miércoles, 28 de septiembre de 2022

EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO -CENA - DOMINGO -LUNES - EL ARBOL DE TU VIDA - Martes- 4, 11 - Octubre - CARMEN POSADAS - Neocaudillismo . / LUNES -3, 10 - Octubre - Imprescindibles - Olivia de Havilland: heredera de un mundo . / ELLA & - Acrobacias en la cama ,. / EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -PESADILLA EN LA COCINA -Jueves - 6,13- Octubre - Cuando el sushi, el ramen y las anguilas se esconden en un mercado de barrio,.

      TITULO:  EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO -CENA - DOMINGO -LUNES - EL ARBOL DE TU VIDA - MARTES - 4, 11 - Octubre - CARMEN POSADAS - Neocaudillismo  ,.

EL ARBOL DE TU VIDA - MARTES - 4, 11 - Octubre  ,. 

 
 Conducido por Toñi Moreno, el espacio investiga el árbol genealógico de los personajes más queridos de nuestro país. El martes-
4, 11 - Octubre , a las 22:30 por antena 3, etc.


 
 EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO - CENA - DOMINGO - LUNES - CARMEN POSADAS - Neocaudillismo ,.

  EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO - CENA - DOMINGO - LUNES -CARMEN POSADAS - Neocaudillismo .,fotos.

 CARMEN POSADAS - Neocaudillismo .

 Carmen Posadas, la mujer que exorcizó sus fantasmas con la escritura |  Gente | EL PAÍS

 CARMEN POSADAS,.

 

Las comparaciones no son odiosas, pero las analogías sí, cuando, por disparatadas que sean, se las hace pasar por identidades.¿Es caudillo un líder político democráticamente elegido dentro de su partido como candidato y fuera de él como gobernante? ¿Lo es cuando dura mucho por haber sido varias veces reelegido? ¿Es caudillo Mitterrand por ver impotente desde la cima del poder democrático que ocupa 

 

 


Desayuno ,.

 

en su país desde hace casi catorce años cómo fracasan quienes le han sucedido en su partido? ¿Lo será Kohl si vuelve a ganar en octubre? ¿Lo fue la Thatcher mientras la sostuvo su partido, para dejar de serlo cuando éste le retiró su apoyo? ¿Lo es Felipe González porque el PSOE lo ha reelegido candidato 

 

 

   Cena Sardinas al horno con patatas y cebolla - ¡Fácil y barata!

 

 

con reiteración y los ciudadanos le han dado, a él y simultáneamente a su partido, su voto mayoritario en las elecciones generales celebradas entre 1982 y 1993? Si no queremos confundir y confundirnos desdibujando conceptos elementales, habrá que contestar no a todas las preguntas formuladas; si pretendiéramos otros fines habría que responder sí a la última, aunque se abandonara la coherencia negando las anteriores, quizá en atención al principio de no injerencia en asuntos políticos ajenos. En los casos citados, la larga duración en el poder no proporciona base suficiente para la analogía con el caudillaje, porque la repetición de un mandato electoral en modo alguno equivale a al permanencia vitalicia en el mando propia del caudillaje.

Caudillo, caudillaje, caudillismo, caudillista, son términos que en el lenguaje político de nuestro país designan desde la segunda nútad de los años treinta figuras y modos de adquisición y conservación del poder político contrarios a las instituciones y reglas de la democracia despreciadas, combatidas y aniquiladas por quien solicitó y obtuvo tal título y por quienes con adulación interesada se lo repitieron hasta la náusea. Adjudicar ahora ese mismo sustantivo o sus formas derivadas al presidente del Gobierno, es decir, a un dirigente democrático, cualesquiera que sean sus aciertos y desaciertos, es ignorancia o malicia.

