TITULO:
Órbita Laika - Atornillado este universo ,.
Lunes -26- Junio a las 22:30 en La 2 / foto,.
Atornillado este universo,.
El siglo XX fue testigo de una asombrosa revolución en la física, desde descubrir los secretos del átomo hasta resolver los misterios del cosmos. También fue el siglo en el que la radio y la televisión se generalizaron, por lo que por primera vez pudimos ver quiénes eran realmente las mentes más grandes. El uso de archivos poco comunes que datan de la década de 1920 "Secretos del universo: grandes científicos en sus propias palabras" proporciona una visión única de las vidas y personalidades de algunos de los físicos más brillantes. Aunque el intelecto y el talento fueron importantes para el éxito de los científicos, fueron en última instancia sus personajes los que impulsaron los grandes descubrimientos. La joven confianza en sí mismo de Albert Einstein, las excentricidades innatas de Paul Dirac, la obstinación explícita de Fred Hoyle, la astuta competitividad de Martin Ryle, el amor de Richard Feynman por lo poco convencional, la tenacidad de Jocelyn Bell-Burnell y la brillante convicción de Stephen Hawking.
TITULO : Zona indie - Cine - Río Bravo ,.
Este lunes-26- Junio a las 23:30, en la ‘Zona indie’ de La 2 se emite la película, foto,.
Reparto ,.
Howard Hawks con John Wayne, Dean Martin, Ricky Nelson, Angie Dickinson, Walter Brennan,.
El sheriff Chance (John Wayne) encarcela por asesinato al hermano de un poderoso terrateniente que intentará liberarlo por todos los medios. Para impedirlo, Chance cuenta con la colaboración de dos ayudantes: un alcohólico (Dean Martin) y un viejo tullido (Walter Brennan), a los que se une un joven y hábil pistolero llamado Colorado (Ricky Nelson). Todos ellos se encierran en la oficina del sheriff para impedir que el preso pueda ser liberado antes de que llegue la autoridad estatal para llevárselo.
TITULO: Generaciones - Que si que, que no que ,.
Que si que, que no que ,.
Tendría que volver a la vida Javier Marías para contar bonito por qué no sirve de nada que esperemos unas disculpas cuando alguien nos ha jodido la vida. Es una espera absurda, porque la respuesta no está en un hipotético perdón (que no es tan difícil de pedir) sino en ser nosotros capaces de seguir adelante con el corazón roto, la pena en el cuerpo o la tristura grapada al alma de por vida... Pero siempre pasa todo, hasta la pena,.
foto / El círculo de la vida: Cada final es un principio. Ni lo bueno es para siempre, ni lo malo dura eternamente.
Leí hace tiempo que no importa tener enemigos «si son de calidad». Pues mira, qué gran verdad. La putada es cuando topas con manadas chuscas de medio pelo.
Tendría que volver a la vida Javier Marías para contar bonito por qué no sirve de nada que esperemos unas disculpas cuando alguien nos ha jodido la vida. Es una espera absurda, porque la respuesta no está en un hipotético perdón -que no es tan difícil- sino en ser capaces de seguir adelante con el corazón roto, la pena en el cuerpo o la tristura grapada al alma de por vida.
Alba decía que aquella tropa venenosa vendría a verme cuando se dieran cuenta de los daños causados, ja, pero estaba claro que no siente ni vergüenza al mirarse al espejo y saberse un cerdo quien no tiene conciencia de la ruindad que viste y calza.
El crimen de Carrasco
Que dos de las asesinas de Isabel Carrasco se cansaran de las rarezas y ausencias de su abogado y empezaran a asfixiarse de su vida en prisión, que me llamaran aquel día desesperadas después de tanto insistirles en hablar, que consiguieran meterme en la lista de visitas a Mansilla, todo aquello, todo fue el principio del fin de aquella vida mía siendo el último mono de aquel periódico.
