viernes, 12 de junio de 2020

Mi casa es la tuya - Teresa Viejo: «Echo muchísimo de menos el abrazo» , Viernes -12 -Junio. / Pekín Express - El callejón del Moral se queda sin vecinos ,. / UN BUEN PLAN ES IR AL CINE - Largo Winch . / Días de cine - Cine - Alberto Sordi en el centenario de su nacimiento,. Viernes -12- Junio ,. / Saber Vivir - El sorbo irrepetible,.

TITULO: Mi casa es la tuya -  Teresa Viejo: «Echo muchísimo de menos el abrazo» .  , Viernes -12- Junio ,.









Mi casa es la tuya',.











Este viernes -12- Junio a las 22.00, Telecinco emite una nueva entrega de 'Mi casa es la tuya', con Bertín Osborne charlando con Teresa Viejo: «Echo muchísimo de menos el abrazo»   ,. , foto.

  Teresa Viejo: «Echo muchísimo de menos el abrazo» ,.


Teresa Viejo./
Teresa Viejo.

La periodista aprovecha el confinamiento para escribir y 'observar' en su espacio de RNE: «A veces, las grandes preguntas son simples»,.


Le pilló a Teresa Viejo (Madrid, 1963) el confinamiento por el coronavirus estando ya «confinada» desde el 1 de marzo. El motivo: escribir su próxima publicación. Dice la periodista que para ella estar en casa «no es un problema», aunque vive la situación con «fortaleza, resistencia, paciencia y confianza». «Para mí, estar confinada no es difícil. Tengo por costumbre apartar uno, dos o tres meses, y estar encerrada para poder escribir cuando toca», explica la autora de cuatro libros y otros tres ensayos. El contexto, en cambio, es ahora distinto: «Hay una situación de alerta personal, de una preocupación que no dejo que se convierta en miedo. El marco es desolador».
A su rutina, Teresa ha sumado hacer radio desde casa. Desde 2013, la madrileña presenta 'La Observadora' (sábados y domingos, 23:30 horas, RNE), un espacio de entrevistas que, dadas las circunstancias, se realiza a través del sistema de videoconferencias 'Zoom'. Entre Teresa y el invitado no hay contacto físico, sólo una conversación visual previa a la grabación. «Echo muchísimo de menos el abrazo, porque crea una conexión muy especial. La energía de 'La observadora' es única, tiene que producirse en un lugar en el que solo estemos el invitado y yo», describe.
Con sus charlas radiofónicas, la locutora siente que la crisis sanitaria ha provocado una «mayor disponibilidad del tiempo». «Como si el reloj se hubiera desactivado. Estábamos sobreexcitados, todo iba muy rápido», reflexiona. El poder de la radio hace el resto: «La palabra tiene un poder para construir realidades grandes y universales. La televisión tiene otro ritmo, no sería capaz de captar ese espíritu».

Para Teresa, el valor fundamental de la entrevista está en escuchar. «La escucha es tan rica; es como si, de buenas a primeras, te fueran abriendo puertas que al principio estaban cerradas», añade. Pero también fomentar «la cultura de las preguntas, perder el pudor a preguntar». «A veces, las grandes preguntas son muy simples», opina.

