sábado, 27 de septiembre de 2025

El larguero La Ser - El Transistor Onda Cero - Atletismo - Quique Llopis, a cuatro centésimas del bronce en la final de los 110 vallas ,. / La Paisana - Velaí - barrio - Aldeaquemada ,. / Maneras de educar - Los desayunos de TVE - Sabado - 4 - Octubre - Cándido Abril - El peligro de romper relaciones,.

 

TITULO: El larguero La Ser - El Transistor Onda Cero  - Atletismo -  Quique Llopis, a cuatro centésimas del bronce en la final de los 110 vallas   ,.


 

El larguero La Ser,.

 

El larguero es un programa deportivo radiofónico español, dedicado en su mayoría al fútbol, que se emite en la Cadena SER todos los días, a partir de las 23:30 horas. Su director y presentador principal es Manu Carreño.1​ El programa es presentado los viernes y sábados por Yago de Vega, y excepcionalmente lo presenta Francisco José Delgado o Álvaro Benito en ausencia de ambos., etc.

 

El Transistor Onda Cero ,.

El Transistor es el programa deportivo creado y dirigido por José Ramón de la Morena. Inició su primera emisión el 4 de septiembre de 2016.
Su horario es de lunes a domingo a partir de las 23.30 horas.
José Ramón de la Morena inicia esta andadura deportiva en Onda Cero con colaboradores de su anterior etapa en el Larguero de la Ser: Carlos Bustillo, David Alonso, Eduardo Pidal, Ana María Rodríguez, Aitor Gómez , Ángel Rubiano, Jorge Valdano, el ciclista Perico Delgado, el ex subdirector de As Juanma Trueba, Sebastián Álvaro Lomba , el alpinista que creó y dirigió en TVE Al filo de lo imposible, los doctores José González y Antonio Escribano ., etc,.

 

 

Atletismo - Quique Llopis, a cuatro centésimas del bronce en la final de los 110 vallas,.

El valenciano rozó el podio, pero no pudo sumarse a la lista en la que se encuentran Orlando Ortega y Asier Martínez. El estadounidense Cordell Tinch bajó de 13 segundos para ganar el oro,.

 Llopis y Tinch

foto - Llopis, de naranja, se lanza para terminar cuarto, con el ganador, Tinch, en primer plano.

En los 100 minutos que mediaron entre su magnífica semifinal, control y seguridad, y la final de los 110m vallas, Quique Llopis, un habituado ya al ceremonial, un veterano en la elite a los 25 años, se tumbó un ratito en la mesa de masaje para que le movieran un poco, ensayó un par de salidas de tacos, habló brevemente con su entrenador, el gran Toni Puig, y escuchó música fuerte, a tope, para activarse. No escuchó, seguramente, la más relajada y en cierta forma adormilante psicodélicamente canción de Sueño con serpientes, la pesadilla de Silvio Rodríguez que mejor describiría su posición, tan elevada, tan continuada, en el mundo tan cambiante de la prueba de velocidad más complicada: cómo aumentar la velocidad sin poder dar más pasos que los que caben entre valla y valla. El poeta cubano soñaba con serpientes, y se desesperaba en la pesadilla porque mataba una y aparecía otra mayor, y él seguía donde estaba, como Llopis, que terminó cuarto en el Mundial de pista cubierta (60 metros) de 2024, cuarto en la final de los Juegos de París y cuarto, again, y sin sentimiento de frustración, más bien de orgullo, en el Mundial de Tokio, donde se quedó más cerca de la medalla que en París, a cuatro centésimas y no a 11. “He sentido que lo he podido luchar”, dice el potentísimo vallista de Bellreguard. “He estado ahí pegándome con todos por una de esas medallas Pero ya está, han corrido más”. Habla del ganador, el norteamericano Cordell Tinch, nacido en el año 2000, como él mismo (12,99s) y tan alto (1,88m) pero más estilizado, y de los jamaicanos Orlando Bennett (13,08s) y el veterano Tyler Mason (13,12s). Y habla de él mismo, 13,16s y una centésimas perdidas con un toque a la primera valla –“quería salir a jugármela. Si quería estar en las medallas, tenía que jugar fuerte, hacer la carrera de mi vida”, explica—y otro a la séptima. “No ha llegado a salir por muy poco, pero tengo que estar contento de todo el trabajo hecho hasta el final”.

