EE UU se replantea el futuro de su Policía,.
El brutal asesinato de George Floyd da fuerza al movimiento que pide retirar la financiación a los cuerpos de seguridad,.
Ha hecho falta que la indignación prenda como la pólvora por todo el país, que unos cuantos quemen y saqueen las grandes ciudades de EE UU y que muchos millones se lancen a la calle para exigir justicia por el asesinato George Floyd y de tantos afroamericanos que mueren a manos de la Policía. En esas manifestaciones que siguen desfilando pacíficamente, el cartel de 'Defund the Police' se ha vuelto recurrente. Se ve en las cestas de las bicicletas que cruzan cada día el Puente de Brooklyn, en las mochilas de quienes se atreven a coger el metro y los tablones con que se han apuntalado puertas y escaparates para evitar saqueos. Esos improvisados murales urbanos recogen la filosofía del cambio. No son solo mentideros públicos en los que se desahoga la rabia, sino un foro que refleja el sentir de una sociedad que ha dicho 'ya basta'.
Eliminar la financiación a los cuerpos policiales es un concepto tan escalofriante que ha frenado en seco a muchos de los que forman parte por primera vez de una manifestación bajo el eslogan de 'Black Lives Matter' (Las vidas de los negros importan). El expresidente Joe Biden, el senador Mitt Romney y tantos otros miembros del 'establishment' político se han apresurado a distanciarse de esa petición con la misma rapidez con la que se sumaron al clamor por la justicia racial.
EN SU CONTEXTO:
- 6.000
- millones de dólares (unos 5.330 millones de euros) es el presupuesto de la Policía de Nueva York. El concejo de la ciudad se planteó este sábado recortar esta cantidad para el ejercicio fiscal 2021.
- Población reclusa.
- Con 2,2 millones de reos, es la mayor del mundo. Cada preso cuesta una media de 31.000 dólares al año.
- Propuesta.
- La ciudad de Camden, New Jersey, deshizo su Policía en 2015 y la convirtió en una policía comunitaria. Los crímenes violentos bajaron un 24%.
«Lo que me da miedo es que desvirtúen tanto la idea que acabe perdiendo la esencia», cuenta. «Prefiero arriesgarme a asustar a la gente y tener el debate de lo que verdaderamente significa. Estoy convencido de que si tengo la oportunidad de explicarlo podría conseguir que el 95% de la gente esté de acuerdo de alguna manera y encontremos soluciones comunes».
Amplio desequilibrio
La conversación sería larga. Habría que empezar preguntándose por qué EE UU tiene el mayor cuerpo policial del mundo fuera de Asia, donde China e India tienen cuatro veces más habitantes. Y aun así, la población presidiarios de EE UU es la mayor del mundo en términos absolutos, con medio millón de reos más que China. Seguir cuestionándose por qué es el sexto país que más gente ejecuta, después de Arabia Saudí, Irán, Irak y Egipto -los datos de China son desconocidos, pero se asumen mayores que los de EE UU-. Y acabar remontándose al 'Nacimiento de una Nación', la película muda que en 1915 sembró la semilla del miedo hacia los negros pintándolos como animales que atacaban sexualmente a las mujeres blancas. Fue un éxito de taquilla, el presidente Woodrow Wilson lo proyectó en la Casa Blanca y se le atribuye haber inspirado el renacer del Ku Klux Klan, que copió de la película las cruces en llamas durante los linchamientos.Desde Nixon hasta Bill Clinton, los presidentes de EE UU han utilizado el miedo a la delincuencia como arma electoral presentándose como ese hombre duro que ahora interpreta Trump. «En 1968, en pleno apogeo de las protestas contra la Guerra de Vietnam, la Casa Blanca de Nixon tenía dos enemigos: la izquierda pacifista y los negros que luchaban por los derechos civiles», confesó en una entrevista a la revista 'Harper', desenterrada tras su muerte, John Ehrlichman, asesor de política doméstica de Nixon. «Sabíamos que no podíamos ilegalizar las protestas, pero al asociar públicamente a los hippies con la marihuana y a los negros con la heroína podíamos criminalizar ambas con dureza y perturbar a esas comunidades. Arrestar a sus líderes, registrar sus casas, interrumpir las reuniones y vilipendiarlos noche tras noche en las noticias», admite sin remordimientos en la grabación reproducida en el documental '13th', que repasa 150 años de opresión carcelaria y estuvo nominado en 2017 para los Oscar. «¿Sabíamos que estábamos mintiendo sobre las drogas? ¡Por supuesto que sí!».
