TITULO: Cena con mamá - Elena Rivera ,. Viernes - 18, 25 - Febrero ,.
Viernes - 18, 25 - Febrero a las 22:00 en La 1, fotos,.
Elena Rivera: "Maté a Karina y ya no veo Cuéntame",.
Elena Rivera. Zaragoza, 1992. Fue tantos años Karina en 'Cuéntame' que se hartó de ser la chica perfecta y en 'Sequía', su nueva serie en TVE, es una policía dura. En persona no es ni lo uno ni lo otro, sino algo mejor: una tía normal. También está a punto de estrenar 'Alba', en Antena 3.
- Interpretaste en teatro 'El arte de la entrevista', ¿algún consejo que me quieras dar antes de empezar?
- Busca la brecha. Había una frase literal que decía: "La brecha, ahí está la entrevista". Como entrevistada, me mola eso: ver que la conversación fluye y no es el típico cuestionario de ahora toca la segunda pregunta, la tercera... y da igual la respuesta. Me gusta lo otro, el reto de intentar torear mientras tú vas buscando por dónde entrar para encontrar la brecha.
- En realidad, depende de ti, de hasta dónde estés dispuesta a mostrar.
- Es cierto y, en general, solía responder lo que se espera, sin exponerme demasiado, pero últimamente, me he aburrido de eso. ¿Por qué no mostrarte como eres y que no todo sea tan perfecto y previsible? No me gusta esta obsesión que vivimos con la perfección.
- La farsa de Instagram.
- Exacto. Con las redes sociales, ahora todo es postureo, enseñar sólo nuestra mejor parte y todo lo que nos llega es maravilloso e historias de éxito. Muestras siempre tu lado perfecto y todo te va fenomenal y, en realidad, no es así. Ni para mí ni para ti ni para nadie. Todos tenemos días malos y fracasos, escondiéndolos mandamos un mensaje equivocado a quien nos sigue. Las redes sociales y la obsesión por parecer perfectos han potenciado todo lo que está ocurriendo con la salud mental, que es un problema que ha existido toda la vida, pero se está multiplicando.
- A las actrices jóvenes, ¿se os presiona para dar esa imagen?
- Como actriz hay veces que piensas que, si no exhibes siempre esa perfección con las marcas de maquillaje o la firma que te viste para un photocall, igual ya no te llaman. Es una profesión en la que todo gira en torno a nuestro físico y es un coñazo. ¿Por qué no mostrar también la realidad de las mujeres? No todas tenemos que estar en 90-60-90 ni estar viviendo cosas maravillosas ni ser la madre perfecta, que ese es otro tema... Yo ya lo empiezo a notar. Este año cumplo 30 y todo el rato es: "Bueno, Elena, ¿qué? ¿Para cuándo los hijos?". Todo este tipo de cosas son constantes. Hay una presión permanente por cumplir lo que se espera de ti como mujer: estar siempre guapa, luego la maternidad...
- ¿Te has aburrido de ser la que los demás esperan que seas?
- Pues un poco. No soy abanderada de nada, pero soy consciente de que mi profesión me da un altavoz que intento aprovechar para defender cosas en las que creo. Por ejemplo, me preocupa esto que vemos ahora de niñas superjovencitas, aún más en esta profesión, que corren a operarse en cero-coma para ajustarse a esos cánones de belleza que nos marcan desde crías. Por eso me gusta mostrar naturalidad, la normalidad de una mujer. Estoy muy orgullosa de poder decir que soy normal dentro de este mundillo tan anormal.
- ¿Cómo se mantiene esa normalidad cuando llevas saliendo en televisión desde los seis años?
