TITULO:
Mi casa es la tuya - Juan Gómez-Jurado , Viernes -5- Febrero ,.
Mi casa es la tuya',
Este viernes -5- Febrero a las 22.00, Telecinco emite una nueva entrega de 'Mi casa es la tuya', con Bertín Osborne charlando con Juan Gómez-Jurado , foto.
Juan Gómez-Jurado,.
No somos conscientes de la manipulación que polariza a la sociedad,.
«Saber de dónde venimos nos enseña lo que somos hoy», dice el novelista, que viaja al pasado con su programa de historia en La 2,.
El autor del libro más vendido de 2020, 'Reina Roja', es ahora también presentador de La 2. Juan Gómez-Jurado (Madrid, 43 años) viaja al pasado con 'El condensador de fluzo', un espacio que pretende divulgar la historia desde el humor y el entretenimiento. El programa que emita esta noche (22.00 horas) la segunda cadena de TVE aborda las principales revoluciones de la humanidad y cómo la cultura de masas ha sido capaz de convertir en productos de consumo a revolucionarios como el Che Guevara o Mao Tse-Tung.
-El título del programa hace un guiño a una mítica película.
-El condensador de fluzo era, dentro de la película 'Regreso al futuro', en el DeLorean, la tecnología que permitía al doctor Brown viajar en el tiempo. Al mismo tiempo, es un error de traducción. También es interesante conocer de dónde viene porque refleja cuál es el instinto de nuestro programa. Saber de dónde venimos, incluso los errores que hemos podido cometer en el pasado, nos enseña lo que somos en el día de hoy y, con un poquito de suerte, saber hacia dónde vamos.
-¿En qué se diferencia este programa sobre historia de otros?
-En la aproximación que hacemos a la historia. Primero, es un programa hecho únicamente y exclusivamente por historiadores, que casualmente presenta un señor que no es historiador pero porque hacía falta alguien que se pusiera a presentar el programa. Pero yo tampoco sé porque me llamaron a mí, porque no sé presentar.
-¿Con humor se digiere la historia mejor?
-Todo en general se digiere mejor con humor. Es mucho más interesante y mucho más llevadero y divertido.
-Y medio millón de espectadores siguieron el estreno… ¿también La 2 se tiene que fijar en las audiencias?
-Creo que La 2 se tiene que fijar en lo que La 2 quiera. Los programas que se hagan en la televisión pública deben ser un servicio público y eso creo que está más que conseguido con 'El condensador de fluzo', que es un espacio hecho por historiadores con el propósito de divertir y entretener al mismo tiempo, de comunicar con pasión la historia.
-¿Ha estudiado mucho para el programa?
-Me he dejado llevar por completo. Yo me he sentado en la parte que me tocaba, el de dar paso a los expertos del programa. Ha sido muy bonito y me lo he pasado muy bien.
-Abordan en el programa las 'fake news' de la historia. No parece un fenómeno nuevo…
-Es interesante saberlo. Parece un fenómeno nuevo, pero no, a poco que rascamos un poco, y esto me lo han enseñado los historiadores del programa, descubrimos que lleva ocurriendo desde que el mundo es mundo. Pusimos un ejemplo de un faraón de Egipto que ya utilizaba las 'fake news' a su favor con un sentido político. Es interesante saber que ya ha ocurrido antes este fenómeno tan terrible.
-¿Le preocupa?
-Me preocupa mucho que no seamos conscientes del alcance de la manipulación informativa que está habiendo por parte de muchos políticos hoy en día, cómo se juega con eso para exacerbar la polarización cada vez mayor en la sociedad.
-¿Qué momento de la historia le interesa más?
-Cada vez que viene un historiador al programa, en cuanto hablan, me quedo embobado escuchándolos porque es una maravilla aprender de alguien que sabe mucho y te lo cuenta de manera divertida y apasionada. Me pasa con cualquier profesión, pero la historia es una disciplina que me interesa particularmente. El siglo XIX es uno de los más apasionantes, o también la prehistoria.