Aquella emocionante exclusiva -que conseguí tras dos años empeñada en visitar a Triana y Montserrat para averiguar muchos porqués que nunca pude contar- prendió en alguna la chispa que desencadenó todo lo que vino después. «Van a ir a por ti, vete». Y yo, burra: «Irme por hacer bien mi trabajo, no me voy a ir». Pero al final me fui.
De aquella, no hace tanto, yo no sabía nada de abogados, de juzgados, muy poco de cómo funcionan los procedimientos judiciales. En tres años de calvario -qué espanto- aprendí más de lo que nadie querría vivir nunca.
Un inspector médico de José Aguado me lo advirtió con ojos de abuelo: «Señorita, ¿tan joven es usted que aún no conoce nada sobre la insoportable maldad de la condición humana? ¿No sabe todavía nada sobre el veneno de la envidia en los mediocres?». No supe qué decir, sólo me ahogaba.
No vinieron después, no. Nunca pidieron perdón. No lo harán jamás, ni falta que hace. Tecleando aquel sufriendo encontré respuestas («Estoy escribiendo y esa es mi manera de llorar», leí a José Revueltas). Fue la primera baja médica de mi vida, debuté por la puerta grande.
Finales que son principios
Creo en las vueltas que da la vida y hace tiempo que dejé de apostar por las casualidades. Llevo al cuello un colgante que me recuerda que la vida es un círculo, que con el tiempo se va explicando, que muchas cosas llegan para cerrar el círculo anterior.
Así lo veo yo: casi nadie llega a tu vida por accidente. Y aun a riesgo de la advertencia de Reverte de que no conviene ir contando alegremente nuestros dramas, «porque es mejor que al personal lo divierta su puta madre», me tiro al barro para constatar cómo un infierno puede salvarte la vida.
El día que mi doctora me obligó a coger la baja porque literalmente no era capaz de sostenerme en pie, me escribieron para uno de los curros de mis sueños, como el año en que un gran amor se fue con otra comprendí por fin que no hay mal que por bien no venga y le cogí gusto a hacer lo que me apetece aunque nadie me acompañe.
La semana en que una productora dijo que un proyecto contratado ya no les parecía interesante, llegaron cuatro emails con ofertas alucinantes. El mes en que un periódico me vetó por órdenes de un capo, me escribieron de dos medios internacionales. Y así, flipando todo el rato -cerrando unos círculos, abriendo otros- fuimos tirando.
Siguiendo el consejo de Revueltas, convertí mis noches de insomnio en miles de notas deslavazadas, en cientos de postits pegados a cuadernos llenos de garabatos, de tachones y tormentas, de tanto ruido que me dejaba sin respiración por las noches. Cuando no dormía, aporreaba el teclado, y así será hasta que vea la luz un libro curativo.
Cuando comprendí que el odio pudre, que la envidia pudre, que la maldad corroe, salí pitando de aquella guardería y confié en que sólo la alegría de vivir me salvaría de los amargados. Así fue. Será que siempre hay quien viene a sacarnos del fango cuando creemos que ya no hay salida, así pasó. Otro de esos giros inesperados de los acontecimientos que tanto me gustan, sorpresas que vienen a poner orden cuando andamos toreando un caos insoportable.
Todo pasa, hasta la pena, y la historia de acoso laboral que casi me costó la vida también pasó. Dejé de llorar, volví a dormir, dejé de torturarme con preguntas imposibles, me levanté como pude.
Poco después, tras sufrir la desvergüenza de dos abogados no muy honrados (uno hasta prestigioso), vinieron al rescate dos letrados de diez. El de Vitoria asesoró, el de León ejecutó. Ganamos los juicios (gracias, Pablo y Julián por arreglar el desaguisado) y yo volví a lo mío: preguntar, contar historias, viajar, investigar, conocer restaurantes, escribir sobre ellos. Volvieron las ganas de vivir.
