jueves, 26 de mayo de 2016

AQUI LA TIERRA - ZAPATILLAS VIEJAS - EL ARTE DE LIMPIAR LAS GAFAS,./ ESPAÑA DIRECTO - EN RIO LUCHARE POR CADA PUERTO,.

TITULO: AQUI LA TIERRA -ZAPATILLAS VIEJAS -   EL ARTE DE LIMPIAR LAS GAFAS,.
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  "Aquí la Tierra" es un programa diario de TVE, de 20.30 a 21.00 donde Jacob Petrus nos ofrece una mirada inédita y entretenida sobre nuestro planeta. foto.




 

ZAPATILLAS VIEJAS -EL ARTE DE LIMPIAR LAS GAFAS,.

El arte de limpiar las gafas,.

  • images_002.jpgEn la manera de cuidar sus lentes se conoce a las personas, foto.

    Mi suegra entró el otro día en una óptica y le dijo a la encargada que no veía bien. La optometrista le cogió las gafas, se las limpió, se las volvió a poner con delicadeza y mi suegra quedó encantada: volvía a ver sin necesidad de ir al oculista ni de comprarse unas gafas nuevas.
    Quienes usamos gafas sabemos que tenemos una esclavitud diaria: limpiarlas. Bueno, mi suegra, una mujer libertina con decencia y anarcoide por edad, pasa de esclavitudes y tarda tanto en limpiárselas que acaba creyendo que le han aumentado las dioptrías. Su hija, o sea, mi mujer, se le parece bastante. Ayer le comenté que llevaba varios días con la misma mota blanca pegada al cristal de sus gafas. Respondió que le daba lo mismo, que esa mota me molestaba a mí porque era yo quien la veía, no ella, que la tenía fuera de su punto de vista.
    Mi mujer y mi suegra se limpian las gafas cuando les parece, es decir, muy de cuando en cuando y solo si llegan a un punto en que su presbicia parece el triple de lo aconsejable por efecto de motas, empañamientos y otras máculas. Yo soy diferente: me las limpio a diario, al anochecer, justo antes de acostarme y ese hábito se ha convertido en un rito tan importante e ineludible como el 'Cuatro angelitos tiene mi cama' de la infancia.

    Yo creo que en la manera de limpiar las lentes se conoce a las personas. Mi mujer y mi suegra tienen el encanto de la sorpresa, de lo inesperado. En lo doméstico, solo en lo doméstico, actúan como les parece, sin mucho orden ni demasiado concierto, a su bola: ahora me apetece esto, ahora me apetece aquello.
    Limpian las gafas cuando están imposibles, pero eso sí, lo hacen a conciencia y con ahorro: cogen una gota de Fairy, la extienden por los cristales y los dejan inmaculados porque, dicen, ese producto elimina la grasa y lo que se tercie. Lo malo es que luego están varios días sin volver a limpiarlas. Ellas son así: espontáneas, imprevisibles y pasando de ataduras y convenciones dentro de un orden.
    A mí no me gusta ser así. No podría. Lo imprevisto me irrita, el descontrol me desazona, la falta de orden me enerva y descoloca. Las gafas hay que limpiarlas bien y hay que hacerlo cada día. Incluso si no están sucias. Para ello, he probado todo tipo de instrumentos y procedimientos. El primero, la bayeta que regalan con las gafas cuando las compras. Pero no me convence porque, al tercer día, empaña más que limpia. Tras las bayetas, aposté por el papel higiénico. Es más, durante un tiempo, compraba los rollos de papel pensando en las gafas y no en salva sea la parte.
    En las droguerías, me recomendaban unos rollos muy suaves de varias capas, pero yo los rechazaba porque, razonaba, no quitaban toda la suciedad ni permitían ver con claridad. El droguero, lógicamente, ponía cara de sorpresa, callaba y me daba la razón como se les da a los locos. Me imagino los chistes escatológicos que harían cuando saliera del local, del tipo por qué ojo verá este pirado y ocurrencias así.
    Lo del papel lo deseché cuando en la óptica me explicaron que acababa rayando el cristal y me pasé a las toallitas limpiagafas. Las hay del Aldi, muy baratas y en paquetes de cien, y las hay del Mercadona, menos baratas y en paquetes de 30. En cuestión de gafas no reparo en gastos y prefiero las Bosque Verde porque vienen más empapadas.
    Anoche, tras ponerme el ineludible pijama, tomar mi inevitable vaso de leche y cepillarme los dientes a conciencia (soy aburrido, previsible y monótono), me senté en mi silla de limpiar gafas, cogí mi toallita y empecé a frotar. Mi mujer me previno con tonillo malvado: «El líquido de esas toallas se carga la película de las lentes». Y mi suegra, que había venido a por un pepino (no es broma, quería hacer gazpacho al día siguiente), me aconsejó con recochineo: «Lo mejor es el Fairy, aunque tú, con lo maniático que eres, acabarías con el bote en una semana». La gente que no limpia sus gafas cada noche no puede ser buena.

