domingo, 17 de abril de 2022

REVISTA FARMACIA - Es medicina, no ciencia ficción ,. / CAFE, COPA Y Tierra de talento - La risa que se desangra", flamenco y carnaval con Anabel Rivera ,./ Documental - En busca del silencio ,. / El escarabajo verde - Cinco deportes para desconectar del ajetreo de la vida moderna ,. / Días de cine clásico - Cine - Capitanes intrépidos , Miercoles -27- Abril ,./ Un país para escucharlo - Yiyo se va de Verbena,.

        TITULO: REVISTA FARMACIA - Es medicina, no ciencia ficción,.

REVISTA FARMACIA - Es medicina, no ciencia ficción  , fotos,.

Es medicina, no ciencia ficción,.



La esencia de la ciencia es, en palabras del astrofísico y divulgador Carl Sagan, es que “se autocorrige” todo el tiempo. “Nuevos resultados experimentales y nuevas ideas están resolviendo continuamente viejos misterios”, escribía en su libro Cosmos (Planeta, 1980). La investigación biomédica no deja de rodar. Tras el traspié de la pandemia, que obligó a los investigadores a focalizar esfuerzos en combatir el coronavirus, la comunidad científica ha vuelto a coger carrerilla para recuperar el tiempo perdido. Las




enfermedades —­la covid y las demás— siguen acechando. Vienen años para consolidar la medicina de precisión en todas sus disciplinas, coinciden los expertos consultados. Todo pasa por ahí: terapias individualizadas, abordajes personalizados e investigación dirigida a las particularidades de cada paciente. Cada enfermo es un mundo. El cambio de paradigma ya está hecho y la tecnología, con herramientas de inteligencia artificial, nanomedicina y bioinformática, se ha puesto a disposición de la comunidad científica para llevarlo a la práctica. Sobre la mesa, prometedoras investigaciones donde serán los virus los que ayudarán a matar bacterias resistentes a los antibióticos; también ensayos para ver nacer nuevas vacunas que combatan el cáncer; y la consolidación de las técnicas de edición genética, como la famosa tijera CRISPR o una especie de típex que repara los errores del ADN sin modificar su estructura. Todo ello, y más, está en marcha. No hay tiempo que perder.

1. La lucha contra las resistencias antimicrobianas

El arsenal terapéutico contra las bacterias se agota. Los microbios han aprendido a sortear los antibióticos y empiezan a mostrar resistencias que ponen en jaque la vida de una persona por una simple infección. Las resistencias antimicrobianas se han convertido en un problema de primer orden mundial. Una nueva pandemia en ciernes. “Tenemos que estar preparados”, advierte Jesús Oteo, director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) de Enfermedades Infecciosas. Y en esas anda medio mundo. En prepararse. Para empezar, con la colaboración en red entre países para fortalecer la vigilancia epidemiológica. ¿Cómo? Integrando la secuenciación genómica en esa vigilancia y el análisis bioinformático de los datos disponibles para crear algoritmos y predecir el comportamiento de las infecciones.

Toca también innovar cuando la investigación de nuevos antibióticos es poco probable —y rentable para la industria farmacéutica— y los principios activos con capacidad antimicrobiana son limitados. “Se está apostando por combinar fármacos existentes con sustancias que inhiben las enzimas de las bacterias que generan resistencias”, apunta Oteo. También están en marcha los llamados bacteriófagos, virus que infectan a las bacterias y las matan: “No hay nada comercializado como tal aún, pero en prueba, sí hay publicados cócteles de bacteriófagos que funcionan”. En España ya se han tratado casos de infecciones resistentes por Pseudomonas aeruginosa y Mycobacterium abscessus, y hay ensayos en marcha para tratar el Staphylococcus aureus.

2. La consolidación de la oncología de precisión

Si la inmunoterapia, que entrena al propio sistema inmunitario para que mate a las células tumorales, ha sido la gran revolución oncológica de la última década, los años venideros serán los de su consolidación. Josep Tabernero, director del Vall d’Hebron Instituto de Oncología, señala que el primer paso es “trasladar los avances en enfermedad metastásica a enfermedad precoz”. Adelantar el tratamiento a estadios menos avanzados del cáncer.

En la búsqueda de nuevos fármacos, vuelven a coger peso las vacunas contra el cáncer: “La vacuna está pensada para ayudar a reforzar y restablecer las propiedades del sistema inmunitario”, explica Tabernero. La investigación apunta ya incluso a las vacunas personalizadas: “Antes eran vacunas iguales para todos. Pero ahora, la idea es analizar el tumor, ver el antígeno que más ha desarrollado y preparar la vacuna ad hoc”, explica el oncólogo.

Tabernero añade que, en los próximos años, crecerá la terapia CAR-T, una técnica que consiste en extraer sangre de los pacientes, seleccionar sus linfocitos T (un tipo de glóbulos blancos) y modificarlos genéticamente en el laboratorio para aumentar su capacidad para reconocer las células cancerosas. Por ahora, funciona solo en algunos tumores hematológicos.

El oncólogo del VHIO mira también las posibilidades de los llamados TIL (linfocitos que infiltran el tumor, por sus siglas en inglés), una inmunoterapia parecida a los CAR-T, pero que, en lugar de activar los linfocitos T del sistema inmunitario, se dirige concretamente a los linfocitos que ya están en el tumor (TIL): “Se trata de disecar un fragmento del tumor, separar las células TIL [que son capaces de detectar los antígenos de las células tumorales] y, en el laboratorio, hacemos que se expandan ex vivo y se multipliquen mucho y las infiltramos de nuevo”. El VHIO está probando esta técnica en melanoma.

La oncología de precisión llega también al diagnóstico y la detección precoz. La biopsia líquida, que se ha instalado ya en la práctica clínica de numerosos centros para detectar, a través de un análisis de sangre, algunos tipos de tumores, seguirá perfeccionándose, apunta Tabernero: “Ya estamos evaluando pacientes y cambiando tratamientos en función de la biopsia líquida. Y queremos que también sirva para escalar o desescalar dosis de fármacos: según lo que diga la biopsia líquida, podrías decidir si dejas de dar quimioterapia o, en pacientes de alto riesgo, la das preventivamente”.

Anna Bigas, directora científica del CIBER de Cáncer, habla también de los “gemelos virtuales” gracias a la medicina computacional: “Se trata de hacer una genómica muy exhaustiva del tumor y compartir datos para que podamos crear gemelos virtuales del tumor que nos permita predecir la evolución de esos enfermos, su tratamiento, el pronóstico”. También la digitalización de imágenes y el uso de la inteligencia artificial, agrega Bigas, posibilitarán hacer predicciones.

3. El poder de la nanotecnología

En micras, la milésima parte de un milímetro, se miden las células humanas. Invisibles al ojo, operan a nanoescalas y a ese nivel se necesitan herramientas para tratarlas. La nanomedicina ya lleva años de rodaje y la pandemia ha resultado una buena ocasión para cristalizar su madurez: las vacunas de ARN mensajero contra la covid, que enseñan a las células a fabricar una proteína del virus que desencadena una respuesta inmunitaria dentro del organismo, se han podido conseguir porque el ARN va encapsulado en nanopartículas lipídicas, recuerda Laura Lechuga, jefa de grupo del CIBER de Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina. “Con estas vacunas se abre un mundo de posibilidades: puedes encapsular el ARN para entrar en las células y darle instrucciones claras”. La nanomedicina pone el vehículo.

