TITULO: Cartas Olvidadas - El plan de estímulo de Biden consigue superar la primera barrera republicana,.
El plan de estímulo de Biden consigue superar la primera barrera republicana,.
El programa de 1,9 billones de dólares logra el apoyo de la Cámara de Representantes y pasa al Senado, donde los demócratas también tienen una mayoría débil,.

La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó en la madrugada de ayer -hora española- un nuevo plan de estímulo de 1,9 billones de dólares por medio del cual el presidente, Joe Biden, pretende relanzar la economía norteamericana durante la pandemia. Salió adelante únicamente gracias a los votos de los demócratas y el texto deberá pasar ahora el filtro del Senado. Los republicanos critican que las medidas son costosas y están mal enfocadas. Tras horas de debate, el proyecto de ley fue adoptado en la Cámara Baja por 219 votos a favor y 212 en contra.
«Tras doce meses de muerte y desesperanza, esta noche comienza la recuperación estadounidense», dijo el congresista Brendan Boyle poco antes de la aprobación del paquete, que llega cuatro días después de que Estados Unidos superase los 500.000 decesos por Covid-19.
El plan de Biden apunta hacia una sostenimiento de la economía y una dinamización de la vacunación contra el coronavirus. Para ello, prevé varios miles de millones de dólares para aumentar el ritmo de inoculación y los test, y para ayudar a escuelas y liceos a reabrir.
Aunque cuentan con una ínfima mayoría en el Senado, los demócratas confían en que el texto sea aprobado. Luego deberá volver a la Cámara de Representantes para alcanzar una versión final. «Tenemos que aprobar el plan antes del 14 de marzo», cuando terminen la ayudas al desempleo, advirtió el jefe de la mayoría demócrata, Steny Hoyer. «Tras un año de pandemia y crisis económica, los estadounidenses deben saber que su Gobierno actúa para ellos. Por su parte, la presidenta de la Cámara de Representantes, la también demócrata Nancy Pelosi parafraseó a Joe Biden al decir que: «La ayuda llega.
Por su parte, el jefe de la minoría republicana, Kevin McCarthy, afirmó que «los demócratas tienen tanta vergüenza de todo el derroche de dinero no vinculado al covid en este texto que lo aprueban en medio de la noche».
Salario mínimo
Una figura poco conocida del Congreso sacudió este plan. La responsable de los procedimientos parlamentarios, Elizabeth MacDonough, consideró que el texto no podía incluir el alza del salario mínimo a 15 dólares la hora como quería Biden, dado el formato de votación por mayoría simple resuelto por los demócratas del Senado. Normalmente se requieren el apoyo del 60% para este tipo de leyes, y, en este caso, con 51 votos el texto podría ser aprobado por la Cámara Alta.
Aunque algunos progresistas se indignaron y llamaron a no considerar la visión de esta funcionaria no electa, Biden dijo que «respetaba» su opinión. Pero exhortó al Congreso a «avanzar rápidamente para adoptar el plan». El presidente anunció que intentará impulsar por separado el aumento del salario federal mínimo, actualmente en 7,25 dólares. Los jefes demócratas del Congreso anticiparon el viernes que esa sería la vía elegida.
La eliminación del aumento del salario mínimo podría incluso facilitar la aprobación final del paquete, ya que algunos demócratas moderados se oponían a esta idea. El senador Bernie Sanders y otros demócratas estudian una alternativa para impulsar el alza del salario mínimo: introducir en el proyecto de ley una enmienda que crea penalidades fiscales para grandes empresas que pagan menos que «un mínimo vital». Pero los demócratas moderados también podrían oponerse a esta idea.
Nuevos cheques por unos 1.400 dólares deberían será enviados a los estadounidenses, según su nivel de ingreso, y se extenderán los subsidios por desempleo hasta septiembre.
TITULO: Cartas en el Cajon - Sanidad asume ya las 17 Semanas Santas y se conformará con directivas comunes ,.
Sanidad asume ya las 17 Semanas Santas y se conformará con directivas comunes,.
La disparidad de la incidencia y la necesidad de acuerdos unánimes hacen inviable un plan único pese al riesgo de una cuarta ola,.

Carolina Darias está viviendo estos días en sus carnes exactamente la misma sensación que experimentó Salvador Illa allá por noviembre. Entonces, el exministro de Sanidad intentó por todos los medios evitar lo que él mismo denominó «17 Navidades diferentes». Pero al final, en las pasadas vacaciones, cada comunidad estableció sus reglas de entrada y salida, de número de comensales en las cenas y de horarios y aforos en los bares y restaurantes. Darias ahora –con la Semana Santa y el puente de San José encima– corre el mismo riesgo, darse de cabeza contra el muro de los poderes autonómicos, como le ocurrió a su antecesor, pero no está dispuesta a tirar la toalla. Quiere al menos un 'acuerdo de mínimos'.