-¿Vivimos en una sucesión de 'días históricos' o no es para tanto?
-No creo que sea para tanto. Hay un libro de Stephen King en el que dice que si los periódicos, en lugar de publicarse cada día, salieran cada diez años, no se centrarían tanto en las noticias negativas, sino en la enorme cantidad de avances positivos entre un periodo y otro. Y eso es real. Si hoy publicáramos el primer periódico desde 2011 hablaría de cosas negativas y terribles, pero también estaría contando los enormes avances que ha habido en ciencia, en tecnología y en muchas áreas sociales más relevantes para la historia de la humanidad que lo que diga un político en un momento determinado.
-¿La televisión es un paréntesis en su faceta como escritor?
-Partamos de la base de que la idea no es mía. Hay un equipazo de historiadores que se han puesto a trabajar. Soy un señor al que han llamado para que sea el primer espectador.
-¿Cree que su trilogía protagonizada por Antonia Scott podría tener su hueco en la pantalla?
-Sería bonito. Llevo muchos años intentando convertir algunas de mis obras a la pantalla grande y no he parado de fracasar en ese sentido. No sé si algún día dejaré de fracasar.
TITULO: Pekín Express - El año de la marmota ,.
Pekín Express ,.
Cristina Pedroche conduce 'Pekín Express: La ruta de los elefantes', una aventura en mitad del Índico, en la que 10 parejas con perfiles muy diferentes, etc.
El año de la marmota,.
Al volver a ver, hace un par de días, la tradicional predicción televisada de la marmota Phil sobre la duración del invierno, regresaron a mi memoria las imágenes casi idénticas del año anterior. Aunque en ambos escenarios se celebrase el mismo acto, el mismo día y con el mismo bicho, las dos ceremonias conviven en el tiempo separadas por el peor de los sedantes: la resignación. Sin embargo, y a diferencia de lo que ocurría en aquella película en la que Bill Murray vivía condenado a repetir el mismo día una y otra vez, en esta ocasión ha sido la disparidad en el pronóstico del animal la que nos ha chivado que, en efecto, ha pasado un año sin que hayamos podido evitarlo. En 2020 la marmota abandonó su refugio, prediciendo así el comienzo anticipado de la primavera; la pobre no podía imaginarse, desde el mes de febrero de un año en apariencia corriente, lo equivocada que estaba. Esta vez —sin duda más precavida— ha decidido no salir de la madriguera, y este confinamiento solidario presagia que el sol todavía tardará en salir.
Como casi todos, prefiero asumir que este año no ha existido. Por desgracia, no ha sido así, aunque si las buscase estoy segura de que encontraría pruebas: hay cosas que no cambian ni siquiera por una pandemia. Un par de ejemplos: cuando despertamos, Iñaki Gabilondo todavía estaba allí, tras un amago de jubilación que ninguno terminamos de creernos; y José Luis Cuerda, exactamente un año después de su partida, aún tiene la poquita vergüenza de seguir muerto. Pero el mundo hoy es otro, y no hemos sido nosotros los que lo hemos transformado. A ver si Phil sale pronto de su madriguera: quizás eso signifique que, esta vez, el invierno durará un poco menos.
TITULO: UN BUEN PLAN ES IR AL CINE - Donde empezó el amor (TV).
- Reparto
- Diana está a punto de recibir la visita de su hija Anne. Sin embargo, la alegría dura poco ya que el padre de la niña aparece con su nueva y joven novia.
- TITULO: Días de cine - Cine - El cine según Verónica Forqué . Viernes -5- Febrero.
- Días de cine' -El cine según Verónica Forqué ,.Días de cine,.
Viernes -5- de Febrero a las 20:35 horas en La 2 / foto,.
El cine según Verónica Forqué,.
Esta semana ‘Días de cine’ cuenta como madrina con una de las mejores actrices del cine español: Verónica Forqué. Premio ‘Elegidos para la Gloria’ de la VIII edición de los galardones del programa, la actriz habla para el espacio de cine de La 2 de su trabajo, sus Goya… y su exitosa carrera.
