Ramón de Arcos (Don Benito, 1952) ha pasado de ser protagonista de parte de la actualidad de la región, a convertirse en el pintor de la misma. Ingeniero, biólogo, comentarista y artista disfruta alternando en su pintura la dehesa, los cerdos ibéricos, o los puentes de Badajoz con el puerto de Setúbal en Portugal. Toda esta obra unida por esa luz, que en mi opinión, magistralmente capta y plasma. Extrovertido, generoso, reflexivo y amigo de sus amigos nos recibe en su estudio del casco antiguo de Badajoz, a pesar de vivir en el campo. Un local al que se aferra para no perder la identidad del que hoy por hoy, ha hecho casi de todo.

--Ingeniero Técnico Agrícola, biólogo, artista... ¿ha encontrado lo que busca?

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--Realmente vivir es una búsqueda permanente, yo creo que nunca se encuentra nada en concreto sino que el camino es lo que merece la pena en la vida, recorrer caminos y encontrar cosas: algunas veces hallazgos fortuitos y otras veces objetivos concretos. Creo que lo interesante en la vida es continuar buscando. Como ingeniero me sigue interesando la agricultura y la producción de alimentos, su abastecimiento-, como biólogo, el nacimiento de la vida, como funcionamos, como vivimos..., esta casualidad improbable que es vivir tiene entresijos que cuanto más conoces, más te quedan por conocer. En el arte me interesa esa expresión estética que tiene un camino inacabable...

--Usted abandonó Bellas Artes pero la pintura no le ha abandonado a usted...

--Las expresión artística siempre ha formado parte de mi vida, nunca lo he dejado-, hombre, lo que no te interesa es cuando en cualquier profesión tienes que seguir rutinas que te marcan, que muchas veces son imprescindibles y te llegan a cansar, sobre todo cuando tu objetivo en la vida no es establecer una rutina sino ir descubriendo cosas distintas.

--Asegura en su currículum que "la pintura es el hilo conductor que enlaza las sensaciones y las experiencias con aquello que apenas podemos ver". ¿Qué más encuentra o reconoce a través del lienzo?

--La pintura sí te permite o te exige mirar las cosas de otra manera. En cualquier entorno siempre tenemos objetos, sentimientos, afectos y todo ese mundo cuando quieres pintarlo te exige un esfuerzo de observación mas preciso; entonces la pintura me permite fijarme mucho más en todo lo que me rodea, si lo que haces es lo que hago yo, que es pintura figurativa. En alguno de mis cuadros yo tengo pintado, a lo mejor, un edificio del casco antiguo reflejado en la chapa de un coche.., el diálogo que se establece entre las cosas que nos rodean siempre tiene interés. Esa búsqueda permanente es la que interesa del arte.

--La luz y el color marcaron, en un momento determinado, su forma de pintar y entender lo que le rodeaba, ¿qué ha aprendido usted de ese camino artístico?

--La luz es el reflejo de determinados colores, ¿qué te enseña? que vivimos en un mundo permanente de chispear, de las cosas que te rodean-, traducir el color que sale de un tubo, a través de materiales que manejas que además son muy primarios, y que consigas con ellos llevar alguna emoción a otra persona, esa que tú ya has sentido, pues creo que es el objetivo de cualquier persona que quiere comunicar.

--Usted presidió Acorex durante el 2002. ¿Qué no se debería haberse pintado jamás en la cooperativa más grande de la región?

--Más bien, quienes no deberían haber pintado. Yo creo que en una cooperativa hay muchos socios, hay órganos rectores, trabajadores, empleados..., hay una serie de personas importantes con implicaciones e intereses directos suficientes, como para que en ese cuadro no haya más gente que meta el pincel de los que verdaderamente tienen intereses en la cooperativa..., en una pintura si empezamos a meter mano demasiada gente puede ser que los criterios de unos, choquen contra la habilidad de los otros, la habilidad de los otros no vaya en el sentido del que vio las luces de otra manera. Respecto a Acorex yo creo que más bien han sobrado pintores en esa pintura.