Contar historias

La necesidad de contar historias, rememora Teresa Viejo, la llevó a estudiar Periodismo. «Sabía que quería contar historias y ni siquiera sabía que eso se llamaba periodismo. Me matriculé sin saber exactamente lo que significaba y tampoco entendía muy bien la gran responsabilidad social que tiene», recuerda.
Su trayectoria profesional comenzó en la emisora Radio Vinilo -tarea que compaginó dos meses trabajando con Jesús Hermida-, pero pronto se incorporó al mítico espacio musical 'Rockopop', donde entrevistó a grandes figuras de la música como Whitney Houston. En 1992 decide dar un paso más en su carrera y llama a María Teresa Campos para pedirle empleo en 'Pasa la Vida', el magacín que presentó la malagueña en las mañanas de TVE: «Era el programa estrella de la cadena. Me armé de valor, llamé a Teresa y le dije: 'No me conoces, pero me gustaría trabajar contigo'. Me abrió las puertas de su programa. Fue una mujer muy generosa», cuenta.
En la década de los 2000, se adentró en el periodismo de investigación. Fue la única directora de la extinta revista 'Interviú', y se puso al frente de '7 días, 7 noches', en la franja de 'late night' en Antena 3. «Este tipo de periodismo es el más difícil de sostener porque es caro de realizar y nunca resulta cómodo. Es ingrato, ocupa todo tu tiempo y termina canibalizando tu propia existencia. Sin embargo, es un sostén esencial en la salud democrática de una sociedad», reconoce.
Fue la curiosidad lo que le llevó a probar nuevos retos laborales, tan diferentes entre sí. «Cuando creo que lo que estoy haciendo ya lo conozco, tengo la necesidad de saltar a algo totalmente distinto; es una sensación física que me dice cuándo tengo que salir de un lugar», explica. Precisamente, ahora se dedica a estudiar «cómo funciona esa curiosidad en la sociedad» en la consultoría 'El observatorio de la curiosidad'. «Es la fortaleza imprescindible en la ciencia», asegura.
Aparcado tiene, de momento, su regreso a la pequeña pantalla. «Cuando ya has conducido, dirigido, producido, o guionizado en televisión. ¿Qué me puede sorprender? Me falta guionizar una serie, eso sí que me apetecería», confiesa. Sin embargo, Teresa tiene claro qué le gustaría ser en un futuro: «Una vieja que escriba novelas de misterios junto al mar en una casa misteriosa».


TITULO: Pekín Express -  El callejón del Moral se queda sin vecinos ,.

Pekín Express ,.


  Cristina Pedroche conduce 'Pekín Express: La ruta de los elefantes', una aventura en mitad del Índico, en la que 10 parejas con perfiles muy diferentes, etc.

 

El callejón del Moral se queda sin vecinos,.

Teresa Muñoz, en la entrada del callejón del Moral. :: jorge rey/
foto - Teresa Muñoz, en la entrada del callejón del Moral.

María Teresa Muñoz Quesada, la última residente de este singular rincón del casco viejo, se marcha después de 30 años,.


Es uno de esos rincones que sorprende por inesperado. En la Ciudad Monumental, a pocos metros de la ermita de San Antonio y el Arco del Cristo, en pleno barrio judío, se abre el callejón del Moral. Un pasillo estrecho se asoma a una especie de plazuela con aire decadente donde la mayoría de las viviendas parecen abandonadas. Hace un año el Consorcio Cáceres Ciudad Histórica puso de actualidad este enclave al llevar a cabo una obra de mejora valorada en 20.800 euros.
Aquí vive María Teresa Muñoz Quesada, que ha ejercido recientemente como pregonera de las fiestas de la asociación de vecinos Ciudad Monumental, celebradas durante la primera semana de septiembre. Es la última residente de este enclave. Y se va. El callejón del Moral se queda sin vecinos.
«Llevo 30 años en esta casa, desde que me casé. Ahora me tengo que ir porque tiene una serie de incidencias. Hay unas casas que llevan mucho tiempo dejadas y me han ocasionado más perjuicio del que debieran. Creo que las han comprado y, si se van a hacer unas obras, yo no puedo seguir estando aquí. Están pegadas a mi vivienda», detalla esta mujer menuda, amante de los animales.
Teresa, que vive con su marido, ha iniciado la búsqueda de casa. No quiere marcharse del barrio porque toda su vida ha residido en la zona. Se crió en la calle Caleros. Pero la misión de encontrar una nueva morada no le está resultando nada fácil. La irrupción de los apartamentos turísticos ha hecho disminuir el número de viviendas en alquiler, además de elevar el precio de las existentes. Ella, de momento, no tira la toalla y sigue en ello, persistente. «Yo quiero seguir apostando por el barrio, para que haya habitantes. Se puede crear un equilibrio entre turismo y vecinos», asegura.
Sus recuerdos del callejón poco tienen que ver con la situación actual. «Cuando yo me vine a vivir aquí había vecinos, había gente, había niños... Mis hijos jugaban aquí. De verano poníamos una piscina portátil dentro del callejón para los niños. Y en las noches de verano salíamos al fresco. Unos vecinos se han ido por necesidades. Tenían personas mayores a su cargo y las casas no estaban adaptadas. Y otros vecinos han ido falleciendo. Las casas se han ido dejando», relata. «Esto no es lo que era», dice a renglón seguido.
No obstante, Teresa no duda de las bondades de la que ha sido su calle hasta ahora. «Este rincón es muy bonito. Todo el turismo que viene a Cáceres pasa por aquí. Entran para adentro y les encanta. Yo siempre estoy puesta en la puerta y me encanta hablar con los turistas. Me preguntan por la Torre de los Pozos, por la antigua sinagoga, por sitios para comer... Esa es mi historia», resuelve apoyada en la pared.
Asegura que, si puede, regresará a este lugar algún día. Echará en falta, anuncia, su contacto con los visitantes. «Cuando nos vayamos, ya no quedarán vecinos en la calle y ya no podré explicar que en mi callejón estaban los talleres de los judíos», zanja melancólica.