Hubo un tiempo, allá por los años 1983 y 1984, cuando la moderada izquierda gobernante llevaba a cabo una difícil conversión industrial, aguantaba el tirón del terrorismo y combatía la crisis económica, en que se decía en los mentideros políticos y periodísticos de Madrid, incluidos los de la derecha, que había que dejar al presidente del Gobierno fuera de toda crítica, protegiéndolo como si de un bien común se tratara, no fuese que, depresivo como era, se malograra antes de tener recambio o se desanimase su frágil voluntad ante los dardos de la censura. Tan necia era aquella temprana protección no pedida como los actuales ataques que lo presentan como antidemócrata. Una y otra actitud proceden de un rasgo típico de la derecha española: siendo ella personalista por herencia inniediata, atribuye a sus adversarios esa misma característica. Se silencia la existencia de un partido detrás de su dirigente, se callan u olvidan victorias electorales, se omite el contenido de unas reglas jurídicas de la democracia y, con freudiana recuperación de sus propias raíces, se emplea el término caudillo y derivados para referirse al adversario político.

Toda hagiografía es repugnante. Nadie la merece y sólo la solicitan con éxito clamoroso y continuado quienes por el origen y el ejercicio de su poder se sitúan al margen. de la crítica libre. Los únicos que no se han equivocado nunca han sido los dictadores -los caudillos-, sólo responsables ante Dios y ante la historia. Felipe González ha incurrido en importantes errores -menos y menores que sus aciertos, en mi opinión- desde su condición de, presidente del Gobierno y como dirigente de su partido. En ocasiones las equivocaciones las ha compartido con el PSOE (financiación de partido, descuido en la prevención y persecución de la corrupción), otras las ha cometido desde la presidencia del Gobierno. Como en democracia los errores deben pagarse y se pagan, el resultado de las elecciones europeas y andaluzas ha sido el que ha sido. Pero ni la derrota rotunda ni la negativa a dimitir y convocar elecciones generales guardan relación con actitudes caudillistas, pues aquélla, como los triunfos anteriores, es imputable tanto al PSOE como a su líder, y por otra parte, según informan los medios de comunicación, los órganos competentes del PSOE han respaldado la decisión de su presidente del Gobierno de no convocar elecciones e incluso su política de alianzas con los partidos nacionalistas. Resucitar el término comentado para calificar una decisión, sin duda discutible, pero también sin duda ajustada a la Constitución, implica una estrategia personalista basada en el "¡que se vaya!", como si todo consistiera, igual que hasta 1975, en la ausencia o presencia de una sola persona, de un nuevo caudillo.

En el Estado de partidos, mientras un dirigente político esté sostenido por el suyo de forma limpia y mayoritaria y en su comportamiento como gobernante no se separe un ápice de las normas constitucionales que rigen el equilibrio entre poderes y los mecanismos de acceso a cada uno de ellos, se le podrán formular otro tipo de reproches, pero no se puede utilizar contra él y con rigor el calificativo de caudillista o semejantes, y si tal cosa se hace será sustituyendo el concepto por la metáfora interesada y la crítica política por una descalificación inadecuada y, sobre todo, lesiva para el sistema democrático.

Que la derecha de toda la vida emplee esta terminología con referencia al presidente del Gobierno sería risible si no fuera perjudicial para la democracia española. Su razonamiento tácito (apenas razonamiento y apenas tácito). podría expresarse así: "¿No nos reprochan a nosotros nuestro franquismo estos sedicentes demócratas de izquierdas? Pues vean ustedes a su líder convertido en gobernante casi perpetuo, aferrado al poder. He ahí a un caudillo que ni siquiera ha ganado una guerra y que sólo se irá cuando lo echemos por la fuerza o cuando se muera. Si la democracia -viene a decirse- para en esto, ¿a qué formular reproches al régimen anterior si, a fin de cuentas, todo acaba igual?". Si hubieran leído a Baltasar Gracián expresarían la misma idea con estas palabras: "Ahí veréis que las cosas, las mismas son que fueron: sola la memoria es la que falta".

