LA HORMA DE MI ZAPATO, EL OBJETO Y YO, ZAPATILLAS VIEJAS - MORTADELO Y FILEMÓN - Revista Grada - Detalles ,. , fotos,.
Detalles,.
He conocido, por casualidad, las consecuencias de los detalles que no atendemos porque nos cansan.
Llamo a un teléfono que aparece en una web y cuando pregunto por el destinatario que figura en la información, me responde una señora y dice que por favor dejemos de llamar de una vez. Por favor, insiste, déjenme descansar. No puedo más, no puedo vivir con esto. No conozco a esa persona, no sé quién es, no puedo arreglarlo, pero no puedo estar sin teléfono. Tengo hijos fuera y me llaman cuando salen y cuando llegan. Tengo hermanos mayores que no saben de móviles y hablan por este teléfono. Me llaman desde primeras horas de la madrugada hasta el anochecer. No puedo más.
De verdad que angustiaba. Me puse en su pellejo y creo que me habría cambiado hasta de país y, a pesar de su queja lastimosa, de que me contó su vida, es verdad que ella no podía hacer nada. No disponía de los medios para cambiar esa información de internet porque no tenía ordenador, no sabía quién había hecho esa página, no conocía los titulares del negocio y el único teléfono que aparecía era el suyo, al que no podía llamar porque estaba siempre comunicando cuando lo intentaba.
Ese simple detalle le estaba arruinando la existencia.
El acerado de la calle más transitada de una ciudad, tiene dos o tres baldosas mal alineadas. Resulta casi imposible no tropezar en ellas si transitas por el lugar, y se han producido numerosas caídas. Es una tontería, ya lo sé, pero no se puede arreglar porque es imperceptible. No se mueven las baldosas, no se han desprendido del suelo, no parecen rotas ni mal colocadas, pero ese detalle tira al suelo al que camina creyendo que la senda es uniforme.
Se ha llamado a los técnicos, se dice que algo está mal, que es una nimiedad, pero que las personas, los niños y quien transite sin necesidad de estar mal de los andares, se va al suelo. No se puede arreglar. No hay nada mal, es un detalle minúsculo que no justifica el esfuerzo del gasto, pero que a más de uno le ha arruinado la existencia.
Las tapas de los cubos de la basura que hay que levantar con las manos para depositar las bolsas son de tal tamaño y envergadura que hace falta fuerza para sujetarlas en lo alto y evitar que te aprisionen los brazos cuando cierran. Es una tontería, un detalle estúpido, pero hace que las bolsas se queden en el suelo, o los usuarios tengan reparos en llevar los excrementos a su sitio, porque corren riesgo de romperse los brazos. Se quejan las autoridades de que no se hacen debidamente los trabajos de educación cívica, pero a veces esos detalles de los cubos de la basura en los que no entran los cartones aunque los patees, no puedes con las tapas porque son desproporcionadas, o no sabes qué poner en los amarillos esos de la mala suerte, te amargan la existencia.
Detalles que a nadie importan, que es absurdo mencionarlos con la que está cayendo, pero son esas las gotas que desbordan los vasos.
Vieiras gallegas al estilo Paloma San Basilio,.
- fotos / Recetas que mezclan mar y montaña
- La vieira es símbolo de la feminidad y del Camino de Santiago
- Paloma San Basilio forma parte del equipo de reporteros de 'Como Sapiens',.
Símbolo de Galicia y del camino de Santiago, las vieiras son una de las estrellas indispensables de la gastronomía gallega. Y aunque no os lo creáis, nos vamos hasta el Puerto de Santa María en Cádiz para cocinar este delicioso plato con nuestra compañera de 'Como Sapiens', Claudina Mata, junto a la grandísima Paloma San Basilio que actualmente reside en esta idílica región gaditana.
La mítica cantante ha vivido a lo largo de su vida en diferentes puntos
de la geografía española, y uno de los que recuerda con mayor cariño fue
la época que pasó en la ciudad de Lugo. Allí, nos revela Paloma San Basilio, fue donde descubrió la gastronomía gallega y la gran variedad de riquísimos productos, tanto del mar, como de la montaña.
La vieira, pieza fundamental de la historia de la gastronomía y la
Símbolo de Galicia y del camino de Santiago, las vieiras son una de las estrellas indispensables de la gastronomía gallega. Y aunque no os lo creáis, nos vamos hasta el Puerto de Santa María en Cádiz para cocinar este delicioso plato con nuestra compañera de 'Como Sapiens', Claudina Mata, junto a la grandísima Paloma San Basilio que actualmente reside en esta idílica región gaditana.
