TITULO:
Viva la vida - Mustafa Adib ,.SABADO -3- Octubre .
El sabado -3- Octubre a las 16:00 por Telecinco , foto,.
Mustafa Adib,.
Adib, el desconocido que debe salvar Líbano,.
El exembajador en Alemania, asesor durante una década del hombre más rico del país, es la persona designada para una tarea imposible. Debe formar gobierno ya,y amenaza con renunciar si no se le permite hacer un equipo de especialistas,.
Mustafa Adib tiene un trabajo imposible: gobernar Líbano. Una semana después de la brutal explosión en el puerto de Beirut, que mató a 192 personas, destrozó media ciudad y obligó a dimitir al gobierno en bloque, Adib abandonó a toda prisa el puesto de Embajador en Berlín que desempeñaba desde 2013 para tomar un vuelo a Beirut. Hasta ese momento era un perfecto desconocido para la inmensa mayoría de los libaneses, pero no para las élites del sistema político del país ya que durante más de una década fue asesor del magnate y ex primer ministro, Najib Mikati, a quien la revista Forbes eligió como el hombre más rico del Líbano en 2015.
Nacido en Trípoli hace 48 años, doctor en Derecho y Ciencias Políticas, Mustafa Adib aterrizó en un país en estado de shock donde las calles exigían a gritos cambios radicales y donde se tomaron a broma su designación. ¿El motivo? Su nombre es un anagrama de su antecesor, Hasan Diab, quien permaneció apenas ocho meses en el cargo tras llegar con la promesa de realizar unas reformas que nunca llegaron y calmar las protestas sociales que habían estallado el octubre anterior.
Líbano cambiaba a Diab por Adib, «una maniobra más del fallido régimen para intentar mantenerse a flote. El mecanismo es claro, uno decide, otro ejecuta y un tercero lo cubre todo. Esto es tomar el pelo para, en el fondo, no cambiar nada», escribió en su cuenta de Twitter el parlamentario Sami Gemayel, uno de los pocos miembros de la cámara que presentó su dimisión tras la catástrofe en el puerto.
En el sistema sectario, por confesiones, que rige en Líbano desde el final de la guerra civil en 1990, el presidente del país es un cristiano maronita, el jefe del parlamento un musulmán chií y el primer ministro debe ser musulmán suní. El ex jefe de gobierno Saad Hariri fue quien propuso al parlamento el nombre de Mustafa Adib y obtuvo noventa de los 120 votos de la cámara.
El otro candidato al puesto era Nawaf Salam, juez de la Corte Penal Internacional (CPI), a quien apoyaron únicamente quince diputados. Esta holgada victoria de Adib solo fue posible gracias al apoyo de los grandes partidos como Hizbolá (la organización chiíta, con su propia rama armada), que esta misma semana ha visto como dos de sus ex ministros han sido sancionados por Estados Unidos.
«El problema es que Líbano necesita un programa real para salvar el país, lo que implica enfrentarse a la clase política y hasta ahora no hay nada en la carrera de este diplomático que ahora han nombrado primer ministro que indique que sea una persona dispuesta a enfrentarse a nuestra clase política», apuntó en tono crítico Nadim Khoury, director del centro de estudios estratégicos Arab Reform Initiative, en el canal Al Arabiya.
Para Khoury, esta designación «es puro humo, solo tratan de ganar tiempo». Líbano se enfrenta al ultimátum de la comunidad internacional, que le exige profundas reformas políticas y económicas para poder acceder a la ayuda que tanto necesita un país hundido por la hiperinflación y traumatizado por la magnitud de la explosión en el puerto.
«Hora de trabajar»
«No hay tiempo para palabras, promesas o deseos. Es hora de trabajar con toda la fuerza posible y la cooperación de todos para recuperar la esperanza de nuestro pueblo en un futuro mejor», fueron sus primeras palabras tras recibir el mandato de formar gobierno. Como su antecesor, adelantó que le gustaría diseñar un equipo de ministros especialistas de marcado carácter técnico, pero han pasado dos semanas y Líbano sigue sin gobierno.
Se ha cumplido el plazo que le dio Francia para poner en marcha el equipo capaz de ejecutar cambios y la lucha interna entre los partidos, agravada por el malestar de Hizbolá tras ver a sus ex ministros sancionados, mantiene al país sin gobierno. Esta situación ha llevado al nuevo primer ministro a amenazar con su renuncia.