Pues no, no falta. A quienes la hubieran perdido o a quienes ignoran vivencias ajenas y olvidan lecturas elementales se les puede recomendar la de los capítulos quinto, sexto y séptimo del último libro de Paul Preston, titulados La forja de un conspirador, La forja de un generalísimo, La forja de un caudillo. Y quede claro que en la realidad histórica, lo mismo, que en aritmética, si no se dan el quinto y el sexto, no se da el séptimo.

Que la llamada joven o nueva derecha o centro-derecha utilice esa misma descalificación es quizá más preocupante, porque no implica una oscura autojustificación histórica, sino una estrategia de personalización del poder y una apenas disimulada impaciencia por alcanzarlo. Ambas características son lamentables. La primera porque en democracia son las ideas, los valores, los programas y los partidos los que deben contar de modo prioritario: los propios y los ajenos. El discurso reduccionista consiste en identificar los del adversario con la persona de su líder transmutado en caudillo, incurre en aquello mismo que parece combatir, pues ignora lo que desprecia (partido, ideas, valores, programas ajenos), y puede dar a entender que tamaña simplificación oculta carencias propias, como si se tratara de contraponer sólo un líder frente a otro, lo que, además de todo lo dicho, implicaría un arriesgado cálculo respecto al resultado de tan poco novedoso enfrentamiento. Y en cuanto a la impaciencia por llegar al poder conviene frenarla precisamente porque quien ejerce la presidencia del Gobierno no es un caudillo, sino el dirigente de un partido mayoritario en el Parlamento. Bastaría una derrota en las próximas elecciones generales o en una moción de censura para que tal partido y su candidato dejasen de gobernar. Así de sencillo.

Mientras tal resultado no se produzca, no juguemos con metáforas o analogías peligrosas y convengamos todos en que en la historia contemporánea de España caudillos sólo ha habido uno. Mejor hubiera sido ninguno, pero más no hay.

es catedrático de Historia del Derecho.

 

TITULO:  Lunes -3, 10 - Octubre  - Imprescindibles -  Olivia de Havilland: heredera de un mundo,. 




LUNES -3, 10 - Octubre  - Imprescindibles ,.

Imprescindibles, serie de documentales sobre los personajes más destacados de la cultura española del siglo XX cada semana en La 2, el lunes -3, 10 - Octubre , a las 21:00, foto .
  Olivia de Havilland: heredera de un mundo,.
 La última heredera: hasta siempre, Olivia de Havilland

Aunque la muerte de la actriz puede resultar al público joven una noticia del más allá, conviene revisar el cine de una mujer con tendencia a lo desvaído,.

A algunos lectores jóvenes la noticia de la muerte de Olivia de Havilland con 104 años de edad les resultará posiblemente una noticia del más allá; y lo es, por encima de la longevidad extraordinaria de la actriz. No había apenas memoria de ella, ni un culto a Havilland (y quizá sí lo tenga su hermana menor Joan Fontaine entre cinéfilos de la tercera edad), aunque en los últimos meses se la ha visto en el contexto de las protestas antirracistas que salpicaron también a Lo que el viento se llevó. Conviene recordar, sin embargo, que ella no era la mujer brava de la película, sino la modosa, y las frases (o lemas) que se han oído en los reportajes los decía con mucho énfasis la Señorita Escarlata de Vivien Leigh, un tipo de actriz muy distinto al suyo.

 

Olivia (y su hermana Joan) estudiaron y trabajaron en teatro y en cine con el maestro Max Reinhardt, siendo el debut de la mayor nada menos que interpretando el personaje de Hermia en El sueño de una noche de verano, una película firmada a medias por Reinhardt y su gran discípulo William Dieterle, que, no estando del todo lograda, fue importante no solo por el modo de hacer a Shakespeare con algo de stravaganza de musical de Broadway, sino como semillero de una cierta vanguardia europea traspasada al mainstream. Pero es difícil resumir una carrera tan larga y cambiante, ni siquiera teniendo en cuenta que en sus últimos cuarenta años de vida Havilland se apartó del cine.

