sábado, 9 de enero de 2016

REVISTA MUJER HOY PORTADA DE CERCA - Ona Carbonell (nadadora),./ SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - GUIONISTAS EL ALMA DE LA FICCION,.

TÍTULO: REVISTA MUJER HOY PORTADA DE CERCA -  Ona Carbonell (nadadora),.

Ona Carbnell en el agua-foto--  Ona Carbonell (nadadora),. "En el agua puedo estar cuatro horas sin tocar el suelo, pero en un museo me duele todo",.

A sus 25 años, ha aprendido todas las lecciones que enseña el deporte: la disciplina y el esfuerzo; a a perdery , sobretodo, a ganar. Y comienza el añocon la mente en el objetivo más alto: el oro en los juegos de Río. 
Su jornada empieza antes de las siete de la mañana. Tras el desayuno, toca hora y media de gimnasio, seguida de cuatro más en la piscina. Un ratito para comer y vuelta al agua hasta las ocho de la tarde. Así cinco o seis días a la semana. Y hasta siete si la próxima competición está cerca.
Esa férrea disciplina es la que permitió a Ona Carbonell incorporar el pasado verano, en Mundial de Natación de Kazán, dos medallas más a su palmarés personal que suma ya 40 de oro, 26 de plata y 24 de bronce. Pero cada uno de esos momentos de gloria forman ya parte del pasado y la mente y el esfuerzo de la capitana del equipo español de natación sincronizada se centran ahora en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro que se celebrarán el próximo verano.
El centro de alto rendimiento donde entrena es un búnquer. El acceso a la prensa no está permitido e impera la ley del top secret. "Estamos haciendo unas coreografías muy chulas. Hay sorpresas importantes que todavía no se pueden decir, pero tenemos ganas de enseñarlas y empezar a competir", asegura Ona.
Hoy tiene la tarde libre y llega a la sesión de fotos para presentar la colección Nike Tech Pack con el aspecto de una adolescente que se ha escapado del instituto: alegre, despreocupada, sonriente y pecosa. Poco a poco, a medida que la tarde avanza, el cansancio se deja notar. Aunque Ona, estudiante de diseño y apasionada de la moda, se divierte posando, no puede evitar algún bostezo educadamente camuflado. Al fin y al cabo, el sol se pone ya en el puerto de Barcelona y mañana el despertador sonará a la misma hora.
Mujerhoy. ¿La suya es una buena vida?
Ona Carbonell. Sí, sí, claro. ¡Cómo voy a quejarme! Hago lo que me hace feliz y, aunque a veces es duro, tiene su recompensa. Además, todo este esfuerzo no podría seguir haciéndolo en otra etapa de mi vida, así que tengo que aprovechar este momento.
MH. ¿Qué es lo que peor lleva de su dura rutina?
OC. ¡El frío! Estoy siempre quejándome para que calienten el agua, pero no me hacen mucho caso. No es que esté fría para alguien que pasa dentro media hora, pero yo estoy cuatro o cinco horas seguidas sin salir. Soy muy friolera y ese es, sin duda, mi mayor hándicap.
MH. Y, sin embargo, parecía predestinada a pasar la vida en el agua, porque Ona significa ola...
OC. En catalán, sí. Y, además, en vasco significa buena. Siempre me lo dicen porque parece algo premonitorio, pero obviamente mis padres no lo eligieron por eso.
MH. ¿Tienen ellos que ver con este mundo acuático?
OC. Nada en absoluto. Los dos son médicos. Mi padre, además, ejercicio hace cero. A mi madre, sin embargo, siempre le ha gustado, fue gimnasta y después jugó al rugby, pero no a nivel profesional.
MH. ¿Cómo llegó usted entonces a la sincronizada?
OC. Empecé con la gimnasia rítmica, como ella. Pero, por alguna razón, me encantaba el agua. Siempre hemos veraneado en Menorca y mis padres decían que yo era más pez que persona, porque me pasaba más tiempo bañándome que fuera. No recuerdo cómo descubrí que existía la natación sincronizada, porque entonces no era un deporte popular, pero de alguna manera lo encontré y supe que ese era mi lugar, porque combinaba perfectamente todas mis pasiones: la danza, el arte y el agua.