TITULO: Saber Vivir - Cómo afrontar el cáncer de un hijo ,.
Cómo afrontar el cáncer de un hijo,.
«Que los familiares tengan un espacio para hablar y reflexionar sobre el horror que viven es un protector para su salud psíquica y física»,.
foto / «Recuerdo decirle a la doctora que quería despertarme, me quedé en shock, frotándome los ojos como si no me estuviese pasando a mí. Es lo típico que piensas que solo les ocurre a los demás. Nunca te esperas que la enfermedad de un hijo vaya a formar parte de tu vida». Lo dice América Luna, la madre de Lucía López de Hontanar, una niña de cinco años a la que le diagnosticaron leucemia linfoblástica aguda tipo B –el cáncer infantil más frecuente– el pasado mes de abril.
«Todo empezó al apreciar un bulto en su cabeza, como un chichón. Al principio nos dijeron que no parecía nada grave y que se lo quitarían después del confinamiento pero, como cogió peor aspecto, insistí», cuenta esta madre. Fue en el Hospital Niño Jesús (Madrid) donde les dieron el diagnóstico. Ese mismo día, Lucía fue ingresada. «La situación en sí ya era difícil, pero en plena pandemia aún peor. Solo podía ir uno al hospital, no había voluntarios para las actividades con los niños, la psicóloga nos atendía por teléfono, no podíamos tener contacto con otros padres...», recuerda América.
En el momento de comunicárselo a su hija, América reconoce que no sabía qué decirle. La mejor respuesta ante estos casos, según las psicooncólogas Leire Collazos, del Hospital de Cruces (Bilbao), y Valeria Moriconi, del Hospital Niño Jesús, pertenecientes a la Fundación Aladina, es decirles la verdad, pero con un mensaje adaptado a su nivel de comprensión y teniendo en cuenta aspectos como su edad, su personalidad o su experiencia con la enfermedad (que alguien de su familia ya haya tenido cáncer).
«El primer instinto de los padres al conocer el diagnóstico de cáncer de sus hijos es intentar protegerlos y no decírselo» valeria moriconi
«Cuando son pequeños, los niños comprenden la enfermedad y la muerte de una forma menos realista que los adultos, por lo que se les suelen dar explicaciones metaforizadas, como comparar la enfermedad con un dragón contra el que lucharán las medicinas», explica Collazos. Parte de este trabajo se realiza con material psicoeducativo como cuentos, dibujos, vídeos o juegos, pues los menores, de forma natural, se expresan de muchas formas más allá del habla.
«El primer instinto de los padres al conocer el diagnóstico de cáncer de sus hijos es intentar protegerlos y piensan que, al no decírselo, les ahorrarán ese miedo. El problema es que cuando los niños no entienden algo se pueden generar en ellos temores más grandes», advierte Moriconi.
La respuesta de los menores al saber que están enfermos es distinta en cada caso y difiere bastante entre los más pequeños y los adolescentes pero, además de la edad o la sensibilidad de cada uno, también influye mucho la reacción de sus padres frente a la noticia pues, «ante toda situación nueva, el niño busca un referente para saber qué es lo que pasa y cómo debe ubicarse emocionalmente», expresa Collazos. De ahí la importancia de la orientación psicológica, que les ayuda a adaptarse a una realidad nueva y exigente.
En cifras
- 1.200
- niños y adolescentes de entre 0 y 19 años son diagnosticados al año en España, según los datos de los últimos cinco años del Registro Español de Tumores Infantiles.
- 30%
- de los cánceres infantiles que se diagnostican son leucemia, seguidos de los tumores del sistema nervioso central (20-25%) y los linfomas (10-15%).
- 80%
- de los menores se curan actualmente, un 25% más que en los años 80, aunque queda camino mucho por recorrer.