La investigación avanza en varios frentes, desde el diagnóstico hasta la liberación controlada de fármacos: “El principio activo llega al lugar concreto y la cantidad que necesitas es mucho menor que si lo ingieres. Esto aporta más eficacia y menos toxicidad”, apunta Lechuga. Las nanopartículas como tratamiento son otra línea de futuro: “Un ejemplo sería que las nanopartículas pueden penetrar en células tumorales y, mientras tú las irradias desde fuera, se ponen a vibrar y matan las células malignas”. Lechuga asegura que la nanomedicina democratizará el diagnóstico de algunas dolencias. Será más accesible. Por ejemplo, a través de implantes que monitoricen parámetros biológicos o test similares a los que ahora miden la glucosa en sangre: “La idea es que, a través de orina, sudor o sangre, en 10 minutos, tengas una respuesta de si tienes algo y cuánto tienes”.

4. Perfeccionar la edición genética

Las herramientas CRISPR, como esas tijeras moleculares (la proteína Cas9) que cortan una porción de ADN para editarlo o repararlo, han revolucionado la ingeniería genética. “Nos ha cambiado la vida”, sentencia Almudena Fernández López, investigadora del CIBER en Enfermedades Raras. Sobre la mesa del laboratorio, los investigadores son capaces de cortar un punto exacto del genoma de cualquier célula y manipularlo. Esta técnica aún no ha llegado a las consultas, pero hay estudios en marcha en enfermedades sanguíneas o en un tipo de ceguera, la amaurosis congénita de Leber.

La prometedora CRISPR, eso sí, no está exenta de limitaciones y fuertes implicaciones éticas. Las terapias génicas en adultos están permitidas, pero en línea germinal (con espermatozoides y óvulos, en etapas embrionarias) están prohibidas. “Cortamos la doble hebra del ADN, que es lo más traumático que le puedes hacer a una célula eucariota. Pero esta célula se regenera, se repara. El problema es que el 90% de los eventos tú no los controlas”, explica Fernández López. Se pueden producir cortes en zonas del ADN no deseadas o alteraciones y mutaciones peligrosas.

La edición genética, con todo, sigue perfeccionándose, buscando vehículos para llevar esas herramientas a las células y técnicas de edición más precisas. “Los editores de bases o editores de calidad, desarrollados por el químico californiano David Liu, son clave. Estas no cortan el ADN, sino que son como un típex. Limpian la base errónea del paciente y ponen una nueva. Así evitas reparaciones no deseadas”, apunta la investigadora. Estas técnicas, señala Fernández López, son esperanzadoras, pero apela a la cautela: “El ordenador lo soporta todo, pero cuando nos enfrentemos a la biología, tendremos nuestras limitaciones: hay zonas del genoma a las que no llegamos”.

5. El papel del microbioma

Es una especie de órgano invisible. Un órgano “compuesto por billones de diminutas formas de vida: los microbios y sus parientes”, explica el microbiólogo estadounidense Martin J. Blaser en su libro SOS microbios (Debate, 2019). Y tiene una función: “Nos mantiene sanos”, resuelve. Eso es el microbioma y es distinto en cada individuo. Encontrar patrones comunes se está complicando, admite el digestólogo y expresidente científico del Consorcio Internacional del Microbioma Humano Francisco Guarner: “Ya hemos entendido que la presencia de bacterias y otros microorganismos tiene una implicación funcional en nuestro cuerpo, pero nos hemos perdido en la forma de generar elementos diagnósticos y en cómo intervenir. Tenemos probióticos, prebióticos, trasplantes de heces, pero no hay grandes resultados para problemas gordos”. Como el cáncer, la obesidad o trastornos de salud mental.

La investigación para descifrar cómo influyen las bacterias en las enfermedades y cómo modularlas no cesa. “El futuro son los test diagnósticos”, apunta el digestólogo. El equipo de Núria Malats en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas ha identificado una firma molecular de 27 microorganismos en muestras de heces que podría predecir aquellos pacientes de alto riesgo de cáncer de páncreas.

El otro gran reto es encontrar un patrón de condiciones ideales en el microbioma. El Consorcio del Microbioma Humano quiere juntar miles de datos del microbioma de un millón de personas para poder tener un patrón del microbioma humano que permita detectar anomalías.

6. Cirugía cada vez más robótica

El robot Da Vinci se ha hecho un hueco en los quirófanos españoles. Con sus brazos articulados y sus cámaras de visión 3D, se ha convertido en las mejores manos del cirujano para hacer delicadas intervenciones con una técnica mínimamente invasiva. Fue la primera gran revolución de la cirugía robótica, pero, tras él, vienen más. Todo para conseguir “la mínima invasión”, dice Antonio Alcaraz, urólogo del Hospital Clínic de Barcelona. “En 10 años, los robots que tendremos estarán más próximos al concepto de robot independiente. Dependerán del cirujano, pero le darán alertas, avisos para ayudarle y que no se meta en una arteria o una vena, por ejemplo”, apunta Alcaraz.

También está a las puertas de entrar al quirófano la cirugía robótica extracorpórea. “No tendrá ningún tipo de invasión en el cuerpo. Se aplicará energía ablativa de forma concentrada en el órgano”, señala Alcaraz. El robot toma el mando y el cirujano solo está para supervisar e indicar al robot dónde actuar.

7. La carrera para frenar el envejecimiento

122 años. Hasta ahí llegó la francesa Jeanne Calment en 1997 y se convirtió, como reza su tumba, en “la decana de la humanidad”. Ese es el récord de longevidad de una persona, aunque la esperanza de vida mundial es más modesta: 73 años, según la Organización Mundial de la Salud. Los humanos han ganado seis años de vida desde principios de siglo, pero la comunidad científica sigue intentando atrasar más el reloj. El objetivo: vivir más años y con mejor calidad de vida.

En ese sendero, la primera gran revolución la hizo el japonés Shinya Yamanaka en 2006 al inventar una técnica para convertir células adultas en embrionarias, demostrando así que las células pueden rejuvenecerse en el laboratorio. Desde entonces, las investigaciones en reprogramación celular no han cesado. Los Laboratorios Altos han fichado a científicos de primer nivel, como Yamanaka o Juan Carlos Izpisúa, para combatir el envejecimiento. “Nuestro objetivo prioritario es hacer que las personas tengan una vida más saludable durante más tiempo y revertir la enfermedad en pacientes de cualquier edad”, dijo Izpisúa en una entrevista con EL PAÍS.