Me topé con la historia de Raquel
Al poco de abandonar la vida zombie, una madrugada me topé en Twitter con una tragedia de dimensiones descomunales, la de Raquel Díaz, un caso que me interesó desde un primer tuit que no sé quién escribió. Con un nudo en el estómago recordé las veces que me había cruzado en el Palacio de los Guzmanes con aquella mujer frágil de mirada triste. Delgadita, preciosa, discreta. Ella hacía fotos a los diputados del Bierzo, yo tomaba notas en los plenos. Dos o tres veces nos cruzamos en el pasillo.
Apenas encontré información sobre el caso en los periódicos. Un accidente, contaban algunos, no volverá a andar. Versión insostenible la de la caída del tejado, me dijeron en el hospital, está reventada. Hice algunas llamadas a colegas del Bierzo, empecé a comprender por qué nadie se atrevía a hablar de un caso tan terrorífico… Y ahí empezó todo: investigar sobre la insoportable tragedia que rodeaba a aquella chavalina de Villablino me devolvió a la vida.
Fue La Corleone (la mano que mece todas las cunas) quien -mucho tiempo después- obró el milagro de poder llegar a Raquel. Me rendí a la tipa: «ojalá todos tuviéramos a alguien como tú», le dije, y fue la vida y nos hizo amigas.
Quién salvó a quién
Un día Pedro me espetó: contigo investigando su caso, a Raquel le ha venido dios a ver. Ahora que el círculo se va cerrando ya puedo reconocer abiertamente que ha sido exactamente al revés: es ella quien me ha salvado a mí del hundimiento, quien me dio las fuerzas que me faltaban. Nos conocimos, nos abrazamos. Con su coraje se me olvidaron de golpe todas mis penas. Se cerró un círculo, comenzó otro, y así todo el rato.
Escribí que era la historia más triste que había contado en mi vida, y aún no sabía ni una décima parte de todo el fango que ha ido saliendo desde entonces.
Será con toda probabilidad la historia más bestial que yo cuente jamás, y será a través de varios proyectos alucinantes en los que estamos inmersas junto a un equipo portentoso (los mejores socios, qué lujo). Con la emoción añadida de ver cómo va recuperándose Raquel y la inmensa satisfacción de que un periodismo útil -en el que creo profundamente- esté sirviendo para poner el foco en tantas cucarachas, que de eso va este oficio que tanto me flipa.
Donde manadas bochornosas sólo han querido fundir los plomos para que no se viera nada, cada vez hay más luz. «El trabajo de los periodistas no consiste en pisar las cucarachas, sino en prender la luz para que la gente vea cómo las cucarachas corren a ocultarse…», escribía el maestro Kapuscinski.
Y como esto, afortunadamente, no es México, vamos a dejar las amenazas de medio pelo para las mafias de calidad, que el nivel por estos lares flojea. Que gañanes y macarras dejen de molestar a quienes escribimos en «medios ponzoñosos» (sic), que se olviden de amedrentar a los que sólo estamos intentando hacer nuestro trabajo.
«Te mato, hija de puta, te mato»
Y digo más (hoy me quedo a gusto), hay que ser muy torpe -y muy miserable- para amenazar de muerte a un periodista por teléfono, ¿no? Créanme que, como decía el juez Quirós, «se dan casos», y quedan lerdos (no cabe ni uno más) que no aprenden ni tras una noche en el calabozo por no saber controlar sus peligrosos impulsos violentos.
Berrear por teléfono a alguien «Te mato, hija de puta, te mato», «voy a ir a por ti», «eres la vergüenza de la profesión» y otras lindezas y expresiones vejatorias varias, hacerlo además con testigos, está al nivel del personaje en cuestión, que luego alega que «estaba en plan lúdico» y que «no recuerda» lo que vomitó por esa boquita, pero que «se disculpa». Cuidadín, campeones varios, ser un animal de bellota no suele salir gratis.
Pero cerremos el telón volviendo a Raquel Díaz, tristemente acostumbrada a faltas de respeto similares, lamentablemente también «padecedora» de titulares amarillistas de la misma banda carroñera.