El sentir general, sin confirmar, acusa al FBI de haber introducido el LSD entre los hippies para combatir a los «comunistas» y el crack en los barrios afroamericanos para justificar la mano dura. Lo que sin duda es cierto es que cuanto más aumentaba la política de 'tolerancia cero' con sentencias desproporcionadas, más aumentaba la población presidiaria, que de juntarse en un solo lugar constituiría hoy la cuarta de EE UU, por detrás de Nueva York, Los Angeles y Chicago y por delante de Houston. Son 2,2 millones de reos, que según el Instituto Vera de Justicia cuestan una media de 31.000 dólares al año cada uno, y en algunos Estados hasta 60.000.
Un gran negocio
La Policía es el brazo armado que alimenta ese gran negocio de las prisiones, privatizadas en 27 Estados donde se explota a los reos como mano de obra barata y consumidores forzados. Victoria Secret, Microsoft, Starbucks, Walmart y Whole Foods son algunas de las grandes empresas que pagan céntimos la hora a presos que tienen que pagar un dólar por minuto para hacer una llamada telefónica. Todo, desde el papel higiénico al cepillo de dientes, se les cobra a precio de oro para mantener los beneficios.Pese a ser el 12% de la población, los afroamericanos adultos suponen el 33% de esa prisión carcelaria, considerada una nueva forma de esclavitud. Un negro en EE UU tiene cinco veces más posibilidades de ir a la cárcel que un blanco y recibirá penas más severas por los mismos delitos.
Mantener ese cuerpo no es barato. Una ciudad como Nueva York, con 8,3 millones de habitantes, tiene casi 40.000 agentes de Policía, frente a los 7.000 de Madrid, con 6,6 millones de habitantes. Financiarlo cuesta a los contribuyentes casi 6.000 millones de dólares al año, mientras que Madrid desembolsa apenas 377 millones de euros, tras el incremento presupuestario del último año. Si se sumara todo lo que Nueva York gasta en albergues, comedores sociales, viviendas de protección oficial y servicios para los sin techo, todavía sería cuatro veces menos que el presupuesto policial.
«¿Y todo, para qué?», se pregunta Boehnke. «Tres cuartas partes de las llamadas que recibe el (servicio de emergencia) 311 son para quejas que no necesitan ni esposas ni pistolas». Su propuesta es derivar parte de esos fondos policiales a programas preventivos y pagar a trabajadores sociales y expertos en salud mental para que se ocupen de esos problemas. «Siempre habrá casos en los que se necesite responder con violencia a la violencia», admite, «pero es mejor invertir en prevención que tener a la gente oprimida por quienes se supone que deben protegernos».
Los que han dado ya el paso
En 2015 Barack Obama eligió una pequeña ciudad de New Jersey, que el año antes había sido la más peligrosa de EE UU, para anunciar que su Gobierno no transferiría más equipo militar a los cuerpos policiales. Camden había hecho algo «impensable» y «prometedor» para todo el país, dijo el primer presidente afroamericano. Había tenido la audacia de disolver el cuerpo de Policía y empezar de nuevo con un modelo de 'Policía comunitaria'.«Fundamentamos el nuevo cuerpo en tres pilares», explicó esta semana el jefe de Policía Scott Thomson, que lideró aquella reforma. «Cada nuevo miembro de esta organización iba a ser más un guardián que un guerrero. Íbamos a involucrarnos en empoderar a la comunidad y desescalar los incidentes. Y exigíamos respuestas que se identificasen más con ser miembros de un cuerpo de paz que de fuerzas especiales».
El resultado de «equiparar el valor a la compasión», en palabras de Obama, fue que los crímenes violentos bajaron un 24%, los asesinatos un 47%, las ventas de drogas en la calle un 65% y la respuesta de la Policía a llamadas de emergencia se redujo de una hora a cinco minutos. «Y lo más importante de todo», sentenció el mandatario, «creció la confianza entre la Policía y los residentes de la ciudad».