El concepto de la enfermedad como algo reversible abre un abanico de posibilidades. “Tendemos a pensar que nuestro cuerpo envejece por igual, pero no todos los tejidos envejecen a la vez”. El estudio personalizado del envejecimiento gana terreno: “La inflamación sí es algo común del envejecimiento y hay muchos estudios en marcha para saber de dónde proviene, si es por acumulación de mutaciones genéticas o por la alimentación, por ejemplo. Siempre vamos a envejecer y morir, pero podemos ralentizarlo”, resuelve Salvador Aznar Benitah, jefe del laboratorio de células madre y cáncer del Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona.

8. Vuelta de tuerca a los trasplantes

España se ha convertido en un referente mundial de la donación y el trasplante de órganos: en 2021 se realizaron más de 5.000 intervenciones. Pero las necesidades siguen creciendo y la lista de espera, a 31 de diciembre, era de más de 4.700 pacientes. Hacen falta más órganos para trasplantar y la comunidad científica se ha puesto a maquinar alternativas. En el horizonte, la creación de órganos y tejidos en el laboratorio o con bioimpresoras en 3D y técnicas para alargar la vida útil de los ya trasplantados. También órganos animales modificados genéticamente, como el riñón de cerdo implantado a una mujer en muerte cerebral en 2021 y que funcionó correctamente durante 54 horas, o el corazón porcino instalado en el tórax de un estadounidense en enero, que le permitió sobrevivir dos meses más.

Estos casos son, por ahora, extremos. Pero sirven como “prueba de concepto”, apunta la bióloga Núria Montserrat, de que es posible hacerlo. Esta investigadora del Instituto de Bioingeniería de Cataluña trabaja en el desarrollo de organoides —minirriñones— a través de células madre pluripotentes, unas unidades que se pueden instruir y dirigir para que formen cualquier tejido. “Quedan aún muy lejos del trasplante a un paciente porque tenemos que asegurar que lo que hacemos en el laboratorio son funcionales. Es muy difícil generar un riñón entero, pero sí se pueden generar piezas del órgano que faltan”, apunta.

Los organoides de Montserrat son inmaduros y no tienen una red de nervios y vasos sanguíneos, pero sirven como material de ensayo para otras terapias. Por ejemplo, para estudiar cómo surge la enfermedad o cómo alargar la vida de los órganos trasplantados: “Un órgano de 7 por 12 centímetros ahora mismo no lo puedo hacer. Quizás dentro de 20 años. Apostamos por darle más vida al órgano”. ¿Cómo? Investigadores británicos usaron una máquina de perfusión para administrar a un hígado soluciones con microorganoides para intentar preservarlo y regenerarlo.

9. La revolución de la neurociencia

Parapléjicos que vuelven a andar, chips que permiten escribir con la mente… Lo que parecía ciencia ficción en el campo de la neurología se ha convertido en una realidad palpable. La interfaz cerebro-máquina, que es como un sistema de comunicación que monitoriza la actividad cerebral y la traduce a través de un ordenador, se ha demostrado eficaz para sortear las limitaciones funcionales de enfermos neurológicos, pero todavía está en su infancia, explica Álvaro Sánchez Ferro, coordinador del Comité de Nuevas Tecnologías de la Sociedad Española de Neurología: “Es una alternativa para recuperar funciones cuando has perdido capacidades neurológicas. Pero habrá que demostrar su seguridad a largo plazo y regularlas”.

La investigación va en esa línea, pero las tecnologías no están maduras, avisa Sánchez Ferro. La revista Nature Communications publicaba hace unos días el caso de un enfermo de ELA completamente inmovilizado que fue capaz de hablar con sus pensamientos a través de un implante cerebral y decir su nombre. Pero las capacidades han ido decayendo y el paciente ya no puede deletrear.

En el ámbito terapéutico, los avances biomédicos llegarán en forma de tratamientos que ayuden a eliminar proteínas que se acumulan en el cerebro de forma tóxica, como la amiloide en el alzhéimer.


 El sabado -23- Abril  , a las 22:00 por Canal Sur, foto,.

 La risa que se desangra", flamenco y carnaval con Anabel Rivera,.



Especial Tierra de Carnaval 2022 presentado por Manu Sánchez y María Villalón por donde han pasado los más grandes del Carnaval de Cádiz, como David Palomar, Jesús Bienvenido y El Selu, entre otros, en esta edición especial de  "Tierra de talento".

Y la noche no ha podido empezar de mejor manera ya que ha sido la cantaora Anabel Rivera la encargada de inaugurar esta edición protagonizando un fragmento de su espectáculo "La risa que se desangra", una simbiosis entre el flamenco y el carnaval gaditano.

Y no te pierdas, además, la interpretación muy especial de Anabel y el coro de un trocito de "Noche de Falla" .

 TITULO: Documental - En busca del silencio,.

En busca del silencio,.


Meditación, zen, yoga, reclusión en monasterios... crece la huida del ruido,.

Retiros de meditación sin palabras ni gestos, ‘mindfulness’, zen, yoga, reclusión en monasterios, alejamiento en lugares aislados… Viaje a un fenómeno social que crece día a día, acompañado de toda una explosión editorial.

foto / Algo hay que no encaja en la misteriosa frontera entre el ruido y el silencio. Entre el ruido con o sin sonido de nuestras sociedades y el silencio íntimo o compartido de quien pretende otra realidad. Este texto no resolverá el puzle, así que el lector ávido de respuestas y alérgico a las interrogantes —pura antítesis del proceso filosófico— puede dejarlo aquí, y hará bien. Se perderá, eso sí, un puñado de experiencias de vida que ilustran el único telón de fondo posible: la duda, lo insondable. Otra posibilidad hubiera sido dejar en blanco todas estas páginas. Quizá sería lo suyo, en homenaje al silencio.

Infinidad de creyentes de diferentes religiones o búsquedas espirituales y multitud de agnósticos y ateos coinciden hoy en el hartazgo del guirigay ruidoso. También en la necesidad de buscar el silencio como medicina de males físicos, mentales y espirituales a través de prácticas como la meditación de raíz cristiana, budista o hinduista, el zen, el yoga, el mindfulness, el encierro temporal en monasterios, los propios retiros de silencio y hasta el aislamiento voluntario durante años en lugares alejados. Aquí juegan el partido igual los aspirantes a la trascendencia que los paganos irreductibles. De acuerdo, hace más de 1.400 años que murió Saturio, aquel anacoreta visigodo de familia rica que se retiró a la vida contemplativa y silenciosa en una húmeda cueva a orillas del Duero en Soria. No parece necesario llegar a tanto: como el bueno de Saturio solo hubo uno, pues menudo era, hasta acabó en santo.

La oferta en torno al tema del silencio es hoy asombrosamente amplia, incluido un auténtico bum editorial con decenas de títulos sobre la materia inundando las librerías. Y, como no puede ser de otra forma, hay de todo: desde auténticos militantes de la ayuda al otro hasta los oportunistas de la última hora, pasando por dudosos profesionales del altruismo y una inacabable tipología. Este es un viaje subjetivo, solo uno entre los cientos posibles. Un viaje en busca de quienes van en su busca. En busca del silencio.