MH. ¿Hay una Ona dentro de la piscina y otra fuera?
OC. Hay una sola, pero sí afloran aspectos diferentes de mi personalidad. Dentro soy más activa, muestro más carácter y fuerza. Fuera soy muy tranquila y necesito reservarme un tiempo de reflexión para estar sola y en calma.
MH. ¿Qué manda en su disciplina, el cerebro o la pasión?
OC. Ambos son necesarios porque es un deporte, pero también un arte. Tiene una parte creativa muy importante y, en ese aspecto, la pasión y la emoción que logres transmitir son imprescindibles. Pero la mente es el 80% en todos los deportes y, desde luego, en el mío, donde la presión es muy grande porque nos lo jugamos todo en tres minutos. Y además hay que ser capaz de soportar el trabajo continuado del día a día, que es muy sacrificado.
MH. ¿Cómo mantiene usted esa fortaleza mental?
OC. Trabajo con un coach que me ayuda a valorar las cosas en su justa medida, porque a veces hay retos o dificultades que parecen inalcanzables de lo que en realidad son. Entreno 10 horas al día y, además, estoy a punto de acabar este año mi carrera de diseño, atiendo a los medios y los compromisos publicitarios... Son muchas cosas para el día a día, así que el coach me ayuda a ordenar mi mente, organizar prioridades, a mantener el control. Y también a reflexionar, a tomar conciencia de las cosas y valorarlas.
MH. Su físico y sus movimientos denotan fragilidad y delicadeza, pero de fuerza física tampoco andará mal...
OC. ¡Pues depende! Dentro de una piscina puedo estar cuatro horas, o más, sin tocar la pared ni poner un pie en el suelo, pero cuando salgo de mi elemento me canso enseguida. Si voy a algún museo, por ejemplo, no puedo estar más de una hora porque me duele todo y necesito sentarme. Son tantos años en el agua que ya se ha convertido casi en mi elemento natural. El agua es mi mundo, ahí es donde me siento bien.
MH. Con los Juegos Olímpicos a la vuelta del calendario, seamos honestos, ¿lo importante es participar?
OC. ¡Yo lo que quiero es ganar! Si no, no estaría donde estoy. Creo que todos los deportistas de élite somos muy competitivos y vamos siempre a por el oro. Si me preguntas cuáles son mis expectativas, siempre son las mismas: ir a por todo. Luego hay muchos factores que no controla uno mismo, pero hay que salir dispuesto a dar lo máximo de ti.
MH. ¿Qué es eso que llamamos deportista de élite?
OC. Es una persona muy competitiva, muy disciplinada, muy sacrificada, que siempre aspira a los mayores logros. Un deportista de alto nivel tiene que tener una cabeza muy bien amueblada y afán de superación. El talento por sí solo no es suficiente.
MH. En una entrevista, le preguntaron a Anna Tarrés, antigua seleccionadora de sincronizada, si España logrará el oro en Río. Su respuesta fue tajante: "No". ¿Qué opina?
OC. Cada uno tiene su opinión. La mía es que siempre hay que ir a por el oro para estar en el medallero. Esto lo hemos experimentado siempre y esta vez no será diferente.
MH. ¿El objetivo para Río es el oro, entonces?
OC. Lo he dicho antes: el objetivo es ir a al 100%, porque hay muchos factores que uno no puede controlar.
MH. ¿La ambición es un problema?
OC. Al revés. La ambición es necesaria, imprescindible. Pero, además, es que la deportiva es sana, significa querer siempre más. Yo gané dos medallas en el Mundial. Tuve mi momento de gloria y disfruté brevemente de él, pero al día siguiente ya tenía que pensar en el siguiente objetivo. En el deporte no hay pausa, ni para ti ni para tus rivales. Ganas una y piensas en la siguiente.
MH. ¿Y cómo se toma las derrotas?
OC. Si no se sabe perder, no se sabe ganar. Es cierto que perder no le agrada a nadie, tampoco a mí, pero forma parte de la vida y de los valores que implica el deporte. En realidad, es imprescindible haber perdido alguna vez para saber lo que es y aprender.
MH. ¿Qué valores son esos?
OC. Disciplina, esfuerzo, trabajo en equipo, compañerismo... Son esenciales en la competición y en la vida en general. A mí el deporte me lo ha dado todo.