Minneapolis, donde murió George Floyd, está tratando de implantar el modelo de Camden que ha sido cuestionado por muchos, especialmente por los sindicatos de Policía, que ejercen un férreo control sobre los contratos y garantizan la impunidad de los agentes, pero la idea de acabar con una sociedad que abusa sistemáticamente de los servicios policiales para funciones que no les corresponden gana terreno. Hasta los maestros que no logran que los niños les obedezcan llaman a la Policía, dando lugar a indignantes vídeos virales en los que agentes armados arrancan al niño de su pupitre.
Luego vienen las demandas. Nueva York destinó el año pasado el 36% del presupuesto policial a pagar indemnizaciones. La idea de reemplazar un buen número de agentes con asistentes sociales y trabajadores comunitarios que les acompañen en los coches patrulla y se ocupen de problemas de violencia doméstica, enfermos mentales y denuncias menores no es tan radical como parece. Houston ya implementó un programa parecido que permitió reducir drásticamente las detenciones.
George Floyd no hubiera tenido que morir por un billete falso de 20 dólares, ni Javier Ambler por no cambiar las luces del coche, ni Sandra Bland por no apagar el cigarrillo, ni… La lista es larga. Las soluciones, menos.
TITULO: Mi casa es la vuestra - Pere Estupinyà . . Viernes -19- Junio,.
Viernes -19- Junio, a las 22.00, en Telecinco, foto,.
Pere Estupinyà,.
Pere Estupinyà: «Al principio de la emergencia sanitaria, la reacción de la ciencia fue decepcionante»,.
El divulgador recuerda que los investigadores ya avisaron de una crisis como la del coronavirus y pide un conocimiento más conectado con la sociedad,.
-La emergencia sanitaria del coronavirus ha revalorizado el conocimiento científico.
-Hacía tiempo que los científicos habían dicho que podía ocurrir que un virus zoonótico pasara a humanos y causara una epidemia. Esto nos hace ver que la ciencia necesita tres cosas: financiación, la primera. Pero también atención: que los mensajes de los científicos se escuchen. Y dirección: no sólo que los investigadores pidan a los políticos dinero y recursos, sino que la sociedad se convenza de que hay que exigir cosas a los científicos, que a veces están demasiado centrados en sus líneas de investigación. Yo reivindico una ciencia que aparte de curiosa, sea útil para solucionar ciertos problemas. Por ejemplo, me encantaría que un alcalde le dijera a un investigador: 'Si por el cambio climático va a haber grandes tormentas en mi pueblo, ¿qué tengo que hacer?'. El protagonismo en la ciencia lo tienen que tener las personas.
-Pero en la crisis del coronavirus, sí parece que los mensajes de la ciencia estén teniendo una buena 'traducción' para el gran público: lavarse las manos, guardar la distancia social...
-Es lo que ha hecho el médico toda la vida, que receta una pastilla a una persona mayor, pero no hace falta que le explique el mecanismo molecular por el que funciona esa pastilla. Es una cuestión de confianza. Durante la pandemia estamos viendo que los procesos se siguen en tiempo real: vacunas, hidroxicloroquina... A la ciencia le ha tocado ir cambiando de criterio, y hay que reconocer que al principio de la crisis, la reacción de la ciencia fue decepcionante. Tanta inteligencia artificial y la solución que se propuso fue el confinamiento masivo. La ciencia, inicialmente, no ha logrado nada, los epidemiólogos se han equivocado y ¿dónde está Silicon Valley? ¿Dónde están aquellos que quieren volcar nuestra inteligencia en ordenadores o hacernos inmortales? La ciencia ha sido así. Yo tengo que decir que a mí no me ha decepcionado porque conozco cómo son los procesos, pero puedo entender que haya un 'efecto rebote' y que algunas personas se muestren incrédulas.
-Pero ha quedado muy tocado el mensaje de los antivacunas, ahora que se sabe que sin vacuna, no se saldrá de esta situación.
-Les podríamos decir: ¿Queríais un mundo sin vacunas? Pues aquí lo estáis viendo. De todas formas, no hay tantos antivacunas radicales, aunque hacen mucho ruido. Lo que hay es mucha gente con dudas y creo que es esa gente la que se va a dar cuenta de la importancia de las vacunas.
-¿Habrá que esperar a 2021 para tener una contra el virus?
