miércoles, 27 de enero de 2021

Cartas Olvidadas - Illa cerró Madrid con una incidencia acumulada menor que la actual en España,. / Cartas en el Cajon - El síndrome del Biscúter ,. / REVISTA TENIS - Carla Suárez: "No he tenido ningún día de bajón mental",.

 

TITULO: Cartas Olvidadas - Illa cerró Madrid con una incidencia acumulada menor que la actual en España,.

 

Illa cerró Madrid con una incidencia acumulada menor que la actual en España,.

Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana tienen datos peores que la región gobernada por Ayuso el 30 de septiembre, cuando Sanidad forzó las medidas,.

Salvador Illa./Efe
 
Salvador Illa. / foto,.

El 30 de septiembre, Salvador Illa dijo basta. Sin perder las formas, el ministro de Sanidad tomó aquel día una de las decisiones más polémicas de toda la pandemia: impuso a la Comunidad de Madrid una serie de restricciones que el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso no había querido tomar voluntariamente, tras jornadas en las que ambas administraciones jugaron al ratón y al gato.

«Cuando uno va al médico, espera que le digan la verdad», «la situación en Madrid es compleja y preocupante» y «la salud es lo primero para el Gobierno de España» son algunas de las frases que dijo entonces Illa para defender la aplicación de estas nuevas medidas contra la voluntad del Gobierno regional. Cuando hizo estas declaraciones, el último día de septiembre, Madrid tenía una incidencia acumulada de 735 casos por cada 100.000 habitantes, el 41,7% de sus UCI estaba ocupada por pacientes covid y la positividad de sus test se elevaba al 19,9%.

En el Consejo Interterritorial del pasado miércoles, el mismo ministro que tiró de decreto para forzar aquellas medidas se negó a escuchar el ruego de quince comunidades autónomas, que le pidieron poder adelantar el toque de queda desde las 22 a las 20 horas, entre otras medidas para afrontar la tercera ola.

Y resulta sorprendente la rotundidad de la decisión de Illa, que hacía saltar por los aires la 'cogobernanza' que tanto había cuidado desde el inicio de la pandemia, si se observa que algunos de los indicadores nacionales actuales son peores que los de Madrid el 30 de septiembre, cuando la situación en esta comunidad era dramática, y todos son peores que los nacionales de hace cuatro meses. El más relevante, la incidencia acumulada: en el conjunto de España se elevaba el viernes a 828,57 casos, casi 100 más que Madrid el 30 de septiembre y unos 550 por encima del dato nacional del 30 de septiembre (284).

Pero, además, dos comunidades (Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha) están ahora peor que Madrid cuando fue forzada a aumentar las restricciones y otras, aunque algún valor todavía no empeore los madrileños de septiembre, se encuentran en situaciones dramáticas: seis tienen una incidencia acumulada superior a 1.150 casos (Castilla-La Mancha, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Murcia y La Rioja); seis tienen las UCI con más del 40% de pacientes covid (Baleares, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana, Madrid y La Rioja) y siete tienen la tasa de positividad por encima del 20%.

 

TITULO:  Cartas en el Cajon  - El síndrome del Biscúter,.

 

El síndrome del Biscúter,.

El síndrome del Biscúter

foto / EL primer coche en el que recuerdo vagamente haber montado era uno de aquellos Biscúter, que luego supe no tenían marcha atrás, siendo preciso bajarse y levantar el vehículo dándole la vuelta 180 grados. Esta es la treta usada a menudo por quienes rectifican a destiempo, para hacer ver falsamente que las decisiones que toman solo son un cambio,.

La infección por SARS-CoV-2 produce sintomatología de covid-19 en hasta el 80 % de los casos durante las primeras dos semanas, según un metaanálisis reciente que examinó más de 21 000 infectados. Las personas asintomáticas o con síntomas leves podrían ser menos contagiosas, al parecer porque su carga viral en el tracto respiratorio es más baja.

En cualquier caso, con o sin síntomas, todos los infectados pueden transmitir el coronavirus durante entre 10 y 14 días. Lo que es más importante, pueden contagiar durante el periodo de incubación, esto es, durante los entre 2 y 3 días que preceden el inicio de la tos, la fiebre y la sensación de ahogo (disnea). En la mayoría de pacientes, a las dos semanas el sistema inmune frena la replicación viral y elimina el coronavirus.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, más conocidos por las siglas CDC, han propuesto recientemente tres estadíos en la historia natural de la infección por SARS-CoV-2, tal y como recoge la siguiente tabla:


En la fase 1 (infección aguda) hay replicación viral y manifestaciones respiratorias predominantes (tos, disnea, etc.), aunque también puede haber manifestaciones digestivas como diarrea, nauseas y vómitos, además de fiebre y dolor de cabeza.

