAS -   La mayor crisis desde la Guerra Civil solo tiene precedentes en el siglo XIX , fotos,.

La mayor crisis desde la Guerra Civil solo tiene precedentes en el siglo XIX,.

Dos agricultores usan un tractor para un ensayo de cultivo mecánico en la década de los 40./Efe
Dos agricultores usan un tractor para un ensayo de cultivo mecánico en la década de los 40.

En dos años hubo caídas del PIB cercanas al 10%, aunque los expertos ven una línea histórica común de exceso de confianza y falta de consenso a la hora de adoptar medidas,.


La crisis económica provocada por la pandemia de la Covid-19, con los meses de confinamiento y una 'nueva normalidad' que tardará bastante en recobrar niveles cercanos a los anteriores, ya ha dejado sus primeros hitos negativos. La caída del -5,2% en el Producto Interior Bruto (PIB) de enero a marzo es la mayor para un trimestre en la serie histórica del INE (arranca en 1970), el desplome del -33,6% en la producción industrial en abril fue el más grande desde, al menos, 1976, y también el sector servicios ha sufrido su descalabro más notable.
Mirando en perspectiva, hay que remontarse hasta la Guerra Civil para encontrar un desplome similar –en su peor escenario, si hay rebrote del coronavirus, la Autoridad Fiscal (AIReF) estima que el PIB caería en 2020 un -11,8% y el Banco de España cree incluso que el -15,1%–. En concreto, en 1936 –comienzo de la mayor contienda militar en el país–, la economía se hundió un -19,5%, y en términos de PIB per cápita lo hizo incluso un -24,5%.
La estadística reza que España tardaría 17 años en recuperar el nivel de riqueza anterior. De hecho, en 1944 y tras una crisis agraria importante, sufriría otro bajón brusco de su PIB per cápita (-8,6%). Sin embargo, si exceptuamos los condicionantes bélicos, hay que remontarse hasta el siglo XIX para encontrar desplomes económicos similares en proporciones al que se espera en 2020.

En cifras

-19,5%
se desplomó la economía española en 1936, al empezar la Guerra Civil, mientras el PIB per cápita se hundió un 24,5%.
-9%
cayó el PIB entre 2009 y 2013 –aunque en 2010 se recuperó un mínimo 0,2%– en la última crisis económica del país.
-9,9%
se contrajo el PIBper cápita en 1895, por una crisis bancaria europea y una alarma sanitaria en el campo (filoxera).
El precedente más antiguo sería 1868, con una caída del 12,6% en el PIB per cápita por una crisis bancaria eminentemente nacional. Tres décadas después, en 1895, el descenso fue del 9,9%, también por una mala situación financiera –aunque en este caso se debió más a la influencia europea– y, además, una crisis sanitaria en el campo, la filoxera que arrasó con las vides. Entonces, se tardarían tres años en recobrar el nivel previo, los mismos que se prevén respecto a la crisis actual.
Sendos libros sobre la historia económica española –'Spanish Economic Growth, 1850-2015' y 'Crisis económicas en España 1300-2012'– muestran cómo, en realidad, el país ha ido tropezando casi siempre con la misma piedra en lo que a crisis se refiere. Así ha venido ocurriendo desde la lejana gran depresión medieval del siglo XIV, emblematizada por la Peste Negra de 1348-1352, hasta la reciente gran recesión de la segunda globalización (2009-2013), que se saldó con una pérdida acumulada del 9% en el PIB.

Un «optimismo frágil»