-Los científicos nos están diciendo que hay que esperar entre doce y 18 meses, imposible antes. No, imposible antes si se hace como se ha hecho siempre. Pero ya tenemos a la Universidad de Oxford, que ha anunciado que va a cambiar la fase tres del proyecto de vacunas. Para ganar tiempo, va a inyectar el virus en jóvenes sanos y va a ver si protege o no. Y mientras, la va a ir produciendo. Si funciona, bien, y si no, pues se perderá, igual que se pierde el armamento de los militares si no hay guerras. Ha habido grandes inversiones, cooperación entre laboratorios... Si todo sale bien a la primera, podemos tener vacunas en un tiempo récord.
-¿Es bueno que personas de ciencia como Fernando Simón o Pedro Duque tengan visibilidad?
-Bueno, matizo, Pedro Duque no se considera a sí mismo científico, sino ingeniero. Pero sí, es bueno. En el mundo anglosajón hay muchos referentes científicos, en España lo normal es que si uno empieza a destacar, genere rechazo. Creo que es una oportunidad, pero a la vez dudo que Simón o Duque se puedan convertir en referentes. A la ciencia se le exige neutralidad y objetividad, los referentes científicos deben estar impolutos, pero ellos ya están manchados por la política. La política no es objetiva, no es neutra, la política es lo contrario a la ciencia porque tiene que defender una posición y, si es necesario, tergiversar datos para hacerlo. Por ejemplo, con la crisis que viene, en algún momento le tocará a Pedro Duque justificar recortes en los presupuestos de ciencia y seguro que encontrará datos para mantener esa posición, aunque él sea contrario a ello.
-¿Se ha explicado bien la ciencia con el coronavirus?
-A veces, no. Cuando un jueves se anunció que se cerraban las universidades y se pidió a los estudiantes que no se movieran de casa, faltó psicología para darse cuenta de que lo que iban a hacer era marcharse a sus pueblos a pasar el confinamiento con sus padres. Lo tenían que haber dicho un lunes, aunque la gente después se les hubiera echado encima.
-Otro problema en esta crisis ha sido el de los bulos.
-Lo que tienen los bulos es que la mayoría de ellos parecen verdad y además, vienen por whatsapp de gente en la que confiamos, mientras que a los científicos no los conocemos. Pero con quien hay que tener mano dura es con aquellos que quieren vender sus plantas y sus remedios a través de mentiras. Yo me pregunto: si un algoritmo permite a Instagram censurar un pezón, ¿por qué no lo hace con estos mensajes?,.
TITULO: Detrás del muro - PÁGINA DOS - Jon Bilbao y Manuel Astur ,.
PÁGINA DOS - Jon Bilbao y Manuel Astur .
Martes 16 de Junio , a las 20.00, en La 2, foto.
Jon Bilbao y Manuel Astur,.
La biblioteca de Malpartida de Cáceres reabre la sala de estudios,.
La dependencia que todavía permanece cerrada es la sala infantil, debido a que los niños son más difíciles de controlar en lo que se refiere a la distancia obligada entre ellos.
Para otros servicios o consulta de dudas ponen a disposición el correo electrónico biblioteca@malpartidadecaceres.es y en el 927 27 55 34. Para acceder a la biblioteca hay que llevar guantes, mascarilla y desinfectarse las manos. Se facilitan en la entrada.
TITULO: Jordi Évole y Lo de Évole - Barcelona, 2.000 a.C.: cuando el Besòs desembocaba a los pies de Montjuïc,.
Barcelona, 2.000 a.C.: cuando el Besòs desembocaba a los pies de Montjuïc,.
El proyecto PaleoBarcino está desvelando los cambios en el litoral y el paisaje vegetal de Barcelona a lo largo de los últimos milenios,.
La línea de costa en Barcelona en el año 2.000 antes de Cristo, según la hipótesis del proyecto PaleoBarcino.
