España a ras de cielo ,.
España a ras de cielo es un programa de televisión emitido por TVE y se estrenó el 17 de septiembre de 2013. Desde el primer programa, está presentado por Francis Lorenzo. Martes a las 22h30,.
El programa permite conocer lugar de España desconocidos y ya conocidos desde otro punto de vista. , etc.
PLANETA CALLEJA - DOMINGO - 5- Julio ,.
Planeta Calleja es un programa de televisión de España que se emite cada domingo a las 21:30, en Cuatro de Mediaset España,. Jesús Calleja enfrentará a rostros conocidos a vivir experiencias únicas e irrepetibles fuera de su contexto habitual y en los lugares más remotos y fascinantes ., etc.
Ana de Armas ,.
El paseo familiar de Ana de Armas,.
TITULO:
Ochéntame otra vez - Un molino con sabor a Whisky.
Ochéntame otra vez - Un molino con sabor a Whisky ,.
Jueves -2- Julio a las 22:35 por La 1, foto,.
Un molino con sabor a Whisky.
El whisky de George Washington vuelve a destilarse dos siglos más tarde,.
Las notas del padre de la patria estadounidense han permitido volver a producir el licor que él bebía,.
Se
trata de su receta para la elaboración de whisky, que Joe Dangler, de
la destilería 'Virginia Gentleman', resume así: 65% de centeno, 30% de
maíz y 5% de cebada con malta.
Primero, el grano se fermentaba hasta convertirse en una suerte de cerveza y a continuación se destilaba dos veces para generar 55,25 grados de alcohol, de acuerdo con Rob Sherman, de la empresa Vendome Copper and Brass Works, que fabrica artilugios para la elaboración de licores.
Bebida picante
La preponderancia del centeno daba a la bebida una punzada picante que lo distinguía del bourbon, con su mayor carga de maíz, explicó Dangler, quien durante los últimos años ha estado al frente de un equipo para reproducir el sabor original del licor washingtoniano.
Al mismo tiempo, los arqueólogos destapaban los cimientos de la destilería, erigida en 1798 a unos cinco kilómetros de la mansión de Washington en su hacienda en Mount Vernon (Virginia), que ha sido preservada como un lugar histórico. Hace dos años comenzó su reconstrucción del edificio, que se quemó en 1814 y que se levantaba al lado de un molino para tener acceso fácil al grano, así como al agua para enfriar los toneles durante el destilado. Tras una década de trabajos, ayer se abrió al público lo que fue una de las destilerías más grandes del s. XVIII en el país y la única en funcionamiento actualmente en Estados Unidos que data de esa época.
Paradójicamente, el padre de la independencia de las colonias de Norteamérica no era un gran bebedor. Para él la destilería era un negocio, en el que entró casi a regañadientes, temeroso de que se convirtiera en un imán de indolentes. Sin embargo, le convenció su capataz, James Anderson, quien, cómo no, era escocés. No se arrepintió, pues fue un éxito inmediato. En 1799, produjo más de 40.000 litros de whisky, con un valor aproximado en términos actuales de 120.000 dólares. Sus gastos de operación eran bajos, pues sus tierras le daban gran parte de los ingredientes y la mayoría de los trabajadores eran esclavos.
«Gran empresario»
«George Washington era un gran empresario. En la década de 1760 se salió del negocio del tabaco y se metió en el cereal. Dijo que creía que América se convertiría en el granero del mundo, lo que ha ocurrido», explicó Steven Bashore, el administrador de la destilería y el molino.
La elaboración de whisky fue parte de una estrategia de diversificación de los negocios. Washington también montó una operación de pesca a gran escala en el río Potomac y diseñó un sistema de rotación de cultivos. Eso sí, no contaba con los mecanismos de venta modernos. Su destilería vendía el whisky en bruto en toneles a las tiendas de abastos de la cercana ciudad de Alexandria. También lo despachaba a personas que se plantaban en la destilería con su propio contenedor y que a veces pagaban con gallinas o cereales. En todo caso, Washington nunca dejó de cobrarles los impuestos federales, según Bashore. Habría quedado muy mal que evadiera los tributos, cuando en 1794 él mismo se había puesto al frente de una fuerza de 13.000 soldados cuando era presidente para reprimir un alzamiento de fabricantes de licores que se negaban a pagar un nuevo impuesto.