- Con seis añitos estaba ya en programas cantando, luego Cuéntame... Sé que no es una infancia convencional, pero en mi casa, y esto quiero remarcarlo, mis padres me inculcaron desde el principio que esto era un extra a mi vida de niña normal. Igual que otros compañeros iban después del cole a fútbol o piano, mi extraescolar era esta. Veían que yo era feliz, pero siempre me empujaron a seguir con los estudios y mantener los pies en la tierra. Aún los mantengo, porque esta profesión cambia de un día para otro. Soy una privilegiada porque he estado en proyectos de éxito, siento que me valoran mucho y para lo joven que soy ya tengo unas tablas, pero hay veces que pienso: "Joder, me abruma esto un poco". Hay un punto en que o tienes bien claras las cosas o es sencillo que se te vaya el perolo. Cuando veo ahora estos pelotazos de chicos que no han hecho nada y en 10 días, son famosísimos por una serie y millones de personas les siguen y les adulan... Yo entendería que a esa gente, si no tiene una base en su casa, la fama les vuelva locos.
- ¿Remarcas esa actitud de los tuyos porque siempre hay recelos con los padres de niños artistas?
- Sí, porque aunque no es lo que yo lo he vivido, como he estado muchos años en esos concursos y castings de niños sí he visto padres así, de los que ven al niño como un producto. Hay mucha gente así y me da una pena terrible, se me rompe el alma. Por eso valoro la suerte que he tenido de que en mi casa fuese todo lo contrario. Era yo la que tiraba de mis padres, porque había algo en mí que me empujaba hacia esta profesión. Eso sí, luego siempre me han apoyado desde la sombra, sobre todo hasta los 18 años, que teníamos que estar yendo y viniendo desde Zaragoza todo el día para compaginar el cole con el rodaje de Cuéntame.
- Decías antes que en esta profesión todo cambia rápido y has acabado Magisterio Infantil, ¿aún no te fías?
- Pues igual no. Las prácticas me coincidieron con una obra de teatro con Aitana Sánchez-Gijón y Roberto Enríquez y fue una paliza porque estaba por el día en un colegio y luego la obra y la gira los fines de semana. Los críos me pegaban de todo, llegaba sin voz... Todo era un sufrimiento. Y Roberto me decía: "Elena, ¿qué necesidad tienes? Si eres una tía que con todo lo que llevas y el talento que tienes, no te va a faltar trabajo". Y yo me acordaba de algo que me decía mucho mi padre: "No te confíes cuando te regalen mucho la oreja". A mí me ha ido fenomenal, pero la vida es muy larga y nunca se sabe. Tener la carrera me da la seguridad un poco absurda de saber que tengo ahí un plan B y, además, me molaba salir de la burbuja en la que inevitablemente estás cuando desde muy pequeña participas en una serie de éxito que veían todas las semanas seis o siete millones de personas.
- Hablabas también antes de salud mental, ¿has necesitado ayuda para navegar esta vida atípica?
- Por ahora no he tenido necesidad de terapia, pero nadie está exento de que esto te pueda ocurrir ahora o dentro de equis años. Algo bueno, entre comillas, que nos ha dejado la pandemia es que al fin se están mostrando realidades que han existido toda la vida y era tabú tratar. Tenemos que quitarnos los prejuicios de "fíjate la loquita o el loquito" si alguien necesita ir al psicólogo. Hay que seguir invirtiendo en salud mental porque es un escándalo ver las cifras de gente joven para la que su única salida es el suicidio. Se me ponen los pelos de punta. Eso es que no estamos haciendo las cosas bien como sociedad. Hay que normalizar que se hable de este tipo de enfermedades que son transversales: da igual la edad que tengas, en lo que estés trabajando o tu clase social.
- Cuando una sale en 'Cuéntame' durante tantos años, ¿la normalidad desaparece de su vida?
- La
gente te está viendo todas las semanas, eres parte de su familia y de
su casa. La fama está ahí, pero en general no tengo queja. Hay momentos
desagradables porque hay gente con educación y gente sin ella, pero yo
intento empatizar con quien le hace una ilusión tremenda saludarte o
hacerse una foto. Eso sí, de algún sitio sí me he tenido que marchar
porque se ha convertido en un agobio. Cuando el primero abre la veda y
empieza el boca a boca, es mejor irte a casa, pero lo he llevado
bastante bien.
- En 'Sequía' eres una policía dura. ¿Huyes de tu estereotipo?