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     España Directo es un programa que hace una crónica social de España. Escapadas, el tiempo, fiestas, reportajes y recetas de cocina, presentado por Mamen Asencio, en la 1 por la tarde sobre las 18:00,.foto.



     EN RIO LUCHARE POR CADA PUERTO,.

    En Río lucharé por cada puesto,.

    Miriam Casillas, que ha pasado esta semana de descanso en Badajoz, posa en el parque del río con el Puente de Palmas detrás. :: C. MORENO
    Miriam Casillas, que ha pasado esta semana de descanso en Badajoz, posa en el parque del río con el Puente de Palmas detrás. foto,.
  • Miriam Casillas García | Triatleta pacense clasificada para los Juegos Olímpicos

  • «Este año necesitaba competir prácticamente todo y casi sin fallos. Si ahora miro hacia atrás, ha salido todo perfecto»,.

     

    En apenas tres meses ha dado la vuelta al mundo literalmente. Abu Dabi, Australia, Nueva Zelanda, China, Sudáfrica, México con parada previa en Madrid y vuelta por el Pacífico hasta Japón. Desde marzo, Miriam Casillas (Badajoz, 1992) ha vivido prácticamente en una avión desafiando desfases horarios para estar en Río de Janeiro. Su sueño olímpico ha sido una lucha contra el tiempo. Hace menos de dos años ni siquiera se había planteado estar en los Juegos. Se incorporó con un año de desventaja en la puntuación para el ranking. En Río coincidirá con Álvaro Martín, con quien comparte pista en el CAR de Madrid, y con toda probabilidad también con Fátima Gallardo, con quien se cruza en la piscina. «En Río se va a doblar la cantidad de extremeños lo que dice mucho del deporte extremeño y del nivel que está adquiriendo», expone Miriam Casillas.
    ¿Cómo ha sido el recibimiento en su vuelta a casa?
    Me ha sorprendido porque ha sido bastante mejor de lo que me podía imaginar tanto de familia, amigos, a nivel institucional y de medios de comunicación. En casa me hicieron el domingo una fiesta sorpresa, ese fue el momento más especial, aunque también fueron a recibirme mi familia y muchos de mis amigos al aeropuerto.
    ¿Le ha dado tiempo a asimilar lo que ha conseguido?
    Ha sido mucho tiempo luchando por ello, pero es verdad que al final se me había pasado muy rápido todo el periodo de clasificación. Siempre había estado centrada en las pruebas y una vez que acababa estaba pendiente de la siguiente sin pensar mucho en la clasificación. Así, en la última competición fue llegar a meta y me abracé a mi compañera Carolina Routier. Pero en ese momento las dos tuvimos la misma sensación de todos estos meses atrás pensando que venía la siguiente carrera después. Fue mirarnos y ser conscientes de que ya se había acabado y que ya estábamos clasificadas.
    ¿Cómo fue ese momento de entrar en meta y saber que ya tenía la plaza en los Juegos?
    Por una parte lo vas asimilando poco a poco porque nuestra clasificación no es un día, sino durante dos años y medio y vas viendo si tienes posibilidades. Pero realmente tienes esa tensión hasta el último día y en ese momento todavía ni me lo creía. Tenía la sensación de que aún me quedaban más pruebas para clasificarme. Una vez que llegué al hotel y me senté tranquilamente fue cuando empecé a asimilarlo.
    En su caso tiene más mérito porque se incorporó tarde al ciclo olímpico.
    Hace dos años y medio que comenzó la clasificación olímpica, pero yo no empecé a competir en esas pruebas por mi edad y nivel hasta que prácticamente quedaba año y medio. Por eso en 2014, cuando empezó el ciclo olímpico, ni siquiera me planteaba ir a los Juegos. Tuve la oportunidad a partir de marzo de 2015 de competir en ese tipo de pruebas para clasificarme. Por eso este año he tenido que competir tanto. Han sido ocho competiciones en menos de tres meses. Sabía que había llegado tarde y al principio pensaba que no iba a tener posibilidades de clasificarme, pero en lo segundo que pensé fue que aunque tarde había llegado en el momento oportuno.