Aunque muchos pacientes se recuperan tras esta etapa, algunos progresan a la fase 2 a partir de las dos semanas. Este punto coincide con la aparición de la respuesta inmune y anticuerpos, con un cuadro hiperinflamatorio asociado a una tormenta de citoquinas, que provoca un empeoramiento clínico. Desarrollan neumonía bilateral, trastornos de la coagulación y daño en otros órganos como el corazón, el riñón y el cerebro. Estos pacientes requieren hospitalización y algunos precisan traslado a unidades de cuidados intensivos.

A las dos fases clínicas de la covid-19 arriba descritas, se ha sumado una fase 3. Esta agrupa complicaciones tardías y un cuadro residual conocido como síndrome poscovid tras un mes de padecer la infección aguda.

Complicaciones tardías tras la covid-19

Aunque la infección por SARS-CoV-2, con o sin síntomas, desaparece de forma natural en un par de semanas, algunos pacientes no se recuperan por completo y tienen complicaciones tardías. Éstas ocurren porque el daño que puede producir la infección por SARS-CoV-2 no solo se limita a los pulmones, sino que también pueden afectarse el corazón (miocarditis), los vasos sanguíneos (embolias), los riñones (fracaso renal), el sistema nervioso (neuropatías, ictus, etc.) y el hígado (hepatitis), entre otros. De igual modo, algunos pacientes con neumonía bilateral grave se recuperan con una significativa fibrosis pulmonar residual.

Es conveniente recoger una buena historia clínica a estos pacientes y diferenciar al menos tres situaciones que explican su patología poscoronavirus:

1. Tras estancias prolongadas en cuidados intensivos, con ventilación mecánica y encamamiento de varias semanas, con atrofia muscular por poca movilización.

2. Por daño permanente en órganos afectados en la infección aguda. Es el caso de la fibrosis pulmonar tras neumonías graves, o de una insuficiencia cardíaca secundaria a miocarditis o embolismos pulmonares.

3. Por persistencia de replicación viral durante varios meses junto a sintomatología en pacientes con inmunosupresión grave, bien demostrado en al menos dos pacientes.

La última situación, con replicación viral mantenida, recuerda la descrita hace más de una década con el virus de la hepatitis E, otro virus ARN que típicamente produce una infección autolimitada. Sin embargo, casos inesperados de hepatitis crónica y cirrosis debidos al virus E empezaron a describirse en pacientes trasplantados, en relación directa con el uso de tratamiento inmunosupresor.

Síndrome de covid-19 prolongado

Alrededor de un 5 % de los pacientes que padecen covid-19 refieren persistencia de síntomas meses después de la curación. Las manifestaciones clínicas más frecuentes en estos pacientes son: fatiga, disnea, tos, alteraciones del olor y del gusto, dolores articulares y musculares (artralgias). Es el síndrome de covid-19 prolongado (long covid en la literatura médica anglosajona).

Son pacientes con infección aguda por coronavirus en los meses previos, que refieren no haber recuperado la normalidad. Manifiestan trastornos del sueño, pérdida de memoria, desorientación, dificultad de concentración, cansancio, depresión, dolores musculares y articulares, cefalea, palpitaciones, alopecia y febrícula o fiebre intermitente. Muchos dicen que han experimentado un envejecimiento acelerado.

Una prepublicación reciente del King's College de Londres, pendiente de revisión por pares, examinó 4 182 pacientes que habían tenido una PCR positiva por SARS-CoV-2. Los resultados mostraron que el 13,3 % decía no haberse recuperado tras cuatro semanas, un 4,5 % tras ocho semanas y un 2,3 % incluso tras 12 semanas.

Síndrome de fatiga crónica

El cuadro de fatiga posviral de estos pacientes con covid-19 residual recuerda el síndrome de fatiga crónica, también conocido como encefalomielitis miálgica.

La encefalomielitis miálgica una entidad mal definida, a modo de cajón de sastre para un conjunto heterogéneo de pacientes que refieren fatiga intensa o extenuante, a menudo tras haber padecido una infección viral.

Se ha asociado de forma ocasional con infecciones por virus de la familia herpes, como el virus de Epstein-Barr, que pueden producir infecciones crónicas y episodios de reactivación tras estar latente. Es más frecuente en mujeres en la edad media de la vida.

De otros virus que producen infecciones crónicas en humanos, como el VIH, el virus de la hepatitis B y el virus de la hepatitis C, sabemos que procesos de inflamación crónica y de activación inmune persistente se han asociado a un aumento del metabolismo celular y a fenómenos de envejecimiento precoz, tanto en determinados órganos como a nivel sistémico. Es difícil aceptar esta hipótesis para un coronavirus, que solo produce infecciones autolimitadas que remiten de forma natural, a diferencia del VIH o de los virus de las hepatitis B o C.