Esa es sola una de las conclusiones del proyecto que encabezan, y hay muchas más (qué cultivaban iberos y romanos, que convirtieron Bárcino en un monocultivo vinícola, cuándo se desforestó el llano, que los iberos no solo vivían encastillados en las colinas de la ciudad, que los poblados de los primeros agricultores-ganaderos neolíticos se concentraban en las lagunas costeras formadas por las rieras), algunas definitivas, otras aún en curso, algunas difundidas ampliamente en exposiciones como la que dedicó el Muhba al neolítico en Barcelona, otras apenas explicadas en congresos y revistas especializadas. Una iniciativa que ha implicado a decenas de expertos de múltiples disciplinas (arqueología, historia, geografía, geología, biología) de la Universitat de Barcelona, el Servei d’Arqueologia de Barcelona, diversos departamentos municipales y empresas privadas, un caso de colaboración que le facilitó también conseguir una subvención (modesta) del Ministerio de Educación y Cultura.
Dos ríos a los pies de Montjuïc
Pero vayamos de momento al trazado de los dos ríos que flanquean Barcelona. En el primero de los mapas de reconstrucción del litoral neolítico de Barcelona de Riera, en el 8.000 antes de Cristo, desembocan en dos amplios estuarios (más estudiado el del Besòs que el del Llobregat). Hasta ese momento el nivel del mar había ido subiendo (60 metros) tras las últimas glaciaciones y no había dejado que se acumulasen sedimentos en los deltas. En su segundo escenario, en el 2.000 antes de Cristo, tras estabilizarse el nivel del mar los ríos llevaban tres milenios aportando sedimentos, que iban formando la base de los respectivos deltas. Formando barras de arena, que iban abriendo o cerrando desembocaduras a los ríos. En el caso del Besòs, formarían un cordón litoral tras el cual discurría un estuario interno por el que bajaban las aguas del río hasta el monte Táber, la futura Bárcino imperial; aunque a lo largo del tiempo pudo haber otras desembocaduras distintas, o incluso varios brazos funcionales simultáneamente.¿Uno de esos brazos del Besòs por el mismísimo centro de Barcelona? “Esta derivación del Besòs parece muy bestia, pero tiene lógica. El Llobregat mismo ha desembocado en unos momentos a los pies de Montjuïc, y en otros en Castelldefels”, explica Riera. Las pruebas se han ido encontrando a lo largo de la última década: depósitos de guijarros en excavaciones de lugares como la estación de França, la plaza Medinaceli o la Ciutadella que solo pueden corresponder a canales del río Besòs. Hay materiales procedentes del Vallès o la sierra d’en Mena, en Badalona (por lo tanto, no de las rieras que bajan desde Collserola) y por su tamaño (los del Llobregat, por cierto, han llegado a atascar la tuneladora de la línea 10) y disposición (“estratificación cruzada”) solo pueden haber sido depositados por la fuerte corriente del río, no arrastrados a lo largo de la línea litoral.
Trazar una línea de costa en un momento u otro del pasado de Barcelona va más allá de la cartografía. “La franja litoral, el Llobregat, el Besòs, el mar, han definido la estructura de la ciudad”, resume Carme Miró.
A lo largo del neolítico, explica Santiago Riera, las desembocaduras de las rieras formaban, a los pies del ‘esgraó barceloní’, el escalón que separa de la plataforma elevada que formaba la ‘tierra firme’ de la ciudad y hoy aún puede rastrearse en lugares como el inicio de la Via Laietana, las escaleras de los pasajes de la calle Trafalgar o el desnivel del Museu del Disseny), profundas lagunas de agua dulce. Surgencias como los actuales ‘ullals’ del delta del Ebro, en torno a las cuales se instalaban los poblados de los primeros agricultores-ganaderos de Barcelona. La mayor laguna, el Cagalell, llegó a tener 25 hectáreas, prácticamente todo el actual Raval, y hasta 20 metros de profundidad (25 metros de fango cargado de materia orgánica aparecen hoy en las excavaciones de la zona). Otras similares se encontrarían en el actual Poblenou (Can Ricart) y La Pau.
Que siglos después tanto Besòs como Llobregat siguiesen rodeando Montjuïc explica muy bien que el gran poblado ibérico de Bárkeno, del que solo se han encontrado trazas, aunque eso sí, cerámica importada y silos de un tamaño comparable solo con los de Empúries, se pudiera instalar como un centro comercial en la montaña, dominando un fondeadero o puerto fluvial en el Llobregat, razona Carme Miró. En torno a la calle Foneria, en el barrio (por supuesto) del Port. Y como hipótesis, plantean Miró y Riera, quizá que ese brazo del Llobregat quedase cegado por los sedimentos explica que los romanos, seguramente tras haber ocupado Bárkeno durante la época republicana, decidiesen fundar en tiempos de Augusto otra ciudad de nueva planta, Bárcino, al otro lado de la montaña.