TITULO: UN BUEN PLAN ES IR AL CINE - Largo Winch  ,.

Reparto
Largo Winch , , , , , , , , , ,
 
 
La sospechosa muerte del multimillonario Nerio Winch, fundador y principal accionista de una gran empresa plantea problemas con su herencia, dado que no tiene familia. En realidad, Nerio había adoptado en secreto muchos años antes a un niño bosnio llamado Largo, que, de repente, se encontrará al frente de un imperio financiero al tiempo que tendrá que desentrañar la conspiración que ha provocado la muerte de su padre... Largometraje basado en un cómic del belga Jean Van Hamme,.

 

TITULO:  Días de cine - Cine -   Alberto Sordi en el centenario de su nacimiento   ,. Viernes -12-  Junio,.


 Viernes 12 de Junio a las 20:35 horas en La 2 / foto,.
 

 

Días de cine

'Días de cine' recuerda a Alberto Sordi en el centenario de su nacimiento,.

  • Además, Santiago Zannou será el padrino de esta semana,.
 Alberto Sordi
Alberto Sordi RTVE
1 min. Actor, director y guionista italiano… Se cumplen los próximos días cien años del nacimiento de uno de los actores italianos más célebres e internacionales: Alberto Sordi. ‘Días de cine’ recuerda su figura en una edición que contará con el cineasta Santiago Zannou como padrino y que seguirá muy atento a la oferta cinematográfica que se consume en los hogares.
En el apartado de series, el espacio de cine de La 2 se fijará en ‘ZeroZeroZero’, basada en una novela de Roberto Saviano; y ‘Hollywood’, creada por Ryan Murphy e Ian Brennan y ambientada en los años 40.
Además, el estreno en plataformas de la nueva película de Spike Lee, ‘Da 5 bloods: Hermanos de armas’, un drama bélico en torno a la Guerra de Vietnam; el documental ‘Antonio López: apuntes del natural’; el Indie & Doc Festival de Cine Coreano, que este año se celebra online; y una mirada a la inclasificable pareja de cineastas belgas Hèlène Cattet y Bruno Forzani.
Las recomendaciones de ‘Días de cine’; la secuencia favorita del cineasta Daniel Monzón; y la despedida al montador Iván Aledo, recientemente fallecido, completan los contenidos de esta semana.

  TITULO:  Saber Vivir - El sorbo irrepetible,.

 El sorbo irrepetible,.

 

Tertulia a sorbos

foto / Un café entre fantasmas. Cela, Fernán Gómez, Umbral y ahora Alexandre, el Gijón pierde los nombres que forjaron su leyenda,.