Sí hay una enseñanza común en las crisis económicas de los últimos siete siglos: que casi siempre vinieron precedidas de una expansión «a la que no se veía final» y de un «optimismo frágil», donde se pecó de «exceso de confianza», explica Vicente Pinilla, catedrático de Historia Económica de la Universidad de Zaragoza. Y también ahora algunos recuerdan la oportunidad perdida del último sexenio de expansión (2014-2019) para realizar reformas estructurales que agradecería hoy el país y, además, reducir una deuda pública que en 2007 –el final de la última «edad de oro» de crecimiento que comenzó en 1986, con la entrada en la CEE primero y el euro después como hitos, solo rota por la crisis de 1992-1993– rondaba el 60% del PIB y al cierre de marzo pasado llegaba ya casi al 98%.
Mauro Hernández, profesor de Historia Económica de la UNED e impulsor de uno de esos libros, abunda en la idea de que «no saber atajar a tiempo los desequilibrios existentes» fue la perdición de los sucesivos gobiernos de aquellas épocas, cuyas consecuencias pagó todo el país. «Malos tiempos y calamidades» por la «tardanza» en tomar las decisiones económicas correspondientes, refrenda Francisco Comín, catedrático de Historia Económica de la Universidad de Alcalá. «Pasó en la gran depresión de los 30, en la crisis de los 70 y en la última recesión». Aunque advierte que, «en realidad», el país ha salido de las crisis «cuando se ha recuperado la actividad económica internacional».
A las crisis con importante componente industrial y de larga duración, los expertos las llaman «cisnes negros». El primero se dio en el siglo XVII (1580-1690), por la creciente deuda real y una dura negociación con los acreedores. La última, hasta hoy, fue con la depresión del euro (2001-2012).
La amenaza de deflación enturbia más la recesión
Que la economía española entrará en recesión al cierre del primer semestre, tras haber caído un -5,2% de enero a marzo –el consumo de los hogares bajó aún más, un -7,5%–, se da ya por seguro. Considerando que los meses de abril y buena parte de mayo han sido de confinamiento completo, los expertos esperan un desplome que podría llegar a los dos dígitos.
Sin embargo, la principal preocupación para muchos de ellos es ahora el riesgo de que el país también sufra la deflación. Técnicamente, eso sería encadenar dos trimestres seguidos de caídas de precios en la cesta de la compra, y por ahora ya suma sendos meses (-0,7% en abril y -0,9% en mayo). Si el IPC baja, también lo harían a priori los márgenes y los ingresos de las empresas, lo que a su vez puede llevarles a recortar más sus costes, que en caso de afectar a los laborales destruirían todavía más empleo.
Por eso el gobernador del Banco de España se ha mostrado preocupado en las últimas fechas y ha pedido una respuesta de la política monetaria «aún más contundente e, incluso, más rápida». Un toque de atención al BCE, que tiene esas competencias.
Mientras, el Gobierno sigue trabajando en un plan de recuperación e inversión –«sin precedentes», según el presidente Pedro Sánchez– para reactivar la economía y reconstruir el tejido productivo; eso sí, gracias a los 140.000 millones de euros que el plan europeo de recuperación reserva a España. Lo que parece descartado, por ahora, es un rescate como tal, aunque la opción de los créditos baratos del MEDE del Eurogrupo continúa abierta.


TITULO: LOS 50€ BILLETES - BILLETE 1.000 PESETAS - LOS ARBOLES PERDIDOS -      Los expertos coinciden en que las medidas de ajuste presupuestario no deberian aplicarle hasta 2022'.
 
  LOS 50€ BILLETES - BILLETE 1.000 PESETAS -  LOS ARBOLES PERDIDOS - Los expertos coinciden en que las medidas de ajuste presupuestario no deberian aplicarle hasta 2022'.     fotos,.

 Los expertos coinciden en que las medidas de ajuste presupuestario no deberian aplicarle hasta 2022'.

 

Las medidas de ajuste presupuestario no deberían aplicarse hasta 2022,.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero./Efe
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

El Gobierno tendría que presentar ya este año soluciones de aumento de ingresos y reducción de gastos para asegurar la sostenibilidad fiscal,.


La pandemia aún se deja sentir con todo su rigor. Pero muchas voces advierten de que España debe preparar ya un plan de consolidación fiscal. Una de ellas es la de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF). Esta semana, su presidenta, Cristina Herrero, ha insistido en esa idea en la Comisión de Reconstrucción: «La incertidumbre no puede ser una excusa para un ejercicio de planificación presupuestaria». Aunque reconoció que a corto plazo lo necesario sigue siendo el impulso de la actividad.
Porque preparar la consolidación fiscal, los posibles recortes y las eventuales subidas de impuestos, no significa que se deba aplicar de inmediato. Desde el FMI, incluso, esta semana se afirmaba que el aumento del déficit y de la deuda «es lo adecuado en este momento». Avisaba de que será una vez se supere la crisis cuando el país tendrá que ajustarse.
La incógnita es cuándo se presentarán y llegarán –o deberían presentarse y llegar– esos temidos ajustes y qué forma adoptarán. Desde Fedea apuntan que si bien conviene que el camino hacia la consolidación se haga explícito en el proceso de elaboración del presupuesto de 2021 –es decir, este otoño–, las medidas no deberían aplicarse hasta 2022.

Un 2021 de contención

Resultat d'imatges de BILLETE 1.000 PESETASMaría Jesús Fernández, economista senior de Funcas, está de acuerdo: «Ahora no es el momento de hacer ajustes y probablemente el año que viene, tampoco. 2021 debería ser de contención, pero no de ajuste». «Ahora, aunque no se pongan todavía las medidas en práctica, sí es importante contar ya con un plan de varios años en el que se especifique con cierto detalle el objetivo de recorte del déficit estructural –medio punto al año, por ejemplo– y con qué medidas se logrará», continúa Fernández.
Javier Ferri, investigador de Fedea, añade que también se puede marcar una ratio para determinar a partir de cuándo comenzará la austeridad. Y sugiere que se emplee el PIB per cápita: los ajustes llegarían cuando recupere niveles cercanos a los previos a la Covid-19.
Santiago Carbó, catedrático de Cunef, afirma que si bien a corto plazo el Estado tiene que gastar «todo lo que se pueda», añade que el Ejecutivo ahora podría comenzar con la evaluación de las políticas públicas con el objeto de mejorar la eficiencia del gasto estatal y sus efectos sobre el crecimiento económico. A ello se puede sumar un buen diseño de las inversiones que se realizarán con los fondos europeos, como defiende Ferri, con la misión de poner unas bases sólidas al crecimiento económico de largo plazo, un factor esencial que contribuirá a asegurar la sostenibilidad fiscal.
Además de realizar mejoras en la Administración y su eficiencia en el gasto, Fernández afirma que «se deberían tocar las pensiones y los salarios de los funcionarios». Carbó señala la necesidad de hacer sostenibles las pensiones, pero no con «hachazos».

