Habrán pasado exactamente 659 días (un año, 9 meses, y 20 días) cuando el próximo domingo el Alter Enersun Al-Qázeres Extremadura dispute un partido en el pabellón Serrano Macayo desde la última que lo hizo. El rival será diferente, cambiando el Quesos el Pastor Zamora por el Pacisa Alcobendas, y también la categoría: la Liga Femenina Endesa por la nueva Challenge, un escalón por debajo. 

«Puede ser algo especial y ojalá la gente lo vea también y venga a animarnos», comentó este viernes Jesús Sánchez. El entrenador del Al-Qázeres reconocía abiertamente que se trata de una cancha clave en la historia del club: en su particular atmósfera --aunque gélida en invierno-- se gestaron los dos ascensos a la Liga Femenina. El más recordado es el segundo de ellos, en 2016, en una fase final que tuvo como escenario este pabellón vetusto, inaugurado en 1973, pero reformado varias veces y muy céntrico.

La pandemia hizo interrumpir la temporada 2019-20, en la 2020-21 se produjo el descenso y en esta, el equipo cacereño trata de sacar la cabeza después de un dificultoso inicio, algo que ha empezado a hacer tras ganar consecutivamente a Lima-Horta y Jairis.

La pasada se decidió una mudanza al Multiusos que es posible que resulte definitiva por la mayor comodidad que ofrece para los equipos y espectadores. Esta vuelta provisional al Macayo se ha producido porque el pabellón de la avenida de la Hispanidad estaba ocupado el domingo por la mañana por el derbi de la Liga EBA entre el Torta del Casar y el Sagrado Corazón Lithium Iberia.

No hay jugadoras en el Al-Qázeres que sigan en la plantilla desde aquel 21 de febrero de 2020, cuando se cosechó una dolorosa derrota ante el Zamora (50-53), aunque las canteranas sí están habituadas al parquet duro que caracteriza al pabellón. Todas han entrenado dos días allí para familiarizarse lo máximo posible y conseguir ante el Alcobendas un nuevo triunfo que sería muy importante (12.45 horas). Todo sea por la nostalgia.  

 

TITULO: REVISTA TENIS - Garbiñe Muguruza - Tenista,.

 

Garbiñe Muguruza - Tenista,.

«En los grandes escenarios me crezco»,.

La campeona de Copa de Maestras disfruta de un merecido descanso después de un 2021 «complicado pero que ha terminado muy bien»,.

 Garbiñe Muguruza atiende a este periódico durante un acto de Caser Seguros en Madrid./pablo cobos

Garbiñe Muguruza - foto,.

Garbiñe Muguruza (Caracas, 1993) atraviesa uno de los mejores momentos de su carrera. Se nota en la serenidad con la que transmite aquello que piensa sobre el tenis y la vida en general. La talentosa jugadora de otros tiempos, aunque capaz de lo mejor pero también de lo peor lastrada por sus picos de rendimiento, es ahora una deportista en plena madurez, en el punto más alto de su carrera. No es casualidad. El éxito ha llegado de la mano de un gran trabajo de preparación física y psicológica liderado por su entrenadora, la histórica Conchita Martínez.

Es consciente de la importancia de la regularidad en una temporada tan exigente como la tenística y disfruta del éxito de su título en las WTA Finals, la Copa de Maestras de toda la vida, que corona a la mejor entre las mejores como guinda al curso sobre las pistas. Y eso que su camino en el torneo comenzó con una derrota ante la checa Karolina Pliskova. Obligada ya a ganar o a decir adiós salió la Muguruza ganadora, la tenista de grandes ocasiones con dos grandes en su haber -Roland Garros 2016 y Wimbledon 2017-, para enderezar su situación en la competición hasta el título, a la altura de los más brillantes triunfos de su carrera. «En los grandes escenarios me crezco», reconoce, consciente de sus defectos pero también de sus muchas virtudes bajo presión.

«Quizás desde fuera no se valore tanto como un Grand Slam, pero los que estamos en el tenis sabemos que está a la altura de los grandes torneos. Es muy importante para mí porque reúne a las ocho mejores tenistas del año y por todo lo que hay que hacer para estar ahí», recuerda sobre su última conquista en un acto de Caser Seguros, patrocinador de la tenista, con una sonrisa de oreja a oreja. La conserva desde que se coronó en Guadalajara (México) como la primera maestra en la historia del tenis femenino español.

«Se habla mucho de Conchita, Arantxa y la etapa dorada del tenis femenino español, y para Paula y para mí es un orgullo»

Desde los tiempos de Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez no vivía España un esplendor semejante y Muguruza es consciente de las comparaciones, más aún cuando su propia preparadora fue protagonista destacada de la etapa dorada. Vuelve a sonreír cuando se le pregunta si estamos ante el nacimiento de otra dupla de tenistas de época, la que ahora forma junto a Paula Badosa. «Se habla mucho de Conchita, Arantxa y la etapa dorada del tenis femenino español, y para nosotras es un orgullo», reconoce Muguruza sobre su compañera y amiga, con la que se enfrentó por primera vez en el circuito en semifinales de las WTA Finals.

Precisamente, la disputa del torneo de maestras en México impidió la imagen que el tenis femenino español venía esperando durante todo el año, con las dos primeras espadas españolas en un equipo de España para la Billie Jean King Cup, la antigua Copa Federación, que hubiera sido de auténtico ensueño. «Fue una pena no estar en la Copa Federación porque era el último torneo de Carla (Suárez), también iba a estar Paula y era muy especial para todas», reconoce. «Con este encaje en el calendario desde luego era imposible acudir», se lamenta.

Ambiciosos objetivos

Cosas de un calendario cada vez más saturado en uno de los deportes más globales, que obliga a los tenistas a recorrer medio mundo en pos de la gloria. «Semanas mejor y otras peor, con muchas restricciones y una vida que al final es tenis y descanso. Ha sido todavía un año complicado, como el final de 2021, pero que ha terminado muy bien», concluye Muguruza sobre un año que ha vuelto a estar marcado por la pandemia de la covid-19, al menos en cuanto a los protocolos asociados a los diferentes torneos, que pese a todo han salido adelante.

No ha podido llegar tan lejos en los Grand Slams como en 2020, cuando antes de la aparición del coronavirus disputó la final del Abierto de Australia. Precisamente a Melbourne mira ya tras unas vacaciones en las que ha seguido viendo tenis y cuidando de su condición física. Y es que la temporada 2022 ya está ahí, «sin miedo a afrontar la presión de los grandes objetivos», más madura y estable para lograr esa regularidad que tantas veces se le ha discutido.