La titular de Sanidad ha decidido escarmentar en cabeza ajena y ha movido ficha con antelación para intentar persuadir a las autonomías de la necesidad de adoptar esas 'reglas de juego comunes', que no homogeneizadoras, para los 19 territorios (comunidades y ciudades autónomas). Darias ha encargado a la Comisión de Salud Pública un documento marco para intentar unificar las normas de una desescalada que, sin embargo, muchas regiones ya han empezado por su cuenta un mes antes de las vacaciones.
Según responsables de Sanidad, este documento será flexible y en él los expertos aspiran a plasmar una suerte de hoja de ruta con las medidas que se pueden relajar según el grado de incidencia en cada zona. No será –insisten– un texto para «igualar las restricciones» ni «homogeneizarlas» en todas las comunidades, dado que la incidencia sigue siendo muy dispar, sino para equiparar la desescalada en territorios con situaciones epidemiológicas análogas. El pasado jueves, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, ya avisó de que «no se pueden plantear medidas comunes porque la situación epidemiológica es muy diferente» en las comunidades.
Y es que Darias, Simón y sus respectivos equipos, según han reconocido en las últimas horas responsables del Gobierno, son muy conscientes de que no pueden forzar a las comunidades a medidas adicionales sin aprobar un nuevo estado de alarma. «Solo cabe la persuasión», admiten en Sanidad, donde saben que la carta definitiva se la van a jugar en el Consejo Interterritorial, ese foro que ahora se reúne con periodicidad semanal y cuyo poder de decisión se basa en la unanimidad porque sus decisiones, en realidad, no son vinculantes legalmente para las autonomías.
Buena parte de los gobiernos regionales de todos los colores –particularmente Andalucía, Castilla y Léon, Comunidad Valenciana, Extremadura y Cantabria– han pedido de forma reiterada evitar una nueva «torre de Babel», como la definió Miguel Ángel Revilla, en referencia a lo ocurrido las pasadas Navidades.
Cierre perimetral
La cuestión esencial–reconocen desde Sanidad– es el uso del confinamiento perimetral de las comunidades como principal herramienta para limitar la movilidad. Y hablar del encierro autonómico es abrir automáticamente el enfrentamiento con la Comunidad de Madrid, la región con la incidencia más alta de España, pero que, sin embargo, desde Navidad se ha empeñado en mantenerse abierta.
El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, sin duda el más laxo en las medidas durante la pandemia, no quiere, a priori, imponer medidas restrictivas a su población, sobre todo ahora que la virulencia del virus se encuentra en pleno descenso. En el otro extremo están comunidades como Castilla y León o Asturias, que ya han prometido que van a seguir con su confinamiento perimetral pase lo que pase.
En Sanidad no ocultan que su deseo sería el de mantener cerradas las 'fronteras' autonómicas. Los informes que manejan en el CCAES no descartan, ni mucho menos, dos escenarios igualmente negativos a pesar del aumento de la vacunación. El primero es que la Semana Santa coincida con el inicio de una cuarta ola, sobre todo a la vista de la desaceleración de la bajada de la transmisión en los últimos días y teniendo en cuenta que el pico de la tercera ola se alcanzó en la segunda mitad de enero, dos meses antes de Semana Santa y, por ende, con tiempo de sobra para que se inicie un nuevo tsunami.
La segunda posibilidad que estudian los expertos de Sanidad es que sean las propias vacaciones las que desaten la cuarta ola con el relajamiento de las medidas, tal y como ocurrió en las pasadas Navidades.
TITULO: REVISTA TENIS - Anabel Medina: «Mis aficiones no tienen que ver con el tenis, soy una friki de los puzles» ,.
Anabel Medina: «Mis aficiones no tienen que ver con el tenis, soy una friki de los puzles»,.
La tenista torrentina se define como una persona «fiel y tranquila», que ha sabido tomar decisiones sin mirar atrás, gracias a un entorno estable formado por la familia, su entrenador y, desde hace unos años, su pareja,.

No lleva zapatillas, ni ropa deportiva, aunque estemos en el club de tenis y al fondo se oiga el peloteo de las pistas. De la práctica del tenis se ha retirado por completo, incluso como aficionada. Necesitaba parar. Anabel Medina parece tímida, aunque se nota que tiene callo con las entrevistas porque han formado parte de una vida profesional en la élite de una generación de tenistas que ha dado -y sigue dando- grandes alegrías a los aficionados españoles. La serenidad y el equilibrio que afloran en el carácter de la torrentina permiten imaginarla, fácilmente, en una vida mucho más relajada, aunque en este año no haya parado: entrenadora, capitana de la Copa Federación, directora del Open de Tenis de Valencia. Será que la capacidad de Anabel Medina llegá más allá de la raqueta.