«Pasan de su casa y el colegio, donde se sienten protegidos, a un hospital, donde están expuestos a situaciones muy invasivas. En su habitación entra y sale gente desconocida constantemente, se les somete a numerosas pruebas (pinchazos, cirugías…), a menudo tienen dolor, experimentan cambios físicos y emocionales importantes, y todo ello marcado por los acelerados tiempos de la medicina. La labor del psicólogo es actuar de amortiguador, ayudándole a asimilar lo que está pasando y a detectar sus necesidades emocionales pues, frecuentemente, lo que el niño manifiesta difiere de la experiencia psicológica que está sintiendo. Es decir, que no se queje cuando le pinchan no siempre es síntoma de que está adaptado a la situación, quizás está tan asustado y bloqueado que no puede expresarse, y eso es importante tenerlo en cuenta», sostiene Collazos.
Cuidarse para cuidar
Que las unidades de oncología pediátrica estén muy humanizadas y construidas alrededor de los niños va en la misma línea: conseguir que su infancia se vea lo menos afectada posible. «Hay aulas donde se intenta normalizar la vida en el hospital y construir puentes con la vida exterior, se realizan actividades para tratar experiencias como la caída del pelo, la angustia por el dolor o la falta de energía, como talleres sobre la autoimagen, de maquillaje, de peinados con pañuelos, de relajación, de ejercicio físico… Hay sala de cine y teatro y la decoración, en general, es mucho más colorida. Además, pueden traer cosas de casa para adornar sus habitaciones. Todo con el fin de generar un ambiente menos agresivo y más acogedor», expresa Moriconi.
Los niños, sin embargo, no son los únicos que necesitan apoyo en estas circunstancias, también el resto de la familia, pues «el diagnóstico de cáncer es siempre un evento inesperado que irrumpe en la cotidianeidad de cualquier hogar, cambiándolo radicalmente y desestabilizando sus cimientos», señala Collazos. Este impacto se verá condicionado por la forma de ser de sus integrantes, la comunicación que exista entre ellos, la etapa vital en la que se encuentren –no es lo mismo que ocurra cuando unos padres se están separando o cuando acaba de morir otro familiar por cáncer–, la cultura familiar o el nivel socioeconómico, entre otros.
Las emociones que afloran en estos casos suelen ser de angustia, ansiedad, impotencia o culpa, sobre todo en los progenitores. «Como padres, sentimos que somos los que protegemos a los hijos y cuando uno enferma, se tiende a pensar en que hemos hecho algo mal, aunque no sea así en ningún caso», indica Collazos.
«Los hermanos son los grandes olvidados en las familias donde hay un hijo enfermo, pero es necesario cuidarles también» LEIRE COLLAZOS
Esto hace que las sesiones de psicoterapia sean de gran ayuda también para ellos. «Que los familiares tengan un espacio para hablar y reflexionar acerca del horror que están viviendo es un protector para su salud psíquica y física pues, a menudo, cuando el hijo se cura, son ellos los que se debilitan», destaca esta especialista. «De esta forma, pueden sentirse acompañados pues, muchas veces, se vuelcan tanto en su hijo enfermo que se olvidan de sí mismos y encuentran dificultades para atender a sus otro hijos. De hecho, en la literatura del cáncer infantil se nombra a los hermanos como los 'grandes olvidados'».
América reconoce que es ahora que la 'tormenta' ha pasado cuando ella se siente más decaída. «Durante la enfermedad, estábamos en la lucha y yo no me permitía flaquear. Ahora, aunque estamos bien, nos notamos más irascibles y cansados, sobre todo yo, por eso hemos pedido orientación psicológica en una asociación», declara.
Adaptarse a los vientos
«En un bosque, a orillas de un río, vivían un roble y un bambú. Cada vez que soplaba un poco de viento, el bambú se mecía de lado a lado, pero el roble se mantenía inmóvil. El bambú pensaba en su debilidad y envidiaba la fortaleza del roble. Un día, sin embargo, sopló un viento huracanado. El bambú, como siempre, se meció, pero el roble fue arrancado por la fuerza de aire. Cuando pasó la tempestad, el bambú volvió a su sitio, pero el roble ya no se volvió a levantar». Es un cuento que utiliza la psicooncóloga Leire Collazos para explicar que, «frente a la enfermedad, los hijos necesitan padres y madres bambú, que se mezan con los duros vientos que vayan viniendo porque, si se mantienen con la robustez de un roble, probablemente acaben 'arrancados' ellos también cuando todo pase».
