TITULO:
Juego de Niños - Gimnasia acuática, una manera sana de refrescarse ,. .
Sábado - 28- Agosto ,.
Juegos de niños,.
Sabado -28- Agosto a las 22:00 por La 1, foto,.
Juego - Gimnasia acuática, una manera sana de refrescarse,.
Gimnasia acuática, una manera sana de refrescarse,.
Deportes. La piscina de la Granadilla es el lugar perfecto para que los mayores de Badajoz hagan deporte en verano,.
Hace apenas cinco años que Mercedes Verdejo (67) aprendió a nadar y desde entonces, aparte de natación, también asiste a las clases de gimnasia acuática que el Ayuntamiento de Badajoz, a través de la Concejalía de Deportes, organiza dentro del programa de acondicionamiento físico de los mayores., etc,.
TITULO: LA PANTERA ROSA - Y LUKE LUKE -Ofrecerán cuatro horas de piragüismo en La Charca el 29 de agosto ,.
LA PANTERA ROSA - Y LUKE LUKE - Ofrecerán cuatro horas de piragüismo en La Charca el 29 de agosto ,. , fotos .
Ofrecerán cuatro horas de piragüismo en La Charca el 29 de agosto ,.
Los interesados tendrán que reservar el turno preferido en el pabellón polideportivo,.
La concejalía de Deportes ha organizado un año más la actividad 'Conoce el piragüismo' que se llevará a cabo el 29 de agosto en La Charca.
Se ofrecerán cuatro horas para el uso de las piraguas, en cinco turnos establecidos, para evitar las aglomeraciones. Se trata de una actividad familiar, en la que los más pequeños pueden compartir un rato ocioso con padres, tíos o abuelos. También los adolescentes son quienes suelen reclamar cada año esta actividad y forman parte de ella.
La reserva de turnos se tiene que realizar previamente en el pabellón polideportivo. Los turnos son a las 11.00, 11.45, 12.30, 10.15 y 14.00 horas. Cada uno tiene un aforo de 20 participantes.
TITULO: EL CLUB COMEDIA - ¡Madre, las hormigas hablan! ,.
¡Madre, las hormigas hablan! ,.
foto - Antonio, junto a sus nietas mellizas jugando con las hormigas,.
Corrí desde el corral hasta la cocina y, en un estado de exaltación,
como si hubiera hecho un gran descubrimiento, exclamé: ¡Madre, las
hormigas hablan! Ella me miró sorprendida sin saber bien qué decir.
--¿Pero qué cosas hablan?
--Bueno, no lo sé.., pero estoy seguro que hablan entre ellas.
--No digas tonterías ni ‘payasás’, hijo mío. Que no te oiga nadie decir
esas bobás por ahí, que van a pensar que estás tontino.
--Te lo juro madre. Si quieres te lo demuestro ahora mismo.
--¡Si hombre! ¡En eso estaba yo pensando ahora mismo! En ponerme a
ver como hablan las hormigas, con todo lo que yo tengo que hacer.
Mi madre no dejó que se lo explicara. Sería a principios de los sesenta.
No tendría yo más de seis o siete años y mi pasión por estos animalitos
era obsesiva. Pasaba las horas tumbado boca abajo, en el corral de mi
casa, observando a las laboriosas hormigas llevar alimentos hacia su
hormiguero. Esparcía miguitas de pan por el suelo que ellas arrastraban
con una fuerza increíble (son capaces de desplazar unas veinte veces su
peso). Eso sí, marcha atrás.
Se trataba de esas hormiguitas de color miel, que resultan tan molestas
en las cocinas de los hogares. Me maravillaba la organización y la
disciplina con la que se dedicaba a su tarea sin descanso. Todas en fila
acarreando comida y respetando alguna orden que les daban los jefes
(pensaba yo).
--Madre, cuando tengas tiempo, te demuestro que las hormigas hablan.
--Bueno, mañana o pasado…
Un día le oí a madre decir a mi padre, lo de mi obsesión con estos
maravillosos insectos.
--Dámaso, tú no sabes la obsesión que tiene este niño con las hormigas.
Se tira las horas muertas en el corral mirándolas. No sé qué les verá.
Deberías de hablar con él, porque no hace otra cosa. Viene de la escuela
y se va de cabeza al corral, se tira boca abajo y hasta que no lo llamo
tres o cuatro veces, no lo deja.
--Bueno, no te preocupes, son cosas de crío. Hablaré con él.
Yo seguía con mis observaciones/entretenimiento favorito. Un día vi
que una tiraba de una mosca muerta. Iba la pobre tirando marcha atrás
y, para impedir que se la llevara, le sujeté la mosca con un palillo. La
pobre tiraba con todas sus fuerzas, moviendo sus dos leves antenitas.
En un momento dado, abandonó la batalla y salió disparada en
dirección al hormiguero, que no estaba cerca. En el camino se
encontraba con otras hormigas, unían las antenas y la nueva se dirigía
hacia la mosca siguiendo la misma ruta por la que había transitado la
primera, llegando certeramente al lugar donde yo sujetaba a la mosca
con el palillo.