-Se retiró hace un año. Con la perspectiva que da el paso del tiempo, ¿valora de la misma manera aquella decisión?
-Me siento muy orgullosa de las dos decisiones más importantes que he tomado en mi carrera: dejar el tenis a nivel individual y la retirada por completo. Creo que lo hice en el momento correcto, nunca he tenido dudas; quizás la gente que me rodea lo ha pasado peor que yo.
-¿Por qué?
-Les daba penita, pero yo les decía que pena ninguna. Tengo treinta y siete años y he dado todo lo que he podido. Es una alegría poder decir adiós a mi carrera profesional y marcarme otros proyectos de vida. Me apetece hacer otras cosas fuera del tenis, que al final es lo único que he hecho hasta ahora.
-Pero ese cambio no es fácil. Recuerdo a una atleta que me decía que le costó aceptar que ya no iba a ser la número uno en nada más de lo que hiciera a partir de su retirada.
-Hay dos perfiles de deportista, aquel al que le gusta estar en lo más alto, tener todos los focos a su alrededor, y el que ha hecho una carrera muy buena con un perfil un poco más discreto. A mí me ha gustado hablar dentro de la pista y soy muy ambiciosa: en todo lo que hago me gusta hacerlo muy bien pero no necesito vivir de la notoriedad.
-Ahora es entrenadora y capitana del equipo español de la Copa Federación. ¿Se veía en el papel de líder?
-Es un cambio bastante importante porque el tenis es un deporte muy individual en el que siempre hay gente pendiente de ti. Ahora soy yo la que está veinticuatro horas detrás del jugador. He pasado al rol de cuidadora y ha sido difícil, está claro, pero creo que también es bueno para mi formación saber adaptarme a estos cambios. Tengo la ventaja de que al haber sido jugadora sé lo que les gusta y sé lo que no, me ha ayudado a desarrollarme. Es muy interesante estar al otro lado.
«No soy muy niñera pero debe de ser bonito un proyecto de vida en común»
-Seguro que ahora entiende más cosas.
-Ahora me acuerdo de las veces que mi entrenador me decía: «ya verás cuando te retires, te darás cuenta». Qué razón tenías, Gonzalo. Pero hay que vivir las experiencias, y aprender de ellas.
-Dicho esto, hay muchos jugadores a los que les cuesta, además, no estar siempre mirando hacia atrás.
-Yo es que estaba cien por cien convencida de la decisión de retirarme. Tuve conversaciones con exjugadores y muchos de ellos me dijeron que lo pasaron muy mal, que incluso tuvieron una época de depresión porque no sabían qué hacer, si iban a encontrar otro tipo de trabajo o si iban a valer para hacer otras cosas. A mí aquello se me quedó grabado. Así que cuando sentí que llegaba mi momento, empecé a buscar qué cosas me gustaría hacer después de retirarme.
«Me perdí navidades, fines de año, Reyes, cumpleaños, siempre fuera de casa»
-¿Se ha sentido insegura fuera de lo que conocía?
-Me he sentido muy insegura porque para mí ha sido como volver a nacer. Es como decirte: «ahora te espabilas». No me permito que la inseguridad o el miedo al fracaso me frene a intentar buscar retos bonitos que me apetezca llevar a cabo. Así que cuando me entra el miedo digo: «no, voy hacia adelante». Y me tiro a la piscina. Pero es que es cierto que yo le pegaba bien a la pelota. Nada más. Ahora me he dado cuenta de que el deporte me está ayudando en otros ámbitos de la vida. Y puedo ayudar yo a otras personas.

-Los tenistas suelen ser conocidos por tener la cabeza fría, saben salir de los momentos complicados. Quizás son problemas universales.
-¿Sabe lo que he notado? Desde la retirada no he tenido situaciones de estrés tan elevadas como las que me generaba el tenis. Siento la gestión del día a día más sencilla porque no me genera esos picos de ansiedad que te pueden hacer tomar malas decisiones. Aprendes a lidiar con ello. Lo hablaba con Álex Corretja, con quien comento en Eurosport, donde a veces tenemos jornadas de ocho horas seguidas, pero nos hemos adaptado a un ritmo de vida tan elevado que lo que viene luego no es nada.
-¿Ha cambiado su forma de desconectar?