Visitando a los Amigos del Desierto. Un retiro de silencio y meditación

Se acaba la tarde de un viernes de marzo cuando llegamos a Sant Honorat, el centro espiritual de los misioneros del Sagrado Corazón en Randa, al sur de Mallorca, en la montaña. El destino del viaje es uno de los numerosos retiros de silencio y meditación que organiza al año la red Amigos del Desierto, fundada en 2014 por el sacerdote y escritor Pablo d’Ors y con presencia en España, México, Estados Unidos, Argentina e Italia. Cada año, más de 600 personas acuden a retiros de silencio como este.

El objetivo: poner en valor y afrontar algunas máximas. Por ejemplo, dos de las que el insigne pensador, profesor y escritor George Steiner pronunció hace seis años en una amplia entrevista con EL PAÍS. Una: “No hay que tener miedo al silencio, solo el silencio nos enseña a hallar en nosotros lo esencial”. Dos: “Los jóvenes ya no tienen tiempo de tener tiempo”. O cualquiera de las muchas que el propio D’Ors plasmó en su Biografía del silencio (editado por Siruela, primero, y por Galaxia Gutenberg, después), librito breve e inmenso y uno de los más insólitos superventas editoriales de los últimos tiempos (cerca de 300.000 ejemplares vendidos en 41 ediciones): “Pensamos mucho la vida pero la vivimos poco”. “Mirar algo no lo cambia, pero nos cambia a nosotros”. “Meditar ayuda a no tomarse a sí mismo tan en serio”. “Ese océano oscuro y luminoso que es el silencio”.

Así que hasta el hechizante paraje de Sant Honorat se han acercado Tomeu, Verónica, Alex, Marcello, Nazareth, Julián, Jaume y los demás. Veinticinco personas de todo pelaje y condición (el más joven, un chico mallorquín que viene desde Austria, debe de tener 25 años y la de más edad es una señora encantadora de Palma de 90 años) dispuestas a callarse —a callarnos— durante 40 horas y a mirarse —a mirarnos— por dentro.

Todo ello al módico precio de 170 euros, todo incluido: habitación individual y espartana con vistas de quitar el hipo, comidas con productos de la huerta que podrían figurar en la carta de un restaurante vegetariano de alto standing, sesiones de meditación, sesiones de gimnasia, charlas y puestas en común. Y todo bajo la sabia y serena batuta de cuatro monitores o maestros meditadores, María Pilar, Cristina, Miguel y Rafa: una secretaria de juzgado, un profesor, una directora de colegio y un juez que hacen esto gratis et amore sacando el tiempo de debajo de las piedras y recorriendo España para formar a nuevos silenciosos.

Doce sesiones de meditación de 25 minutos cada una, de rodillas —con el culo pegado a una banqueta de madera y haciéndote cisco los empeines, que quedan aplastados contra el suelo— , o en postura de yoga, o simplemente sentados en una silla. Soy el único de los 25 que nunca antes ha meditado. Se nota. De los tres “anclajes” necesarios para poder meditar —las manos, la respiración y recitar un mantra— solo tengo sitio para dos. El mantra se resiste.

Surgen las interrogantes. ¿Hay que meditar como se es, o hay que escapar de cómo se es para poder meditar? ¿Cómo vaciar la cabeza de lo utilitario, el devaneo y la elucubración y cómo hacer sitio a lo esencial? Por cierto, ¿qué es lo esencial? ¿Cómo se respira bien? ¿Cuál es el objetivo de meditar en silencio? Respuesta de uno de los maestros: “No esperar que nada pase… porque ya está pasando”.

Ni una palabra. Nada de miradas. Gestualidad cero, incluidas las comidas. No estamos aquí para ser simpáticos. Movimientos lentos. No estamos aquí para el espasmo y la prisa. Proscrito el móvil. No estamos aquí para seguir enganchados al mundanal ruido. Nada de libros. No estamos aquí para leer. Solo una libreta y un bolígrafo para anotar pautas de postura y respiración, recomendaciones —espirituales o no— y líneas de pensamiento sugeridas por los monitores.

Y el silencio. Bueno, es un decir. Nada como un retiro de silencio para comprobar que el silencio total no existe. Pasará un avión. Ladrará un perro lejano. El canto de los pájaros. El estruendo del viento en los cristales. El crujido de la madera del techo. La respiración acompasada de tu meditador o meditadora de al lado, con quien a veces acabas sincronizándote. Crepitará la leña en la chimenea. Sonará un gong. Fin de la sesión. Volverás a casa entusiasta, dubitativo o escéptico. El silencio es libre. También su impacto en cada cual. El silencio también es miedo. Te lleva a lo desconocido.

Viaje a la quietud benedictina. Tres días en el monasterio de Silos

Murciélagos revolotean frenéticos por entre las arcadas del claustro románico. Son las 21.20, acaba de terminar el tiempo de la cena en la abadía benedictina de Santo Domingo de Silos (Burgos) y tres o cuatro sombras deambulan congeladas alrededor del ciprés centenario que cantara Gerardo Diego. “Enhiesto surtidor de sombra y sueño”. Enseguida empezarán las Completas y, con ellas, se cerrará el agotador ciclo de oficios religiosos que cada día concelebran los 23 monjes de Silos y sus invitados foráneos en la hospedería.

Por 40 euros, el huésped (en Silos solo hombres) tiene derecho a pensión completa e ilimitadas dosis de paz… siempre que la busque. El hermano Moisés, el hospedero, tan solo pide cuatro cosas: quedarse un mínimo de tres noches y un máximo de siete, no utilizar la abadía como un mero hotel desde el que hacer turismo, no meter ruido y estar en silencio salvo en situaciones imprescindibles, y ser puntual en las comidas y —si se acude— en los actos religiosos. No siempre se cumple el reglamento, especialmente en los puntos 2 y 3. “Hoy no comemos aquí, nos vamos de turismo y a comer un corderito a Covarrubias” o “Vamos al pueblo a echar un café y lo que venga” son frases que podían escucharse durante la estancia reciente que sirvió de base a esta historia. Pero son excepciones.

Las habitaciones —y en concreto esta 202, de nombre Santa Virila— son espacios perfectos para la práctica del silencio. También el claustro, los pasillos, la huerta y la iglesia, donde solo el canto gregoriano de los monjes, puro suspiro acompasado de 1.500 años de antigüedad, irrumpe como banda sonora. Una banda sonora, recuérdese, que en 1993 coronó las listas de éxitos discográficos con más de 160.000 discos vendidos. Escucharlo en directo en las vigilias (seis de la mañana), sentado en el propio coro cuando te invita a hacerlo uno de los monjes (como ha ocurrido hoy), es un raro privilegio.

