El Objetivo La Sexta - SALVADOS LA SEXTA - La noche encendida -"En el momento más álgido de la pandemia hubo escasez de traslados a hospitales",. / La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - Mi familia en la mochila. Family Run - Ruta África: Del desierto del Kalahari al Delta del Okavango. / RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO - Un pañuelo de silencio,.

TITULO: El Objetivo La Sexta - SALVADOS LA SEXTA -  La noche encendida - En el momento más álgido de la pandemia hubo escasez de traslados a hospitales",.
 
  La noche encendida,.
 
  'La noche encendida' no será solo un programa de charlas, espectáculo, música, comedia, sorpresas e invitados, presentado por Pedro Ruiz, por La 2,foto,. etc.

 
En el momento más álgido de la pandemia hubo escasez de traslados a hospitales",.

foto / Cinta Pascual, sobre las residencias de ancianos: "En el momento más álgido de la pandemia hubo escasez de traslados a hospitales",.

La presidenta del Círculo Empresarial de Atención a Personas afirma que "alguien decidió" que las personas que estaban en residencias no tenían que ser trasladadas a los hospitales. Además, insiste en que es fundamental realizar test en residencias.

Ana Pastor entrevista en El Objetivo a Cinta Pascual, presidenta del Círculo Empresarial de Atención a Personas, quien afirma que "alguien decidió que las personas que estaban en residencias no tenían que ser trasladadas a los hospitales".
"Toda España ha sacado las conclusiones, hay informes en todas las comunidades", destaca Cinta, que insiste en recordar que "en el momento más álgido" de la pandemia "hubo una escasez de derivaciones a los servicios de urgencia y de ingresos hospitalarios".
Aunque Pascual admite que se ha producido alguna derivación a ancianos a hospitales, insiste en que no han sido suficientes y que han dependido del territorio: "Sí se ha hecho porque en partes de España no ha colapsado el sistema y se ha podido hacer derivaciones, pero en Madrid, Barcelona o Segovia han sido más difíciles".
"Tenemos la realidad, lo que hemos vivido", afirma Pascual, que destaca las "palabras del responsable de Médicos sin Fronteras en las que afirmaba que "si no decimos muy claro que el sistema se ha colapsado, las familias no van a entender por qué los ancianos de las residencias no son trasladados a los hospitales".
Por otro lado, Cinta Pascual advierte que está "preocupadísimos" con la desescalada: "No nos podemos plantear la desescalada sin hacer el test a todas las residencias. Somos hogares de personas, y no queremos ser hospitales".
"Nosotros no tenemos oxígeno ni respiradores ni EPIs y, sin todas estas herramientas no podemos tirar para adelante en esta desescalada ni afrontar un segundo rebrote", explica Cinta que resalta que "no hay una segunda oportunidad".
"Somos indispensables para esta crisis, pero necesitamos herramientas. No sabemos cuántas personas han pasado la COVID y cuántas no", por lo que insiste en que realizar test en las residencias es "urgente para garantizar la calidad de vida de los ancianos".

TITULO: La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - Mi familia en la mochila. Family Run -  Ruta África: Del desierto del Kalahari al Delta del Okavango.

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  Ruta África: Del desierto del Kalahari al Delta del Okavango.

 Nuestra familia comenzarán su recorrido por el desierto del Kalahari, Namibia, en un safari en camión. Su primera parada será una de las tribus más antiguas del mundo: los bosquimanos. La ruta seguirá por el delta del Okavango, Botsuana, llamado el río que no desemboca en el mar.

 

 

 

 

 

 

 

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Un pañuelo de silencio,.

LUNA llena. Los olivos se acuclillan en el silencio plateado de la tierra desnuda. Los álamos sueñan en voz alta meciéndose despacio y los alisos murmuran junto al regato, donde se humilla el agua. Perdida allá arriba, una luna grandota y misteriosa, lejana y esquiva como una vieja cortesana; lívida y serena como la misma muerte. Cuatro lunas llenas ya, cautivas en el confinamiento más duro –e inútil– del mundo occidental. Esta mañana, con otro minuto de silencio, pusimos fin al luto oficial por nuestros muertos aún sin contar. Faltan cuentas en el ábaco del gobierno. Ni siquiera hemos conseguido saber por cuántos miles de muertos llevamos el luto, tantas veces negado para no «alarmar», pero las banderas sin crespones ya ondean en lo más alto del mástil. Viva la vida Pedrosánchez. Nadie en su sano juicio puede dar vivas a esa muerte enroscada en las diatribas bochornosas del 8-M. No contábamos ya con que pidieras perdón, ni tú, ni tu vicepresidenta infectada en su contumacia militante, ni siquiera tu ministra del qué-más-da. No pidáis perdón; pero al menos callad. Respetad al menos el silencio desde el que cuarenta y tantos mil muertos nos contemplan. Ya no hay luto. Viva la vida. Qué solos se quedan los muertos. Qué solos murieron los muertos. Qué solos y que abandonados en la infinita soledad de su agonía. Y qué injusticia para aquellos –casi veinte mil– a quienes se les concedió la gracia de morir en sedación negándoles el derecho a vivir, o al menos el de luchar por su vida en los brazos de una sanidad que ellos pagaron peseta a peseta con el sudor de su trabajo. Pero su derecho les fue arrebatado. Y alguien decidió que ya era llegada su hora porque bastante habían vivido. Alguien jugando al dios de las tinieblas mientras sermoneaba cada sábado con los ademanes untuosos de un viejo funerario oliendo a flores muertas.
Los muertos al hoyo y los vivos al bollo para sacar tajada culpándose unos a otros. Para liarse a 'muertazos' en la más tétrica y repugnante tradición patria. Los muertos quizá hayan perdonado. Pero los vivos no. El «paz, piedad y perdón», requiere al menos un atisbo de contrición. Y no basta con ponerse muy serios contando los largos segundos de un minuto de silencio, para, acto seguido, barrenar en el odio intentando encaminar los votos del luto hacia sus alcancías. Y el ministro plenipotenciario de sanidad disimula mirando al vicepresidente que abandonó a las residencias de ancianos como si quemaran. Y en Madrid un consejero de ciudadanos mira a otro del PP intentando meterle el dedo en el ojo... de la presidenta, para desbancarla de acuerdo con el melifluo candidato socialista. Y en Extremadura, supongo, Vergeles y Fernández Vara contienen la respiración, no sea que el dedo acabe por entortarles a ellos antes de que les sea concedida la medalla del ahorro... en pensiones.
Quizá ya se nos ha muerto a todos el alma. Quizá ni siquiera nos queden pañuelos de silencio. Quizá la «nueva normalidad» –en línea con la espeluznante horterada del lenguaje pandémico– sea eso. Un sueño de luna llena.