Se llamó la Rebelión del Whisky. Con su destilería, pocos años después, Washington dejó claro que no tenía nada en contra del licor en sí.
Primero, el grano se fermentaba hasta convertirse en una suerte de cerveza y a continuación se destilaba dos veces para generar 55,25 grados de alcohol, de acuerdo con Rob Sherman, de la empresa Vendome Copper and Brass Works, que fabrica artilugios para la elaboración de licores.
Bebida picante
La preponderancia del centeno daba a la bebida una punzada picante que lo distinguía del bourbon, con su mayor carga de maíz, explicó Dangler, quien durante los últimos años ha estado al frente de un equipo para reproducir el sabor original del licor washingtoniano.
Al mismo tiempo, los arqueólogos destapaban los cimientos de la destilería, erigida en 1798 a unos cinco kilómetros de la mansión de Washington en su hacienda en Mount Vernon (Virginia), que ha sido preservada como un lugar histórico. Hace dos años comenzó su reconstrucción del edificio, que se quemó en 1814 y que se levantaba al lado de un molino para tener acceso fácil al grano, así como al agua para enfriar los toneles durante el destilado. Tras una década de trabajos, ayer se abrió al público lo que fue una de las destilerías más grandes del s. XVIII en el país y la única en funcionamiento actualmente en Estados Unidos que data de esa época.
Paradójicamente, el padre de la independencia de las colonias de Norteamérica no era un gran bebedor. Para él la destilería era un negocio, en el que entró casi a regañadientes, temeroso de que se convirtiera en un imán de indolentes. Sin embargo, le convenció su capataz, James Anderson, quien, cómo no, era escocés. No se arrepintió, pues fue un éxito inmediato. En 1799, produjo más de 40.000 litros de whisky, con un valor aproximado en términos actuales de 120.000 dólares. Sus gastos de operación eran bajos, pues sus tierras le daban gran parte de los ingredientes y la mayoría de los trabajadores eran esclavos.
«Gran empresario»
«George Washington era un gran empresario. En la década de 1760 se salió del negocio del tabaco y se metió en el cereal. Dijo que creía que América se convertiría en el granero del mundo, lo que ha ocurrido», explicó Steven Bashore, el administrador de la destilería y el molino.
La elaboración de whisky fue parte de una estrategia de diversificación de los negocios. Washington también montó una operación de pesca a gran escala en el río Potomac y diseñó un sistema de rotación de cultivos. Eso sí, no contaba con los mecanismos de venta modernos. Su destilería vendía el whisky en bruto en toneles a las tiendas de abastos de la cercana ciudad de Alexandria. También lo despachaba a personas que se plantaban en la destilería con su propio contenedor y que a veces pagaban con gallinas o cereales. En todo caso, Washington nunca dejó de cobrarles los impuestos federales, según Bashore. Habría quedado muy mal que evadiera los tributos, cuando en 1794 él mismo se había puesto al frente de una fuerza de 13.000 soldados cuando era presidente para reprimir un alzamiento de fabricantes de licores que se negaban a pagar un nuevo impuesto.
Se llamó la Rebelión del Whisky. Con su destilería, pocos años después, Washington dejó claro que no tenía nada en contra del licor en sí.
TITULO: Cómo nos reímos -Silvia Abril Actriz y presentadora ,.
El domingo-28- junio a las 21:30 por La2, foto,.
Silvia Abril Actriz y presentadora ,.
Soy tan optimista que me doy rabia»
Es una de las protagonistas de 'Viajeras con B' (La Sexta), el matinal que estrena hoy su cuarta temporada Silvia Abril Actriz y presentadora,.