MH. ¿Y fuera de las piscinas, cuál es su objetivo?
OC. No lo sé, no pienso en eso. Una de las claves del éxito es centrarse en el presente, no aferrarse al pasado ni distraerse con el futuro.
MH. Tiene usted 25 años y es toda una veterana. ¿Cuál es la edad de retirada en su disciplina?
OC. Pues mira, Gemma [Mengual] tiene 38 y volverá a competir en los Juegos Olímpicos, así que no hay una manera ni una edad determinada para dejarlo.
MH. ¿Se ve, como ella, haciendo un alto para ser madre y formar una familia y después volver?
OC. No lo sé. Es que no quiero mirar al futuro. Ahora estoy en mi mejor estado de forma, sigo madurando y progresando muchísimo deportivamente. Es un gran momento.
MH. ¿En alguna ocasión ha sentido ganas de tirar la toalla y de llevar una vida normal?
OC. Varias veces, sí. Hay momentos muy, muy duros, mucho cansancio, decepciones... Pero, al final, la balanza siempre se ha inclinado hacia el lado de seguir adelante. Además, sin los momentos de sufrimiento y de sacrificio tampoco serían posibles los otros, los de felicidad y éxito, como ganar una medalla olímpica. Hay que conocer un lado para lograr el otro y saberlo apreciar.
MH. El pasado verano participó en un campus con niñas que empiezan en la sincronizada. ¿Cómo ha sido la experiencia?
OC. ¡Magnífica! He aprendido mucho viendo la ilusión, la pasión y las ganas que tienen de practicar este deporte. Me hace sentir orgullosa pensar que en algo he podido contribuir.
MH. ¿Se siente un ejemplo para ellas?
OC. Cuando eres un personaje público te sientes responsable en todos los sentidos, e intentas ser un modelo para toda esa gente que te admira y que te considera como un ídolo. Yo intento ser un buen ejemplo y hacer las cosas bien.
MH. Parece una mujer con los pies en la tierra. ¿Qué le preocupa?
OC. Pues las mismas cosas que a cualquier otra persona. No vivo en una burbuja. Tengo una hipoteca que pagar y mis amigos, mi familia y todos los que están a mi alrededor son gente trabajadora. Mi hermano, por ejemplo, está a punto de terminar un doctorado, trabaja muchísimo y cobra poco. Estoy con los pies en el suelo y preocupada por los mismos problemas que el resto de la sociedad. Soy una persona normal.
MH. Y como tal, disfruta de...
 OC. Soy amante del equilibrio, así que me gusta por igual quedarme en casa y pasar un día tranquilo que salir, ir al cine o a museos. Me encanta viajar y conocer mundo, pero cuando viajo demasiado también tengo ganas de volver a casa. Me gusta pasear tranquilamente, ir de tiendas...
MH. Y el flamenco. Sé que es admiradora de Estrella Morente.
OC. Sí, me encanta el baile y su música. De hecho estuve a punto de hacer uno de mis ejercicios con una versión suya de Volver. Además es muy simpática. Coincidí con ella en unos premios y se acercó a mí y me dijo: "Mi segundo apellido es Carbonell. A lo mejor somos primas". Y me dijo que era muy fan de la sincronizada.
MH. También se ha codeado con estrellas del nivel de Nicole Kidman. ¿Cómo fue el encuentro?
OC. Es una de mis actrices favoritas. Me pareció muy inteligente. Me dijo que le gustaba mucho el deporte y la natación en particular y como a mí me encantan el cine y la moda, sí encontramos algunos puntos en común. ¡Pero de ahí a codearnos...!
MH. Y ya que hablamos de fama... ¡Menuda se lió con aquel "supuesto" romance con Gasol! ¿Cómo se toma estas cosas?
OC. El mismo periódico deportivo que dio esa información lo desmintió y no hay nada más que hablar. Soy consciente de que soy un personaje público y de que cosas como estas pueden pasar. Somos buenos amigos, lo admiro mucho como deportista y no hay nada más.