Hasta aquí vienen estudiantes en plenas oposiciones, ejecutivos de empresa en busca de limpieza mental (“vengo al menos una vez al año y paso una semana, y me largo con las pilas cargadas hasta arriba”, asegura uno de ellos, que prefiere no decir su nombre), aficionados al románico, simples curiosos y católicos practicantes que encuentran aquí un contexto perfecto. “Aquí el silencio impresiona cuando pasas la primera noche…, es algo que se oye”, explica Toni, de Villena (Alicante), en esta su segunda estancia en Silos y después de cuatro caminos de Santiago en soledad y silencio absolutos. Apenas una hora después, durante el oficio de sexta, un autobús entero del Imserso irrumpirá en la iglesia de la abadía entre murmullos, primero, y conversaciones en voz alta, después. La ingrata sensación en ese momento es que, en lugar de en un templo de silencio, estamos en un Corte Inglés del “turismo espiritual”. “El Imserso es que es temible”, lamentará en el comedor el hermano Moisés.


Siete años en soledad. Arturo, el ermitaño de Santa Bárbara

Arturo Rigol, barcelonés de 63 años, lleva siete viviendo solo aquí arriba, en una de las montañas que rodean Alcañiz (Teruel). Es el ermitaño de Santa Bárbara y vive en silencio, exceptuando las contadas escapadas que hace al pueblo a por provisiones o al médico. Tras dar no pocos tumbos, hace siete años se enteró a través de un amigo de que se había muerto el anterior ermitaño y de que buscaban otro. “Y vine enseguida y me cogieron”, explica mientras rodeamos la ermita en un día gris plomo que amenaza aguacero y ha traído un cierzo que taladra los huesos.

“Yo no soy creyente, y me considero libertario. ¡No anarquista, ¿eh?, que si no estaría poniendo bombas!”. Arturo escapó de una vida digamos azarosa y acabó en Santa Bárbara, donde arregla la ermita, cuida la hierba y ayuda en todo lo que puede cuando sube la romería de San Salvador, en junio, o la de Santa Bárbara, en diciembre, y también cuando se reúnen aquí los quintos de Alcañiz. El resto del tiempo está aquí arriba, con la única compañía de su propio yo y de sus perros Popo y Zen, en medio del monte, rodeado de zorros, tejones y liebres. Arturo es un ermitaño. Y, si nos atenemos a la definición de la RAE, también un anacoreta: “Persona que vive en lugar solitario, entregada enteramente a la contemplación y a la penitencia”.

—Y en medio de tanto silencio, ¿a qué se dedica?

—A la contemplación.

—¿Y qué se dice usted? ¿Habla mucho consigo mismo?

—Muchoooo…, pero ya estaba acostumbrado porque había practicado meditación zen hace años.

—¿El silencio ayuda?

—El silencio claro que ayuda, te ayuda a encontrarte a ti mismo. Yo aquí solo discuto conmigo. Y claro, siempre tengo razón, ¡ja, ja, ja, ja! Pero oye, a veces también es complicado, no siempre es fácil. Por ejemplo, después de la pandemia y del confinamiento me costó mucho volver a estar solo…

Arturo vivió 10 años en Venezuela y allí trabajó, se casó y tuvo a su hija, Joana, de 33 años, que es diseñadora, vive en nueva York y a la que no ve desde hace 15. La verá ahora, con motivo de la Barcelona Fashion Week, en la que ella participa. También tiene dos nietos, a los que no conoce. Supuestamente los conocerá en diciembre. “Me tiemblan las piernas solo de pensarlo”. Su mujer murió de una pulmonía cuando tenía 37 años. Arturo y la niña se la encontraron muerta en la cama.

El anacoreta de Santa Bárbara da un abrazo. Luego vuelve. Al silencio.

Vuelta a Alcañiz por un camino de cabras, coche hasta Zaragoza y AVE Zaragoza-Madrid. Qué curioso. En el “coche en silencio” que oferta Renfe, el jaleo es olímpico. Tres veinteañeros comentan eufóricos el fin de semana que han pasado en Barcelona. El señor de al lado habla durante unos 20 minutos de no se sabe qué demonios de venta de materiales. Cuando se le regala una mirada de abierta perplejidad, responde con otra de amenazante interrogación. Estaría genial aplicarles, si existiera, la “máquina romperruidos” que se inventó el escritor José Ángel González Sainz en su libro La vida pequeña. El arte de la fuga.

Nadie protesta en el tren. Coche en silencio. Definitivamente, este país no tiene remedio. Pero sigamos el viaje.

La periodista hiperactiva que hizo ‘clac’. Una conversación con Mar Cabra

El 28 de junio de 2020, la periodista Mar Cabra, que ganó un Premio Pulitzer gracias a su labor de coordinación en la investigación y publicación de los llamados Papeles de Panamá en el seno del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), escribió un artículo en EL PAÍS. Su título: Cuando la mente cae esclava de la tecnología. En él relató su particular vía crucis como consecuencia de lo que llama sin tapujos “mi adicción a la tecnología”. Era el prolegómeno de la nueva vida de Mar Cabra, que decidió, si no apagar el interruptor, sí modularlo hasta el punto de cambiar de vida. Dejó Madrid y se fue a vivir a Aguadulce (Almería). Del ruido al silencio. De la tormenta perfecta a la meditación.

Hoy, con la perspectiva del paso del tiempo y del radical cambio de usos y costumbres en su vida, Mar Cabra recuerda así lo ocurrido: “De repente mi cuerpo me empezó a enviar señales, perdí un ovario, empecé con problemas de tiroides…, y en mitad de unas vacaciones de verano me dije: ‘Esto no puede seguir así, tengo que parar esta rueda’. Yo ya había empezado a hacer meditación y había iniciado un camino más hacia el silencio. Empecé a irme todos los meses de retiro de silencio y meditación. Era como cuando sales del agua y tus pulmones hacen ‘¡aaaahhh!’. Pero cuando publicamos los papeles todo volvió a ser una locura. Estaba todo el día en televisión, daba charlas, viajaba sin parar…, estaba otra vez metida en una inercia peligrosa. Entonces, un día me permití una hora de silencio mientras me bañaba y ahí sí, ya sentí que tenía que parar”.

Si bien mantiene una importante actividad profesional, puede decirse que Mar Cabra cambió de vida. “Sí, me quité de en medio y empecé un camino de redescubrimiento en el que el silencio y la meditación fueron claves. Si no hubiera parado, habría tenido consecuencias mucho peores para mi salud. Creo que no estamos siendo conscientes del daño que este ritmo y este ruido están provocando en nuestra salud mental y física”.

Salud, bienestar, meditación y compasión. Natalia Martín Cantero y la “industria del ruido”

Periodista especializada en temas de salud, psicología y bienestar, Natalia Martín Cantero se dedica desde hace más de 20 años a recibir e impartir clases y sesiones de yoga y meditación, y es instructora de entrenamiento y cultivo de la compasión para la Universidad de Stanford (EE UU), disciplina que aúna enseñanzas de mindfulness, estudios científicos y disciplinas de compasión y autocompasión. Desde hace años acude con regularidad a Plum Village, el centro budista del monje Thich Nhat Hanh (el maestro zen vietnamita fallecido en enero y considerado por muchos como el monje budista más influyente después del Dalái Lama), en el suroeste francés, a cuya comunidad pertenece.

“El silencio”, reflexiona, “es la piedra angular de cualquier tradición contemplativa. El ‘noble silencio’ se refiere tanto a la forma física del no hablar como al silencio interior… y a la escucha, que son dos caras de la misma moneda”.