El mundo al que asocio su rostro y sus maneras es el del western tradicional y antisimbólico y el cine de aventuras de capa y espada, pero si he de elegir la imagen más poderosa de una mujer con tendencia a lo desvaído me quedo con dos papeles fuertes y llenos de aristas. El primero fue en 1949 el de Catherine Sloper en La heredera (1949), la sugestiva adaptación de William Wyler, un director no siempre sutil, de la obra de teatro basada en la gran novela de Henry James Washington Square.

Aunque a ratos un poco envarada, Olivia de Havilland responde con brío y misterio al desafío de la historia jamesiana y al de enfrentarse a actores de la talla de Montgomery Clift y Ralph Richardson. El último de gran relieve es el de Canción de cuna para un cadáver (1964), de Robert Aldrich, donde Olivia y su partenaire Bette Davis se ponen góticas en plan comedido, en una película que, sin ellas dos, no pasaría de ser un remedo de ¿Qué fue de Baby Jane?,.

TITULO: ELLA & - Acrobacias en la cama,.

 

 

Acrobacias en la cama,.

Solemos creer que quienes piensan distinto adaptan lo evidente al molde de sus prejuicios: Procustos solo son los demás,.

Ejercicios para tonificar que puedes hacer en la cama (y que son tendencia,  según Pinterest)

foto / Conoces bien esos momentos íntimos, altamente inflamables, de fogosidad encendida y apasionada, también llamados comidas de domingo. A veces, en esas sobremesas familiares estallan discusiones largas, virulentas y resbaladizas. La trifulca se alborota y, de pronto, en medio de una frase exaltada, te visita una certeza repentina: has empezado a exagerar tu indignación, lo que dices no es lo que piensas, estás deformando tus propias ideas. La obsesión por acomodar la realidad a la estrechez de nuestros intereses se denomina “síndrome de Procusto” en honor a una leyenda griega. Se cuenta que el héroe Teseo llegó una noche a un tenebroso motel en las colinas, estilo Psicosis, regentado por Procusto, un bandido que ofrecía posada al viajero confiado y solitario. Aquel temprano Norman Bates acompañaba amablemente a su huésped a una cama de hierro donde, una vez dormido, lo ataba y amordazaba. Si era alto y sobresalía, le cortaba los pies; si era de baja estatura, lo descoyuntaba a martillazos hasta alargarlo­. El asesino en serie, cuyo nombre en griego significaba “el estirador”, prolongó su reinado del terror hasta que Teseo lo mató aplicándole el mismo tormento.

Procusto simboliza a quienes fuerzan los hechos hasta que se ajustan a sus expectativas, como los ideólogos, políticos y opinadores que distorsionan los datos para apuntalar sus hipótesis. Pero no son los únicos. Nuestros cerebros, como los lechos de la posada del crimen, padecen el sesgo de confirmación, es decir, la tendencia a creer los indicios que afianzan nuestra visión del mundo, y desdeñar cualquier información que la contradiga. Aprendices de bandido, nos gusta que los acontecimientos encajen en nuestras ideas previas y nos devuelvan el brillo artificial de los deseos cumplidos.

En casos extremos, las personas con tendencia a estirar la talla de los acontecimientos terminan por habitar una realidad paralela. Billy Wilder retrató en Sunset Boulevard la fábrica de los sueños como una factoría de delirios. La protagonista, Norma Desmond, es una olvidada estrella de cine mudo parapetada en su mansión, al frente de un séquito fantasmal de criados, como si el mundo aún obedeciera a su voluntad. Al reconocerla, William Holden exclama: “Era usted grande”, y ella replica con una fabulosa frase procustea: “Soy grande. Es el cine el que se ha hecho pequeño”. La voz en off compara a Norma con la señorita Havisham, personaje de Grandes esperanzas, de Dickens, una mujer abandonada por carta instantes antes de la boda, en un anticipo de las rupturas por wasap. Desde entonces vive sola en su ruinoso palacio, sin quitarse nunca su vestido de novia, con la tarta nupcial sobre la mesa y los relojes parados a la hora exacta en la que llegó la noticia insoportable.