Confianza para preguntar
Otro aspecto a tener en cuenta en esta vorágine emocional es el comportamiento que se adquiere con los hijos cuando enferman. «Es muy fácil mirar a tu hija con cáncer y ver una leucemia y no a una Lucía, pero hay que hacer un esfuerzo para dejar fuera de la habitación el diagnóstico y dentro únicamente al niño o la niña», aconseja Moriconi. También es frecuente caer en la sobreprotección, pero las especialistas destacan la importancia de poner límites e intentar crear un equilibrio entre lo que se le concede y lo que se le niega, pues no hacerlo es contraproducente y dificultará la convivencia una vez se vuelva a casa.
Además, subrayan la importancia de abrir la comunicación. «Incluso ante preguntas duras o complejas, que no sabemos cómo contestar, hay que buscar la inquietud que las motiva y no quedarnos únicamente en un sí o un no. Así los menores tendrán la confianza de preguntar todo aquello que les preocupa. Hay que tener en cuenta que, aunque los expertos en el cáncer son los sanitarios, los expertos en sus hijos son los padres, por lo que todo lo que hagan para salvaguardar su salud emocional es muy valioso», agrega Moriconi.
A nivel físico, «los tratamientos contra el cáncer tradicionales son la quimioterapia, la radioterapia y la cirugía, mientras que las terapias dirigidas y las inmunoterapias están, en su mayoría, en vías de desarrollo, pero los resultados son muy esperanzadores», explica la doctora Pilar Guerra, de la Unidad CRIS de Investigación Traslacional y Terapias Avanzadas en cáncer infantil en el Hospital La Paz (Madrid).
Con Lucía, tras varios fracasos con los tratamientos tradicionales, decidieron probar la inmunoterapia con células CART, que se trata de linfocitos T que se recogen del paciente, se modifican genéticamente para que reconozcan y destruyan las células cancerosas y se vuelven a introducir en el cuerpo para que actúen. Funcionó y, por ahora, la enfermedad ha remitido, aunque los efectos secundarios durante el tratamiento fueron muchos, como ataques epilépticos o daños en el sistema nervioso (neurotoxicidad).
Invertir en investigación
Ese es uno de los mayores inconvenientes de los tratamientos actuales. Pese a que la supervivencia del cáncer infantil es alta (80%), esta no ha aumentado en los últimos 20 años y los tumores de alto riesgo todavía tienen una gran mortalidad –en Europa fallecen, cada año, unos 3.000 niños y adolescentes por cáncer–. Asimismo, de los que se curan, más de un 25% presentan efectos secundarios a largo plazo (renales, digestivos, endocrinológicos, cardiacos, neurológicos…) derivados del tratamiento que han recibido, porque ni la quimioterapia ni la radioterapia son específicas contra las células tumorales.
De ahí surge la necesidad de seguir trabajando en nuevos tratamientos y de apoyar la causa. «La inversión del Estado en investigación siempre ha sido muy baja, sobre todo en comparación con otros países. Además, el cáncer infantil, al ser una enfermedad 'rara' (basándonos en la prevalencia), no es una patología atractiva para la industria y no hay una fuerte inversión por su parte tampoco. Por tanto, la labor de las fundaciones y asociaciones, que ayudan a financiar estos proyectos y al personal investigador, es esencial. Apoyar a estas entidades es la forma más sencilla en que la población puede contribuir a la lucha contra el cáncer infantil pues, como defienden en la Fundación CRIS contra el cáncer, 'invertir en investigación es invertir en vida'», expresa Guerra. En caso de no tener los medios económicos necesarios, donar médula o la sangre del cordón umbilical son otras opciones que ayuda a salvar muchas vidas.
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