-Acabé con el cuerpo tan agotado que llevo un año sin hacer nada de deporte; solo juego a pádel. Otros exdeportistas me lo dicen, que me dé tiempo, que cuando me desintoxique ya me apetecerá. Así que ahora mis aficiones no tienen nada que ver con el tenis; soy una friki de los puzles. Antes de venir aquí estaba haciendo uno de 42.000 piezas, el más grande del mundo. Es que yo si me pongo, me pongo a lo grande.
-Parece como lo contrario al tenis.
-Me ayuda a la concentración, y ser capaz de ver una pieza pequeñita esparcida entre miles más y saber dónde va. Además, algo que no me pasa con ninguna otra actividad es que cuando hago puzles desconecto de todo. Se me olvida hasta el teléfono, a mí, que soy bastante activa.
«Iba a la montaña con mis padres y me subía a los árboles como un mono»
-¿Ha podido recuperar amigos?
-Tengo amigos que he conocido en el mundo del tenis a los que ahora les puedo dedicar más tiempo. No tengo amigos del colegio porque lo dejé muy pronto.
-¿A cuántas cosas has tenido que renunciar?
-Se renuncia a muchas cosas. A mí me cogió en mi juventud y ahí me perdí parte del colegio, porque no era tan sencillo como ahora: no podía estudiar a distancia, no me cambiaban los horarios, los exámenes. Por otro lado, ¿cómo iba a hacer amigos si no estaba? No había móvil, no podía tener el contacto que existe a día de hoy. La familia tampoco estaba, he pasado navidades, fin de año, Reyes, siempre fuera de casa. Tampoco cumpleaños, bodas, bautizos… pero al final vale la pena, porque me considero joven y todavía puedo recuperar momentos, sobre todo con la familia.
-He leído un reportaje donde hablaban de los tres hombres que ha habido detrás de usted: su padre, su entrenador y su pareja.
-Ha sido importante el entorno, y en mi caso he tenido mucha suerte. Empecé a viajar con quince años y a esa edad somos muy vulnerables y puede haber gente que te lleve por un camino que no es el adecuado. Tuve mucha suerte con mi entrenador, Gonzalo López, que siempre me ha intentado inculcar unos valores que ahora que me he retirado me he dado realmente cuenta de que son muy valiosos.
-Él dice que quería que fuera persona más allá de tenista.
-Esa frase la tengo muy interiorizada porque no me gusta tomar decisiones que puedan afectar a la gente, o que les pueda perjudicar. Soy muy 'patidora', como diríamos aquí.
«Renuncié a mucho y ahora quiero recuperar momentos con la familia»
-¿Le ha importado mucho la estabilidad?
-Siempre he sido muy fiel, soy consciente de que la vida es un proceso y si la persona que está a tu lado es la adecuada y las cosas no van bien hay que mirar adentro a ver si la responsabilidad es de una misma.
-¿Todavía tiene contacto con su entrenador?
-Sí, justo hoy he hablado con él. Siempre me dice: «ya sabes que eres mi hija la mayor». Pasamos veinte años juntos, para él he sido una jugadora difícil, lo reconozco, pero fuera de la pista le he respetado mucho, por eso acaba la carrera pero no la relación.
-¿Qué papel ha jugado su pareja?
-He tenido mucha suerte con Antonio y me da pena no haber coincidido con él antes, porque hubiese podido vivir algunos momentos bonitos de mi carrera. Es una persona racional, tranquila, que me ha ayudado a mejorar como persona y en la retirada. Y se lo agradezco un montón.

-¿Mira al futuro?
-No me ha dado tiempo de mirar más allá de los proyectos en que ya estoy metida; mi sueño es ahora ganar la Copa Federación el año que viene e ir a los juegos de Tokio. A partir de ahí lo tengo todo en standby, porque yo todavía no he parado. Y quiero ver qué sucede después. Sin prisas.
-¿Le gustaría, por ejemplo, tener hijos?
-No soy muy niñera, no tengo mucho instinto. Dicho esto, sí que es cierto que en el fondo debe de ser algo bonito, un proyecto para toda la vida compartida con tu pareja.
-Y si mira atrás, cuál ha sido su mejor y peor momento?
-El mejor, la medalla de plata de los juegos de Pekín. El peor, cuando me lesioné la rodilla, porque mi carrera deportiva cambió por completo. No me puedo quejar de cómo me ha ido, pero siempre tendré la duda de qué hubiera pasado porque mi pierna ya nunca fue lo mismo. Soy muy tirada para adelante y recuerdo que con mis padres iba a la montaña y me subía a los árboles como si fuera un mono y recuerdo que al lesionarme me daba miedo hasta cruzar la calle. Me limitó, sí, pero supongo que forma parte de la vida.
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