TITULO:
La Hora Musa - El viaje de Paco de Lucía , .Martes -10- Agosto ,.
'La Hora Musa', presentado por Maika Makovski ,a las 22:55 horas, en La 2 martes -10- Agosto , , foto,.
El viaje de Paco de Lucía,.
El proyecto arranca en el año 2011 a partir del material recopilado por Sánchez –productor audiovisual de profesión- para otro proyecto de Paco de Lucía. "Sobró un material muy potente que se iba a quedar en un disco duro y me despertó la necesidad de iniciar un proyecto más grande, más ambicioso, sobre mi padre". El siguiente paso fue convencer a Paco, que pasó de la indiferencia a abrazar con entusiasmo la nueva empresa. Sin embargo, el corazón le falló al artista una tarde junto al mar en febrero de 2014, cuando el documental estaba aún inacabado. "Retomarlo fue casi una necesidad personal y muy íntima, como un duelo. Pensé que iba a salir corriendo al ver la imagen de mi padre hablando pero fue un bálsamo poder estar cerca y escucharle como si estuviese vivo, porque en este documental Paco está muy vivo, no te da la sensación de que ya no está con nosotros sino una sensación de energía y vitalidad brutales".
Junto a sus hermanas Casilda, que ejerció de coguionista, y Lucía, como coproductora, decidieron terminarlo para llevar la obra al Festival de San Sebastián, donde llegaron con la lengua fuera y cruzando los dedos por que no hubiera ningún fallo técnico. "Ha sido algo catárquico, hemos llegado a un nivel de conexión con la figura de mi padre que sin este proyecto quizá nunca hubiéramos tenido".
Nunca llegó a sentirse cómodo en su pellejo, obsesionado con cumplir con un nivel de exigencia que no solo le imponía el público sino él mismo, aquejado de un afán de perfeccionismo incurable.
El documental repasa la vida de Paco de Lucía desde su infancia en Algeciras, donde toma contacto con personalidades del flamenco como El Niño Ricardo; los concursos infantiles en Madrid y su primera gira con su hermano Pepe en EE UU, donde acompañaban al bailarín José Greco. Repasa también la llegada de Camarón, las formaciones musicales que va creando y la continua innovación que protagonizó en el flamenco y en la música, como la introducción en España del cajón peruano que descubrió en una de sus giras por Latinoamérica. "Queríamos recuperar para el público las historias que nos contaba de críos, como la primera vez que tocó en Estados Unidos y se asustó porque los americanos le empezaron a silbar y le tuvieron que volver a empujar al escenario para saludar porque estaban locos con él". El repaso vital y artístico se lleva a cabo a través de entrevistas con el propio guitarrista y de otros músicos que compartieron el viaje de Paco de Lucía y que van dibujando la compleja y fascinante personalidad del genial artista, como Chick Corea, Carlos Santana, John McLaughlin, Alejandro Sanz o Estrella Morente. "Nadie puso trabas ni nos dio largas. Estaban todos como locos por participar en el proyecto y hablar de Paco".
El genio tímido
El documental refleja la timidez y la humildad de un artista que comenzó a sufrir a medida que el éxito lo fue envolviendo. "Soy un amargado", confiesa el guitarrista en un momento del documental. Con una naturalidad que desarma, se abre en canal para explicar que nunca llegó a sentirse cómodo en su pellejo, obsesionado con cumplir con un nivel de exigencia que no solo le imponía el público sino él mismo, aquejado de un afán de perfeccionismo incurable. "No necesito del público para saber si he tocado bien. Pueden levantarse a aplaudir y salir frustrado igualmente porque se que no ha sonado como debía", explicaba el artista.