Delante de él en las tres finales ocho atletas diferentes. Solo el Grant Holloway del 24 repitió en la cubierta de Glasgow y en los Juegos, ganando ambas. Pero cuando Holloway desaparece de escena tras una horrorosa semifinal, aparece otra serpiente, más sibilante, rasa sobre las vallas, mortífera. Se llama Cordell Tinch, tiene 25 años, es de Green Bay (Wisconsin) como los Packers. No daba para el fútbol, pero en la Universidad de Kansas brilló en las vallas, aunque solo unos meses. En 2020, la pandemia le devolvió a la nieve y el hielo de Wisconsin y allí se quedó tres años, vendiendo teléfonos móviles, dispuesto a ser un ciudadano como todos, familia, casa, impuestos. Su madre le echó de casa. Le obligó a cultivar su talento atlético. Acabó en Pittsburg en 2023 siendo el chico para todo en su universidad: saltó 8,16m en longitud, 2,22m en altura y corrió un 110 vallas en 12,97s con 3,3 de viento a favor. La de Tokio fue su primera gran final en un gran campeonato. La ganó.

“Sí, aparece Tinch, y aparecen tres más”, sonríe lamentando Llopis, que no pierde el deseo de seguir matando serpientes. “Y ya llega un chaval de 19 años, Tharp, que ya corre en 13,01s y ha quedado sexto ahora(13,38s). Lo de Estados Unidos es una locura, saca gente todos los años y no para. No nos queda otra que pegarnos con todos ellos y ya está. No se me quitan las ganas de luchar. Lo que me gusta es que he conseguido sacar una buena carrera en una final de un campeonato del mundo. He aprovechado la oportunidad, aunque no he llegado a la ansiada medalla”.

Detrás de Llopis, quinto como en París, el ídolo local, Rachid Muratake (13,18s) y el griterío en el estadio, el ánimo, el desánimo final, alcanza horrísonos decibelios que contrastan con el silencio absoluto en la salida solo roto por el llanto de un niño que llena todo el espacio, tan magnífica es la acústica de un estadio hermoso y repleto, que se activa a golpe de gritos asombrados y tirones, siguiendo el vuelo magnífico del martillo del joven canadiense Ethan Katzberg (23 años), qué aceleración, inercia de torbellino en concentrada en menos de dos metros de diámetro, que alcanza los 84,70m, quinta mejor marca de la historia, para ganar su segundo Mundial un año después del oro olímpico; o siguiendo la ejecución de los saltos de altura del neozelandés Hamish Carter en duelo cerrado con el coreano Sanghyeok Woo (2,34m), para derrotarle de nuevo y un año después del oro olímpico en París ganar también el oro en Tokio (2,36m).

Era ya noche cerrada, era ya un recuerdo las series de los 800m, la prueba de más nivel del Mundial, en las que pelearon tres españoles que demostraron que de los pueblos y ciudades españoles brotan ochocentistas de talento sin parar. Uno, Moha Attaoui (1m 45,23s), hizo lo que se esperaba, lo que es magnífico. El cántabro corrió como el favorito que es, gastando lo justo y dominando en los últimos metros una serie que compartía con otro de los grandes favoritos, el canadiense Marco Arop, campeón del mundo en 2023. “¿Qué haré en la final?”, dice el atleta de On entrenado en Saint Moritz por Thomas Dreissigacker y que lleva todo el verano mostrando una forma extraordinaria. “Antes tendré que pasar la semifinal [jueves 15.01], pero si llego, se trata de terminar mejor que el quinto puesto de los Juegos de París, y no un puesto mejor, claro, sino dos o tres o….” Los otros dos sorprendieron, el veterano murciano Mariano García, por su eliminación, y, por su pase brillante a semifinales, el debutante extremeño David Barroso, de Zafra y también de Villafranca de los Barros, nacimiento y juventud, de 24 años, que imperialmente se impuso en la primera serie (1m 44,94s) por delante del terrible argelino Djamel Sedjati. Un atleta fuerte, grande y hermosa zancada, Barroso ejecutó con serenidad –“corrí por la calle dos aunque regalara metros para no quedarme encerrado como en el campeonato de España, que fui cuarto”, explica-- el plan estudiado con su entrenador en Villafranca, José Ángel Rama, joven curioso, estudioso, entregado al atletismo, que ha hecho de su pueblo un vergel atlético.

