De Colonia a Rosalejo,.
Iglesia, cocina y niños, el lugar de las mujeres para nazis y yihadistas, foto,.
Durante un tiempo, mi mujer impartió cursos de formación fitosanitaria en Rosalejo, Talayuela y Navalmoral. Sus alumnos eran inmigrantes varones de religión musulmana que, sobre todo durante el Ramadán, la miraban raro o, para ser más precisos, directamente no la miraban y, de vez en cuando, se ausentaban de clase sin pedir permiso. Un alumno explicó que sus compañeros salían a rezar porque entendían que tener a una mujer como profesora era pecado y debían purificarse mediante la oración.El aula era un desbarajuste, aquellos trabajadores del campo no iban a aprender algo tan fundamental como manejar los productos fitosanitarios y mi mujer les anunció que, si se seguían ausentando, los suspendería.
En algunos círculos progresistas, aquella decisión no fue bien entendida. Sostenían que se trataba de costumbres de los inmigrantes que había que respetar: si esos magrebíes pensaban que una mujer era impura pues qué le íbamos a hacer. Mi mujer se mostró inflexible: si se iban de clase, no sabrían emplear un plaguicida y podrían envenenarnos a todos, ergo, no recibirían el título.
Recordaba este episodio días atrás, a raíz de los acosos y violaciones sucedidos en Colonia en Nochevieja, mientras leía a Marieme Hélie-Lucas, una prestigiosa socióloga, activista feminista argelina y fundadora de la Red de Mujeres Bajo la Ley Musulmana, además de coordinar el movimiento internacional 'El laicismo es cosa de mujeres'. Marieme critica la reacción de parte de la izquierda europea y de otros círculos pretendidamente progresistas ante los ataques machistas de musulmanes fundamentalistas en diez ciudades europeas.
Cree Marieme que se ha levantado un muro de silencio por parte de los gobiernos, los medios, la policía, parte de la izquierda y hasta algunos grupos feministas, que anteponen la defensa de los emigrantes a la defensa de las mujeres, cuando ambos conceptos deberían tener el mismo relieve.
La señora Hélie-Lucas recuerda casos semejantes. En Túnez, una protesta de feministas laicas fue rodeada por grupos de jóvenes varones fundamentalistas: las atacaron sexualmente manoseando sus pechos y sus genitales. En El Cairo, en la plaza de Tahrir, varones jóvenes atacaron sexualmente a mujeres manifestantes. La policía, mientras tanto, perseguía a las mujeres y las forzaban a someterse a tests de virginidad.
Marieme recuerda también un episodio argelino de 1969, cuando miles de mujeres asistían a conciertos vespertinos hasta que cientos de hombres empezaron a gritar: «En-nsa, l-ed-dar», es decir: «¡Las mujeres a su casa!». Ellas se marcharon a sus casas y la lucha de las heroínas de la revolución independentista de Argelia quedó relegada a las tres kkk que, recuerda Marieme, servían a los nazis para señalar el lugar de las mujeres: Kirchen, Kochen, Kinder (iglesia, cocina, niños).
Esta socióloga argelina opina que no comparamos los acosos brutales a mujeres en Colonia y en otras diez ciudades europeas con lo sucedido en el pasado en el norte de África por una suerte de superioridad. ¿Cómo va a aprender Europa de algo sucedido en África? Es más, la izquierda radical europea defiende ciegamente a los reaccionarios musulmanes.
Sin embargo, por no poner coto a los acosos en Colonia o no luchar contra la concepción de la mujer como ser impuro en algún pueblo extremeño, podemos acabar cercenando los derechos de ellas. Marieme Hélie-Lucas avisa de que el siguiente paso puede ser entregar los derechos de las mujeres a cambio de una tregua social de los fundamentalistas. Para esta intelectual argelina, se llega a justificar cualquier comportamiento agresivo y reaccionario de las minorías musulmanas en Europa razonando que están oprimidos, pero en sus países, en cuanto llegan al poder, son ellos quienes oprimen el laicismo, la democracia, la libertad religiosa y a las mujeres. Si tienen dudas, comparen las fotos del Afganistán de ayer y el Afganistán de hoy.
TITULO: EL OBJETIVO - FELIPE GONZALEZ PRESIONA A PEDRO SANCHEZ PARA QUE PERMITA UN GOBIERNO DEL PP,.
EL OBJETIVO -
Continúa el especial de El Objetivo de Ana Pastor con motivo de las elecciones con las entrevistas a los principales partidos politicos, por la sexta los domingos sobre las 21:30,.
