lunes, 11 de noviembre de 2013

Márquez, el primero de todos,./ LOS LECTORES VEN FRANKESTEIN EN PINTURAS,.


Márquez, el primero de todos ... de todos. Marc Márquez se coloca el casco antes de la última carrera de la temporada. / Jaime Reina (AFP) ..

Marc Márquez se coloca el casco antes de la última carrera de la temporada. / Jaime Reina (AFP)
Por precocidad y futuro, Marc Márquez es el primero de todos. El que antes ve la bandera de cuadros y bate los récords, y del que se espera que siga aniquilando cualquier marca que se le ponga por delante. En su primer año en la categoría reina se llevó por delante los registros de piloto más joven y único novato en lograr el título máximo del motociclismo mundial.
El hecho de que le caiga bien a todos menos a sus rivales habla bien a las claras de la doble vertiente del carácter del ilerdense (Cervera, 17 de febrero de 1993). Por un lado, es el nuevo icono de las dos ruedas, con un carisma a prueba de bombas y unas condiciones sobre la moto que hacen de él uno de los grandes espectáculos del mundo del deporte. Por otro, su terrible competitividad no hace prisioneros, y lleva hasta el extremo el dicho de ‘mejor disculparse que pedir permiso’.
Márquez es un piloto de masas y de contrastes. Su sonrisa y amabilidad contra su colmillo afilado. Sus grandes éxitos contra sus polémicas por ir siempre bordeando el límite. Sus declaraciones de perfil bajo contra sus incontestables éxitos. Todo eso es Márquez, una figura colosal que aglutina tanto a los que buscan una alternativa a Pedrosa como aquellos que quieren un heredero de Rossi. A todos menos a los partidarios de Jorge Lorenzo, que se bate sin éxito y en inferioridad mecánica contra un rival colosal que sonríe y se lo pasa bien en los momentos de máxima tensión.
Marc ha tardado menos que nadie en llegar a la cima. También es el primero en ganar el Mundial en las tres cilindradas y, por supuesto, quien antes logró una victoria en la categoría reina. Todo, un año antes de lo esperado. Y es que se esperaba a un Márquez de aprendizaje en 2013, como le ocurrió a todos los grandes campeones, para iniciar el asalto al título en la siguiente embestida. El español, por el contrario, no ha necesitado adaptación. Ni una temporada. Ni un Gran Premio.
Ya en su debut, en Qatar, obtuvo la tercera plaza que le aupó al podio. Una carrera después, en Las Américas, se subió a lo más alto. Segundo en Jerez y tercero en Francia, pronto se habló de él como candidato mientras el piloto y su entorno se negaban a pronunciar ninguna palabra que no obecediera a criterios de aprendizaje. En Italia sufrió dos caídas, una en los entrenamientos, espeluznante, y otra en carrera, que le dejaba a cero por primera vez. Las comparaciones con Jorge fueron ahí inevitables, ya que el ‘99’ tuvo una trayectoria similar en su primer año en MotoGP, truncada después de su primera lesión grave.
Daño a sus rivales
Sin embargo, Márquez no sufrió daño alguno, y sí los padecieron el propio Lorenzo y Pedrosa, allanando de nuevo el camino al novato de HRC, que encadenó cuatro victorias consecutivas en Alemania, Laguna Seca, Indianapolis y Brno. Sus rivales, heridos en el físico y en el orgullo, se lanzaron al ataque dentro y fuera de la pista. Lorenzo se revolvió en el asfalto venciendo en Silverstone y San Marino, dos milagros. Y en los micrófonos. El recuerdo de Jerez, donde sufrió un ataque furtivo en la curva que lleva su nombre, unido a una caída de Marc en Reino Unido mientras no respetaba las banderas amarillas y que a punto estuvo de costar algo más que un susto, latían ya en el ambiente.
Faltaba una gota para colmar el vaso, y llegó en Motorland, con la tremenda caída de Dani Pedrosa tras un leve contacto de Marc. Fue el detonante. Lorenzo y el propio Dani se lanzaron al cuello de Márquez, que volvía a emplear una sonrisa como respuesta. Vencer en Aragón fue el colchón que necesitaba, y quedar por delante de Lorenzo tras el mejor cuerpo a cuerpo de la temporada, en Malasia, era el último golpe de efecto. «Ya habéis visto que no me he cortado nada» declaró fiel a su estilo, ese que arrastra el codo y que marca tendencias. El campeonato era suyo y sólo faltaba una fecha. No pudo ser en Australia, con un error inexplicable de HRC que le propició una descalificación por bandera negra. Tampoco en Motegi, donde resistió viva la increíble casta de Jorge Lorenzo. Hubo que esperar hasta el final, Valencia, para cerrar el campeonato con un tercer puesto y más de cien mil personas aclamándolo en las gradas. El hombre más joven de la historia en conseguir tres ‘poles’ consecutivas y cuatro victorias seguidas en un Mundial, aquel que consiguió vencer una carrera de Moto2 saliendo el último y adelantando a 32 rivales, se convirtió el 10 de noviembre de 2013 en el campeón más precoz de la historia de MotoGP. Es Marc Márquez, el hombre al que sólo odian sus rivales. El primero de todos.

TÍTULO; LOS LECTORES VEN FRANKESTEIN EN PINTURAS,.

