Maneras de educar - SABADO - 26 - Octubre ,.
Programa que descubre los proyectos educativos más
innovadores del país de la mano del profesor James Van der Lust. El
espacio recorre diferentes colegios . El sabado - 26- Octubre ,. a las 10:15 por La 1, etc.
Los desayunos de TVE ,.
Los desayunos de Televisión Española es un programa de televisión que se emite en La 1 de Televisión Española desde el 8 de enero de 1994, de lunes a viernes, en horario matinal.
Desde el 3 de septiembre de 2018, el programa de divide en dos partes. Primero, a las 08:25 horas, Los desayunos de TVE, siguiendo el formato clásico con noventa y cinco minutos de duración. Más tarde, alrededor de las 11:55, comienza Más desayunos, un debate político que cuenta con el mismo presentador y dura alrededor de noventa minutos., etc.
Sin más opción que la victoria ,.
Un nefasto inicio del Cáceres en su visita melillense corta la racha de dos victorias ,.
71
MELILLA
60
CÁCERES
- Melilla
- Luke (0), Misters (8), Matulionis (13), Ucles (6) y Hartwich (6) -cinco inicial- Javi Marín (7), Didac Cuevas (2), Agada (11), Witlinski (4) y Sidibé (14).
- Cáceres Patrimonio de la Humanidad:
- Uriz (3), Rakocevic (9), Ventura (1), Kuiper (5) y Joseph (6) -cinco inicial- Zubizarreta (3), Nikolic (10), Jankovic (4), Parejo (10) y Jorge Bilbao (9).
- Árbitros:
- Lema Parga (Colegio gallego), Langa de Martín (Colegio madrileño) y Garvin Domingo (Colegio madrileño). Sin eliminados.
- Parciales por cuartos:
- 25-11, 18-20 (43-31), 16-18 (59-49), 12-11 (71-60)
- Incidencias:
- Pabellón Javier Imbroda Ortiz. 500 espectadores.
Mientras los hombres de Blanco estaban desaparecidos, Matulionis comenzó su recital de triples. Hasta que tras un tiempo muerto del técnico del Cáceres, Rakocevic tomó las riendas del ataque en lo que a liderazgo se refiere, y asumió tres tiros consecutivos que supusieron cinco puntos, triple incluido, y acabaron con las dudas en ataque de un equipo que comenzó a ofrecer otra imagen con Zubizarreta en la dirección. Además de mejorar algo en defensa, aunque sufriendo cuando salió a pista Agada, los tiros libres en los últimos minutos, al estar en 'bonus' el cuadro local, permitieron que la diferencia no fuese a más e incluso se recortó a tan solo ocho puntos (19-11). Pero un arreón final de Javi Marín con cinco puntos dejó la renta en 14 de desventaja al descanso (25-11).
Cambió algo la decoración y sobre todo el juego del equipo cacereño en el segundo cuarto, aunque de salida llegó la máxima desventaja en el marcador (28-11) con el poderío de Sidibé martilleando aún más sobre las huestes de Blanco. Apareció Parejo como líder, aunque asumiendo tiros exteriores precipitados y con un fiable Jankovic y un ritmo nuevo que le volvió a imprimir Zubizarreta, comenzó la reacción con un parcial de 2-10. Sin embargo, le faltó consistencia y regularidad en el juego y no pudo llegar al descanso en una desventaja por debajo de los 10 puntos. Porque Rakocevic sufrió un leve esguince y no pudo jugar los últimos minutos del segundo cuarto, Parejo sumaba pero estaba desacertado en el triple, Joseph sumó su primera canasta a tres minutos y medio para el descanso y Kuiper su primer punto en tiro libre a menos de minuto y medio para el parón. Se mantenía la rémora ofensiva en la pintura del Cáceres, que seguía lastrándole. Solo la zona ordenada por Roberto Blanco paliaba un mal primer tiempo y todavía les dejaba con opciones de ganar el choque cuando se llegó al descanso (43-31).
Tras el intermedio, la defensa del Cáceres dio un paso adelante y fue lo único que le permitió mantenerse en el partido, siempre a distancias de más de diez puntos, a excepción de un momento clave en el partido, a 4'38« para el final del tercer cuarto, cuando los hombres de Roberto Blanco se colocaron a tan solo seis puntos (50-44). La aparición de Nikolic en ataque, las defensas alternativas y la pareja interior formada por Jankovic y Jorge Bilbao, que daban consistencia al rebote y una dosis de intensidad que no ofrecían Joseph y Kuiper, parecían meter de lleno en el partido al conjunto cacereño. Pero la constante del partido no cambió y las pérdidas de balón, con Uriz como principal referente negativo en esta faceta, los tiros precipitados de tres puntos, en los que se sucedían error tras error, y la aparición fugaz del trío clave en Melilla, formado por Sidibé, Agada y Matulionis, con un parcial de 7-0 devolvieron el marcador a las diferencias de diez o más puntos.