Sin embargo, la tormenta de citoquinas que puede desencadenarse tras varios días de infección por SARS-CoV-2 podría producir una desregulación inmune y ocasionar el empeoramiento clínico y complicaciones en todo el organismo. Esto podría conllevar una activación de la expresión de virus endógenos y cambios epigenéticos que aumentarían el metabolismo celular. Ésta parece ser la patogénesis del síndrome poscoronavírico.

El seguimiento en consultas externas de pacientes que han padecido una infección confirmada por SARS-CoV-2 ayudará a conocer mejor la frecuencia y las características del síndrome del COVID-19 prolongado. La identificación de sus causas permitirá orientar sobre las posibles estrategias de tratamiento.

 

TITULO: REVISTA TENIS -Carla Suárez: "No he tenido ningún día de bajón mental",.

 

Carla Suárez: "No he tenido ningún día de bajón mental",.

La tenista canaria (32 años), diagnosticada de cáncer, finalizó el lunes la quimioterapia. Y mira al futuro: "Me gustaría volver en mayo para poder despedirme". (fotos),.


Carla Suárez: "No he tenido ningún día de bajón mental"

Durante una visita a Madrid para atender compromisos con algunos medios de comunicación, Carla Suárez (Las Palmas, 32 años) atendió a AS poco antes del final del tratamiento de quimioterapia al que se sometió desde que le detectaron el pasado mes de septiembre un cáncer conocido como linfoma de Hodgkin. El lunes se terminó el calvario y todo va bien. La tenista canaria ya piensa en volver a jugar.

-¿Cómo se encuentra?
-Bastante bien, el cuerpo ha respondido muy bien al tratamiento y estoy contenta. Ha sido un proceso bastante limpio, que ha seguido su curso, e incluso me han recortado sesiones, algo que siempre es bueno. Me siento bien.

-¿Cuál es su rutina?
-Las semanas de quimio me levantaba temprano el lunes para ir al hospital. Allí me hacían una analítica para comprobar que las defensas estaban bien y después venía la sesión de unas tres horas. Luego, a casa para estar tranquila hasta el viernes. A partir de ahí, doy paseos para entrar en una rutina de vida normal. Las semanas sin tratamiento voy al gimnasio dos veces, juego tres días al tenis y algún día nado. Por lo demás, hago lo que puedo con cuidado por las dificultades por la COVID, pero dentro de la normalidad.

-¿Qué tal lleva los efectos del tratamiento?
-Estoy dos o tres días en casa con dolor corporal y un poco en la barriga, pero muy llevaderos. En ese sentido creo que he tenido bastante suerte. A partir del cuarto día ya estoy perfecta.

"Me gustaría volver en mayo para poder despedirme"

Carla Suárez

-¿Y de cabeza?
-Muy bien, porque me hice a la idea del tiempo que iba a ser y encima me recortaron sesiones, como he dicho. Además, en Barcelona estoy fenomenal, tengo gente que me ayuda y he pasado todo el proceso con mi madre. No he tenido ningún día de bajón mental.

-¿Ha recurrido a un psicólogo?
-No, porque no lo he hecho casi nunca en mi carrera. Sólo una vez, en 2015, porque venía de hacer finales en Miami y Roma, y después de Wimbledon encadené nueve derrotas en primeras rondas. Luego nada. ¿Que de haber ido igual lo hubiera podido aprovechar? Quizás sí, pero había veces que me resultaba difícil conectar, porque los problemas que tenía eran compitiendo y era difícil que esa persona me entendiera. Ahora, mucho menos. Me apoyo en mi madre y hablo casi a diario con mi hermano y mi padre. Tengo muchos amigos, aunque con la pandemia no les he visto todo lo que hubiera deseado. He tenido escapatorias con gente cercana y del tenis. Me he ido distrayendo.

-¿Le costó mucho encajar la noticia de su enfermedad?
-Fue un proceso bastante fácil, porque cuando volví del confinamiento que pasé en Las Palmas y empecé a entrenarme en Barcelona ya vi que el cuerpo no me reaccionaba bien. Me cansaba muy rápido, tenía náuseas constantes… Sabía que había algo raro, aunque no a esos niveles. Me fueron haciendo pruebas hasta que el doctor me dijo que estaba la posibilidad del cáncer. Desde esa reunión hasta que me dieron el diagnóstico, pasaron siete o diez días, así que la noticia no me sorprendió tanto, porque ya me había puesto en antecedentes. Lo primero que le pregunté es qué tenía que hacer y cuánto tiempo necesitaría para recuperarme. Me dijo, 'seis meses', y me metalicé tanto que no tuve duelo.