  • Por amor al ARTE
"Siempre he tenido una especial sensibilidad para todo lo que tenga que ver con lo artístico, con la imagen, la moda y todo lo que esté relacionado con la estética. En la sincro un 40% de la puntuación que otorgan los jueces valora la parte artística y todo cuenta: bañador, maquillaje, la forma de sonreír, los gestos... Fuera del agua también soy coqueta. Me gusta ir siempre bien vestida y arreglada".

TÍTULO:   SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - GUIONISTAS EL ALMA DE LA FICCION,.

GUIONISTAS EL ALMA DE LA FICCION,. foto

Ellas son las culpables de que cada semana nos quedemos en el sofá hasta el final del capítulo. Una nueva generación, que ha roto con los clichés, y ha convertido la ficción televisiva en una aventura y un éxito. 
Anaïs Schaaff, en uno de los escenarios en los que se desarrolla El Ministerio del Tiempo.Nadie pone en duda que las ficciones españolas viven una imparable edad de oro. Y es que las series enganchan, y mucho, tanto a hombres como mujeres. Solo un dato: hace unos días, Velvet echó el cierre a sus grandes almacenes por esta temporada con un récord de audiencia (19,8% de share, en el espacio más visto del día) con 3.427.000 espectadores atentos al parto de Ana (Paula Echevarría). Una cifra espectacular en la era de las audiencias fragmentadas. Pero, ¿qué ha cambiado en nuestras series que explique este triunfo?
Aurora Guerra, creadora de El secreto de Puente Viejo, lo tiene claro: "Se está invirtiendo más dinero en historias más potentes y con una buena producción detrás. Antes, se pecaba de estirar demasiado las historias en el tiempo y al final, la gente se desenganchaba por aburrimiento. Ahora las tramas evolucionan e incluyen giros para atrapar al espectador. Se está arriesgando más". Y en eso los guionistas tienen mucho que decir.
Araceli Álvarez de Sotomayor, guionista de La que se avecina, apunta otro punto de vista: "La crisis ha provocado un nuevo concepto de ocio. Darte un maratón de capítulos en casa un domingo por la tarde sale muy barato y es muy divertido". En definitiva, se están escribiendo guiones de más calidad, en los que las mujeres pasan de tener papeles secundarios a ser protagonistas. Y muchas de estas apasionantes ficciones han salido de la mente y la mano de las protagonistas de este reportaje.
Se acabaron las abnegadas amas de casa y las cenicientas que esperan a su príncipe azul. Las mujeres con carácter y rompedoras con su época se han empezado a colar en nuestras ficciones. Ahí están Celia (Candela Serrat), de Seis hermanas, que lucha por el derecho al voto; y Amelia Folch (Aura Garrido), una de las primeras universitarias de 1880 de El Ministerio del Tiempo. Pero no son las únicas. No hay que olvidarse de las audaces chicas de la prisión de Vis a vis. Y en unas semanas descubriremos a la metódica e imparable abogada Alicia Castro (Blanca Portillo) en Sé quién eres, la nueva serie de suspense de Telecinco.
Menos complacientes
Para Gema R. Neira, directora de desarrollo de Bambú Producciones: "Nuestras chicas rompen con los estereotipos, son más maduras y menos complacientes. Además, hay que tener en cuenta que el público televisivo es sobre todo femenino y le gusta sentirse identificada de alguna manera con sus protagonistas".
Anaïs Schaaf, cocreadora de El ministerio del tiempo añade: "Incluir protagonistas con las ideas claras, modernas y que no teman enfrentarse al qué dirán cuesta y mucho, porque el perfil clásico de la buena esposa ha funcionado durante muchos años y el salto da vértigo. Un giro interesante sería profundizar en los perfiles de mujeres de más de 40 años con un oficio y una vida apasionante, pues ahora todas son jóvenes y guapas".
Aunque cada vez es más frecuente encontrar a mujeres protagonistas, el número de escritoras sigue siendo todavía minoritario. Según datos de la SGAE de 2013, un 24% frente al 76% de hombres. Lo cierto es que a la hora de inventar un personaje, nuestras protagonistas insisten en que es cuestión de psicología y no de género. Aurora Guerra, guionista de Acacias 38, afirma: "Me siento igual de cómoda creando un rol femenino que uno masculino. La clave está en la empatía". Laura Caballero, directora de La que se avecina, puntualiza: "En el equipo de guión, somos dos chicos y dos chicas y las historias las escribimos entre todos. Pero cuando abordamos una trama femenina, los chicos prefieren que nosotras hagamos los diálogos".
