lunes, 29 de enero de 2024

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TITULO: Comando actualidad - Prisas, las justas  ,  Jueves  -  8 - Febrero   ,.

Prisas, las justas , Jueves -  8 - Febrero   , 23.40 - después de  ‘Néboa’, en La 1 / foto,.

 Prisas, las justas,.

 Prisas, las justas

 Somos uno de los países con mayor nivel de estrés de la Unión Europea. El país del planeta que más tranquilizantes consume y en el que el 64% de los trabajadores dice haber sufrido algún episodio de ansiedad en el último año. Catalogado como la epidemia del siglo XXI por la Organización Mundial de la Salud, el estrés continuado lo padecen cuatro de cada diez personas en España. En este contexto, el llamado fenómeno slow, un movimiento que propone adoptar un enfoque más lento en todos los aspectos de la vida, tiene cada vez más seguidores. En España hay 12 localidades que cuelgan ya el cartel de 'Pueblo lento'. ¿Dónde están? ¿Es posible combatir el estrés?,.

 

 TITULO: LAS GAFAS ROJAS -  EL CALLEJÓN DE SAN GINÉS ,.

 LAS GAFAS ROJAS -  EL CALLEJÓN DE SAN GINÉS  , fotos,.

 EL CALLEJÓN DE SAN GINÉS,.

 El Arco de San Ginés da forma a una de las estampas más típicas del Madrid de los Austrias. Está situado a espaldas de la iglesia del mismo nombre, al final de un pasadizo de apenas sesenta metros de longitud, que se ha convertido en un potente reclamo turístico de la capital.

Aunque por su angostura y recorrido sinuoso, este callejón puede percibirse como de origen medieval, nada más lejos de la realidad. Ni siquiera aparece, al menos con su configuración actual, en el célebre plano de Pedro Teixeira, del siglo XVII, donde puede apreciarse una calle mucho más ancha que la que ha llegado a nuestros días.

El Pasadizo de San Ginés debe su fisonomía a una serie de intervenciones llevadas a cabo en la segunda mitad del siglo XVIII. Fue en este momento cuando se abrió el arco que ocupa nuestra atención. Pero vayamos por partes.


El arco desde el Pasadizo de San Ginés (1923).

En los años cuarenta del siglo XVII, la cabecera de San Ginés tuvo que ser derribada, debido a su estado de arruinamiento. En 1655 el alarife Juan Ruiz comenzó su reconstrucción, a partir de un proyecto que ampliaba sustancialmente la planta primitiva y que invadía la vía pública.

 
La calle que rodea esa parte del templo no solo fue estrechada hasta quedar reducida a simples recovecos, sino que también quedó sin salida, con algunos de sus inmuebles pegados a los muros de la iglesia.

Esta situación provocó las más airadas protestas por parte de los vecinos y, curiosamente, también por parte de los propios párrocos, quienes consideraban que éste no era un entorno apropiado para la actividad religiosa. Al margen de cuestiones estéticas, era frecuente que en el callejón se produjeran revueltas y escándalos.


El arco desde la Plazuela de San Ginés (1931).

Los problemas acabaron un siglo después, en concreto en 1757, cuando la Parroquia de San Ginés tomó la decisión de comprar las casas colindantes. Con esta operación, la iglesia no solo se sentía con autoridad para acometer el saneamiento de la zona, sino que también se aseguraba unos ingresos adicionales alquilando sus nuevas propiedades.

Las casas fueron reformadas y mejoradas por varios arquitectos, entre los que cabe citar a José Arredondo, Manuel López Corona y Francisco Moradillo. También fueron realizados nuevos edificios, al tiempo que se actuó sobre el callejón, con la alineación de las diferentes fachadas, hasta configurarse el actual pasadizo.

En lo que respecta al Arco de San Ginés, fue Arredondo quien tuvo la idea de rasgar una bóveda bajo uno de los inmuebles, con el que quedaron comunicadas todas las calles perimetrales de San Ginés.

Las obras se ejecutaron entre 1762 y 1763, aunque en los años posteriores se hicieron distintos trabajos de mejora y se construyeron varias dependencias para uso eclesiástico, alrededor del templo.


Vista desde el pasadizo, con la Chocolatería de San Ginés a la izquierda (1966).

La casa del Arco de San Ginés, al igual que todo el pasadizo, ha tenido una intensa historia. En una de sus viviendas estuvo la sede de la Real Academia Latina Matritense, que se constituyó en 1755, antes de que el edificio fuese levantado, y que apenas tuvo un siglo de vida.

Por sus bajos han pasado diferentes comercios, que se hicieron muy populares entre los madrileños. En 1884 el hostelero Lázaro López abrió el restaurante 'Le petit Fornos', sucursal del existente en la antigua Calle de Capellanes, actualmente llamada del Maestro Victoria. Cuatro años después, puso en marcha una fonda en el mismo inmueble, que bautizó con su nombre.