    -La clasificación olímpica en triatlón no es fácil y además requiere un gran esfuerzo económico para participar en las pruebas por todo el mundo. ¿Cuándo decide probar sus opciones?
    -A final de 2014 fui con la Federación Española a dos Copas del Mundo, pero me fueron muy mal y estaba fuera de la clasificación, que además ya había comenzado. Ese año me fueron bien las pruebas a nivel nacional y alguna copa continental que aunque no son puntubales para el ranking olímpico ya eran pruebas de mayor nivel de las que había hecho hasta ese momento. En la primera World Series de 2015 en Abu Dabi el director técnico nos dio la oportunidad a las seis chicas que teníamos posibilidades de estar en los Juegos y esa fue mi entrada en ese ciclo. Hice el puesto 28, pero era mi primera World Serie, aunque había corrido una siendo junior porque era en Madrid. Ese año teníamos poca ayuda económica de la Federación, pero empecé también a contar con el apoyo de Becas Podium porque para hacer la gira de Oceanía necesitas hacer una gran inversión económica propia. Gracias al programa Becas Podium y esas pruebas que me dieron la oportunidad de entrar en Abu Dabi me planteé hacer toda la gira y a partir de ahí, según como me fuera, seguir o no. Ese fue el momento de plantearme probar a ver qué pasa y si podía tener la oportunidad de seguir.
    ¿Y cómo se mantiene la cabeza fría para preparar las pruebas, competir y no marearse con las cuentas?
    Nuestro ranking es muy complicado y hasta este año casi no lo he acabado de comprender. Te cuentan 14 puntuaciones en los dos periodos con un mínimo de 7 y máximo 9 pruebas en el segundo. Y eso era lo que a mí me beneficiaba porque al segundo se da más valor. Necesitaba competir todo y prácticamente no podía descartar puntuaciones porque no tenía del primero. Necesitaba estar entre las 55 primeras, además entre los ocho países con tres plazas y ser yo la tercera española. Para estar clasificada necesitaba hacer top 10 en las cuatro Copas del Mundo que quedaban y rondar el top 20 en las cuatro Series Mundiales con algún fallo o máximo dos. En ese momento sólo había hecho un top 10 en Copa del Mundo que fue el podio de Alanya. Para mí era algo muy difícil. Si ahora miro hacia atrás mejor no podía salir, era lo que habíamos planteado y ha salido todo perfecto. Lo más importante ha sido el día a día, en cuanto a cuidarse y hacer lo mejor posible los viajes de avión con los cambios de horario, hidratación después de una prueba, no tirar la toalla y no dejarme llevar porque la clasificación estuviera más fácil, ir carrera a carrera. Por eso cuando terminé en Japón tenía la sensación de que aún me quedaba algo más por hacer.
    ¿En qué momento creyó en que los Juegos podían ser una realidad?
    En la prueba de Mooloolaba de este año. Era la segunda y antes había corrido la World Series de Abu Dabi, que fue la que hice el puesto 37. En ese momento tienes dudas porque sólo me podía permitir uno o dos fallos y en la primera fallé. Pero en Mooloolaba hice un séptimo puesto, además siendo una de las Copas del Mundo de más nivel. Y siendo regular, que es algo que me caracteriza, era una de mis claves para poder hacerlo. Ahí es donde vi que podía luchar por la clasificación olímpica.
    Ya con la plaza en el bolsillo, ¿cuál es la hoja de ruta hasta Río?