Su
hijo explica el origen de esa obsesión. "Mi abuelo era muy severo y le
inculcó esa pasión obsesiva por el ritmo, de que todo quede perfecto y
no haya margen de error. Lo mejor era poco en el escenario, no se
conformaba con lo muy bueno". De ahí que el éxito fuera solo un
accesorio en su afán de superación. "Aprendió a convivir con él pero
nunca estuvo cómodo con ese traje. Le incomodaba que todo el mundo le
llamara maestro o que la gente le tratara como una divinidad. Él quería
calidez, estar a gusto, conversar, charlar y no tener un trato
reverencial". Curro Sánchez se estrena por la puerta grande de la mano
de su padre y, tras la catarsis, dejará de lado lo familiar para dar
ritmo a su productora, Futura Films, con la que pretende generar
productos de cuidada factura y que aborden temas universales que
conecten con gente de todo el mundo. "Intentamos dar un giro de tuerca
al documental aquí en España, que creo que le hace falta".
TITULO: Cachitos de hierro y cromo - Un homenaje a Camarón y Paco de Lucía con notas de jazz,. Martes-10- Agosto ,.
El martes -10- Agosto a las 22:30 horas por La 2, foto,.
Un homenaje a Camarón y Paco de Lucía con notas de jazz,.
El concierto de Jorge Pardo, Carles Benavent y Tino di Geraldo, se convierte en un homenaje a sus maestros, cuyas piezas reinterpretan en el álbum 'Flamenco leaks',.
Sobre el escenario, Jorge Pardo, Carles Benavent y Tino di Geraldo se colocan en ese orden de izquierda a derecha. En la primera pieza -titulada 'La leyenda'- que domina la flauta de Pardo, ya muestran la ambigüedad de su música, que se mueve en una gran franja fronteriza de jazz y flamenco. Con el primer compás Benavent arranca sonidos de guitarra a su bajo, gracias a los acordes en la octava más baja de su quinta cuerda, como si fuera un diapasón ronco de Paco de Lucía, de quien dice que aprendió trasladando a su propio instrumento lo que el maestro hacía. Un solo de ese bajo que se niega a un rol de compañía, y luego la atmósfera creada por la percusión que en ocasiones remite a claustrofóbico local oscuro y en otras a una costa abierta a las olas.
Si la primera canción es para Pardo y la segunda para Benavent, la tercera es de Di Geraldo, en ese equilibrio de roles que sostiene este proyecto musical y vital desde hace más de veinte años, cuando una noche fallaron tres de los miembros del sexteto flamenco que debía tocar en una sala de Barcelona, y ellos decidieron seguir sin los ausentes. Entronca la descarga de cueros con un popurrí de Camarón, Chick Corea y De Lucía, y al término Benavent señala al cielo, un gesto que repetirá algunas veces más durante la noche, como un homenaje a sus dos principales maestros, Camarón y De Lucía, de quienes aprendieron tocando con ellos.
Ni flamencos puros ni jazzistas puros, se define Pardo a sí mismo y a sus compañeros: él, un «vecino de Las Ventas (Madrid)»; Di Geraldo de «ya ni sé de dónde», y Benavent, del mismo centro de Poble Sec (Barcelona), quien se muestra como un 'rara avis' al emprender en solitario su tema 'Madrid', que precede un solo de tambores africanos y que conduce a un llamado arabesco, de inquietante liturgia de viaje por el sur mediterráneo. La música se desenvuelve como un sinuoso cuerpo que baila.
La hora del saxo
Di Geraldo, Benavet y Pardo forman un triángulo y en cada vértice hay dos ojos que intercambian miradas de unos a otros, en un entendimiento de viejas simbiosis, y que permite, sólo así, la pausa exacta de los tres instrumentos tras una larga pieza que podría parecer ensayada al milímetro. Excepto porque la atención extrema que la batería presta a los sonidos de la flauta delata que las notas se descuelgan por lo que la emoción dicta en ese instante. La improvisación sobre la frase. El sonido puro de la flauta se entremezcla con la respiración del músico reverberada por el micrófono de la mejilla. Se escucha así una voz bifurcada por el esfuerzo, se oye lo imposible: el sudor. En sus solos, Pardo saca a pasear distintos estados de ánimo, mientras recorre la moqueta con los ojos cerrados. Vienen temas de su álbum 'Flamenco leaks', como 'Indi' y 'Movidón'.