Pero, sin duda alguna, el local más famoso del arco es la Chocolatería de San Ginés, inaugurada en 1894. Pese a que hoy figura en todas las guías turísticas de la ciudad, en su momento fue un establecimiento que frecuentaba la bohemia. En las primeras décadas del siglo XX recibió el sobrenombre de El Maxim's golfo.

En esta chocolatería Ramón María del Valle-Inclán situó la Buñolería Modernista, que aparece citada en su obra maestra Luces de bohemia (1920). Por no hablar de Benito Pérez Galdós, que también alude al Arco de San Ginés en la segunda serie de los Episodios nacionales (1875-1879).


Agosto de 2013.

Bibliografía

La Parroquia de San Ginés, de María Belén Basanta. Cuadernos de Arte e Iconografía, tomo IX, números 17 y 18. Madrid, 2000

La academia (Greco)Latina Matritense. Primera parte: su historia (1755-1849), de Pilar Hualde Pascual y Francisco García Jurado. Minerva: revista de filología clásica, número 18, Valladolid, 2005

El Pasadizo de San Ginés, de M. R. Giménez. Antiguos cafés de Madrid y otras cosas de la villa, Madrid, 2012.
 
 

TITULO:  EN PORTADA CRONICAS MUJERES VIAJERAS -  La custodia ya no es sólo cosa de madres: gana la compartida  , Jueves -   8 - Febrero,. 


 

El Jueves - 8 - Febrero  ,.  a las 23:30 en La 1,./ foto,.

 

  La custodia ya no es sólo cosa de madres: gana la compartida ,.

En las separaciones de mutuo acuerdo que hubo en 2022, se produjo el sorpaso de la crianza de los hijos en común,.

 En 2013, el 74,5% de las custodias eran para la madre

El año 2013 supuso un punto de inflexión en las custodias a la hora de establecer quién debe cuidar de los hijos menores tras un divorcio. La sentencia del Tribunal Supremo (TS) número 257/2013 sentó jurisprudencia al señalar que la custodia compartida «debía ser la medida más 'normal' a establecer respecto de los hijos menores de edad tras la ruptura de los progenitores», explica a ABC Candi Vives Gavilà, abogada experta en Derecho de Familia, porque se protege así el derecho que tienen los hijos a relacionarse con ambos progenitores. «Se dejó así de lado el concepto de medida 'excepcional' que venía interpretándose hasta el momento -continúa la experta-. Es decir, se produjo un cambio de criterio, pasando de la concepción tradicional de custodia materna a la compartida, cambiando de forma radical la concepción del derecho de familia en España».

Según los últimos datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), del total de custodias que se otorgaron en 2022 tras un divorcio entre parejas de distinto sexo (40.695), el 45,54% involucró a ambos progenitores. Un dato que se sitúa muy por encima de lo que ocurría hace nueve años, cuando la custodia compartida apenas la tenían el 17,93% de las parejas divorciadas.


El índice se incrementa aún más si nos atenemos a las custodias concedidas en los divorcios de mutuo acuerdo. Del total de 31.887 que se concedieron, más de la mitad (51,11%) fueron compartidas, superando de manera contundente a la que hasta ese momento había sido la práctica habitual: la custodia materna (45,86%). Los datos contrastan con los de 2013: en ese momento la madre era la responsable del 74,5% de las custodias, frente al 20,54% de la compartida y al 4,74% del padre.

Cambio social

Este gran cambio legislativo, unido a las transformaciones sociales y familiares son, para Maite Egoscozabal, socióloga y directora de Investigación social de la Asociación Yo No Renuncio, las dos principales causas que han hecho que la custodia compartida se haya impuesto. «El principal cambio social que hemos visto es la creciente independencia económica de la mujer gracias a la participación activa en el mercado laboral desde finales del siglo XX», recuerda. «Si bien sigue existiendo una brecha de género en la tasa de empleo, ésta ha ido reduciéndose en los últimos años. Esto supone que la mujer tenga más autonomía financiera y, además, se considere a favor de la custodia compartida a la hora de legislar o de acordar el divorcio entre la pareja», dice la experta. En esta misma línea se sitúa Vives Gavilà: «Las madres somos mujeres trabajadoras y por lo tanto, ya no nos dedicamos en exclusiva a la crianza. O, al menos, no todas».

Este es el ejemplo de Olga, madre de dos menores de 3 y 6 años divorciada. A sus 31 años, decidió poner punto y final a su matrimonio: «Jamás se me pasó por la cabeza solicitar para mí la custodia», reconoce. «Siempre aposté por la compartida porque mis hijos querían estar con su padre al igual que conmigo. ¡Merecen pasar el mismo tiempo con los dos!», afirma sin dudar.