- Llegó
así, pero luego sí que he pensado que me viene guay para acelerar ese
cambio de la niña que ha crecido toda la vida en las teles de este país.
Cuando me fui de Cuéntame, mi personaje era madre y se había
casado, pero había algo de los niños que empezamos siendo que se había
quedado en nuestra imagen. He rechazado bastantes proyectos que iban
otra vez al público más adolescente y al niñerío porque, sin pensarlo
demasiado, sí iba buscando algo más adulto. Ese empaque es lo que más me
mola de la serie, que no es ese proyecto por el que luego te petan los
seguidores en redes, pero es importante en mí carrera para crecer.
- Necesitabas matar a Karina.
- Sí, la verdad es que sí. Entre Sequía e Inés del alma mía, que fue la serie que hice nada más dejar Cuéntame
y era una tía rollo Juana de Arco, he sentido que dentro del sector me
miran distinto, que ven una transformación. Este camino era el idóneo,
que se vea que Elena hace tiempo que ya no es aquella niña.
- ¿No te dio vértigo dejar el producto más seguro de la ficción española?
- Muchísimo,
fue un salto al vacío total, tuve miedo. Lo que pasa es que yo sería
una imbécil muy poco ubicada si me quejase de cómo me ha ido, porque
terminé de rodar Cuéntame un viernes y el lunes ya estaba
ensayando una obra de teatro de Andrés Lima. Eso paró el miedo. Pero el
riesgo era enorme cuando decidí que me iba. Ricardo [Gómez, Carlitos en
la serie] me comunicó que él lo dejaba y eso me iba a afectar
inevitablemente por la vinculación de nuestros personajes. Aun así, me
ofrecieron seguir. Sin embargo, pensé que para la esencia de la serie y
para mí como actriz, era el momento del punto final. Ahí sí me cagué.
Empecé en Cuéntame como un juego con 12 años y con 27 era como
salir de golpe a la vida real. Ese miedo y esa incertidumbre existieron
porque había la posibilidad, y bien gorda además, de que me pasase como a
tantos actores de una serie mítica que nunca logran que el sector y el
público se lo tomen en serio en otro papel. Pero la respuesta que yo he
recibido ha sido todo lo contrario: "Estábamos deseando que te fueras
para poder currar contigo". Una maravilla.
- ¿Sigues viendo 'Cuéntame?
- No, ya no la veo. Maté a Karina, como decíamos, es una etapa que terminó y me quedo con aquel recuerdo. Les deseo lo mejor, pero es pasado. Igual suena muy romántico esto, pero a las cosas hay que ponerles un punto y final, guardar el buen recuerdo y seguir con tu vida.
TITULO:
Imprescindibles' estrena en La 2 - Frank Sinatra quiso matar a Woody Allen ,. Domingo - 20, 27- Febrero ,.
Domingo - 20, 27- Febrero a las 21:30 horas en La 2, foto,.
Frank Sinatra quiso matar a Woody Allen,.
El escritor David Evanier desvela en 'Woody' cómo el cantante intentó acabar con el director por su romance con Soon-Yi,.
Cuando Mia Farrow supo que su entonces pareja, Woody Allen, mantenía un romance con una de sus hijas adoptivas, Soon-Yi, se volvió loca de ira. Intentó hundir su reputación, poner en contra del director a todos sus hijos y arruinarlo en los tribunales con demandas millonarias. Y no solo eso. Su exmarido Frank Sinatra, que nunca dejó de amarla y con quien la actriz hablaba todos los días, le dijo que quería «quitar de la circulación» a Allen. La Voz no estaba bromeando: tocó a sus contactos en el mundo del hampa para ver qué posibilidades había de matar al cineasta. «Frank de verdad quería acabar con él. Lo odiaba. Pero no podía hacerlo él mismo y nadie estaba dispuesto a hacerle el favor. No es que estemos hablando de la gente con más escrúpulos del mundo, pero tampoco iban a matar a un director de cine famoso solo porque hubiera engañado a la exmujer de otro tipo. Woody estaba muerto de miedo».
La tormentosa relación entre el cineasta y Mia Farrow es uno de los capítulos más jugosos de Woody (Turner), la biografía del director neoyorquino escrita por el periodista David Evanier y que acaba de llegar a España. Pero el libro es mucho más que una compilación de cotilleos, que también los hay. Evanier se sumerge en la vida de Allen para descubrir en él a una persona distinta al personaje que aparece en la pantalla de cine.
Woody Allen es el nombre artístico de Allan Stewart Konigsberg, nacido en 1935 en el seno de una familia judía de Brooklyn. Allen fue un niño conflictivo que se escapaba de la escuela, que admiraba con distancia a su padre y que hacía la vida imposible a su madre con todo tipo de bromas pesadas. En sus últimos días, con 100 y 95 años, aún culpaban a su hijo por haberse dedicado al cine, y no a una profesión seria, como farmacéutico. «Ellos criaron a un genio que estaba mucho más allá de sus ideas preconcebidas», destaca Evarnier.
Este niño inquieto, líder de su grupo de amigos, pronto mostró su predisposición a ganarse la vida de una manera fuera de lo convencional gracias a su talento. De adolescente, Allen era un buscavidas que ganaba dinero con pequeños timos en apuestas, y a los 16 años comenzó a moverse en el mundillo del humor judío de Nueva York, primero preparando chistes para otros artistas y después, superando su miedo al escenario, interpretándolos él mismo. Influenciado por Groucho Marx y Bob Hope, su éxito le abrió las puertas de la televisión y de allí al cine, aunque una mala experiencia en Hollywood le llevó a proclamar que él nunca saldría de su amada ciudad, Nueva York, para hacer películas.
La tesis del autor, que ha visto al cineasta en varias ocasiones y que ha intercambiado con él correos electrónicos durante la elaboración de la obra, es que el Allen verdadero no es un schlemiel, palabra judía que designa a los seres inseguros y con mala suerte que no saben moverse por el mundo. «Allen ha explotado un aspecto de su personalidad y lo ha inflado por un propósito artístico. Él sabe reírse de sí mismo. Pero en realidad, es una persona fuerte, resuelta, productiva y centrada en su trabajo», cuenta Evanier.
«No obstante, su retrato de hombre vulnerable ha calado porque rellenaba un vacío», continúa; «en sus películas, él empezó a hablar de los miedos y las ansiedades de los hombres, miedos que hasta entonces no se expresaban abiertamente. En los 60 se produjo un gran cambio social y una revaluación de los roles masculinos y femeninos y supo encarnar ese papel (igual que Chaplin el de vagabundo en los años 20), aunque él era un hombre fuerte».
Un hombre fuerte que, pese a tener en su filmografía cintas como Zelig, Hannah y sus hermanas, Manhattan o Match point, cree que todavía no ha dirigido ninguna obra maestra. «Está convencido de ello, es muy autocrítico», señala Evarnier. Y sin embargo, el cineasta confía en que, en los años que le quedan, aún pueda brotar de él un largometraje que lo sitúe a la altura de sus admirados Bergman, De Sica, Fellini, Buñuel y Rossellini. Pero su biógrafo cree que «el conjunto de sus películas representa mucho más que cualquier obra maestra de otro autor por separado».
Evanier ha estado recientemente con Allen. «A sus 81 años», explica, «es un hombre intelectualmente curioso que no deja de leer y pensar. Está muy bien de salud y parece una persona más joven. Su matrimonio, desde hace 22 años, con Soon-Yi le ha aportado gran serenidad. Sus prioridades son las artes: el cine, la literatura, la música de Nueva Orleans, que ama. El dinero no le guía en la vida. Trabaja de nueve a seis y luego sale a cenar y a tomar un vino. Va a los espectáculos de Broadway. Ve los partidos de baloncesto en la tele. Y lo más importante, está muy enamorado».
TITULO:
De seda y hierro - El edificio de Adicomt, el CEPA y el albergue lucen un gran mural de Sojo ,. Domingo -20, 27 - Febrero ,.
El Domingo - 20, 27 - Febrero a las 20:20 por La 2, foto,.
El edificio de Adicomt, el CEPA y el albergue de Miajadas lucen un gran mural de Sojo,.
La fachada del edificio que acoge la sede de Adicomt, el albergue municipal y el Centro de Educación de Personas Adultas, situado en la avenida García Siñeriz, luce un gran mural sobre la amistad. El artista Jonatan Carranza 'Sojo' ha sido el encargado de reparar y pintar la pared para transmitir mediante su obra el verdadero significado de la amistad: apoyo, confianza, complicidad, abrigo, amor, silencio, risas, llanto, empatía, respeto, respaldo, alegría y vida.
TITULO:
Noche Sexo - Monica y el sexo
- 222 formas de hacer el amor ,.
El viernes - 18, 25 - Febrero 0.40 / Cuatro, foto,.
222 formas de hacer el amor ,.
Este recién nacido año 2022, de tantos doses, me ha recordado a Isabel Allende. La escritora, en su novela 'Hija de la fortuna', habla de un personaje chino que lee un libro, igualmente chino, en el que se describen 222 maneras de hacer el amor. ¡Jesús! Ni tres, ni siete, ni doce... nada menos que doscientas y pico, rotundamente. Como se sabe, a cierta edad, las cuestiones del amor carnal ya interesan algo menos, atemperado el cuerpo y pacificado el deseo, aunque, afortunadamente, los fuegos de la juventud a algunos agraciados que conozco les dejan rescoldos suficientes para encuentros placenteros. No obstante, acompleja el número, asombra tal multitud de variantes, sobre todo porque uno apenas conoce más de una decena, y eso siendo muy optimista. Ah, el Oriente misterioso, sensual, de mórbidas mujeres, de sedas transparentes e increíbles perfumes, de danzas de vientre, geishas primorosas, odaliscas esplendorosas en los serrallos y delicadas huríes en el Paraíso. Kamasutra para todos. Sin embargo, aquí, en este prosaico Occidente, seguro que más de una pareja se despide del mundo con la práctica de tres «posturas» en la cama como mucho. No quisiera romper el encanto de tan abundante catálogo amatorio, pero en el fondo me alegro de no haber nacido en China. ¿Se imaginan? Oye, Chu Lí (Loto del Lago), ¿hoy nos lo hacemos por la 83, o prefieres la 36? Pues mira, Thai Pin (Viento Sereno), ya que lo dices, prefiero la 115, que es rapidita y mañana tengo que madrugar. Y a todo esto, con el manual en la cama y las manos en la página del índice.
En estos inicios de año se llenan los medios con la relación que hacen los políticos de sus proyectos, de sus metas, de sus esperanzas para el nuevo ciclo. Es algo parecido a lo que todos solemos hacer llenando de buenos propósitos el calendario inédito. Salvo que en este caso se hace en proclamación pública. A lo mejor exagero, pero al alcalde Salaya le conté unos veinte anhelos hace unos días. A Pedro de la Moncloa, más o menos. Y a O Gran Feijoo da Galicia, y a cualquier cargo de cualquier punto de España. «Las veinte maneras de hacer milagros», podría ser nuestro manual erótico, pues dicen que la política es una forma de erotismo, aunque en formato onanista, añado yo. ¿Año Nuevo? Qué va. Viejas formas del puedo prometer y prometo. Yo pienso que en política con tres o cuatro posturas tendríamos bastante: la postura de la verdad, simple pero difícil; la de la honradez, muy placentera pero incómoda salvo que se tenga un buen colchón; la del respeto, especialmente a los ciudadanos, que puede deparar orgasmos increíbles si se ejercita sin prejuicios, y la de la humildad, que casi nadie se atreve a practicarla, para qué nos vamos a engañar, entre otras cosas porque exige una desnudez extraordinaria.
Bueno, ¿y las 1.080 recetas del libro de Simone Ortega? Mejor no mezclar churras con merinas, pero ya son ganas de provocar en la cocina.
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