Aparece el saxofón, en un acercamiento lento escenificado desde el telón, para dialogar con las cuerdas. El concierto en la sala Fernán Gómez, dentro del Festival de Jazz de Madrid, llega a un punto que pareciera difícil de superar. Todo parece escrito con palabras mayores. Pardo señala el sendero con el índice de su mano derecha. El saxofonista pasa de una descarga intensa de be-boop a una bulería como quien pinta una línea de un trazo.
Di Geraldo asiente con un pestañeo, y va del 'fortissimo' al 'piano'. Benavent ya de pie recorre el mástil de madera oscura arrancando al instrumento desde agudos de guitarra eléctrica hasta graves de contrabajo clásico. Él y Pardo se retan en fraseos que repican por turnos hasta que el ritmo les lleva a un dúo sincronizado que precede el final. El público, de pie, pide un bis. Entonces, el asombro pasa a fiesta con 'Soy gitano', y el estribillo, cantando en voz baja por el público que llenó la sala, acompaña a los asistentes hasta la salida.
Antes del concierto
Comida de cuchara en una terraza de Madrid. Café, cerveza, agua. Viene el ensayo la tarde previa al concierto donde presentarán su nuevo álbum, cuyo título ya es una carta de intenciones: 'Flamenco leaks'. Por las distancias de las ciudades y por los compromisos individuales, Jorge Pardo, Carles Benavent y Tino di Geraldo, tres genios del jazz y el flamenco , ensayan en las pruebas de sonido. «Son muchos años, nos conocemos mucho», dice Benavent. «Tocamos lo que hemos mamado desde jovencitos, lo que hemos tocado con la gente que nos ha influenciado. Lo que hacemos no es un laboratorio de poner una cosita de flamenco, otra de funky. Nuestra música no es premeditada».
En esa casa que construyen cuando tocan juntos, los tres músicos han grabado tres discos, uno cada diez años. «Una curiosidad de la anarquía con la que creamos», dice Benavent. El último salió «a la antigua»: los tres en una sala de grabación, sin repertorio, por ratos en cuatro o cinco días, en Asturias, durmiendo en hoteles, tocaban. Quedaron cuatro horas de grabación. Las escucharon después. Lo que les gustó lo desarrollaron en las mismas sesiones, cuenta Di Geraldo. Guardaron esas cintas cuatro años. La mezclaron hace unos meses. El resultado asombra. «La casa más común de todos es el flamenco. A pesar de no ser músicos de cuna de flamenco ni de jazz ni de rock», dice Pardo, recién llegado de Yucatán (México) con jet lag. «Pero en los jaleos que nos hemos visto metidos, está más cercano el flamenco».
Como si fuera uno de sus temas, improvisa la respuesta para «explicar lo que tiene difícil explicación». En algunos solos coinciden con el comienzo de otro. Como cuando en el escenario interaccionan los metales de Pardo, el bajo de Benavent y la batería de Di Geraldo, dialogan, se respetan, coinciden. Dicen que «Tocamos lo que llevamos en la mochila», «Es una selección natural», «Nada está premeditado». Ellos demostrarán, en un concierto a casa llena -dentro del marco del Festival de Jazz de Madrid-, la evolución del jazz hacia los espacios del flamenco, o viceversa, con la total fluidez de los virtuosos, donde transpira la propia diversión y experimentación. «El trabajo del músico es un oficio que tiene la magia de transmitir emociones», reflexiona Benavent. «Ahí es donde se produce la mística o el arte».
Hay, para Pardo, dos terrenos comunes en los que se mueve el trío. Uno, el «salvajismo». «Nos hemos caracterizado desde nuestra juventud por romper esquemas. Hemos estado siempre en bandas que han roto esquemas y hemos trabajado con libertad funcional». El otro, esa «libertad», la «música libre». «Improvisamos y hacemos todo lo que sabemos hacer». Esa libertad, no obstante, coinciden los tres, se ha conseguido «duramente». «Muchas veces has sido rechazado por los talibanes de tu estilo y por tu entorno social, porque llevas el pelo largo, te levantas tarde, te fumas un porro. Es el retrato».
TITULO: Locos por las motos - El adiós de la leyenda Valentino Rossi,.
El adiós de la leyenda Valentino Rossi,.