Y es que este tipo de medida permite a los menores pasar el mismo tiempo tanto con la madre como con el padre. «Se hace por semanas alternas (una semana estarían con uno y otra semana con el otro). Pero también se puede fijar una compartida con el sistema 2-2-3, por ejemplo. Es decir, lunes y martes los hijos están con progenitor 1, miércoles y jueves con progenitor 2 y el fin de semana con progenitor 1 en la primera semana. La segunda semana estarán los menores el lunes y martes con el progenitor 1 y de miércoles a domingo con el progenitor 2. De esta manera logran estar 5 días con cada uno y, aunque cambian más asiduamente de vivienda, también mantienen una estabilidad», explica Vives Gavilà. «Al final, se trata de encontrar la distribución de tiempos más adecuada para cada familia», recuerda.

A pesar de su incremento, para la abogada, la compartida no siempre es lo ideal. «Si el modelo de familia lo permite, yo creo que sí. Ahora bien, si no existe una corresponsabilidad en la crianza de los menores por ambos progenitores, la custodia compartida suele fallar en casi todos los casos y si se mantiene es porque el progenitor responsable asume la custodia en exclusiva sin modificar la sentencia de la compartida y, por lo tanto, perdiendo poder adquisitivo porque deja de percibir una pensión de alimentos», puntualiza.

Aún así, esta experta reconoce que «hay custodias compartidas mal otorgadas porque se ha dejado de cumplir con los requisitos estipulados por el TS o porque se fingió que se cumplían y en realidad nunca existió esa corresponsabilidad en la crianza que hace que el modelo de custodia compartida funcione».

Corresponsabilidad

En este sentido, Egoscozabal recuerda que aunque «es cierto que el reparto de las responsabilidades domésticas es más igualitario, no pasa lo mismo con las responsabilidades familiares». Según la experta, hablar de corresponsabilidad implica «no solo las tareas de ejecución, como llevar a los niños y niñas al colegio, sino que también hay que tener en cuenta lo que no se ve: pensar en los requisitos del colegio, las necesidades de ese día, los deberes, los problemas emocionales que puedan tener, etc.».

Los estudios de la Asociación Yo No Renuncio son muy reveladores. «El reparto de tareas invisibles (las de planificación y organización) recaen, sobre todo, en la mujer, mientras que los hombres asumen un papel más protagonista en tareas de ejecución, mucho más visibles y fáciles de cuantificar en el tiempo», explica la socióloga. «Si bien es cierto que hay cada vez más hombres que se responsabilizan de llevar a los niños a la consulta del médico, siguen siendo las mujeres las que mayoritariamente se encargan de estar pendientes del calendario de vacunas o revisiones médicas -continúa-. Por tanto, para que haya mayor igualdad o corresponsabilidad cuando la pareja se separa, se espera que el reparto de las tareas de ejecución y planificación también se hagan de forma equitativa y no que la mujer siga pendiente de 'dar indicaciones' a su expareja».

Olga reconoce que su carga mental sigue siendo la misma. «No me gusta la idea de que el padre pase los fines de semana alternos con ellos, y alguna que otra tarde, porque esto se traduce en que sólo están con el otro progenitor en tiempo de ocio. Yo soy hija de padres divorciados y sé que el tiempo que un hijo pasa con el padre es para ir a merendar, dejarles hacer lo que quieran… No para regañarles, educar, ayudarles con la tareas escolares porque 'para un rato que estoy con ellos'. Entonces, ¿dejamos la crianza solo para la madre?», se pregunta.

Otro aspecto fundamental para ella es que la compartida ayuda a construir un vínculo de unión entre los menores y los progenitores que, de otra manera, no se construiría. «¿Qué confianza puede tener un hijo con su padre al que solo ve dos fines de semana al mes? No convives con él, no sabe lo que le pasa día a día, cómo va en el colegio… Hay que pensar en los menores siempre», opina.

Queda, por tanto, un largo viaje hacia la verdadera corresponsabilidad. «Hay que caminar hacia la igualdad, hacia un modelo de familia en el que no existan roles de género y que el reparto de las responsabilidades y compromisos se decida con equidad», subraya Egoscozabal. De hecho, según el IV Observatorio del Derecho de Familia de la Asociación de Abogados de Familia (AEAFA), la principal causa de divorcios en España se debe al desgaste, alejamiento y la falta de comunicación al que lleva el estrés provocado por la crianza de los hijos y el trabajo. «La concienciación en torno a la igualdad y los derechos de las mujeres ha favorecido a que aumente las que no quieren convivir con una pareja que no asuma las responsabilidades de cuidado por igual», concluye.

 

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