Ahí, con 11 puntos de desventaja al inicio del último cuarto (71-60), ya no tuvo opción Cáceres. Nunca dio la sensación de poner en aprietos la victoria local. El desacierto y abuso del triple fue exagerado, la referencia de Rakocevic, muy mermada por el esguince, se diluyó y en la zona no tenía puntos, salvo algunas acciones esporádicas de carácter de Jorge Bilbao.
El Melilla lograba recuperar el control del rebote, lo que le permitió tener un final de partido cómodo ante un conjunto como el cacereño que finalizó el partido con un 17 % de acierto en tiros de tres puntos (4 de 23), un 46 % en tiros de dos puntos y un total de 16 pérdidas de balón. Factores de una estadística que no hicieron más que reflejar las causas de una derrota sin paliativos de un equipo que no compitió de principio a fin y que se vio lastrado por el pésimo inicio de partido.
TITULO: El larguero La Ser - El Transistor Onda Cero - Ortega: "Valoro más el cariño de la gente que la medalla",.
El larguero La Ser ,.
El larguero es un programa deportivo radiofónico español, dedicado en su mayoría al fútbol, que se emite en la Cadena SER todos los días, a partir de las 23:30 horas. Su director y presentador principal es Manu Carreño.1 El programa es presentado los viernes y sábados por Yago de Vega, y excepcionalmente lo presenta Francisco José Delgado o Álvaro Benito en ausencia de ambos., etc.
El Transistor Onda Cero ,.
El Transistor es el programa deportivo creado y dirigido por José
Ramón de la Morena. Inició su primera emisión el 4 de septiembre de
2016.
Su horario es de lunes a domingo a partir de las 23.30 horas.
José Ramón de la Morena inicia esta andadura deportiva en Onda Cero con colaboradores de su anterior etapa en el Larguero de la Ser: Carlos Bustillo, David Alonso, Eduardo Pidal, Ana María Rodríguez, Aitor Gómez , Ángel Rubiano, Jorge Valdano, el ciclista Perico Delgado, el ex subdirector de As Juanma Trueba, Sebastián Álvaro Lomba , el alpinista que creó y dirigió en TVE Al filo de lo imposible, los doctores José González y Antonio Escribano ., etc.
Ortega: "Valoro más el cariño de la gente que la medalla",.
El vallista español, de 28 años, visitó la redacción de AS para celebrar su bronce mundial y su título de ganador de la Diamond League.
El ser o no ser de Orlando Ortega se decide en 13 segundos, 110 metros y 10 vallas.
“En ese fragmento de tiempo y espacio tienes que sacar velocidad,
técnica, explosividad, agilidad...”, explica en su visita a AS este
perfeccionista, que controla todas las variables. Pero... en ocasiones
aparecen elementos incontrolables como McLeod, jamaicano inestable, que invadió su recorrido y le impidió luchar por el oro mundial en Doha. Entró Orlando quinto y los jueces le dieron el bronce tras dos días de angustia. ( foto ),.
“A veces en la vida te tienen que pasar cosas malas, para ver las buenas”, reflexionaba Ortega, que vio cómo su móvil se inundaba de mensajes de apoyo al ver la injusticia que había vivido: “Era tremendo, todavía hay cosas sin leer, me sentí muy querido, era un consuelo ver ese apoyo de España en momentos duros”. Después llegó a su primer podio mundial. Ortega reflexiona: “Por supuesto que la medalla es algo muy importante para mí, pero valoro más el cariño que sentí de la gente, fue increíble. Mayor que en la plata olímpica de Río”.
Orlando, de 28 años, trae una abultada mochila en su visita. “¿Qué llevas ahí?”, le pregunta Roncero. Saca una caja, abre su doble cierre y muestra un trofeo de siete kilos con forma de diamante y tartán en su base. “Esta es la Champions del atletismo, Tomás, la Diamond League”, responde Ortega, que en septiembre, en Bruselas, ganó por segunda vez esta competición. Su primer triunfo en 2016, el año de la plata en los Juegos. Si hay Diamond, hay gran medalla internacional. Dos veces de dos pasó. “¡Pues en 2020 habrá que intentar ganarla también!”.