Sus fuertes convicciones incluyen un escepticismo militante y una acerada crítica a lo que considera “un gran oportunismo actual en torno a las cuestiones del mindfulness y la meditación”. ¿Hay una industria del silencio? “Más bien lo que yo creo que hay es una industria del ruido”, aclara, “y para contrarrestar esto hay personas que ofrecen constantemente fórmulas y más fórmulas y venden muy bien lo suyo, pero yo creo que el silencio no tiene nada que ver con eso”. De hecho, con la pandemia han surgido, según su opinión, “muchos oportunistas y muchos cantamañanas que se aprovechan de cómo está la gente, y se ha creado, es cierto, una industria de la contemplación y una competencia feroz por el público”. Natalia Martín Cantero lo tiene así de claro: “Aquí todo está a la venta…, y el silencio también”.

Una de las vías de escape en busca del silencio que hoy causan verdadero furor en la oferta de ciertos establecimientos hoteleros de lujo son los denominados “baños de bosque”. Parece un invento reciente y sin embargo… “Yo viví en San Francisco y me fui de allí en 2008. Y por aquel entonces ya había hoteles, escuelas y centros que ofrecían a la gente irse al campo a ver crecer el trigo, y pagabas tu buen dinerito por ello”, recuerda Natalia Martín Cantero.

Cuando el ‘Silencio’ sube a escena. Juan Mayorga y Blanca Portillo: sin palabras

Todas las personas que han participado en este reportaje coinciden en lamentar que nunca conceptos como el silencio, la escucha o la atención —­de este último, la escritora y pensadora Simone Weil hizo una verdadera profesión de fe— han estado tan arrinconados…, casi mal vistos. Consecuencia en la vida práctica: alguien callado es, antes que prudente o educado, alguien sospechoso. O soso. O cobarde. Frente a eso se sitúa el 90% de la clase tertuliana y nos situamos, en general, amplísimas parcelas de los medios de comunicación. “Hay una cultura de la invasión, un horror vacui que hace que el tiempo de silencio, de espera y de escucha sean tiempos perdidos…, es una cultura del narcisismo y de la exhibición”, explica el dramaturgo Juan Mayorga, que cimentó en el silencio su discurso de ingreso en la RAE y, a partir de ahí, escribió el monólogo Silencio, que interpreta Blanca Portillo y que triunfa por toda España tras haberlo hecho en el Teatro Español de Madrid.

Si se piensa en el silencio, es obligatorio pensar en lo no dicho, y en este punto Mayorga alude a Walter Benjamin y su teoría de la traducción y de lo no traducible (La tarea del traductor). “Él viene a decir que lo importante en una traducción es precisamente lo intraducible en la lengua de partida, que desafía a la lengua de llegada a extenderse y a ahondarse. Eso a lo que atiende fundamentalmente es a lo que no comprendemos del otro y, por tanto, requiere una actitud especialmente hospitalaria, y la actitud hospitalaria por antonomasia es la de la escucha, pero claro, eso requiere un esfuerzo”.

Una metáfora eficaz —y no precisamente confortable para el espectador— del valor apisonador que puede encerrar el silencio son esos cuatro minutos y medio que Blanca Portillo interpreta asombrosamente en la obra de Juan Mayorga, y que aluden a una composición (¿no-composición?) del músico John Cage titulada 4′ 33″. Una actriz callada en el escenario durante 4′ 33″. Así describe Portillo este reto: “Se trata de compartir 4 minutos y 33 segundos de silencio con el público de un teatro, cosa que no suele ocurrir normalmente. Eso se convierte en una comunión. Y claro, hay gente que se siente incómoda. En una función, un señor gritó: ‘¡¡¡¿Cuánto queda?!!!”.

Claramente hay en esa escena un ingrediente de provocación, también de aviso a navegantes: “Tiene mucho de provocación, claro que sí, es poner la atención sobre nuestra falta de silencio. Pero a partir de esa escena de cuatro minutos y medio, te puedo asegurar que los siguientes silencios que se producen en el teatro son infinitamente más profundos que los que se han producido anteriormente. El público entra en otro estado”. Palabra de Blanca Portillo, que confiesa al final de la conversación: “Estoy deseando hacer un retiro de silencio”.


El cine. Una banda sonora callada

El crecimiento de la seducción del silencio en nuestros días es exponencial…, pero la cosa viene de lejos. Miles y miles de creyentes, ateos, agnósticos y mediopensionistas cayeron rendidos en 2005 ante la belleza inquietante de una película como El gran silencio. El director alemán Philip Gröning la rodó en el monasterio cartujo de la Grande Chartreuse, en los Alpes franceses. Pudo hacerlo 16 años después de haber pedido permiso a los monjes, que le respondieron: “Es demasiado pronto, ya le llamaremos”. El documental, de casi tres horas, permaneció durante meses en un cine de Madrid y ganó el Premio del Cine Europeo al Mejor Documental. La película tiene, por increíble que parezca, una banda sonora editada en disco: pisadas en la nieve, el murmullo de una lumbre, el trabajo en la celda, las risas del monje en el tiempo de recreo. La banda sonora del silencio.

TITULO:  El escarabajo verde  - Cinco deportes para desconectar del ajetreo de la vida moderna,.


 Cinco deportes para desconectar del ajetreo de la vida moderna,.

foto / El pádel, la escalada, el ‘pole dance’, el ‘animal flow’ o la calistenia han experimentado un gran auge estos últimos años. ¿Su común denominador? Requieren mucha concentración y, por ende, son perfectos aliados para desestresarse. Más que ponerse mazas, ahora se busca amasar la mente.

La meta al final de la carrera ya no son unos glúteos bonitos ni unas venas bien marcadas en los antebrazos. Sí, hay incontables entrenamientos de fitness en YouTube que aúllan: “¡Quemar, definir, tonificar!”. Pero incluso los anuncios con mensajes como: “Si quieres unas piernas estilizadas… ¡[Nombre del centro] es para ti!”, parecen ahora obligados a incorporar matices. “Nuestro objetivo es un estado de ánimo positivo”, aclaran. La industria del fitness y del antiaging está lejos de desaparecer, pero cada vez más personas entrenan por salud: física y mental.

Xabi Sánchez, preparador especializado en el control del movimiento, asegura que en los últimos años el público busca “más salud que estética. Después de la pandemia, la gente se acerca al ejercicio de forma vital, para encontrarse bien”. La actividad física es una píldora contra la ansiedad y el sedentarismo del circuito coche, silla, móvil. Se receta en consultas médicas y gabinetes psicológicos. Uno enferma cuando no se mueve, y el movimiento da vida. Mientras la imagen exterior se acelera, en el interior, un batiburrillo de hormonas —serotonina, dopamina, endorfinas— se encarga de que el cuerpo quede pacificado, aliviado y feliz.