El debutante más ilustre de la prueba, el fenómeno tejano Cooper Lutkenhaus, de 16 años, prefirió, más exagerado aún, correr por la calle tres. Fue un visto y no visto en Tokio. Quedó eliminado a la primera.

TITULO:   La Paisana -   Velaí -  El barrio - Aldeaquemada  ,.

 

La Paisana - Velaí -  El barrio -  Aldeaquemada  ,.  

 

Viernes - 3 - Octubre   a las 22:05 horas en La 1 / foto,.

 

 Aldeaquemada ,.

 

 Aldeaquemada (Jaén) - Planes e información turística | Guía Repsol


El segundo reportaje traslada al espectador hasta Aldeaquemada, al norte de Jaén, donde se combinan paisajes espectaculares formados por la actividad geológica —como la Cascada de La Cimbarra, el Cimbarrillo o el Charco del Negrillo— con una rica historia, reflejada en las pinturas rupestres que conservan los abrigos de roca de la zona. Además, en la finca Navalacedra, se explora la relación armoniosa entre la naturaleza y el ser humano, a través del aprovechamiento sostenible de la dehesa. La ruta se completa con una experiencia gastronómica basada en la carne de monte, símbolo de la cocina tradicional y auténtica de la comarca.

 

 

TITULO: Maneras de educar - Los desayunos de TVE - Sabado   -  4 - Octubre - Cándido Abril - El peligro de romper relaciones,.


Maneras de educar - SABADO -  4 - Octubre    ,.




 Programa que descubre los proyectos educativos más innovadores del país de la mano del profesor James Van der Lust. El espacio recorre diferentes colegios . El sabado   - 4 - Octubre  ,.

 

 Los desayunos de TVE ,.


Los desayunos de Televisión Española es un programa de televisión que se emite en La 1 de Televisión Española desde el 8 de enero de 1994, de lunes a viernes, en horario matinal.
Desde el 3 de septiembre de 2018, el programa de divide en dos partes. Primero, a las 08:25 horas, Los desayunos de TVE, siguiendo el formato clásico con noventa y cinco minutos de duración. Más tarde, alrededor de las 11:55, comienza Más desayunos, un debate político que cuenta con el mismo presentador y dura alrededor de noventa minutos., etc,.

 

 Cándido Abril - El peligro de romper relaciones,.

 

¿Para qué nos educamos si no es para mejorar la vida? Aprender es lo más grande que tenemos y aquel que no sea sensible a eso, mal va»,.

Director de la Universidad Popular de Palencia,.

 Cándido Abril: «¿Para qué nos educamos si no es para mejorar la vida? Aprender es lo más grande que tenemos y aquel que no sea sensible a eso, mal va»

foto - Cándido Abril posa en Palencia tras la entrevista, con la Iglesia de San Miguel al fondo,.

He aquí un educador, más que un profesor al uso. Cándido Abril, terracampino de Villalán (Valladolid), que lleva media vida, literalmente, a orillas del Carrión, en pleno corazón de la capital palentina, entregado a dirigir la Universidad Popular de Palencia. A caballo entre lo romántico y lo pragmático, ha hecho hueco en miles de familias de Palencia a una institución académica que saca de las aulas lo que se aprende en ellas. Así lleva tres décadas y media la Universidad Popular contribuyendo a mejorar la sociedad palentina.

–Abogan «por la educación a lo lago de la vida». ¡Anda que no lo fían largo!

–Sí, pero cada vez más fortalecidos en esta idea.

–Acostumbrados a que con 23 o 24 años uno termina todos los ciclos reglados de la educación...