Y ¿cuál es el más difícil todavía? Araceli Álvarez tiene claro: "No repetirnos". Y Anaïs Schaaff, socia de la productora Cliffhanger, considera que no todo es de color de rosa en el mundo de la ficción: "Nuestra calidad ha mejorado bastante, pero para alcanzar el nivel de las series inglesas o americanas queda mucho por hacer. Para empezar, las cadenas deberían arriesgarse más con las tramas y ampliar el presupuesto. Por ejemplo, mientras que fuera las series políticas están a la orden del día, aquí nadie se ha atrevido todavía a tocar esta temática seriamente". ¿Un House of cards o Borgen a la española? Probablemente, solo es cuestión de tiempo...
Anaïs Schaaff
  • Tiene 41 años
  • Guionista y cocreadora de El Ministerio del Tiempo
Primero estudié Humanidades y, luego, dirección y dramaturgia en el Institut del Teatre. Empecé a escribir guiones para la tele hace solo 10 años, porque con el teatro no me ganaba la vida. Primero le pedí trabajo a mi padre, que es director en Saber y ganar, y me dejó entrar como guionista de preguntas. Luego hice algunas pruebas de selección, porque los guionistas también hacen castings, y entré en Los Lunnis. Poco después di el salto a TV3 escribiendo para la serie Ventdelplà y allí fue donde conocí a Javier Olivares. Juntos, hicimos la serie Kubala, Moreno y Manchón y luego salió Isabel.
Pero nuestro sueño era dejar de ser guionistas de encargo para convertirnos en productores ejecutivos de nuestras series. Así que montamos la productora Cliffhanger y vendimos El Ministerio del tiempo a Televisión Española. ¿Cómo escribo personajes? Lo que intento es salirme de los estereotipos, de lo previsible. Me atraen más los roles con clarosocuros que los de una pieza, como en la vida misma. Y una vez que tengo definido, con cuatro pinceladas, el perfil, me gusta buscar referencias literarias, desde Clarín hasta Tolstoi. En realidad, todo vale para darle cuerpo y carácter a un personaje. Por ejemplo, la frase "secretaria viene de secreto", que se dice en El Ministerio se la robé a mi padre.
Uno de mis personajes preferidos en la serie es el de Susana Torres, que interpreta Mar Saura y tendrá más desarrollo en la segunda temporada. Es una funcionaria de alto nivel, muy ambiciosa, y su perfil se asemeja al de esas políticas jóvenes con los que algunos partidos pretenden "lavarse la cara" y vender así que van a mejorar el país".
¿Otras series que me gustan? Soy fan de la inglesa No offence y de la sueca Jordskott. Últimamente, me he visto un par de capítulos de Carlos, el emperador y Águila Roja, pero veo detrás la mano del productor, en cuanto a las limitaciones de rodaje y cómo condicionan los argumentos por rentabilidad y me da coraje.
Gema R. Neira
  • Tiene 32 años
  • Directora de Desarrollo de Bambú Producciones (Seis Hermanas, Velvet)
Mi primer guión fue para la serie Mareas Vivas. Fue en la televisión gallega donde conocí a Ramón Campos y empezamos a trabajar juntos. Escribimos Desaparecida, Guante Blanco, Gran Reserva, Hispania y Gran Hotel y consolidamos Bambú. ¿Cómo trabajo? Todo me sirve para inventar a mis protagonistas: desde figuras históricas hasta personajes de novelas inolvidables. Casi siempre escribo a ciegas, y es el trabajo del intérprete el que engrandece el personaje.
Esto nos sucedió con Rita en Velvet. Cuando vimos a Cecilia Freire trabajar, nos dimos cuenta de que podía tener más texto y decirlo mucho más deprisa, porque lo hace muy bien. Sin embargo, creamos a Ana y a Alberto pensando en Paula Echevarría y Miguel Ángel Silvestre, pero el resto del casting, como Clara y Mateo, ha ido cobrando protagonismo capítulo a capítulo. Cuanto mejor defiende el actor su personaje, más frases gana. ¿Lo que no me pierdo? Soy una gran devoradora de series. Me encanta Masters of sex y de las españolas me gustó mucho El Príncipe y me ha sorprendido Vis a vis. ¿Un proyecto? Sueño con poder desarrollar una historia sobre los fotógrafos de guerra.