En la primera mesa a la derecha entrando por la puerta del café no se sienta nadie. Al otro lado del cristal, enmarcado por dos cortinas impregnadas de humo circula el torrente sanguíneo del paseo de Recoletos de Madrid como un río de taxis, turistas y corbatas. El tiempo se ha detenido antes de cruzar el paso de cebra hasta el arbolado lleno de japoneses. Sobre la mesa de mármol componen un bodegón una jarra de agua con doce claveles rojos, una servilleta y una fotografía de Manuel Alexandre sonriendo desde vaya usted a saber dónde. A sus pies, una cartulina doblada en dos con un lazo negro advierte 'Mesa reservada'. El conjunto se erige en su sencillez simbólica como un monumento funerario al pasado, cuando ocupaba la escena un té con leche, una sonrisa y el cuerpo menudo de Manuel Alexandre. El actor fue contertulio insigne del Café Gijón de Madrid, un espacio de pensamiento en vías de extinción, si no extinto para siempre, poblado de los espíritus de los que ya no están.
«Póngame lo mismo que tomaba Alexandre». Cae un café con leche, caliente y sin espuma, a 3,70 euros. Todos miran de reojo el marco con la fotografía del difunto. Hubo un tiempo en el que sobre ese mármol de la primera mesa bullía la tertulia de los cómicos. En esas mismas sillas sentaban sus legendarias posaderas figuras como Fernán Gómez, Tito Fernández, Álvaro de Luna y otros tantos grandes. Más allá la de los pintores, y allí la de los poetas que ocuparon Lorca, César González Ruano, García Nieto y antes Ramón y Cajal, Pérez Galdós y Valle-Inclán. Sucedió cuando entre las paredes de madera del Café trabajaba y se divertía la neurona de la intelectualidad española en un larguísimo y fecundo latido de más de un siglo de ingenio.
Alexandre falleció esta semana en Madrid a los 92 años y antes de echar el telón no dejó pasar un día sin cruzar el umbral del Café en el que ya no se oye «¡Lo de siempre, Manolito!» Al otro lado de la barra atienden las mismas casacas blancas abotonadas con las charreteras coloradas a juego con las cortinas, pero se sonríe menos.
En una de las mesas almuerza un generoso pincho de tortilla y un refresco Arturo Pérez Reverte, que mira hacia la mesa de los cómicos y arquea las cejas. «Melancolía». Es el día de los recuerdos en el paraíso de las historias para recordar, como aquel día en que el escritor supo de su primer éxito de ventas, allá por los 90, con 'La Tabla de Flandes'. «Les envié a la mesa de Manolo una botella de champaña y nos dimos un abrazo. Era un tipo de una amabilidad deliciosa».
Pérez Reverte nunca fue miembro de las tertulias, sí un cliente asiduo del local que pisó por primera vez con 18 años, cuando era un periodista que se buscaba la vida. «Entré como el que entra a una catedral, a tomar algo y poner la oreja para escuchar lo que se decía. Por medio de algún amigo los comencé a conocer y no me atrevía ni a abrir la boca. Hoy a mis 59 tengo la edad que tenían ellos entonces y me siento muy raro cuando dicen 'Mira, ahí está Pérez Reverte' porque no quedan muchos más. Eso me pone triste».
Fernán Gómez, Umbral, Buero Vallejo... El saldo de contertulios pasados a mejor o peor vida es interminable. El escritor deja sobre el plato el tenedor y hace la cuenta. «Miro a mi alrededor y sólo veo fantasmas que los chavales de ahora no ven. Esto es un recuento de soldados después de la batalla. Han caído muchos en el combate sangriento de la vida».
Las hazañas bélicas permanecen. En la conversación se cuela la telefonista que reinaba en el rincón del bar, aquella mujer que había estado en un convento y que había adquirido a lo largo de su vida una considerable mala leche. De ella se narra que una tarde pasó a voces una llamada para Francisco de Quevedo ante las risas del personal. Otra noche en que pregonó «una conferencia para Pepe García Nieto», el poeta, obviando el 'Don José'. «¿Se refiere a mí, señora?», respondió airado el miembro de la Real Academia de la Lengua. «Sí, es para ti, gilipollas», le respondió ella.