Ortega vino de Cuba a España en 2013 (se instaló en Ontinyent) y se ha hecho uno de los líderes de la Selección. “De aquí ya no me sacan. A mí no me va lo de ir de referente, soy más de entrar en el segundo tiempo y resolver”, bromea Orlando, que pasó por la residencia Blume de Madrid y luego se trasladó a Valencia, donde ya tiene casa. “Me encanta pasearme por el mar, poder tomarme algo en el paseo marítimo. Yo soy un chico tranquilo, nací en un pueblito, Artemisa, y cuando viví en La Habana, siempre me gustaba volverme para allí los fines de semana”.
Ortega tiene sus referencias en su familia, en su abuela Cristina Echevarría, que fue medallista de oro de 4x100 en unos Juegos Panamericanos y olímpica en México 1968. “Era y es mi ídolo, falleció cuando yo era niño y tenía todas sus medallas en una repisa de casa. Ella decía: ‘Aquí pondremos las tuyas’. Algún día quiero llevarme esos trofeos a mi hogar y juntarlos con los míos”, añora Orlando, cuyo padre también fue atleta de 400 vallas. Su abuelo fue internacional por Cuba en fútbol. Genes totales de deportista.
Orlando es un tipo “fuerte” a nivel mental. “El hecho de salir de tu país y tener que buscarte la vida en otro lugar sin tener muchas referencias es algo que te endurece”, confiesa Ortega, que trata de tener siempre una “visión positiva de la vida”: “Para mí todo está en la cabeza. Si piensas que vas a fracasar, fracasarás... Así que hay que ser fuerte. Pero yo me hago de psicólogo y trato de gestionar mis propias emociones”.
Una situación complicada la vivió el pasado marzo, cuando tras ser cuarto europeo en la pista cubierta de Glasgow sufrió un bajón emocional. Tuvo que tomar una decisión drástica: dejar de entrenarse con su padre Orlando y ponerse en manos del griego Antonis Giannoulakis, que lleva un grupo de élite en Nicosia (Chipre). Ortega vive entre la isla y a veces lleva a su nuevo team al Turia. “Fue un cambio difícil, era un paso nuevo, en medio de la temporada, jugándome los Mundiales... pero ahí también pensé que todo iba a salir bien. Funcionó y, sobre todo, me da la confianza de cara al año que viene, para los Juegos”.
La mejor marca de Ortega es 12.94 (hecha en 2015 como cubano) y el récord mundial de Aries Merritt es 12.80. ¿Lo ve factible? “Soy ambicioso, y claro que lucharé por hacerlo algún día”. Aunque Ortega más de marcas, es de competiciones. Tiene en el punto de mira Tokio 2020. “Voy a por el oro, a por el oro... Es algo que está plasmado en mi memoria”, repite varias veces en su visita.
Ese sueño olímpico conlleva presión, un factor traicionero, que trata de canalizar: “Me gusta estar en competición y notar que el corazón me late a mil pulsaciones... En Río sí que tenía más agobio, porque competía por primera vez con España. Salió bien. Pero bueno... a mí la presión no me bloquea, es todo lo contrario, me da un plus cada día para seguir entrenándome: hacer un ejercicio de técnica más, otra serie de velocidad, cuidarme... ”.
Ahora Orlando tendrá unos días de vacaciones, pero está ya con ganas de pisar otra vez el tartán. Allí es el más cuidadoso. “Siempre intento hacer todos los ejercicios, cuidar la técnica, hay que estar a punto”. Hay que estar alerta, todo se decide en 13 segundos, 110 metros y 10 vallas.
Orlando Ortega llevaba debajo una camiseta del Real Madrid. “Soy blanco desde pequeñito, crecí con Los Galácticos: Zidane, Raúl, Beckham, Figo, Ronaldo... he ido varias veces al Bernabéu. Me encantaría hacer el saque de honor allí”.
“A veces en la vida te tienen que pasar cosas malas, para ver las buenas”, reflexionaba Ortega, que vio cómo su móvil se inundaba de mensajes de apoyo al ver la injusticia que había vivido: “Era tremendo, todavía hay cosas sin leer, me sentí muy querido, era un consuelo ver ese apoyo de España en momentos duros”. Después llegó a su primer podio mundial. Ortega reflexiona: “Por supuesto que la medalla es algo muy importante para mí, pero valoro más el cariño que sentí de la gente, fue increíble. Mayor que en la plata olímpica de Río”.