Araceli Álvarez de Sotomayor
  • Tiene 43 años.
  • Guionista de La que se avecina.
Tras ejercer como abogada durante 12 años en un bufete de Córdoba, lo abandoné todo y me fui a Madrid para estudiar Arte Dramático. Empecé a moverme y entré como actriz en el circuito de monologuistas. Por entonces, yo estaba loca por la serie Aquí no hay quien viva. Me sabía los capítulos de memoria. Y un día, me presentaron a Alberto Caballero, el director de la serie. Le dije que era una auténtica friki de la serie, me hizo una prueba, les gusté, encajé en el equipo de guión y ya llevo casi cinco años.
Es el sueño de mi vida hecho realidad. Reconozco que hay momentos tronchantes durante la escritura, porque encadenamos un disparate tras otro. Hasta los actores alucinan y nos envían mensajes diciéndonos: "¡Qué locura de capítulo!". ¿Mi personaje favorito? Me entusiasma Judith (Cristina Castaño) por el nivel desquiciamiento y frustración con el que vive, pero es que hay mujeres reales como ella con el colmillo retorcido. ¿Mi serie preferida? The Bing Bang Theory. Amo el personaje de Sheldon Coope.
¿Un reto? Me gustaría desarrollar una serie de 25 minutos con formato americano. Nuestra serie es demasiado larga y además es autoconclusiva. Creo que nos falta la libertad y el ritmo de los modelos americanos.
Laura Caballero
  • Tiene 37 años.
  • Directora y guionista de La que se avecina
Me estrené como guionista escribiendo sketches para Noche de fiesta de mi tío José Luis Moreno. Hoy ejerzo de guionista y directora de La que se avecina. Una actriz me dijo hace tiempo que mi forma de trabajar le recordaba a una niña cuando juega con sus muñecos. Y acertó de pleno.
Respecto a los personajes, no tengo uno preferido. De forma aislada, terminarían cansándonos, en cambio en grupo se retroalimentan y son extraordinarios. Con los años, me he dado cuenta de que los personajes están por todas partes: en una cafetería, en la tienda del barrio... Tan solo hay que descubrirlos. Y una vez que me siento a escribir, los llevo al límite, al extremo.
Hay días que cuando estamos inventando las peripecias de los vecinos de Montepinar nos entra un ataque de risa tan fuerte que tenemos que dejar de escribir, pero también hay otros en que nos atascamos. Otro momento desternillante es cuando probamos los diálogos para comprobar si funcionan y ponemos las voces de los personajes. Los guionistas parecemos los teleñecos.
Aurora Guerra
  • Tiene 46 años.
  • Coordinadora de guión de Acacias 38
  • Creadora de El secreto de Puente Viejo.
Estudié Dirección de cine y mis primeros trabajos fueron concursos y programas de entretenimiento como el Karaoke de Telecinco. Mis primeras series fueron Génesis, en la mente de un asesino, y Caméra Café. Me encanta contar historias con las que el público se ría, se conmueva o sufra. Además, este oficio me permite vivir muchas vidas a través de los personajes. Las impulsoras de mis historias suelen ser mujeres fuertes, luchadoras, capaces de enfrentarse a las normas de su época. Así nacieron Pepa, de El secreto de Puente Viejo, y Manuela, de Acacias 38, cuyo motor vital es encontrar a sus hijos y luchar por un oficio. No puedo negar que en ellas también hay mucho de mí misma.
Respecto a los personajes, persigo que sean interesantes, con fondo, que lleven una mochila del pasado de la que poder tirar. ¿Lo más duro de este oficio? Cuando no puedes escribir con libertad. Aunque ahora estoy muy a gusto, porque escribo sin miedo y participo en la elección del casting, vestuario y decorados; pero en el pasado me ha tocado trabajar muchas veces con cortapisas y el resultado no es el mismo. Los guionistas españoles luchamos por figurar como productores ejecutivos, como los show runners americanos, que tienen un control más global de producto.

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