Viñas, viñas y más viñas
El proyecto PaleoBàrcino ha permitido replantear ya bastantes puntos de la prehistoria del llano de Barcelona. No, no era un bosque como aquel que decían que podían atravesar las ardillas saltando de árbol en árbol. Ni en tiempos de los romanos, ni antes. “Hemos encontrado que en la época neolítica hubo una deforestación bestial, que se mantuvo en las épocas ibérica y romana”, explica Miró. Hace miles de años, los primeros pobladores ya se dedicaban a incendiar el llano (o aprovechar que ardía a golpe de rayo) para cultivarlo. Y si pensamos en la Barcino romana… imaginémonos un Penedès o un Napa Valley. Un monocultivo de la viña.El proyecto, que aprovecha toda una serie de estudios iniciados en el 2008, engloba dos partes. La más estrictamente geográfica, que estudia la evolución del terreno a lo largo del tiempo en el litoral de Barcelona, y el estudio de los recursos naturales que ofrece este litoral. “La bioarqueología de los yacimiento define los paisajes y la alimentación de los que los habitaban. Qué se podía comerciar, pescar, comer”, enumera Santiago Riera. En los últimos años se ha conseguido hacer avanzar enormemente el conocimiento de la prehistoria de la ciudad gracias al incremento de los sondeos en las diversas obras públicas de la ciudad, con a la colaboración de otros departamentos municipales, y también algunas intervenciones privadas. “Prácticamente cada mes; llevamos ya cinco kilómetros lineales de sedimentos”, se felicita Riera.
Los sondeos en el delta del Besòs han sido muy numerosos: a 30-35 metros por debajo de la superficie actual se encuentra el fondo marino de hace pocos miles de año, y las capas acumuladas encima muestran “en qué ambiente se encontraba ese punto, si mar abierto, marismas, la zona donde rompían las olas… Y analizar los restos biológicos con C-14, en lugar de centrarnos solo en la geología estricta, permite datar”, explica Riera. “Es una gran novedad de este trabajo”, apunta Miró. “La arqueología urbana estaba muy enfocada a buscar estructuras, no restos biológicos; hemos llevado estudios típicos de zonas agrarias a la ciudad”, añade Riera.
Anna Gómez y Miquel Molist (UAB), por ejemplo, han podido analizar a fondo la alimentación de los pobladores neolíticos, con leguminosas, cereales primitivos, cabra, buey y cerdo doméstico, productos del mar y frutos del bosque. En el caso de los íberos, ya cultivaban la viña (“se está demostrando que cada vez la encontramos más atrás”, dice Miró), plantaban cereal y leguminosas como habas, guisantes y lentejas y recolectaban frutas como la mora, el higo y sobre todo el madroño. En tiempos romanos, la dieta pasa a tener muchísimas ostras, caracoles y mejillones. Y en cuanto a la agricultura: “Viña, viña y viña; el 80-90% de lo que encontramos”, dice Carme Miró. En los desagües de la ciudad, en tierra firme, en estratos que hoy están a metros bajo tierra y entonces eran el fondo del mar, no dejan de salir puñados y puñados de semillas de uva. Para comer y sobre todo para elaborar el vino layetano, ese Don Simón de la Roma imperial, “industrializando lo que ya se hacía en época ibérica”, explica Miró. Y para comer (el frutero se completaba sobre todo con moras e higos). Cáñamo también, para la industria textil. Y espinas de anchoa y sardina para la de las salazones y el garum. Y carpas (recordemos el estuario del Besòs).
En cambio, los estudios de polen añaden una historia distinta. La presencia de plantas que, deducen los expertos, deberían ser ornamentales, ya que no se encuentran ni semillas (las cloacas y defecaciones, esa gran herramienta de la moderna bioarqueología) ni, por ejemplo, molinos de aceite. Es decir, podemos deducir la composición de los jardines de las villas y domus de Barcino. “Un ajardinamiento ritual”, dice Miró, con olivos, cipreses, limoneros, rosales y prímulas, además de higueras y parras. Nuestra ‘paleo-casa i hortet’, digamos.
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