Esa unión de antenas se repetía con todas las que se iba
encontrando y todas, bajo la misma orden, seguía precipitadamente la
ruta en dirección a la mosca. Así todo el rato hasta que llegaba al
hormiguero y a los pocos segundos salía un ejército en formación en
dirección a la presa, respetando rigurosamente la ruta de la primera .
Al ver esto ¿Qué podía pensar un niño de siete años? Estaba clarísimo;
las hormigas hablan.
Así estuve varios meses. A veces ponía una mosca delante de la que estaba más alejada del hormiguero e invariablemente se repetía el mismo ritual; al no poder con ella, se dirigía al hormiguero velozmente y de nuevo salía un ejército en dirección a la mosca, pero curiosamente pasando por donde la "descubridora" pasó .
Yo, sencillamente había asumido, que las hormigas tenían una
comunicación verbal. En ese leve contacto de antenas la una le decía a
la otra dónde se encontraba la presa. La cabeza calenturienta y
soñadora de un niño curioso no daba para más.
Un día, en el que volvía a repetir el mismo experimento, esperé que la
hormiga exploradora fuera a buscar ayuda al hormiguero, y en ese
momento froté con un trapo el trayecto por donde había pasado
¡¡Sorpresa!! El ejército que salió a por la presa siguiendo las
indicaciones de la avisadora, al llegar a la zona frotada, se
descontrolaba y no conseguían llegar a la mosca, se producía un gran
desconcierto y volvían al hormiguero sin atinar con el lugar donde
estaba la presa. Me di cuenta que aquí fallaba mi teoría, las hormigas
hablan, pero no como yo pensaba. Repetí varias veces el mismo
proceso y efectivamente, no conseguían dar con la presa.
Decidí observar con más profundidad lo que podía estar pasando.
Entonces cogí una pequeña lupa que me había dado Don Paco, un
médico vecino de la calle Parra, y me puse a observar minuciosamente
la ruta intentando ver algún rastro. Allí no había nada, yo al menos no
lo veía. Sin embargo, llegué al convencimiento de que el lenguaje de las
hormigas era olfativo. Para convencerme hice otros experimentos. Uno
de ellos era dar con un palito un empujón a alguna de ellas. Salía
disparada, con la tenaza abierta y la cabeza muy levantada y, a todas
las que se encontraba, le transmitía la misma excitación. De tal forma
que, en torno al hormiguero, se organizaba un gran tumulto. La
hormiga a la que di el empujón inicial conseguía alertar a toda la
colonia de un peligro.
Todas se contaminaban, sin que la primera enfrentara necesariamente su cabeza con cada una de ellas. Cualquiera, previamente excitada, servía para transmitir la alerta. Aquello me hizo pensar que podían comunicar otro tipo de información, no sólo la relacionada con la comida.
Hice otra cosa por cerciorarme de esas primeras conclusiones a las que
llegué. Un día transporté una hormiga de otro hormiguero que tenía en
la azotea al del corral (esto lo hacía con mucho cuidado haciéndola
subir a un palito). La solté en la entrada del hormiguero que no era el
suyo y rápidamente fue atacada y muerta. Descubrieron rápidamente la
intrusa. Estaba claro que debía oler diferente.
Muchos años después me emocioné y lloré recordando al niño que fui al
leer un libro "Las Hormigas" de Edward Osborne Wilson (La persona que
más sabe de hormigas del mundo). Conocido como el "Señor de las
Hormigas" y por ser un prestigioso catedrático emérito de Harward y
fundador de la Sociobiología, que investiga las bases biológicas del
comportamiento humano . Ya no le caben los premios en las vitrinas de
su casa. Uno de ellos es el de la Fundación de mi banco BBVA. En
aquella ocasión dijo algo que todas las personas debiéramos tener
presente "Cada especie es una obra maestra".
En su libro "Las Hormigas" explica y desentraña el "lenguaje químico" mediante el cual estos insectos construyen sus rutas y se comunican. Demostró que todo ese extenso lenguaje es fruto de la acción de las feromonas
capaces de producir señales químicas fielmente interpretables por toda
la colonia. Estoy seguro que él también se emocionaría al descubrir que las
hormigas "hablaban".
Una pena Edward, que no nacieras en Casar de Cáceres, hubiéramos
sido amigos y hubieras visto cómo conseguí el milagro de introducir en
el corral de mi casa una colonia de hormigas negras (de las que
transportaban granos de cereales en el campo). Posiblemente en otra
vida seremos colegas y nos unirá esa pasión que has conseguido elevar
a la categoría de disciplina, estudiada en la universidades más
prestigiosas del mundo.
Yo ahora, Edward, intento transmitir a mis dos nietas la pasión por las hormigas. Más adelante les hablaré de las encinas, de los olivos y los alcornoques y cuando sean más mayores les contaré historias de mis aventuras en el campo y del arte de la cetrería y del hechizo que producen en mí las rapaces.
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