-¿Cree que le ha venido bien para pasar esto el hecho de ser deportista?
-Me lo ha dicho todo el mundo, aunque no he hablado con nadie que pasara por lo mismo sin ser deportista. No puedo comparar. Pero creo que el ser tenista, en un deporte individual, me ha ayudado mucho en momentos de dolor, porque convivimos con eso. Puede ser que por eso me diera cuenta también de que algo iba mal. Luego lo he hecho todo de manera muy natural, muy tranquila, y además me anunciaron todo lo que me iba a pasar.

-Entonces sí hablo con alguien que ya lo había vivido.
-Sí, hace tiempo. Rubén Merchán, un tenista, pasó por una situación similar, aunque a él se le complicó un poco más, hace unos 15 años. Fuimos a comer y hablamos, porque quería saber cómo iba a ser el proceso y tranquilizarme un poco. Los médicos, además, me dieron mucha esperanza y confianza. Por eso tampoco quise buscar a más gente. Cada cuerpo es diferente.

-¿Y ahora, después de las sesiones, qué?
-Me harán la semana que viene un chequeo para ver cómo ha ido todo. Hay dos posibilidades, que haya desaparecido todo y ya se termine, o que quede algo residual y tengan que hacerme alguna sesión de radioterapia. Después de la cuarta de quimio que me hicieron, ya me dijeron que había desaparecido casi todo, aunque no me adelantaron cómo iba a ir la cosa. Por eso me he ahorrado cuatro, de momento. Iban a ser 12 y se han quedado en ocho. Dos meses menos.

"Esto no cambia, yo ya valoraba mucho lo esencial"

Carla Suárez:

-¿Cómo se ve físicamente?
-Me canso mucho antes y la recuperación es más lenta, pero las semanas libres estoy siempre activa, 45 minutos o una hora en el gimnasio y media hora jugando al tenis.

-¿Lo ha echado mucho de menos?
-No, la verdad. Me apenó un poco no haber podido estar en Roland Garros, porque no sé si podré jugar más allí y me hubiera gustado hacerlo una última vez. Tampoco está siendo fácil por el coronavirus, así que no lo he hecho de menos.

-Los compañeros y el mundillo del tenis le han arropado…
-Sí, muchos se ponen en contacto periódico conmigo, para ver cómo voy.

-Entre ellos Garbiñe Muguruza…
-Sí, estuvo en Barcelona y la vi dos tres veces Me haría mucha ilusión poder jugar algún dobles más con ella, pero hasta que no sepa como reacciona mi cuerpo, no sé qué pasará. Aunque si tenemos esa ilusión de reencontrarnos.

-Así que ya piensa en volver a jugar.
-Me gustaría volver para poder despedirme (pensaba retirarse en 2020 y tuvo que aplazarlo a 2021 por la pandemia). Si el chequeo sale bien y me dicen que todo ha terminado, estupendo. Pero no sé cuando mi cuerpo eliminará todo lo que le han puesto. Me gustaría estar lista en mayo. Pero no sé si podre. Para los Juegos, las invitaciones son muy específicas, pero yo tengo un ranking protegido, con el número 68, y podría entrar, porque el corte suele estar por ahí. Ojalá que se puedan celebrar. Podría estar también Wimbledon y US Open perfectamente.

-¿Está experiencia ha cambiado su percepción de la vida?
-Pues no, porque yo ya había decidido que 2020 sería mi último año por motivos muy personales y sentimentales. Quería pasar más tiempo con mi familia y no estar lejos, formar la mía propia… Esto no va me va a quitar lo que yo ya valoraba. Mi estilo y mi percepción de vida no va a cambiar, porque yo las cosas esenciales ya las valoraba mucho. Tenía unos planes que se han roto ahora.

-¿Se han roto o sólo se han frenado?
-Más bien lo segundo, porque puedo seguir con todo. Porque es una enfermedad que si te curas no vuelve a reproducirse. Tienes que ir controlando y puede volver, pero no es lo normal. Podré hacer una vida totalmente normal. El cuerpo me va muy bien.

-¿Cómo ve desde su posición lo que está pasando en Australia?
-Es complicado decirlo desde aquí, pero hay que mirarlo de forma global y saber que estamos viviendo una pandemia mundial y a pesar de eso, el Open de Australia se va a poder celebrar. Hay que aceptar las condiciones, porque en el fondo son privilegiadas por poder jugar un Grand Slam. Es con lo que hay que quedarse. Lo demás es mala suerte. Hay gente que ha perdido su trabajo, familiares… Hay que ponerlo todo en perspectiva. La mejor noticia es que van a poder jugar y deben dar las gracias.

 

 

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