lunes, 27 de enero de 2014

ENRÉDATE, "AGUA SIN SUEÑO" / LOS OJOS DE ALBA.

TÍTULO: ENRÉDATE,  "AGUA SIN SUEÑO",.

Las aguas que no duermen
que despiertan mis sentidos
que inquietan mi piel

Son aguas que se aman
que humedecen sus latidos
en tu corazón.

Desnúdanse, sedúceme, amándome, extínguense, mojándome
Desnúdame, sedúcense, amándose, extíngueme, mojándose
Agua sin sueño tu húmedo tálamo
Agua sin sueño tu húmedo tálamo

Las aguas que no duermen
que no son aquellas aguas
que dice el francés

Son otras y las mismas
son las aguas que me aman
que inquietan mí piel

Desnúdanse, sedúceme, amándome, extínguense, mojándome
Desnúdame, sedúcense, amándose, extíngueme, mojándose
Agua sin sueño tu húmedo tálamo
Agua sin sueño tu húmedo tálamo,.


 TÍTULO: LOS OJOS DE ALBA.

Alba de Toro es ciega de nacimiento, pero viendo las metas que ha alcanzado cualquiera lo diría. Gracias a su tesón y al apoyo de sus padres, que se esforzaron para que llevara una vida lo más normal posible, ha conseguido todo lo que se ha propuesto. Ha participado en unos juegos paralímpicos de esquí, es intérprete y traductora, habla cinco idiomas y ha viajado a la India para cooperar con la Fundación Vicente Ferrer. Esta experiencia de dos años en Anantapur, enseñando a niños con su misma discapacidad, la ha plasmado en el libro “ Los colores de un sueño” ( Plataforma Editorial ), que también ha servido de argumento para un documental. A lo largo de sus páginas, la autora nos contagia su desbordante optimismo, porque para ella la felicidad es una cuestión de actitud. Aunque no lo pretenda, este libro tan inspirador es una lección de valor, bondad y generosidad sin límites.
Para esta joven catalana de 25 años las barreras solo están para superarlas y reconoce que su ceguera le ha dado fuerzas para luchar. En su caso, lo ha tenido más fácil, porque sus padres le inculcaron una gran confianza en sí misma y empeñaron en que fuera independiente. De muy niña le enseñaron los colores de las cosas y tocarlo todo, desde el uniforme de un guardia hasta el decorado de una función teatral, para conocer las formas y las texturas. Al cumplir 18 años le regalaron un viaje a la India que cambiaría para siempre su vida. Allí tuvo la oportunidad de conocer la impresionante labor de Vicente Ferrer, que ha sacado de la pobreza a millones de intocables. Alba era la primera persona ciega que los visitaba y, de inmediato, le ofrecieron volver al año siguiente para enseñar informática a niños invidentes. Fue el comienzo de una etapa difícil y llena de retos, porque los hindúes consideran la ceguera un castigo de los dioses. La mayoría acaban marginados o condenados a mendigar, porque sus familias no creen que puedan hacer nada por sí mismos. Para poder cambiar esta mentalidad los ayudó a desenvolverse en su vida cotidiana. Alba aprendió el dialecto local, el telugu, y los enseñó a lavarse, peinarse, vestirse, cocinar y, sobre todo, a ir con la cabeza muy alta. Un largo proceso en el que contó con la ayuda de su fiel Tory, su perra guía. Con humor, recuerdo lo exótica que resultaba en la India una mujer blanca, ciega y con un perro.

Alba, la joven que vemos en la foto envuelta en un sari naranja, han conseguido llegar tan lejos porque nunca se ha sentido una inválida. “Puedo hacer cualquier cosa que me proponga” es el lema que mueve su vida. En la actualidad vive en Manchester, donde trabaja como intérprete, pero su corazón está a miles kilómetros, en Anantapur.
A menudo llama por teléfono a los niños de la fundación y les promete que muy pronto jugará con ellos bajo la lluvia y chapoteará en los charcos.
Agradecida, dice que nunca podrá olvidar lo mucho que ellos le han dado: “Me han enseñado a valorar que tengo y me han acercado más a mi ceguera, ayudándome a aceptarla y a entenderla,.

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