EL DESAYUNO DEL MARTES, MILAN KUNDERA VUELVE A SU SER,.-fotos,.
El escritor checo publicará en septiembre en España su nueva novela, 'La fiesta de la insignificancia'. El autor aborda con humor sus obsesiones: la crítica al poder, la maternidad, el erotismo y el absurdo de la vida,.
Vuelve Milan Kundera. El escritor checo (1929) rompe con 14 años de
silencio literario y regresa a la arena editorial con 'La fiesta de la
insignificancia', una novela que publicará Tusquets en España el 2 de
septiembre y en la que el autor reincide en sus obsesiones de siempre.
Con un toque de humor, el autor aborda de nuevo lo que son sus temas
recurrentes: la crítica al poder, la maternidad, el erotismo y el
absurdo de la vida. Tan inteligente como tímido y taciturno, Kundera ha
estado apartado todo este tiempo de los focos y los cenáculos
literarios. La novela, que ya ha aparecido en Francia e Italia, ha sido
traducida en España por la editora de Tusquets, Beatriz de Moura.
En esta ocasión el novelista prescinde de cualquier pretexto filosófico y urde una trama en que, como en una pieza de guiñol, asoman Stalin y la URSS, un hombre apasionado por los ombligos femeninos, una viuda muy alegre y un actor en paro que se hace pasar por camarero paquistaní. Todo un festejo burlesco que, según el 'Corriere della Sera', tiene aires de parábola felliniana.
Para Tusquets, 'La fiesta de la insignificancia' es una nueva oportunidad para que los lectores más jóvenes o quienes desconocen el conjunto de la obra de Kundera se acerquen a este escritor, todo un clásico desde que publicó 'La insoportable levedad del ser'. No obstante, sobre él pesa el lastre de ser un escritor sesudo, a pesar de que sus relatos están preñados de una prosa bienhumorada, lo que no equivale a complaciente. «Aprendí a valorar el humor durante la época del terror estalinista», ha dicho el escritor.
'La fiesta de la insignificancia está entreverada de los dobles sentidos y una ironía que busca la seriedad sin rehuir lo cómico. Con todo, como dice De Moura, es fácil leer a Kundera, aunque no tanto comprenderle. Aparte de sus textos polisémicos, ricos en interpretaciones, Kundera es un escritor de la segunda mitad del siglo XX, cuya literatura es indisociable de la tiranía soviética, algo que hoy resulta muy lejano para los más jóvenes. Casi cincuenta años después, la primavera de Praga ha caído en el olvido. La nueva novela del checo trasterrado vuelve otra vez a una de las preocupaciones repetidas en el autor de 'La inmortalidad': el erotismo. Ahora que la sexualidad ha dejado de ser un tabú, muchos de los que se tenían por escritores transgresores se han quedado anticuados. Así lo piensa Kundera, para quien Lawrence y Henry Miller han perdido su poder iconoclasta. En cambio, le sigue turbando Georges Bataille. Y es que el amor físico genera, a su juicio, una «luz extremadamente fuerte».
Con una acreditada fama de escritor esquivo, Kundera sigue afincado en Francia, escribe en francés y ama la cultura francesa, así como los libros de Rabelais y Diderot. Los agravios procedentes de su patria se remontan a 1968, cuando la invasión rusa de Checoslovaquia consumó su ruptura con el comunismo. Se le expulsó de la cátedra de la academia cinematográfica y sus libros fueron expurgados de las bibliotecas públicas. Hace ocho años se sintió de nuevo víctima de una operación difamatoria. Se le acusó de haber delatado a un joven agente checo que trabajaba para los servicios secretos de Estados Unidos.
Milan Kundera está enemistado con el país que le vio nacer. Se ha desentendido de las traducciones de sus obras de francés al checo. Pese a militar en su juventud en el comunismo, el divorcio con el partido llegó pronto, en la década de los 50. Nada extraño en un escritor cuya primera novela, 'La broma', publicada a los 34 años, fue vetada y perseguida por atacar a la URSS. Pese a las adversidades, Kundera siempre ha salido a flote. Se tuvo que ganar la vida como pianista de jazz, un instrumento que le enseñó a tocar su padre. Y cuando vinieron mal dadas y su nombre ni siquiera aparecía en la guía de teléfonos, el escritor se arremangó para limpiar escaparates.
En esta ocasión el novelista prescinde de cualquier pretexto filosófico y urde una trama en que, como en una pieza de guiñol, asoman Stalin y la URSS, un hombre apasionado por los ombligos femeninos, una viuda muy alegre y un actor en paro que se hace pasar por camarero paquistaní. Todo un festejo burlesco que, según el 'Corriere della Sera', tiene aires de parábola felliniana.
Para Tusquets, 'La fiesta de la insignificancia' es una nueva oportunidad para que los lectores más jóvenes o quienes desconocen el conjunto de la obra de Kundera se acerquen a este escritor, todo un clásico desde que publicó 'La insoportable levedad del ser'. No obstante, sobre él pesa el lastre de ser un escritor sesudo, a pesar de que sus relatos están preñados de una prosa bienhumorada, lo que no equivale a complaciente. «Aprendí a valorar el humor durante la época del terror estalinista», ha dicho el escritor.