Orlando, de 28 años, trae una abultada mochila en su visita. “¿Qué llevas ahí?”, le pregunta Roncero. Saca una caja, abre su doble cierre y muestra un trofeo de siete kilos con forma de diamante y tartán en su base. “Esta es la Champions del atletismo, Tomás, la Diamond League”, responde Ortega, que en septiembre, en Bruselas, ganó por segunda vez esta competición. Su primer triunfo en 2016, el año de la plata en los Juegos. Si hay Diamond, hay gran medalla internacional. Dos veces de dos pasó. “¡Pues en 2020 habrá que intentar ganarla también!”.
Ortega vino de Cuba a España en 2013 (se instaló en Ontinyent) y se ha hecho uno de los líderes de la Selección. “De aquí ya no me sacan. A mí no me va lo de ir de referente, soy más de entrar en el segundo tiempo y resolver”, bromea Orlando, que pasó por la residencia Blume de Madrid y luego se trasladó a Valencia, donde ya tiene casa. “Me encanta pasearme por el mar, poder tomarme algo en el paseo marítimo. Yo soy un chico tranquilo, nací en un pueblito, Artemisa, y cuando viví en La Habana, siempre me gustaba volverme para allí los fines de semana”.
Ortega tiene sus referencias en su familia, en su abuela Cristina Echevarría, que fue medallista de oro de 4x100 en unos Juegos Panamericanos y olímpica en México 1968. “Era y es mi ídolo, falleció cuando yo era niño y tenía todas sus medallas en una repisa de casa. Ella decía: ‘Aquí pondremos las tuyas’. Algún día quiero llevarme esos trofeos a mi hogar y juntarlos con los míos”, añora Orlando, cuyo padre también fue atleta de 400 vallas. Su abuelo fue internacional por Cuba en fútbol. Genes totales de deportista.
Orlando es un tipo “fuerte” a nivel mental. “El hecho de salir de tu país y tener que buscarte la vida en otro lugar sin tener muchas referencias es algo que te endurece”, confiesa Ortega, que trata de tener siempre una “visión positiva de la vida”: “Para mí todo está en la cabeza. Si piensas que vas a fracasar, fracasarás... Así que hay que ser fuerte. Pero yo me hago de psicólogo y trato de gestionar mis propias emociones”.
Una situación complicada la vivió el pasado marzo, cuando tras ser cuarto europeo en la pista cubierta de Glasgow sufrió un bajón emocional. Tuvo que tomar una decisión drástica: dejar de entrenarse con su padre Orlando y ponerse en manos del griego Antonis Giannoulakis, que lleva un grupo de élite en Nicosia (Chipre). Ortega vive entre la isla y a veces lleva a su nuevo team al Turia. “Fue un cambio difícil, era un paso nuevo, en medio de la temporada, jugándome los Mundiales... pero ahí también pensé que todo iba a salir bien. Funcionó y, sobre todo, me da la confianza de cara al año que viene, para los Juegos”.
La mejor marca de Ortega es 12.94 (hecha en 2015 como cubano) y el récord mundial de Aries Merritt es 12.80. ¿Lo ve factible? “Soy ambicioso, y claro que lucharé por hacerlo algún día”. Aunque Ortega más de marcas, es de competiciones. Tiene en el punto de mira Tokio 2020. “Voy a por el oro, a por el oro... Es algo que está plasmado en mi memoria”, repite varias veces en su visita.
Ese sueño olímpico conlleva presión, un factor traicionero, que trata de canalizar: “Me gusta estar en competición y notar que el corazón me late a mil pulsaciones... En Río sí que tenía más agobio, porque competía por primera vez con España. Salió bien. Pero bueno... a mí la presión no me bloquea, es todo lo contrario, me da un plus cada día para seguir entrenándome: hacer un ejercicio de técnica más, otra serie de velocidad, cuidarme... ”.
Ahora Orlando tendrá unos días de vacaciones, pero está ya con ganas de pisar otra vez el tartán. Allí es el más cuidadoso. “Siempre intento hacer todos los ejercicios, cuidar la técnica, hay que estar a punto”. Hay que estar alerta, todo se decide en 13 segundos, 110 metros y 10 vallas.
Orlando Ortega llevaba debajo una camiseta del Real Madrid. “Soy blanco desde pequeñito, crecí con Los Galácticos: Zidane, Raúl, Beckham, Figo, Ronaldo... he ido varias veces al Bernabéu. Me encantaría hacer el saque de honor allí”.
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