Algunos años después, Pérez Reverte esperaba con la sola compañía de los camareros del Gijón su designación como académico. Mientras votaban, se le acercó uno de ellos y le soltó una frase lapidaria: «Mire, hubo un tiempo en el que era más difícil conseguir una silla en las tertulias del Gijón que un asiento en la Academia». Esa noche tuvo los dos.
A Manuel Alexandre le dieron su sitio el destino y un gusto casi renacentista por las artes, además de las maneras. El actor entró en el Café en 1941 como proyecto de escritor, recomendado por Fernando Fernán Gómez, cuando los grandes editores se rifaban a las nuevas plumas enseñando los fajos de billetes. Lo apadrinó el propio García Nieto, pero pronto Fernán Gómez lo enganchó para el espectáculo. Encontró su sitio en la mesa de la ventana en la que hoy está su retrato, cerca de Alfonso el cerillero anarquista, que no se sentaba pero que era parte del grupo y que prestaba a los clientes cuando llevaban pedidos demasiados vasos de agua y no hacían gasto.
Y nunca más se fue. Allí fue joven promesa, artista maduro y anciano, hasta esta semana, cuando se hizo humo. Hace tres meses llegó al local maltrecho por los años del tiempo y a paso de anciano recorrió los once pasos que separaban su mesa del baño, que eran para Manuel Vicent como su «viaje a Ítaca» poblado de criaturas extraordinarias. Alexandre tuvo que pedir la mano de un camarero para salvar el escalón a los servicios. Hizo la siguiente visita junto a una señora latinoamericana que lo cuidaba. «Vaya chavala más maja que te pasea por Madrid», bromeraron sus compañeros de chanzas. Nunca más volvió. «Era nuestro cliente más antiguo, uno de los últimos mohicanos». Habla José Bárcena, que entró a trabajar en la casa en 1974 y aún recuerda con claridad el rincón en el que se sentaba Gerardo Diego el día en que se caló la casaca.
«El Café Gijón era el escaparate por el que pasaba la vida y la intelectualidad», recuerda el autor del libro 'Un escritor con bandeja en el Café Gijón'. En su discurso se cuelan sin un orden cronológico -para qué- pensamientos, corrientes artísticas, proyectos, anécdotas y un ambiente propio la Posada del Almirante Benbow de Stevenson a la madrileña y en pleno siglo XX.
Culo de avispa, lengua de veneno
«Las tardes eran buenas, pero esas noches oníricas eran indescriptibles. Estaban los artistas, los pensadores, los galanes del cine, la bohemia montando el número y las putas de lujo con las sisas rotas, por medio, de remate», cuenta Bárcena. Completaban el cuadro las musas de mesa, una figura que inauguraba a principios del siglo pasado Madame Pimentón, la inspiración de los genios de España detrás de la que estaba Timotea Conde, una cantante fracasada. Bárcena sonríe cuando recuerda a 'La gran Sara', que servía de inspiración a los pintores, «tan elegante con esos vestidos y esas pamelas que le regalaban sus amigas las marquesas». «Tenía culo de avispa y lengua de veneno». Así la describe y cita la noche en la que una pareja se acercó a los escritores. Cela, Umbral... «¿Y usted es actriz?». «Qué va, yo soy puta», respondió ella. Y era mentira. «Era una mujer libre, nada más. En Navidad le regalaban un cuadro y vendía papeletas para el sorteo... Con eso vivía todo el año».
De 'La gran Sara' queda la risa sincera de los que recuerdan aquella boca endemoniada, que no es poco. Sentadas hay dos o tres turistas sin pamela en la mesa de al lado que lidian con un almuerzo temprano, sin decir ni Pamplona, mirando a su alrededor y presintiendo, tal vez, la carga histórica del lugar, ajenas al ejecutivo del portátil de la esquina. Fuera, suenan las bocinas de Madrid.

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