La cuarta temporada de 'Viajeras con B', el televisivo cuaderno de viajes de la compañía B the travel brand, producido en colaboración con el Grupo Secuoya, llega hoy a las 10:45 horas a La Sexta. La 'influencer' María Pombo (Kenia), la actriz Ana Milán (Islandia), la exjugadora de baloncesto Amaya Valdemoro (Escocia), la presentadora Patricia Pérez (Japón), la actriz Marta Torné, junto a su perro Rufus (Fuerteventura), han sido las elegidas para las nuevas entregas, además de Silvia Abril (Mataró, Barcelona, 48 años), que ha visitado Jordania, porque Andreu Buenafuente, su pareja, no le dejaba ir al Machu Picchu, ya que lo tenían «pendiente».-¿Le costó decidirse?
-Para nada. Viajar es una de mis aficiones favoritas. Me encanta conocer mundo, y me tuvieron que parar, porque yo propuse un recorrido, no un solo destino (risas).
-¿Ha agradecido ir sola?
-Las que somos madres sabemos lo que es irse de casa sin los niños un rato, unos días, sin estar pendiente de que no coma algo, que no beba no sé qué. De nada. Ha sido a lo loco, sin riendas, y sin preocuparme de nada. Fue un 'break' maravilloso para cargar pilas. Se trabaja y estás todo el día grabando, pero es algo en lo que me siento como pez en el agua.
-¿Con qué se queda?
-La naturaleza utiliza estrategias maravillosas para volverte loco. Fuimos a Petra caminando por un desfiladero de rocas rojizas que se iba estrechando y oscureciendo, y, de repente, llegas a la puerta del monumento funerario, se abre todo, y tienes como un orgasmo. Yo me emocioné. Me eché a llorar.
-¿Se considera una buena compañera de viaje?
-Eso lo tendrían que decir otros. No lo sé. A veces la gente me hace callar, así que igual soy un pelín pesada (risas). Y luego casi mato a un cámara. Arranqué a correr, me siguió, se tropezó, se cayó, la cámara se rompió. Pero nos reímos.
-¿Suele repetir viajes?
-Si el lugar me gusta, sí. Por ejemplo, en Madagascar colaboramos con una ONG, tenemos 450 niños escolarizados en un pueblecito, e intentamos ir cada dos años.
-¿Hay algún sitio al que no volvería nunca?
-De momento, no. Soy tan optimista que me doy rabia a veces. Marruecos me lo empiezo a conocer ya bastante, porque lo tenemos cerca y pasamos desapercibidos, pero Marrakech me pareció casi agobiante; demasiada gente, demasiado turístico. Pero voy a repetir (risas).
-¿Y repetiría otra gala de los Goya?
-Ahí no lo sé. También es muy importante cómo caiga en el calendario. El primer año que me lo ofrecieron me pilló rodando y dije que no.
-¿Qué balance hace de la última?
-Muy positivo. Salimos de culo de allí, pero muy satisfechos. Conseguimos hacer una gala como nos habíamos propuesto, con más peso en todo lo visual, dando un paso adelante en la tecnología aplicada al espectáculo, y fue muy satisfactoria.
-¿Busca lugares donde pasar desapercibida para viajar?
-Cada vez la gente viaja más y los programas de televisión llegan a más rincones, así que cuesta más pasar desapercibido, pero para mí estar tres días de una semana sin que me pidan una foto ya es un viaje exitoso.
-¿Y lo consigue?
-Sí. Por ejemplo, hemos estado en Finlandia, en Laponia, este invierno, y allí no te conoce nadie más que los españoles que están allí haciendo lo mismo que tú. Entonces, entienden que estás como de vacaciones.
-¿Es de las que se obsesiona haciendo la maleta?
-La verdad es que hacer la maleta es lo que peor llevo. Siempre cargo demasiado, y estoy intentando hacer un ejercicio de aligerar, de austeridad. Entonces, por lo que más me preocupo es por que haya rotuladores y papel. Por la 'peque'. Eso, y un buen libro para mí. La ropa se lava y se vuelve a poner.
-¿Qué no haría nunca en televisión?
-Un 'reality'. Me parece un formato un poco hiriente, y que se sustenta de eso.
-¿No se apuntaría a 'Supervivientes'?
-¡No! Para nada. Y mira que hay un viaje de por medio. Si quiero hacer un 'Supervivientes' ya me lo hago yo a mi rollo. Verás, el año que viene: 'Silvia Abril se va a Honduras', porque estas cosas pasan. La maldita hemeroteca (risas).
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