La mítica cantante ha vivido a lo largo de su vida en diferentes puntos
de la geografía española, y uno de los que recuerda con mayor cariño fue
la época que pasó en la ciudad de Lugo. Allí, nos revela Paloma San Basilio, fue donde descubrió la gastronomía gallega y la gran variedad de riquísimos productos, tanto del mar, como de la montaña.
La vieira, pieza fundamental de la historia de la gastronomía y la
cultura
Se la conoce bajo el nombre de la 'Concha del peregrino' y podemos encontrarla en todas las señales que marcan la ruta del camino de Santiago. A lo largo de los siglos, este molusco ha sido utilizado como símbolo de la feminidad y se ha utilizado, ni más ni menos, que para acompañar a la mismísima Venus, la diosa del amor en el famoso cuadro de Botticelli.
Aunque si hay que ponerse estrictos, donde realmente ha sido la estrella indiscutible ha sido en las cocinas de todo el mundo y en especial, en las de la Galicia. Miles de años de cultura culinaria que nos llega en forma de una maravillosa receta mezcla de tradición e innovación y que Paloma San Basilio comparte con todos nosotros.
La Policía Local pide uniformes de invierno,.  El sindicato Aspolobba ha pedido al Ayuntamiento de Badajoz que habilite partidas para la renovación de los uniformes de la Policía Local, ya que debido al deterioro se incumple el Decreto de Uniformidad, Acreditación y Equipamiento de Policías Locales de Extremadura. El presidente del sindicato, Manuel Manzano, aseguró a Efe que no se renuevan desde hace cinco años y que carecen de uniforme de invierno. Además, hay policías que no poseen placa policial o carné de profesional y se pregunta «cómo se le pide a un ciudadano que se identifique cuando eres un agente que ni tan siquiera puedes acreditarte». |
Trabajo a domicilio,.
foto / Que el trabajo es un castigo divino lo llevamos sabiendo desde que, por culpa de una manzana, el pan empezó a costarnos el sudor de nuestra frente. Que, según el dicho popular «en tu casa –perdón– hasta el culo descansa», queda plenamente demostrado en ese momento de llegar, quitarse los zapatos y, ahora, la mascarilla.
Sin embargo, esta pandemia, aliándose con la modernidad y la tecnología, está consiguiendo afianzar una tendencia que ya antes apuntaba maneras, la de que nuestras posaderas ya ni en casa descansen mientras cambia e impone otro refrán «cada uno en su casa y el jefe en la de todos». Lo que viene a ser teletrabajar.
Bien es verdad que si usted es agricultor es difícil que le traigan la era a casa. O si encofrador, lo más que uno puede hacer en su hogar es edificios con palillos. Pero como cada vez nuestra masa laboral se concentra más en el sector terciario, además de tender a sobrevalorar a aquellos que menos cosas físicas –materiales, palpables– producen, el trabajo, digamos, 'virtual' parece abocado a imponerse.
Nos dirigimos a un futuro en que terminaremos trabajando en pijama, para una empresa que físicamente no exista
Así, a bote pronto, uno puede pensar que montar la oficina en casa es un mar de ventajas: supone un ahorro de tiempo y dinero en desplazamientos, ayuda con la conciliación laboral constatando que se puede guisar una fabada mientras diseñas una nave espacial, evita tensiones con los compañeros y reduce la necesidad de un vestuario variado. Vamos, un chollo.
Claro que también implica renunciar a jugarse los cafés de media mañana y las cañas de los viernes. Significa, asimismo, una desvinculación emocional y una pérdida de intimidad. Cada videoconferencia se introduce en nuestros cuartos de trabajo –afortunados quienes tengan– y muestra, envueltos por lloros de niños o ladridos de perros, los horteras tapetes de ganchillo, los inconfesables libros de nuestras estanterías o, como en el caso de un diputado argentino, un arrebato de pasión conyugal retransmitido a toda la Cámara.
Aunque aún podría conllevar un problema mayor. Pensando en positivo, el teletrabajo es altamente ecológico y hasta una buena opción para la España vaciada. Si podemos trabajar desde cualquier lado ¿por qué no desde el pueblo, donde la vida es más barata? O desde una casita al lado de la playa. La distancia no importa siempre y cuando sea el trabajador quien la elija. El problema es cuando la distancia la elija el empresario. Puestos a escoger playa igual el Caribe ofrece una mano de obra más barata. Internet va a costar igual. Así, el propio Zuckerberg, CEO de Facebook, ya ha anunciado que en 2030 teletrabajará el 50% de su plantilla, cobrando, eso sí, en función del coste de la vida del lugar donde resida.
Parece, pues, que nos dirigimos a un futuro en que terminaremos trabajando en pijama, para una empresa que físicamente no exista, con compañeros que no conoceremos y un jefe al que, aunque nos empeñemos, será imposible hacerle la pelota.
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