Escribió Machado que Todo lo que se ignora, se desprecia. Es lamentable que tantos hayan ignorado a esta mujer durante tres años. Tres años se cumplen la próxima semana del «accidente» que la dejó parapléjica y con la vida partida. La han dado por muerta, la han dejado sola, han querido que no se hablara de su caso. No lohan conseguido.
Ha sido ella misma -abogada- quien se ha plantado, quien ha empezado a hacerse preguntas y ha exigido revisar el sumario. Nadie le había contado que ninguno de sus colegas abogados quiso defenderla, ni el contenido de los interrogatorios y testificales, ni pudo tener copia del sumario íntegro. Ahora ya entiende por qué, qué había ahí que nadie quería que se viese. «Eso no es importante, eso no lo cuentes, cuidado con los periodistas, son malísimos», se hartó de oír.
Y ahí seguimos las dos. Leyendo, revisando, peleando, intentando arreglar el botón del humor que a veces le falla, pero que va arrancando. Agradecidas por estar tan bien rodeadas.
Ella reza cada día, habla horas con el capellán del centro donde vive. Yo doy gracias a la vida y doy vueltas al colgante del círculo. Le pido que rule suavecito, que aún tengo taquicardias cuando me flipo más de la cuenta buscando respuestas, casi todos los días.
Y si ya no quedan enemigos de calidad, ya veremos por dónde tiramos, pero seguimos. Además habemus llavero nuevo: un círculo redondito para que nunca se me olviden las vueltas que da la vida. Finales que son principios, giros inesperados de los acontecimientos, el privilegio de estar vivos.
TITULO: Todo Caballo - Visita las Caballerizas Reales de Córdoba,.
Visita las Caballerizas Reales de Córdoba,.
foto / En el 125 aniversario del nacimiento de Federico García Lorca
"Todocaballo" recuerda la especial vinculación que la figura del caballo
tuvo en la vida y obra del artista, y visita un edificio único, al que
el poeta calificó como una “catedral para caballos”, Caballerizas Reales de Córdoba.
Este sábado 10 de junio a partir de las 12.15h el equipo de "Todocaballo" ofrece las imágenes de como fue la salida desde la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda de los caballistas y romeros hacía El Rocío. La Hermandad de Sanlúcar vive en su primera jornada uno de los momentos más especiales, cuando cientos de caballos atraviesan en las barcazas la desembocadura del río Guadalquivir, desde las playas de Bajo de Guía hasta la orilla de la playa del Malandar en el Parque Nacional de Doñana."Todocaballo" acompañó desde primera hora de la mañana a Eduardo Vidal y su familia, en la preparación de los caballos para la jornada.
Este año celebramos el 125 aniversario del nacimiento de uno de nuestros poetas andaluces más universales, Federico García Lorca. Con este motivo recordamos la especial vinculación que la figura del caballo tuvo en la vida y obra del artista, y visitamos un edificio único, al que el poeta calificó como una “catedral para caballos”. Se trata de las Caballerizas Reales de Córdoba, un magnífico edificio considerado la cuna del caballo español, y que a día de hoy disfruta de una actividad a pleno rendimiento
La conexión que la jinete Inmaculada Estévez, única mujer cordobesa en la Federación Hípica Andaluza, tiene con los caballos, ha marcado su vida. Estudió Biología y se especializó en Etología para poder comprender mejor y estar más cerca de sus animales predilectos, hasta tal punto que decidió dar un giro a su vida y crear su propio centro ecuestre. Hoy allí cuenta con más de cincuenta ejemplares, y forma a jóvenes jinetes campeones como Lucía Barranco, quien se ha proclamado campeona en Doma Vaquera Juvenil .
Conocemos a la joven jinete de salto Carolina Aresu, una de las amazonas más relevantes del panorama internacional, como así lo demuestran los éxitos que acumula en su palmarés.
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