'La fiesta de la insignificancia está entreverada de los dobles sentidos y una ironía que busca la seriedad sin rehuir lo cómico. Con todo, como dice De Moura, es fácil leer a Kundera, aunque no tanto comprenderle. Aparte de sus textos polisémicos, ricos en interpretaciones, Kundera es un escritor de la segunda mitad del siglo XX, cuya literatura es indisociable de la tiranía soviética, algo que hoy resulta muy lejano para los más jóvenes. Casi cincuenta años después, la primavera de Praga ha caído en el olvido. La nueva novela del checo trasterrado vuelve otra vez a una de las preocupaciones repetidas en el autor de 'La inmortalidad': el erotismo. Ahora que la sexualidad ha dejado de ser un tabú, muchos de los que se tenían por escritores transgresores se han quedado anticuados. Así lo piensa Kundera, para quien Lawrence y Henry Miller han perdido su poder iconoclasta. En cambio, le sigue turbando Georges Bataille. Y es que el amor físico genera, a su juicio, una «luz extremadamente fuerte».
Con una acreditada fama de escritor esquivo, Kundera sigue afincado en Francia, escribe en francés y ama la cultura francesa, así como los libros de Rabelais y Diderot. Los agravios procedentes de su patria se remontan a 1968, cuando la invasión rusa de Checoslovaquia consumó su ruptura con el comunismo. Se le expulsó de la cátedra de la academia cinematográfica y sus libros fueron expurgados de las bibliotecas públicas. Hace ocho años se sintió de nuevo víctima de una operación difamatoria. Se le acusó de haber delatado a un joven agente checo que trabajaba para los servicios secretos de Estados Unidos.
Milan Kundera está enemistado con el país que le vio nacer. Se ha desentendido de las traducciones de sus obras de francés al checo. Pese a militar en su juventud en el comunismo, el divorcio con el partido llegó pronto, en la década de los 50. Nada extraño en un escritor cuya primera novela, 'La broma', publicada a los 34 años, fue vetada y perseguida por atacar a la URSS. Pese a las adversidades, Kundera siempre ha salido a flote. Se tuvo que ganar la vida como pianista de jazz, un instrumento que le enseñó a tocar su padre. Y cuando vinieron mal dadas y su nombre ni siquiera aparecía en la guía de teléfonos, el escritor se arremangó para limpiar escaparates.
- Por eso, salvo giro de última hora, el técnico de Orihuela le dirá que sí a la directiva arroyana en la reunión que mantendrán esta mañana, y a ...
El técnico valenciano, con ganas de continuar, prefiere antes solucionar con la directiva problemas logísticos que lastraron al grupo el año pasado,.
Nada más decidir en la noche del sábado que la Segunda B era el futuro del club, la nueva junta directiva del Arroyo pensó en José Francisco Grao para dirigir su próximo proyecto. Sus métodos y su personalidad gustan. Y Pato encantado... porque el técnico valenciano siempre se ha encontrado muy a gusto en el pueblo. Llegó a mediados de enero y desde entonces no ha tenido nada más que buenas palabras para los arroyanos, la entidad y Juan Bermejo. Y además salvó al equipo.
A lo largo de esta mañana se reunirá con los gestores para plasmar el acuerdo, siempre y cuando se cumplan una serie de peticiones. No son económicas, por cierto. Quiere 'Pato' que le aseguren mejores condiciones futbolísticas. Por ejemplo: tener un campo de césped natural fijo a lo largo del año donde poder preparar los partidos lejos del Municipal arroyano que no le quiebre tanto la cabeza como el curso pasado. Otro ejemplo: la toma de medidas a la hora de la recuperación de los lesionados durante la temporada (que no se alarguen en el tiempo los plazos de baja). Si se subsanaran los problemas de esta índole, Pato estará encantado de continuar un año más al frente del equipo.
Por eso, salvo giro de última hora, el técnico de Orihuela le dirá que sí a la directiva arroyana en la reunión que mantendrán esta mañana, y a partir de ahí comenzarán juntos a renovar y fichar de cara a la próxima temporada, con un proyecto mucho más modesto que el del último año.
Ligera subida de abonosSí tiene ya confirmado el Arroyo cuáles serán los precios de los abonos para la próxima temporada. Los anunció ayer, con una ligera subida de precios de por medio. Los adultos seguirán pagando 100 euros y los jóvenes de 13 a 18 años, 30 euros. Pero los jubilados y señoras pasarán de pagar 80 a 100 euros y el carné de empresa, de 140 a 150 euros.
Los menores de 13 años continuarán entrando gratis al Municipal arroyano, aunque si quieren un carné con foto (en plan simbólico) deberán abonar 10 euros. El club espera alcanzar, al menos, los mismos socios que la última temporada.
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