    Nos habíamos planteado la temporada como si se acabara con la clasificación olímpica. En principio he descansado una semana y ahora voy a hacer una pequeña pretemporada para empezar un poco de cero, coger volumen y carga de entrenamientos, ya que con tantas competiciones seguidas no puedes entrenar mucho. En julio haré una o dos competiciones de nivel para coger ritmo de competición hasta los Juegos.
    -Y se inició en triatlón casi por casualidad.
    -Siempre había hecho deporte con mis padres en Badajoz. Salía en bici de montaña y corría mucho, pero el triatlón surgió cuando nos recomendaron a mi hermano y a mí hacer natación por una leve escoliosis. Pero nos gustaban más los deportes al aire libre y mi padre nos habló del Club Triatlón Pacense. Con 12 años ni siquiera sabíamos lo que era el triatlón y así empezamos. Empiezas a hacer deporte como hobby y entretenimiento y nunca te planteas que puedas dedicarte a esto.
    Una vez cumplido el sueño olímpico, ¿cuál es el siguiente?
    Todavía tengo que cumplirlo. Era algo muy complicado y mi objetivo es seguir aumentando mi nivel. Acabo de entrar en este tipo de competiciones y dentro de unos años tendré más nivel para plantearme otro tipo de objetivos.
    La prueba de triatlón es el 20 de agosto. ¿Qué espera de la competición?
    Principalmente disfrutar porque el objetivo era clasificarme para los Juegos. Una vez que ya estoy clasificada pasa a ser la prueba más importante que tengo en estos momentos. Quiero entrenar y llegar bien.
    -¿Ya le han tomado las medidas en el Comité Olímpico Español para el uniforme olímpico y la ropa de competición?
    –Nos las pidieron a principios de año, pero la mía ya la tenían de los Juegos Europeos de Bakú porque la ropa es parecida. No voy a estar en el desfile inaugural, iremos a la clausura porque los Juegos acaban el 22 de agosto y en triatlón competimos el día 20. Iremos sobre el 13 o el 15 de agosto a Río.
    -¿Y cómo se imagina desfilando en esa clausura?
    -Lo he visto en la tele otros años, pero vivirlo desde dentro es otra cosa distitnta. Veía a los deportistas en Londres y sentía cierta envidia y admiración sin saber si lo podía vivir. Es un momento para disfrutarlo. Vamos a estar muchos extremeños en los Juegos, creo que ya es la máxima cantidad y se va a doblar. Ya hay cinco clasificados oficiales, Fátima no se hará oficial hasta el 31 de mayo, pero como si lo fuera, y quedan Cienfuegos, María Ribera... Creo que vamos a estar entre siete u ocho y doblar ese máximo eso ya dice mucho del deporte extremeño y el nivel que está adquiriendo.
    Ha tenido la oportunidad de probar el circuito olímpico en un test en Río, ¿qué le parece?
    Será muy dura porque la natación va a ser en mar con corrientes y oleajes, la bici también va a ser exigente con una subida del 15 por ciento y la carrera a pie sobre todo por el calor y la humedad. Hay que intentar ser fuerte en los tres deportes y no centrarse en uno más que en otro. El éxito lo tendrá el triatleta más completo. Lucharé por cada puesto y a ver qué puede ser.
    Y por si fuera poco sólo le quedan las prácticas para acabar Medicina. ¿Cómo lo hace?
    Es complicado, pero ahora no me parece tanto una vez que lo he hecho. Sobre todo los primeros cursos fueron los más difíciles. Cuando llegué a Madrid empecé a entrenar en el Centro de Alto Rendimiento. Además, pasé de estudiar Bachiller en los Maristas a una carrera como Medicina y de estar en mi casa a vivir sola en Madrid. Hasta que me adapté a ese cambio fue difícil. Sí es verdad que tengo mucha capacidad de organización y de centrarme en lo que estoy haciendo en cada momento. Para mí esa es la clave de haber conseguido esto.
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