En este contexto, deportes como el pádel, la escalada, el pole dance, el animal flow o la calistenia han experimentado un bum en estos dos últimos años. Salir al parque o entablar conversación son un aliciente, pero, sobre todo, el imán de estos deportes es que requieren una gran concentración para su desempeño. La respuesta a la sencilla pregunta “¿qué es lo que más te gusta de este deporte?” de los protagonistas de esta historia es unánime; buscan desconectar durante hora y media. El objetivo de esculpir el cuerpo en nombre de la belleza parece desbancado por otro más útil: aliviar el alma.

Escalada: la vida está en una roca.

Nunca es tarde para despertar una ilusión. Que se lo digan a Rosi Mendaña (64 años, limpiadora en el centro de escalada Sputnik), que descubrió este deporte a los 50 años. Toda su vida anterior había girado en torno al cuidado de su familia, hasta que un día su hijo le dijo: “Te vas a venir conmigo para que veas que hay más cosas además de la casa”. La llevó a la Pedriza, le preparó una vía (una cuerda para subir) y se hizo la magia: “No la terminé, pero aquello me gustó muchísimo”, explica Mendaña. Tanto, que le pidió a su hijo que le construyera un rocódromo en casa.

Su trabajo como limpiadora en Sputnik llegó después. Su jornada comienza a las ocho de la mañana, pero ella llega 40 minutos antes para entrenar. Prefiere la montaña, pero el rocódromo la ayuda a coger fuerza en los dedos. “Y a trabajar la mente: al resolver un paso tienes que pensar mucho para ver cómo colocas el cuerpo”.

Hace tres veranos, Mendaña alquiló una furgoneta con una amiga de su edad que había conocido en el rocódromo y se fueron a escalar a Asturias. “Desde que conocí este mundo, es como si se me hubiera abierto una puerta. Voy a los sitios y consigo escalarlos, y, aunque pase miedo, porque siempre da repelús, no lo cambio por nada”.

Pádel: jugar a ganar.

Todas las pistas están ocupadas en esta mañana de martes en Indie Padel Club, ubicado en el extrarradio madrileño. El aspecto de Gaby Montes (35 años) no llama hoy la atención. Pero hace 10 años, cuando pisó su primera pista, hubiera impactado a cualquiera. Con tatuajes en piernas y brazos y bigote chillón, el cantante de Sexy Zebras no cumplía con el perfil de estilo de vida adinerado asociado antaño a este deporte.

En noviembre de 2021, las reservas de pistas en Playtonic —la aplicación a la que cualquier persona con pala hace hueco en su móvil— triplicaron las reservas registradas un año antes. La popularidad reciente se debe, según Montes, a que es un juego apto para todos los públicos: “Puedes pesar 150 kilos o 50. Y mientras es difícil juntarse 10 personas para jugar al baloncesto, en el pádel con cuatro ya estás”. Todos en su familia, que lo miraron como un bicho raro cuando pidió su primera pala, juegan ahora.

Pero el cantante, para quien un partido de pádel a la semana es sagrado, no juega ni por el ejercicio ni por el contacto social. “Lo que me gusta es ganarlos”, sentencia. “El pique es lo que me parece divertido, lo que me hace desconectar”.

Calistenia. Saltar y superars,.

Lucía Roa (33 años) se mueve por las estructuras de un parque del barrio de Montecarmelo (Madrid) como si llevara haciéndolo años: dominadas, muscle upchest to bar. Solo lleva cuatro meses. Durante un tiempo fue Roa quien miraba a los grupos de chavales muscu­lados practicar ejercicios al aire libre. Pero la casualidad quiso que un día Ares Calistenia Madrid apareciera en su scroll de Instagram.

La calistenia es gimnasia acrobática de la calle: street workout. Pero ahora algunos centros lo enseñan de forma profesional para acercarlo a todos los públicos, y cada vez más ayuntamientos españoles apuestan por dotar espacios públicos de sus municipios con estas estructuras.

Roa ha sido siempre atlética y durante cuatro años fue adepta al crossfit. Lo dejó en parte por su escoliosis: al trabajar con el propio peso corporal, la calistenia es menos lesiva. “Tengo 33 años y mi objetivo es llegar mejor a los 40″, explica. Por encima de todo, Roa destaca que se trata de “un deporte de retos, mucho más motivador, y muy social”. Cuando empezó en enero, acudía a Ares una vez por semana. Ahora, son tres entrenamientos semanales más dos veces por su cuenta en el parque. “Parece una tontería, pero al final haces amistades”.

Pole dance. El vigor de un baile.

Después de ocho años de sevillanas, Lucía Cortés (24 años, auxiliar de enfermería) se cansó y paró. Hace un año, tras un largo paréntesis sin moverse, volvió el baile. Esta vez, sin falda y en la barra. Le pudo la curiosidad de descubrir el estigma detrás del pole dance, un baile con siglos de antigüedad que resurgió a finales de los ochenta en los bares de striptease de Estados Unidos. “Yo lo veía en redes y tenía la intriga de ver cómo era este mundo por dentro”. Cortés agarra sus manos y pies en la barra y gira sobre sí misma. Acaba boca abajo. “La ropa es sexy. Tiene que ser corta para que puedas agarrarte con todo el cuerpo”.

En España, cada vez más centros deportivos ofrecen esta disciplina. Pole and More se encuentra en Fuenlabrada, donde hace un par de años no había ningún centro. Taconeando, Cortés hacía cardio, pero con el pole ha conseguido fuerza en los brazos y aliviar sus dolores de espalda al estirar. Se trabaja sobre todo el tren superior y mucho el abdomen. Más que fuerza, es técnica: saber de dónde debe venir el impulso del cuerpo para moverse en la barra. “Es un deporte en el que estás todo el tiempo pensando ¿qué tengo que hacer aquí?”, explica Cortés, quien nada más comenzar con las figuras deja atrás los nervios de la entrevista y se revela segura y relajad

Animal flow. El animal que llevas dentro.

Miguel Campo (39 años) es técnico dental. Pero, desde hace cuatro años, se convierte, dos veces a la semana, en un lagarto. Avanza, replicando el traqueteo de la espina dorsal, por el suelo de R10Lab Entrenamiento Natural, centro que da formación de animal flow a profesionales. Crab reach (alcance de cangrejo), loaded beast (bestia cargada), ape (mono). Rafa Díez, uno de los nueve maestros instructores de esta disciplina en el mundo, dicta animales y los alumnos sincronizan una coreografía. “La clave es el control corporal para saber hacia dónde, cómo y por qué me muevo”, resume.

Campo es inquieto. Hace seis años se aficionó al crossfit hasta que un día fue a levantar 60 kilos y crac: “Me casqué”. Varios profesionales le dijeron que lo mejor era limitarse a hacer ejercicios leves como pilates, no forzar. Pero una fisioterapeuta le recomendó esta disciplina que aúna movimientos tuneados del yoga, la capoeira, el breakdance, el handbalancing y la calistenia. Requiere sobre todo conciencia en el mínimo detalle de cada movimiento. Quizás por eso, lo frecuentan en especial tanto bailarines y actores como enfermeros y médicos. Muchos, como Campo o Díez, padecen lesiones. “Cuando se te pasa la fiebre de hacer ejercicio para la piscina, empiezas a buscar movilidad para ganar en calidad de vida”, determina Campo.