–Hemos roto absolutamente eso. Hace treinta y cuatro años yo venía de dar clases en un instituto en Vitoria y estaba en pañales lo de la Universidad Popular. Solo había la enseñanza compensatoria y se sacaba el graduado quien no lo tenía. A partir de ahí, en contacto con otras universidades populares, pero de manera relevante y referente para la educación de adultos, y lo digo con toda la humildad, la Universidad Popular de Palencia ha sido diferente a todas: en su constitución y en su desarrollo.


–¿Por cómo se financia? ¿O por más?

–Por asuntos económicos, pero por asuntos sociopolíticos, diríamos.

–¿Y eso?

–Las universidades populares se montan en el proceso posterior a la muerte de Franco en ayuntamientos socialistas. La de Palencia es la única que no nació así.

–¡Toma hecho diferencial!

–Nacimos prácticamente huérfanos. Tuvimos que partir de las ideas que teníamos en aquel momento de la Educación de Adultos. Y fuimos los primeros que aprendimos a hacer educación a lo largo de la vida. Había muy poco material... Habíamos tenido cuarenta años de educación franquista y tuvimos que inventar el camino de este proceso de aprendizaje de universidades populares y de pasar a entender que la educación de adultos tenía que ser no compensatoria con determinados adultos sino una educación abierta a todo el proceso vital.

–Invitan ustedes en su mensaje de bienvenida de esta manera: «Acercaos al florilegio de cursos y talleres sin temores ni miedos». ¡Florilegio!

–Empezamos con tres líneas de atención: la situación educativa de aprendizaje, la cultura básica, elemental, pero ya con una idea amplia, no solo de leer y escribir, sino la cultura entendida como aprendizaje de esos campos que son elementales, como conocer un idioma, entender el arte... Luego otra, que era la situación física, yoga, psicología, pilates... Y la creatividad, pintura, música, teatro... A partir de ahí está ese florilegio en el que se juntan 150 cursos, 170 grupos, que se reúnen en nueve áreas. ¡Y hay hasta filosofía!

–70 educadores, 3.500 personas en los cursos, 4.000 en los de los centros sociales y aulas de mayores, vinculación a 15 asociaciones, bien directamente o a través de convenios, más los cursos en el centro penitenciario de La Moraleja, cursos en 150 pueblos de la provincia palentina... Eso, para los partidos, electoralmente es muy tentador...

–¡Ya le digo!

–Estar vinculados a tantas asociaciones y colectivos, ¿les convierte en apóstoles de la sociedad civil?

–No, no. Pero sí desde luego para comunicar. Intentamos saber y concretar cuál es nuestro espacio con todo el mundo.

–«Aprender es el oficio más bonito del mundo», dicen ustedes. ¿De verdad se lo cree?

–¡Absolutamente! Es de las pocas cosas que tengo claras en la vida. Si se compara, por ejemplo, con la comida, un tema muy fácil de entender... Todo el mundo come. Si recordamos lo que había para que la gente comiera antes y nos preguntamos a dónde hemos pasado, concluimos que al disfrute de todo lo relacionado con la comida, su creación, la variedad de platos, formas de cocinar... ¡El placer de aprender! Aprender es lo más grande que tenemos y el que no es sensible a ello, mal va. A lo largo de la vida aprendemos: a comportarnos, a comer, a dar sentido a nuestra salud... Eso es la educación de personas adultas: es la formación que invita y provoca la acción y la participación. Formamos, pero si nos quedamos ahí... La transformación social solo viene si esa formación te empuja a la participación, a la acción. En todos los campos. El que va a pintar no solo tiene que aprender a pintar un cuadro.

–Ah, ¿no? ¿Qué más ha de hacer?

–A mí lo que me importa es que quien viene a aprender a pintar vaya a los museos, estudie por primera vez quiénes han sido otros pintores... Igual pasa con la música: si no conlleva acción, que cuando salgas del aula empieces a poner en práctica esos conocimientos, la educación se queda en algo muy pobre. Y lo hablo ya a todos los niveles. Tiene que ser reflexión-acción; si no, la educación no tiene sentido.