Subidas de impuestos

En materia impositiva, hay discrepancias. Si bien Fernández y Carbó opinan que ahora habría que tener cuidado con las subidas de impuestos, Ferri discrepa y advierte de que «no nos vamos a poder librar de subidas de impuestos este año y el que viene». Anticipa un recargo transitorio sobre el IRPF para hacer frente a los efectos fiscales de la pandemia. Con vistas al más largo plazo, cree que hay que abordar una reforma del sistema tributario, analizando la eficacia del mix de impuestos, la integración de diferentes figuras tributarias o la eliminación de deducciones para elevar los tipos efectivos, lo que es menos distorsionador que la subida de los tipos marginales.
Fernández y Carbó, que abogan por retrasar las subidas de impuestos a partir de 2022, prevén entonces incrementos en IRPF y en el IVA, si bien Fernández desaconseja tocar Sociedades. El catedrático de Cunef defiende que hay que alcanzar la «suficiencia fiscal» y ello requiere «incrementar la recaudación en decenas de miles de millones de euros».
El plan de estabilidad asegurará el terreno para el momento en que el BCE deje de actuar
La dimensión del ajuste y la rapidez con que se presente la senda hacia la sostenibilidad fiscal dependerán, según señala Santiago Carbó, catedrático de Economía en Cunef, del rigor que se exija desde Bruselas. Por el momento, se ha impuesto la flexibilidad fiscal con la suspensión del Plan de Estabilidad y Crecimiento y el diseño de un programa de reconstrucción. Y el Banco Central Europeo, con sus compras de bonos, mantiene la prima de riesgo contenida y por debajo de los cien puntos básicos. Pero todos éstos son instrumentos coyunturales, no estructurales. En algún momento el BCE dejará de inyectar liquidez.
La clave detrás de la necesidad que se observa de que el Gobierno, preferiblemente con el acuerdo de la oposición y los agentes sociales, prepare un calendario de objetivos y medidas, reside, precisamente, en evitar que los mercados se pongan nerviosos y duden de la sostenibilidad de la deuda española. Ya que es en los mercados donde el Tesoro tiene que financiarse.
De momento, el emisor español está colocando sin problemas su deuda. De acuerdo con Javier Ferri, investigador de Fedea, los inversores, si bien son conscientes de que España es uno de los países más afectados por la pandemia debido a su estructura sectorial, descuentan y valoran positivamente las medidas que se han adoptado para contener la crisis, por lo que no cree que se castigue a la deuda española por ello.
Para Carbó la clave está en el otoño: en la posibilidad de un rebrote cuando la economía no haya recuperado el ritmo y si no hay un plan en firme para distribuir los fondos del plan de reconstrucción europeo. En ese caso, anticipa tensión financiera. Pero, de no darse esas circunstancias, el país se puede librar de ser objeto de la especulación: «Si tienes un proceso de crecimiento y existe la percepción de que el Gobierno camina hacia un mayor rigor fiscal, entonces el mercado no se pondrá nervioso», asegura Santiago Carbó. Pero, según insiste María Jesús Fernández, de Funcas, España tiene que hacer un esfuerzo por controlar el déficit estructural, lo que se corrige con un plan que busque una reducción estructural de los gastos y un incremento del mismo calado de los ingresos públicos.

 

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  LOS LIMONES - EL BOMBON DE HELADO - PAPELES QUEMADOS - Chimenea - Merluza del pinchu con mahonesa trufada , fotos,.
 
 Merluza del pinchu con mahonesa trufada,.
 
 

Merluza del pinchu con mahonesa trufada


Ingredientes
- 1 merluza sobre
- 2,5 kilos de peso.
- (Para la mahonesa):aceite de oliva suave, huevo, limón, sal, rodajas finas de trufa negra
Elaboración
1. Lavamos bajo el grifo la merluza y sus lomos.
2. Partimos cada lomo a la mitad para cuatro raciones.
3. Los pasamos un par de minutos por la plancha muy caliente, para que selle y dore el exterior del lomo.
Resultat d'imatges de la chimenea joyma4. Tres o cuatro rodajas finas de trufa negra llevarán buen rato (dos o tres horas) en un bol con aceite de oliva.
5. Elaboramos con el brazo de la batidora la mahonesa a la que incorporamos un huevo, el chorrín de medio limón y, muy poco a poco, el aceite de trufa.
6. Disponemos en una fuente de horno los lomos.
7. Los cubrimos individualmente con una gruesa capa de la mahonesa trufada.
8. Introducimos la fuerte en el horno a 180ºC unos 10 minutos.
9. Antes de servir con una guarnición de huerta, dejamos que descansen y templen sobre cinco minutos.

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