TITULO:  Días de cine clásico - Cine -    Capitanes intrépidos,. , Miercoles -27- Abril ,.

  Este  Miercoles - 27- Abril a las 22:00 en La 2 de TVE, foto,.





Reparto
Spencer Tracy, Freddie Bartholomew, Lionel Barrymore, Melvyn Douglas, Mickey Rooney, John Carradine, Dennis O'Keefe

Harvey Cheyne (Freddie Bartholomew) es un caprichoso y malcriado niño rico que está haciendo un crucero con su padre. Inesperadamente, cae por la borda del yate y es rescatado por un barco de pesca al mando de un intrépido capitán (Lionel Barrymore). El pesquero tiene que acabar la larga campaña de pesca antes de llevar al chico a tierra firme. Harvey, al principio a regañadientes, conseguirá adaptarse a la dura vida en alta mar gracias a su íntima relación con Manuel (Spencer Tracy), un bondadoso marinero portugués que ejercerá sobre el niño una benéfica influencia.

TITULO:   Un país para escucharlo -  Yiyo se va de Verbena,.

Un país para escucharlo,.
 

Este martes-26- Abril  , a las 23.00 por  La 2, foto.


Yiyo se va de Verbena,.

Tras 15 años en la escena, el DJ leonés pone en marcha el sello discográfico Verbena Records que este mes se estrenará con tres temas propios,.



Con 15 años de carrera en la escena de la música electrónica, en los que se ha convertido en un habitual en los locales 'techno' de León y Asturias, el DJ leonés conocido como Yiyo decide dar un paso más en su carrera y adentrarse en el mundo discográfico con la creación del sello Verbena Records, que lanzará este mes su primera referencia compuesta por tres temas propios del artista.

Yiyo entró en el mundo de la música electrónica en 2006 después de que una noche de San Juan, después de una noche de fiesta con sus amigos por el Barrio Húmedo de León, estos le llevaran «engañado» a la discoteca Gabanna, donde pinchaba el DJ Cristian Varela.

«Yo me quería venir para casa, pero al final entré. Al principio estaba aburrido, pero cuando vi actuar a Cristian Varela aluciné, vi la magia que hacía con la música y con el público, y a partir de ahí empecé a buscar ese tipo de música y a ir a fiestas. Desde aquel día tenía claro que quería ser DJ y poder tener el poder de hacer sentir y vivir la música de esa manera», recuerda.

Fascinado desde ese mismo momento, Yiyo comenzó «a buscar vídeos y sesiones por internet», aunque «en aquel momento se encontraba poco». A los pocos meses compró su primer equipo y, tras un proceso «muy autodidacta» que le llevó «mucho tiempo» y un proceso paulatino, este año 2022, el artista cumple 15 años en la escena, algo que ha conseguido «por pasión».

No es un mundo fácil

Un mundo en el que «no es fácil entrar» y en el que «aguantar es mucho más difícil», aunque el DJ reconoce que «a día de hoy es más sencillo» porque «antes no había locales de música electrónica», sino que se reunía en un garaje con varios amigos y eran como «los marginados del pueblo», mientras que «a día de hoy en cualquier sitio hay un DJ, hasta en un anuncio de la televisión o en los dibujos animados de los niños».

No obstante, Yiyo reconoce que es «como todo en la vida», es decir, que «hay personas que nacen con un pan debajo del brazo, dinero y contactos, que abren camino fácilmente en cualquier cosa», pero asegura «por el camino normal» es «más bien todo lo contrario», porque «este mundo esta lleno de gente que quiere que te vaya bien pero nunca mejor que a ellos», de manera que «quizá el que pueda echarte un cable nunca lo haga o, en el caso de hacerlo, se encargará de que no hagas mucho ruido».

Fácil o difícil, la realidad es que tras empezar en aquel garaje en el que estuvo «pinchando para 15 amigos mucho tiempo», abrió un bar en La Pola de Gordón a cuyo dueño le gustaba la electrónica, por lo que empezó a pinchar en él. A raíz de ahí, alguna vez iban clientes con otros bares y les iban llamando.

Una ilusión que se cumple

Con calma y poco a poco, Yiyo fue creciendo y, «a pesar de que ha habido épocas muy malas y muy buenas», entre los mejores momentos que su trabajo le ha permitido vivir, destaca la primera vez que actuó junto a Cristian Varela, mejor DJ del mundo en tres ocasiones y su DJ favorito. «Fue gracias al que me enamoré de esto y al que seguí desde el principio», cuenta entusiasmado mientras evoca la actuación, que tuvo lugar en Valencia de Don Juan, donde pudo pinchar detrás de él en «una fecha increíble».

El artista también se acuerda con especial cariño de la primera vez que pinchó en el festival de música electrónica Aquasella, que se celebra cada año en Arriondas (Asturias), y que supone «un icono en España» al que cada año acudía como público «con la ilusión de que poder llegar a pinchar en él sería lo más». La ilusión se cumplió y en dos ocasiones, pero la primera de ellas fue la «más brutal».

El estilo de Yiyo es personal y consigue que incluso a una persona que no le guste la música electrónica pueda disfrutar de verle a los platos. «En mis sesiones te puedes encontrar de todo, son muy diferentes de las del resto, y nunca pincharé algo que no me gusta», explica.

Verbena Records

Con este estilo propio, el artista ha dado un paso más en su carrera y ha decidido lanzar el sello discográfico Verbena Records, algo que llevaba «mucho tiempo» en su cabeza pero para lo que «nunca había tenido el tiempo necesario» y que la pandemia le regaló para poder ponerse con ello.

¿Por qué Verbena Recors? Yiyo tiene claro que el nombre de su sello discográfico no podría ser otro. «Necesitaba un nombre que solo con escucharlo trasmitiera lo que hay dentro. Verbena es fiesta, es diversión, es alegría, es música para todos los públicos», afirma.

Así, dentro del sello tiene cabida el 'house' y 'tech-house', principalmente, aunque el artista no descarta otros estilos, «siempre y cuando tengan un toque de diversión». De este modo, dentro de 'Verbena Redors' encaja «encaja cualquier artista que haga ese tipo de música», al que se le pide «un mínimo en la calidad en sonido y un poco de coherencia y en la estructura de los 'track'», pero, «sobre todo», que haga «música alegre y divertida dentro de la electrónica».

'Cachondito'

Será este mismo mes de abril cuando Verbena Records lance en todos los portales de venta online su primera referencia con tres temas propios del DJ. El primero de ellos lleva por título 'Cachondito' y cuenta con una vocal de una prostituta que cuenta una historia real que vivió con un cliente y que Yiyo sacó de un vídeo del programa de televisión 'Callejeros'.

A este tema se sumará 'Rodeado de ratas', cuya vocal está extraída de una actuación de Chiquito de la Calzada en una gala de navidad del año 2009. Finalmente, se pondrá a la venta un tercer tema, «mucho más 'housero' y movidito con timbales», que todavía no tiene título.

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