El italiano anunció desde el Red Bull Ring austriaco su retirada al final de esta temporada 2021, después de 26 campañas en un campeonato en el que debutó en 1996 y del que es uno de sus mayores referentes,.
Rossi - foto,.
«He decidido parar al final de esta temporada. Desafortunadamente este será mi último año como piloto de MotoGP. Es un momento triste, porque es difícil decir que el año que viene no estaré compitiendo. Mi vida cambiará, pero ha sido fantástico, ha sido un largo camino que he disfrutado muchísimo. Han sido 26 años en el Mundial y ha sido muy divertido. Puedo decir que he vivido momentos inolvidables con toda la gente que ha trabajado conmigo». Así anunciaba Valentino Rossi, a sus 42 años, que esta va a ser su última campaña en el Mundial de Motociclismo, en una competición en la que debutó en 1996 y de la que ha sido una parte importantísima y, reconocido por todos, un elemento capital para su crecimiento y su popularidad.
Palmarés aparte, Rossi, por su influencia, se ha ganado un lugar al lado de las figuras más míticas del deporte. «La diferencia entre yo y el resto de los pilotos de la historia es que por alguna razón he sido capaz de acercar más aficionados al motociclismo, que de no ser por mí no lo conocerían. Debí hacer algo en el inicio de mi carrera que encendió la emoción de los aficionados. Y esto es algo que me enorgullece. La cruz de esta moneda es que te hace la vida más difícil y te mete más presión. Pero, al fin y al cabo, lo he disfrutado».
El italiano ya anticipó en el inicio de la actual campaña que sería la pista la que le haría decidir qué hacer después de 2021, una vez que en 2020 había decidido volver a probarse un año más. Y la pista no le ha dado muchos argumentos, en lo que se lleva de curso, para seguir compitiendo con las miras puestas en conseguir el tipo de resultados a los que ha estado habituado un hombre con nueve mundiales en su palmarés (uno de 125cc, uno de 250cc, uno de 500cc y seis de MotoGP, el último en 2009), 115 victorias (la última en junio de 2017), 235 podios (el último en abril de 2019) y 65 poles (la última en junio de 2018).
«El año pasado no estaba preparado para dejar MotoGP. Tenía que llegar al punto en el que había agotado todas las posibilidades. Ahora estoy en calma, no estoy feliz, porque seguiría compitiendo 20 años más, pero nos queda la segunda mitad de la temporada para intentar dar el máximo y creo que es la decisión adecuada». Porque en el deshoje de la margarita del seguir o no seguir, Rossi tenía la opción de competir en 2022 con su nuevo equipo en MotoGP, con Ducati y con su hermano Luca Marini como compañero, un proyecto patrocinado por la petrolera saudí Aramco. «Había pensado en la oportunidad de continuar corriendo con mis motos, con toda la logística en Tavullia. Habría sido un proyecto fascinante, pero al final decidí no hacerlo por distintas razones. Tenía que cambiar de moto, y si sólo te queda una temporada hay más riesgos que beneficios».
Una última decisión, la de decir adiós, para poner fin a una trayectoria con varias decisiones importantes, con uno que le encumbró, el de dejar la todopoderosa Honda para embarcarse en el incierto proyecto de Yamaha para 2004, y otro que terminó en sonado fracaso, el del fichaje por Ducati en 2011, para buscar ganar MotoGP con una moto italiana. «No lamento nada. Por ejemplo, competir con Ducati fue muy difícil para mí, pero fue en gran reto. Si hubiésemos sido capaces de ganar habría sido épico. Me siento un poco triste por no conseguir el décimo título, porque me lo merecía. Tenía el nivel y la velocidad; y lo perdí dos veces en la última carrera. Pero no me puedo quejar acerca de los resultados cosechados», reflexionaba sobre la espina clavada por no lograr ese ansiado décimo mundial, algo que ha rozado después de perder el de 2006 en la última carrera del año en Valencia cuando lo tenía en sus manos (se cayó y la corona se la quedó Nicky Hayden), y el de 2015 ante Jorge Lorenzo tras el famosísimo incidente con Marc Márquez en Malasia, para muchos el gran borrón en su trayectoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario