sábado, 12 de diciembre de 2015

NOCHE LARGA - MARIA MARTE ,./ 7 DIAS CITAS - BALONCESTO - La Granadilla como garantía .

TÍTULO: NOCHE LARGA -  MARIA MARTE ,.

-foto--María Marte (Chef y premio nacional de gastronomía): "Tuve mi final feliz, pero el cuento continúa",.

Dejó su pueblo dominicano para perseguir un sueño. Empezó fregando platos y, 13 amos después, tiene dos estrellas Michelin en el Club Allard. La suya es una historia con moraleja.
María Marte, chef y premio nacional de gastronomía
Son poco más de las 10 de la mañana y el restaurante El Club Allard de Madrid ya bulle de actividad. Los manteles se extienden sobre la mesa con parsimoniosa ceremonia y se planchan a continuación. El aspirador escudriña hasta el último resquicio de la moqueta gris. Solo vale la perfección. Al mismo tiempo, en la cocina, 15 personas se afanan en preparativos: pelar patatas, limpiar el pescado, trocear las verduras. El olor de los sofritos y el rock a todo volumen se escapan de esas cuatro paredes.
A la cabeza de este pequeño ejército de chaquetillas blancas está la chef María Marte, dominicana de sonrisa fácil, acento caribeño y timidez evidente. Su historia es digna de ser contada y ella lo hace con orgullo y humildad, "por si a otros les sirve de inspiración". Siendo solo una niña, cuando jugaba a las cocinitas con sus amigas, allá en su pueblo natal de Jarabacoa, ella guisaba de verdad. "Preparaba sopas y otros platos, y empecé a recibir mis primeras críticas".
Con 10 años ya era la encargada de tener la comida lista para cuando toda la familia regresaba de trabajar. Su padre era cocinero y su madre pastelera y, entre asados y almíbares, le empapó la pasión por la cocina que la llevaría tan alto.
Aunque el camino no fue fácil. A los 25 años viajó a España a perseguir convertirse en cocinera. Empezó por el escalón más bajo, fregando platos y suelos en El Club Allard, mientras veía al equipo cocinar. Fregaba y observaba, fregaba y aprendía. El día que quedó un puesto libre dio un paso al frente y le pidió a Diego Guerrero, entonces chef del restaurante, que le permitiera ocuparlo. La respuesta fue no, pero María no se rindió y siguió fregando y aprendiendo.
A la segunda oportunidad, el chef la admitió con la condición de que siguiera fregando también. Y ahí comienza el capítulo más duro de su historia, unos meses en los que trabajaba dos turnos seguidos, cocinando primero, fregando después. Su talento se hizo evidente rápidamente y a los tres meses Guerrero mandó buscar otro friegaplatos. "Nunca olvidaré ese momento porque cambió mi vida". Hoy, 13 años después de aquel viaje, ella es la chef, tiene dos estrellas Michelín y ha recibido el Premio Nacional de Gastronomía 2015 al mejor chef.

Mujerhoy. ¿Los sueños pueden alcanzarse?
María Marte. Soy un claro ejemplo de ello. Pero no ha sido fácil: me he dejado la piel, he llorado y he sufrido. He trabajado dos turnos diarios y he llegado a casa muchas noches agotada para ver a mis hijos ya dormidos. Pero pienso que lo que se consigue fácil se pierde igual de rápido, por eso es importante que el éxito sea fruto del trabajo.
MH. ¿He leído que acababa durmiendo, literalmente, en el restaurante?
MM. Sí, aquella fue una etapa muy dura en la que empezaba cocinando y luego tenía que fregar y, tras un breve descanso, cocinar y fregar otra vez, así que algunas veces aprovechaba cualquier rincón para descansar un poco. Ese fue el precio que tuve que pagar para ser una chef y estar donde siempre quise estar.
MH. No se puede decir que fuera suerte...
MM. No, ha sido constancia, mucho trabajo, esfuerzo, dedicación y verdadera pasión por lo que hago. Sin una auténtica vocación no hay quien aguante el sacrificio que lleva esta profesión. Pero yo siempre quise ser cocinera, nací para ello y para lograrlo me arriesgué y luché. Si la suerte intervino en algo fue porque nada más llegar a España tuve la fortuna de caer en este restaurante donde he podido desarrollar toda mi carrera.
MH. ¿De quién heredó ese espíritu de trabajo?
MM. De mis padres, que fueron personas muy trabajadoras que nos inculcaron el valor del esfuerzo y a tirar siempre para adelante. Nuestra familia era humilde y todos hemos tenido que trabajar desde muy niños.
MH. ¿Fueron ellos también los que sembraron en usted la semilla de la cocina?
MM. Mi padre era cocinero, tenía un restaurante, y mi madre fue una excelente pastelera que hacía los mejores almíbares del pueblo, así que efectivamente de casta le viene al galgo. Yo no recuerdo otra cosa que no sea estar entre cazuelas.
MH. ¿Y qué hay de su pueblo en sus recetas?
MM. Hay muchos matices de mis raíces dominicanas. El mestizaje y la fusión son nuestra seña de identidad y los clientes dicen que es una mezcla muy rica de sabores. Yo creo que el carácter caribeño está presente en unos platos coloridos y sabrosos.
MH. ¿Cree que tienen también un toque femenino?
MM. Dicen que se nota ese toque en la delicadeza del emplatado. Creo que es muy importante, pero mi filosofía se basa en el producto, así que la creatividad debe servir para realzarlo.
MH. Tiene, además del Premio Nacional de Gastronomía al mejor jefe de cocina, dos estrellas Michelin, que acaba de reeditar.
MM. Son también una responsabilidad enorme. No es nada fácil conseguirlas y siempre tienes que estar preocupada por los nuevos platos, estudiar, trabajar en nuevas recetas que sorprendan... Cuando estás en este nivel, no puedes bajar la guardia, todo tiene que ser impecable cada día.
MH. ¿Por qué tan pocas mujeres que han alcanzado su nivel?
MM. En la alta cocina sigue habiendo una mayoría de hombres simplemente porque es un trabajo muy duro y muy exigente para compaginarlo con la vida familiar. Las mujeres tenemos la misma capacidad que ellos, pero para asumir la responsabilidad que conllevan ciertos puestos hay que renunciar a mucho.
MH. Supongo que se refiere a familia, hijos...
MM. Claro. Los hombres desde siempre se han dedicado solo a trabajar, sin más preocupaciones ni distracciones. Nosotras tenemos que hacer muchas cosas más, atender la casa, la familia, los hijos. Y, en un trabajo como este, te va la vida entera. Yo tengo 12 horas de trabajo mínimo al día, muchas veces son 14 y hasta 16. Y con tres hijos no ha sido fácil. Mis hijos han pasado aquí también muchas horas, sentados en una de estas mesas haciendo deberes.
MH. ¿Alguna vez le ha costado imponer su autoridad por ser mujer?
MM. Dirigir a un equipo de 15 personas es complicado para cualquiera. Pero puedo decir desde mi experiencia que a los hombres les gusta trabajar con mujeres y tenerlas como jefas. Dicen que somos más flexibles. Siempre digo que yo vivo rodeada de hombres, pero que también llevo pantalones. No somos un equipo, somos una gran familia donde todo el mundo es importante. Ellos se lo pasan bien y yo también. Hay momentos de risa y otros muy duros en los que tienes que imponerte pero, dentro de lo que cabe, tengo un genio apacible.
MH. Los grandes chefs son las nuevas estrellas mediáticas. ¿Corre usted el riesgo de que se le suba a la cabeza?
MM. No. Pienso que hay que tener los pies sobre la tierra para poder dar pasos firmes. Con la humildad se nace, es una virtud que no se aprende a lo largo del camino. Los éxitos hay que saberlos afrontar, sin más.
MH. ¿Cómo celebra la Navidad?
MM. Siempre me toca cocinar, empiezo por la mañana y acabo por la noche. Y aquí he introducido el marisco, que aprendí a comerlo aquí como un plato típico de Navidad, y luego hacemos una mezcla de aquí y de allá.
MH. ¿Es ambiciosa? ¿Qué le pide al Año Nuevo?
MM. Siempre he pensado en grande. Por qué no. No quiero retirarme nunca. No me veo sentada. Pero al Año Nuevo no le pido más que seguir trabajando con el corazón. Yo tenía un sueño y lo cumplí. Ya tuve mi final feliz, aunque no es un final, porque aún queda cuento por delante.

La sugerencia de la chef: Rocas de chocolate
Crumbel. Mezclamos los ingredientes, los trituramos hasta que quede un resultado arenoso. Ingredientes:
  • 400 g de harina de almendra
  • 400 g de cacao en polvo
  • 400 g de azúcar
  • 150 g de mantequilla
Bizcocho. Batimos todo con unas varillas y horneamos durante siete minutos a 180°C. Ingredientes:
  • 4 huevos
  • 100 g de mantequilla
  • 200 g de azúcar
  • 100 g de menta
  • 80 g de harina
Roca de chocolate. Fundimos el chocolate y la manteca, y lo ponemos en un sifón. Le añadimos dos cargas de aire, rellenamos varios moldes con la espuma y enfriamos. Ingredientes:
  • 550 g chocolate guanaja
  • 50 g de manteca de cacao​
Helado de haba tonka. Hacemos una crema inglesa infusionada con el haba tonka. Enfriamos y turbinamos. Ingredientes:
  • 100 g de azúcar
  • 250 gr de nata
  • 250 g de leche
  • 6 yemas 
  • 2 habas tonka​
Decoramos con pan de aceitunas.

TÍTULO: 7 DIAS CITAS - BALONCESTO - La Granadilla como garantía .

Furtado, del Mesón Atalaya, busca el aro con un gran salto ante el Linense. :: j. v. a.La Granadilla como garantía

Furtado, del Mesón Atalaya, busca el aro con un gran salto ante el Linense. foto,.
  • El Mesón Atalaya cuenta los partidos en su feudo por victorias y quiere mantener la racha esta tarde ante el San Juan,.

    El Mesón Atalaya es fiel reflejo de que cada uno en su casa es un rey. Y no hace falta que el feudo pacense sea una olla a presión donde impregnar sobre el ánimo del adversario aquello del miedo escénico. A La Granadilla se puede ir los sábados a disfrutar del baloncesto local como quien va a la ópera. Con suma tranquilidad aunque sea por la tarde, generalmente a las 18.00 horas. Acuden los muy, muy..., pero que muy aficionados, que son pocos como suele ser norma en Badajoz, sea la disciplina que sea. A diferencia del pueblo, el equipo pacense sí está cumpliendo y cuenta por victorias las tres apariciones en su pabellón. Por contra, es doblegado cuando se tiene que subir al autobús. Ha ocurrido las tres veces que lo hizo. Este sábado, también a las 18.00, recibe la visita del Cycle CB San Juan, otro de los representantes onubenses del grupo D-B de liga EBA, ante los que quieren conservar su buena sintonía como local antes del desigual duelo extremeño.
    CB San Juan tiene el mismo balance que el Mesón Atalaya en la clasificación, situado por el basketaverage justo una posición por arriba, la cuarta, mientras los pacenses son quintos. Ambos rivales con tres victorias y tres derrotas y ambos intentando asomarse a los playoffs. Si el Badajoz quiere prolongar su buena marcha en casa tendrá que superar a los onubenses porque una semana después recibirá al líder, el Plasencia, que sigue sin caer.
    Mal momento
    Rival directo, pero un momento poco oportuno. La plaga de lesiones en el vestuario pacense empieza a ser preocupante, aunque al menos esta vez no hará falta que el técnico tenga que saltar a la pista como ocurriera la pasada campaña -siendo directivo- en Andújar. Aitor Gómez y Dani García están descartados. El primero tiene una fisura en la cabeza del radio y el segundo sufrió una luxación en Utrera. Además, Valerio está tocado, otra luxación; y el último es James Johnson, que se acaba de hacer un esguince y según su grado podrá forzar o no. Uno de los primeros salvavidas donde buscar refuerzos, el joven Isma Vázquez, encima tiene gripe. Martín Ávalos tirará de los juveniles para completar la rotación. Chavales como Blanco o Quintana podrían tener una oportunidad.
    «El San Juan tiene las mismas victorias que nosotros. Es un rival directo según la clasificación, pero en realidad es un equipo que está concebido para entrar en los playoffs, con una gran plantilla. En la segunda vuelta lo harán mucho mejor. Tienen a varios clásicos de la competición como Gonzalo Ávila y a un pívot de los imparables como Ruiz de Terry», apunta el técnico del Mesón Atalaya antes de enumerar el parte de bajas. «Este partido nos llega en el peor momento, con la enfermería completa. Y encima, ellos creo que vienen con todo», añade.
    Pese a la dificultad, el Badajoz necesita aferrarse a su condición de local para sumar el cuatro de cuatro justo cuando se cierra la primera vuelta. «Esperemos que siga así el factor cancha, aunque nos vienen dos partidos muy difíciles porque el próximo es ante el Plasencia, más difícil todavía porque si ellos tuvieran dos lesionados ni lo notarían. Nosotros, con todas las bajas, tenemos incluso problemas para entrenar cinco contra cinco».
    La segunda tabla de salvación de los pacenses son los norteamericanos, aunque habría que ser más precisos y decir, los jugadores de color, porque no todos son estadounidenses. A Jimmy se le conoce más porque lleva mucho tiempo en la ciudad pero Frank Furtado es guineano. Junto a Johnson y Sean Hill son la base del equipo, ayudados por Manu Cores, algo de aportación de Valerio y, hasta que se lesionó, Aitor, el último fichaje.

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