–¿Cómo se aprende a aprender?

–Claro, ¡ese es el debate! Antes íbamos a aprender, pero ahora vamos a aprender a aprender. ¿Sabe quiénes son los primeros que aprenden?

–No. Dígamelo usted.

–Los profesores. No solo enseñamos, aprendemos. Cuando más aprendo es cuando imparto una clase porque significa que tengo que prepararla. Todos tenemos que aprender a aprender. Ahora también se habla de que lo primero es desaprender, es decir, quitar lo aprendido mal, como primer proceso. Eso nos cuesta mucho porque creemos que lo que hemos aprendido es sagrado.

–¿Eso ayudaría en una época como la actual, de bulos y trolas, a distinguir lo verdadero de lo falso?

–Pues sí. Es muy difícil, ¿eh? La cultura básica hace 35 años era aprender a leer y escribir. Hoy ya sabemos todos leer y escribir, pero ¿entendemos lo que nos dicen? Tenemos ahí una tarea tremenda.

–¿Cuál es el primer paso a dar en eso?

–No creas solo lo que yo te digo, porque si no yo estaría haciendo doctrina. Al alumno debo decirle dónde aparecen esas noticias y se preguntará si debe leerse todos los periódicos, ver todas las televisiones... Es muy difícil ahora, muy difícil, pero ese es mi camino. Decirle al alumno que, claro, no tiene que leer 14 periódicos, pero sí ver dos líneas editoriales, escuchar a alguien que le hable diferente a como piensa...

–Y ya si se mete en redes sociales...

–¡Pues fíjese! Tremendo, tremendo, tremendo. Es que ahora mismo es más difícil aprender que antes. Claro, estamos acostumbrados a leer solo lo que nos gusta o a escuchar solo a los que piensan como nosotros, pero hay que tener el valor... La gente aprende procedimientos y métodos. Y por lo menos estamos en el camino de escuchar al otro, de ver que hay posibilidades y de preguntarte siempre dónde está la verdad.

–¿Preguntarte solo?

–Sí, porque la verdad es muy difícil de encontrar. Pero búscala tu.

–A diferencia de otras universidades populares, ustedes tienen que estar curso a curso, año a año, buscando financiación, recursos, infraestructuras... ¿Es un calvario o la garantía de no dependencia y, por tanto, de libertad?

–Si me permite, le digo que las dos cosas. Ha habido momentos en los que hemos estado exhaustos, que no podíamos más. Pero, a la vez, nos ha hecho tan fuertes, tan fuertes, que ahora los fuertes somos nosotros. Hay alguien que tiene que escuchar lo que dice la Universidad Popular, miles de personas que van allí, que reflexionan, que piensan y a los que no estaría mal que los políticos escucharan. Y de hecho, lo hacen.

–¿Cómo les trata la administración? ¿Ha pasado por la Universidad Popular el consejero Fernando Rey? ¿O pasó el ministro de Educación de Rajoy, Íñigo Méndez de Vigo, que era diputado por Palencia...

–Nos alabó mucho, pero como ministro no pisó por la Universidad Popular.

–...o la secretaria federal de Educación del PSOE, Mari Luz Martínez Seijo, diputada palentina? ¿Qué trato tienen ustedes con la oficialidad educativa?

–Bueno, pero escasísimo. Teníamos un convenio con la Junta de Castilla y León de 50.000 euros. Con la crisis de 2011, pasó a cero euros.

–¿Cero euros para un proyecto de educación con un Gobierno de Juan Vicente Herrera?

–Cero. Pero, claro, la crisis lo podía todo. Con Fernando Rey, prácticamente se ha mantenido así, pero ha promovido algunas obras para aulas. Aunque el sentido de la educación y la relación con la Consejería es bueno que tenga respaldo económico, no podemos olvidar que estamos en el ámbito de la educación y no lo queremos romper.

–Explíquese.