Nada más ser designado y emulando al presidente francés, Emmanuel Macron, Mustafa Adib se armó de valor e hizo algo que no se habían atrevido a hacer el resto de dirigentes libaneses, visitar a pie los barrios más afectados por la explosión. Los vecinos de zonas como Gemayzeh, a las puertas de la zona cero, le recibieron al grito de «¡traidor!» y le recordaron que «¡no te queremos, eres uno más de ellos!», en referencia a su vinculación con la élite política del sistema.
En lugar de salir corriendo o de encogerse como una tortuga entre sus agentes de seguridad, Adib plantó cara a quienes le increpaban y les dijo que «soy uno de vosotros y esperamos formar un nuevo gobierno lo antes posible. Esperamos juntar nuestras manos para reconstruir la ciudad».
Del anonimato de Berlín, el ex diplomático ha pasado a estar en el centro de todas las miradas en una Beirut herida por una explosión que sus políticos podían haber evitado. Tanto el ex primer ministro, como el presidente, sabían que el almacén 12 del puerto contenían 2.700 toneladas de nitrato de amonio, pero no hicieron nada por llevarlas lejos de la ciudad, a un lugar seguro.
Adib tiene la imposible tarea de recuperar la confianza de una población asfixiada por la crisis económica y hastiada de la corrupción y dejadez endémicas del sistema.
El domingo -4- Octubre a las 16:00 por Telecinco , foto.
Pronto las noticias en ruso y por soleares,.
La valenciana que cada fin de semana se asoma a las pantallas para dar el Telediario se relaja a zapatazos y en cirílico. Cuando está en el aire se siente como una gimnasta en las Olimpiadas,.
Todo el país sabe dónde está y qué hace los fines de semana. Pero detrás de la periodista sobria y serena que nos cuenta la actualidad desde TVE hay una flamenca con alma gatuna que corre y escribe novelas sin prisas y que se ha propuesto hablar como Tolstoi.
Sábado
7.10 horas. Me levanto pila y me arrastro hasta la ducha. Salgo con el pelo mojado, la cara lavada y sin desayunar para no meter ruido. Antonio, mi chico, también es periodista, pero libra los fines de semana. Por delante, 13 o 14 horas sin salir de la Redacción. Asumimos las dos ediciones del Telediario. Supone una paliza de tres días y medio. En ese tiempo hacemos el equivalente a los demás en una semana.
7.50 horas. Conduzco hacia Torre España, bajo el Pirulí. Antes iba en metro, pero se ha convertido en un lugar de riesgo. Soy hija única y no me perdonaría contagiar a mis padres.
9.30 horas. Reunión de contenidos. Hay que hacer la previsión de las noticias: qué vamos a dar, de qué manera y en qué orden. Somos un equipo nuclear de seis personas. El turno de fin de semana es voluntario y no hay muchos que quieran hacerlo. Todo está más tranquilo y eso encaja con mi personalidad. Soy una persona introvertida tirando a tímida.
10.15 horas. Empiezo a redactar los titulares y a montar las imágenes que los acompañarán.
11.00 horas. Bajo a que me maquillen y me peinen. Siempre insisto en que me pongan lo más natural posible. Isabel, la responsable de mi vestuario, ha elegido un vestido en dos tonos de rojo.
14.40 horas. Entro en el estudio. Me microfonan. Abro mi ordenador con la escaleta. Le cuento las noticias a los compañeros de la 'steadycam'.
14.59 horas. Nuria, la regidora, me avisa de que queda un minuto y el corazón empieza a bombear más rápido. 10, 9, 8, 7... Se me siguen poniendo los pelos de punta. Me siento como si estuviera a punto de hacer mi ejercicio en los Juegos Olímpicos.
16.15 horas. Bajamos a la cafetería. Comemos todos juntos, editores y redactores. Ahora separados por mamparas.
17.15 horas. Vuelta a la Redacción y vuelta a empezar para preparar el Telediario de las 21.00.
Domingo
7.30 horas. Tercera jornada doble... Remoloneo y cojo el móvil para revisar las webs de los periódicos. En Twitter te pierdes y borré mi cuenta. Tuve un problema muy serio de acoso en las redes durante siete años. Fue muy desagradable. No está olvidado, pero sí superado.
8.30 horas. Vuelo a la tele. De nuevo, primera edición y segunda. Mi prima Raquel se las ve todas y me las comenta.
22.15 horas. Mi pareja viene a recogerme y hacemos una cena larga en casa. Siempre cocina él. Hoy ha preparado hamburguesas caseras. De postre, unas cervecitas y el tercer capítulo de 'El Palmar de Troya'.
Lunes
8.00 horas. Greta y Rilke, mis gatos, vienen a la cama, pero no se levanta nadie. Hacemos un rato largo de comuna. Empieza mi finde, un par de diítas para regodearme, disfrutarme, cuidarme y hacer el vago.