-foto--Felipe González presiona a Pedro Sánchez para que permita un Gobierno del PP,.
La vieja guardia socialista rechaza el acuerdo con Podemos a cuatro días del Comité Federal que debatirá los pactos para la investidura.
Felipe González defiende que lo más conveniente para España es «un Gobierno del Partido Popular y Ciudadanos aupado gracias a la abstención del PSOE». El expresidente del Gobierno se decanta por esta fórmula porque es mejor que el acuerdo de los socialistas con Podemos. Ese pacto, a su juicio, «tiene poco futuro y poco camino».
Las palabras de González suponen una enmienda a la totalidad de la
estrategia de Pedro Sánchez, defensor del entendimiento con el partido
de Pablo Iglesias para formar un Gobierno «de cambio y de progreso».
Aunque es improbable que sus palabras hagan mella en el criterio al obstinado secretario general del PSOE,
proporcionará munición a los barones del partido también contrarios al
acuerdo con Podemos, pero que por el momento no se atreven a exponer en
público sus reparos.
La verdad es que González tampoco hizo sus reflexiones con luz y taquígrafos sino en una cena privada celebrada el lunes en la Embajada de Francia en Madrid y
a la que asistieron representantes diplomáticos de varios países de la
Unión Europea. Estos encuentros, explicaron las fuentes consultadas, son
habituales entre los embajadores de la UE y suelen contar con invitados
que disertan sobre la coyuntura política o económica española.
El expresidente desarrolló más su idea y afirmó que ese Gobierno del PP, no citó a Mariano Rajoy, debería ser corto con un programa y un calendario pactados por los tres protagonistas antes de la investidura. González también puso en duda que el objetivo de Podemos sea pactar con el PSOE, más bien cree que las declaraciones de Pablo Iglesias y sus gestos políticos son parte de una estrategia para «fagocitar» al electorado socialista. Consideró, además, que impedir un Gobierno del PP conduciría a celebrar nuevas elecciones y esa no sería una buena opción.
Con todo, el expresidente indicó que sus palabras, según la versión proporcionada por fuentes presentes en la cena, eran reflexiones personales que en ningún caso pretendían señalar a Sánchez el camino a seguir ni si debe pactar con «los rupturistas» o con los «constitucionalistas». No lo querría decir, pero lo dijo, y en la dirección del PSOE se interpretaron como una presión sobre Sánchez a cuatro días de la reunión de la reunión del Comité Federal que debatirá la política de pactos para la investidura. Pero fue una interpretación extraoficial, ningún portavoz oficial comentó las palabras de González.
La vieja guardia
Casualidad o no, y en política hay pocas, el mismo lunes que el expresidente exponía sus puntos de vista ante los embajadores, la Fundación España Constitucional, de la que forman parte exministros del PSOE, emitió un comunicado en defensa de un Gobierno «de amplio respaldo con programa pactado, por encima de ambiciones personales», que, entre otros objetivos, «garantice la unidad de España, la igualdad de los españoles y la estabilidad política». Este Ejecutivo, según la Fundación, podría ser «una gran coalición de dos o más partidos constitucionalistas, con un programa concreto y firmado al menos para media legislatura». Un planteamiento casi calcado a la propuesta de González.
Entre los miembros de la Fundación España Constitucional figuran los exministros socialistas José Bono, Cristina Garmendia, que es la presidenta, Elena Salgado, Carlos Solchaga, Miguel Sebastián y Jordi Sevilla, coordinador del programa económico con el que Sánchez se presentó a las elecciones del 20 de diciembre.
Los mensajes de González y de la Fundación son un aldabonazo en las puertas de la dirección del PSOE, que tenían puestas sus esperanzas en que el Comité Federal del sábado diera su visto bueno definitivo a la operación de alcanzar un acuerdo con Podemos, y en segunda instancia con Ciudadanos, para desbancar a Rajoy y llevar a Sánchez a la Moncloa. Pero al mismo tiempo es una bendición para el PP, que tenía depositada su confianza en que la vieja guardia del PSOE hiciera recapacitar a Sánchez o que los barones torcieran los planes de su secretario general.
Rajoy, de hecho, ha cultivado en sus cuatro años de mandato la comunicación con González, con el que conversa con cierta frecuencia por teléfono. Habló con él incluso después de las elecciones generales, según fuentes del PP, que no estaban al tanto del contenido de la charla.
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