Culturas

Encarna como nadie la fealdad, el salvajismo y la sed de sangre, pero también la ternura y la sensibilidad humillada. Hablamos de Frankenstein, el personaje que ofrece una visión desoladora del ser humano y que ha inspirado incontables versiones literarias, cinematográficas y plásticas. La horrorosa criatura hecha de pedazos humanos es una caudal inagotable que aún hoy sigue excitando la imaginación de los creadores. Prueba de ello es que este clásico, todo un mito popular moderno, vuelve a las librerías y con el acompañamiento de bellas ilustraciones.
Esta vez el personaje nacido de la pluma de Mary Shelley ha movido a los sellos Sexto Piso y Nórdica a presentar sendas ediciones con estampas del monstruo. La primera editorial publica 'Frankenstein o el moderno Prometeo' con una serie de xilografías que Lynd Ward, uno de los padres de la novela gráfica, hizo en 1934. Con un estilo y una visión radicalmente alejados de la iconografía al uso, Elena Odriozola reinterpreta el mito para Nórdica Libros, que obsequia al lector con una traducción de Francisco Torres Oliver.
La versión de Sexto Piso, traducida por Rafael Torres, incluye un epílogo de la escritora y crítica Joyce Carol Oates, que indaga en la naturaleza literaria de uno de los más fecundos monstruos que ha alumbrado la literatura.
Los grabados en madera de Ward muestran un Frankenstein bajo una mirada expresionista, en la que el engendro adquiere un cuerpo contrahecho y atlético a la vez. Los grabados del ilustrador estadounidense combinan la estética tenebrista y el art déco, los claroscuros y las perspectivas insólitas.
Mary Shelley publicó la novela con seudónimo en 1818 antes de cumplir los 20 años. Hija de un pensador de ideas anarquizantes y una pionera del feminismo que murió diez después de que naciera Mary, la escritora entregó a la imprenta una obra que posee la semilla de un nuevo género: la ciencia ficción. Trufada de elementos clásicos del Romanticismo, 'Frankesnstein' bebe del mito del buen salvaje arruinado por la civilización. Vista con ojos de hoy, la figura del doctor Frankenstein inaugura un tema muy fértil en la literatura y el cine: los científicos que acarician la locura y transgreden las leyes de la naturaleza, circunstancia que les hace merecedores de un justo castigo. Con todo, como señala Joyce Carol Oates en el prólogo de la edición de Sexto Piso, Victor Frankenstein no es un sádico. A diferencia del doctor Moreau, el personaje de la novela de H. G. Wells, el padre del monstruo es caballeroso y bienintencionado. Sin saberlo, Mary Shelley se adelantó a su tiempo. El creador de Frankenstein genera un producto de la investigación científica, una figura precursora de la ingeniería genética.

Culturas

Los lectores ven a Frankenstein en pintura

Pionera de la ciencia ficción, la historia del tierno engendro bebe de la leyenda del buen salvaje arruinado por la civilización

Encarna como nadie la fealdad, el salvajismo y la sed de sangre, pero también la ternura y la sensibilidad humillada. Hablamos de Frankenstein, el personaje que ofrece una visión desoladora del ser humano y que ha inspirado incontables versiones literarias, cinematográficas y plásticas. La horrorosa criatura hecha de pedazos humanos es una caudal inagotable que aún hoy sigue excitando la imaginación de los creadores. Prueba de ello es que este clásico, todo un mito popular moderno, vuelve a las librerías y con el acompañamiento de bellas ilustraciones.
Esta vez el personaje nacido de la pluma de Mary Shelley ha movido a los sellos Sexto Piso y Nórdica a presentar sendas ediciones con estampas del monstruo. La primera editorial publica 'Frankenstein o el moderno Prometeo' con una serie de xilografías que Lynd Ward, uno de los padres de la novela gráfica, hizo en 1934. Con un estilo y una visión radicalmente alejados de la iconografía al uso, Elena Odriozola reinterpreta el mito para Nórdica Libros, que obsequia al lector con una traducción de Francisco Torres Oliver.
La versión de Sexto Piso, traducida por Rafael Torres, incluye un epílogo de la escritora y crítica Joyce Carol Oates, que indaga en la naturaleza literaria de uno de los más fecundos monstruos que ha alumbrado la literatura.
Los grabados en madera de Ward muestran un Frankenstein bajo una mirada expresionista, en la que el engendro adquiere un cuerpo contrahecho y atlético a la vez. Los grabados del ilustrador estadounidense combinan la estética tenebrista y el art déco, los claroscuros y las perspectivas insólitas.
Mary Shelley publicó la novela con seudónimo en 1818 antes de cumplir los 20 años. Hija de un pensador de ideas anarquizantes y una pionera del feminismo que murió diez después de que naciera Mary, la escritora entregó a la imprenta una obra que posee la semilla de un nuevo género: la ciencia ficción. Trufada de elementos clásicos del Romanticismo, 'Frankesnstein' bebe del mito del buen salvaje arruinado por la civilización. Vista con ojos de hoy, la figura del doctor Frankenstein inaugura un tema muy fértil en la literatura y el cine: los científicos que acarician la locura y transgreden las leyes de la naturaleza, circunstancia que les hace merecedores de un justo castigo. Con todo, como señala Joyce Carol Oates en el prólogo de la edición de Sexto Piso, Victor Frankenstein no es un sádico. A diferencia del doctor Moreau, el personaje de la novela de H. G. Wells, el padre del monstruo es caballeroso y bienintencionado. Sin saberlo, Mary Shelley se adelantó a su tiempo. El creador de Frankenstein genera un producto de la investigación científica, una figura precursora de la ingeniería genética.
 

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