9.30 horas. Mis lunes por la mañana son totalmente improductivos. A veces leo, a veces no; a veces escribo, a veces no. Pululo por casa.
18.30 horas. Bajo a una terracita. He quedado con unos amigos. Veo a pocos y siempre los mismos. No sé qué vamos a hacer cuando llegue el frío. Si los hosteleros compran estufas de exterior, nosotros ponemos las mantas. Echo de menos ir al teatro. Y al cine. Paciencia.
Martes
8.45 horas. Salgo a correr por el parque del Oeste, cerca del Palacio Real. Corro muy despacito. 40-45 minutos y unos 7 kilómetros. No me presiona nada. Y luego unas sentadillas, unas flexiones y unos abdominales. Por ahora he dejado las clases de yoga y pilates.
11.30 horas. Tengo una norma, leer al menos 50 páginas al día. Ahora estoy con 'Guerra y paz'. Tenía la idea equivocada que era un libro un tanto retrógrado centrado en la vida de la nobleza y resulta que, al igual que 'Ana Karenina' es un tratado psicológico y emocional de la especie humana brutal.
Miércoles
10.00 horas. Me pongo a escribir. Estoy con una historia complicada de una mujer londinense en los años cincuenta. Si se convierte en novela, será la tercera que escribo.
15.00 horas. A Ana Blanco la veo con muchísimo gusto los viernes en la Redacción. Ellos tampoco ven nuestros informativos.
18.30 horas. Me conecto en videoconferencia con Natalia, mi profesora de ruso. Hace un par de veranos fui de vacaciones a Rusia y me fascinó el país y su historia. He descubierto un idioma dulce, en el que predomina la 'a' y asequible en la pronunciación. El cirílico es como un juego. El último curso saqué un 9. Estoy orgullosa. Antes de la pandemia iba al Ateneo. Emilia Pardo Bazán impulsó las clases de ruso allí y nunca se interrumpieron. Ni siquiera durante la Guerra Civil. Es hermoso.
Jueves
10.00 horas. Empieza la ronda de llamadas de los editores y los jefes de área para ir viendo las convocatorias de ruedas de prensa previstas para el fin de semana.
17.30 horas. Hasta la pandemia iba a Casa Patas, un mítico tablao donde dan clases de flamenco. Siempre hice danza clásica pero lo dejé y quería volver a bailar. Es maravilloso porque no requiere ninguna condición física previa. Ahí lo echas todo. Volveré. Entretanto, las he sustituido por clases de francés. Estoy disfrutando el inmenso placer que es aprender lenguas a los 43.
Viernes
9.00 horas. Llego a la tele. Empieza la maratón.
10.00 horas. Hacemos una reunión por videoconferencia con los centros territoriales y estudiamos todas las previsiones y contenidos. Coronavirus. Está siendo una etapa durísima en lo profesional. Pero ni puedo ni debo dejar de tomar consciencia de lo que esta sucediendo. Para contar las cosas bien hay que estar inmersa en ellas. Ojalá pueda abrir pronto el Telediario diciendo 'señoras, señores, ya hay una cura'.
TITULO: Ese programa del que usted me habla con - Pangloss y la muerte,.
El martes -29- Septiembre por La 2 a las 21:30, foto,.
Pangloss y la muerte,.
Excepto en el estado de alarma, la evolución de la pandemia le ha venido muy bien al Gobierno, pero pésimamente al país,.
A
la hora de explicar las medidas a adoptar por la explosión del virus en
la Comunidad de Madrid, su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, dio las
claves para entender lo sucedido, y no precisamente porque intentase
explicar nada. Sin darse cuenta, puso otra preocupación por encima de la
sanitaria. Lo esencial no era poner freno a la expansión, etc,.
Ignacio Frauca: "Canal Toros es una herramienta para darle sostenibilidad a la tauromaquia"
El director del canal taurino de Movistar Plus se muestra feliz por el nacimiento y retransmisión de la Gira de la Reconstrucción y acepta las críticas con humildad: "Nos ayudan a crecer, pero los toreros no manejan buena información del sector audiovisual",.
En esta temporada tan desoladora, la felicidad ha asomado al final en el rostro de Ignacio Frauca, director de Canal Toros (Movistar Plus). Que la Gira para la Reconstrucción de la tauromaquia haya salido adelante le ha devuelto la sonrisa. La participación del canal temático taurino de Telefónica ha sido vital para que la criatura de la Fundación Toro de Lidia vea la luz. Pero tampoco se pone medallas: "Todo el mundo ha sido generoso. Nosotros estamos encantados de colaborar.
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