–Existe el Consejo Regional de Educación de Personas Adultas, desde 2002, cuando se hizo la Ley de Educación de Adultos. Funcionó los primeros años, desapareció y hasta que llegó Fernando Rey, y lo retomó. Es el único consejero que ha visitado la Universidad Popular. El trato fue cordial. Se comprometió a arreglarnos una planta del colegio. Dinero apenas aporta la Junta, pero al menos tenemos la consideración de nuestro trabajo.

–Salud, medio ambiente, idiomas, cultura... ¿Cajón de sastre educativo el de la Universidad Popular de Palencia o educación a la carta?

–¡Lo segundo, lo segundo! Cada curso está muy trabajado, permite pasar de un nivel a otro. Promovemos la diversificación: este año estás en este curso; el que viene, en otro.

–¿Eso motiva al alumno?

–Sí, es magnífico, es un placer porque ves a la gente cómo crece de forma tremenda. La Universidad Popular no es un centro académico donde se dan cursos sino donde se aprende algo más, con la posibilidad de vertebrar tu acción con organizaciones. La gente interacciona. Formación y acción. El que va a Psicología acaba contactando, por ejemplo, con la asociación de enfermos de Alzheimer. El que va a música, que nos viene gente hasta de Valladolid, luego actúa porque hay combos de jazz.

–¿Y el que va a encaje de bolillos?

–¿Sabe usted que hay más de veinte encuentros al año relacionados con el encaje de bolillos? ¡Y la escuela de teatro tiene más de 90 actuaciones anuales! La educación que no se haga así... Hay que demostrar que lo que has aprendido lo traspasas a la vida. ¿Para qué nos educamos si no es para cambiar la vida, mejorándola?

–Nuestros padres no contaron con una educación permanente como la que ustedes imparten y, sin embargo, les consideramos maestros de la vida.

–Bueno... La vida es muy distinta. Pero es que ahora nuestros padres pueden ser unos jubilados de poco más de 50 años.

–Eso si trabajan en determinado banco.

–Hablamos ya de una sociedad muy distinta, mucho. Cada persona tiene que enseñar en lo que sabe, que es lo que hacían nuestros padres, enseñarnos en lo que sabían. Y nos han dado muestras de honradez, de trabajar por los demás, de sufrimiento, porque nos tuvimos que ir fuera de casa a estudiar. Y ahora es cierto que la gente tiene muchas más posibilidades de aprender: hay que animarla a que aprenda nuevas cosas.

–Si tuviera que quedarse con una única enseñanza de las que le dieron sus padres, ¿cuál sería?

–La honradez y el trabajo bien hecho. Soy muy feliz porque he pasado las de Caín para consolidar la Universidad Popular, pero siempre he tenido la suerte de estar en el trabajo que quería estar. Y ha sido tan creativo, tan ilusionante... Las dificultades están en la oficina, pero en el aula es un placer permanente y ese placer del contacto con el participante nos ha dado siempre fuerza para luchar contra todo. Ha sido la gente la que ha sujetado el proyecto, la que ha dado ánimos, fuerza.

–En ese aprendizaje permanente, ¿aparecen riesgos que puedan ponerlo en peligro? Estamos tan internetizados...

–Es un riesgo, pero trabajamos la presencia. Hacemos cosas on line, pero el cara a cara es para nosotros esencial.

–¿No se sustituyen alumnos reales por alumnos virtuales?

–Hay cosas que sí, pero el proyecto global educativo, no. Es la presencia. Hay pequeñas batallas, incluso a la hora de matricular. Las pasamos a Internet, pero al menos la mitad de las matrículas se hacen presenciales. Hay cercanía y la gente, cuando hay cercanía, intenta ser leal. Y tenemos que diferenciar lo que merece la pena de las máquinas y lo que no. Ahí está Silicon Valley, donde a los niños les han prohibido las pantallas. ¿Desde dónde analizas todo eso? Desde el concepto educativo, e-du-ca-ti-vo. Eso es lo que a mí me confirma en cómo hay que avanzar y cómo aprovecharse de las nuevas tecnologías, pero que no sustituyan a la vida.

–Hablando de la vida, ¿usted qué quiere ser de mayor?

–Si alguien tiene claro que ha de seguir educándose soy yo: ¡Yo quiero ser alumno!,.

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