Esta actitud es inherente al ser humano y aparece incluso sin mala intención. Como explica Will Storr en La ciencia de contar historias, nuestro cerebro es un órgano narrativo y tiende a someter la información que recibe a la trama de nuestro relato interior. Dedicamos grandes esfuerzos a construirnos una visión del mundo y somos reacios a dejarla desmoronarse cuando una evidencia la resquebraja. A veces ese intento de amordazar los acontecimientos esconde un trasfondo de angustia y naufragio, como le ocurre al conmovedor protagonista de Los adioses, de Juan Carlos Onetti. Un desconocido llega a un pueblo para ingresar en un sanatorio pero, en lugar de obedecer a los médicos, se hospeda en un hotel, atrincherado en la negación: “Empecinado, ignorando los remolinos del tiempo; defendiéndose con las ropas, el sombrero y los polvorientos zapatos de la aceptación de estar enfermo y separado; aplicado con una dulce y vieja tenacidad a persuadir y sobornar lo que estaba mirando”.

Solemos creer que quienes piensan distinto adaptan lo evidente al molde de sus prejuicios: Procustos solo son los demás. Sin embargo, esta es una tendencia arraigada; todos nos negamos a que las evidencias arruinen una buena certeza. Quizá lo más sensato sea abrirnos a modular o demoler ciertas convicciones, si no queremos vivir siempre cautivos de nuestras normas —como Norman y Norma— en una realidad basada en hechos ficticios.

 

 

TITULO: EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -PESADILLA EN LA COCINA -Jueves -6,13- Octubre  -Cuando el sushi, el ramen y las anguilas se esconden en un mercado de barrio,.


Jueves - 6,13- Octubre - Pesadilla en la Cocina es un programa de televisión español de telerrealidad culinaria, presentado por el chef Alberto Chicote, emitido habitualmente los jueves a las 22:30 en La Sexta. Nuevas broncas, enfrentamientos y arcadas; Alberto Chicote regresará con nueva temporada de Pesadilla en la cocina. Tras una temporada de descanso, Pesadilla en la cocina vuelve Alberto Chicote con las pilas bien cargadas. El chef de laSexta intentará reflotar nuevos restaurantes y se enfrentará a nuevos retos, etc.

EL BAR ESQUINA -  REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -  LA COCINA DOMINGO - LUNES   -Cuando el sushi, el ramen y las anguilas se esconden en un mercado de barrio ,.  

EL BAR ESQUINA -  REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -  LA COCINA DOMINGO - LUNES   -Cuando el sushi, el ramen y las anguilas se esconden en un mercado de barrio ,.  .,fotos.

 

Cuando el sushi, el ramen y las anguilas se esconden en un mercado de barrio,.

 Yokaloka: Cuando el sushi, el ramen y las anguilas se esconden en un mercado  de barrio | Estilo de vida | EL PAÍS

Desde su inauguración en 2007, el restaurante Yokaloka ha ampliado su espacio en la madrileña plaza de Antón Martín para ofrecer una amplia variedad de menús del día nipones,.

 

 

Cuando a mediodía cierran los puestos del mercado madrileño de Antón Martín (Santa Isabel, 5) comienza el bullicio en el restaurante Yokaloka. Está ubicado en la planta de abajo y entre semana sirve

 

 

 uno de los menús del día nipones más demandados de la ciudad. La responsable de este éxito es Yoka Kamada, una japonesa que se instaló en 2007 en Madrid y, alentada por su madre, que hacía makis en su país natal para un establecimiento de bentos (comida preparada para llevar), abrió una pequeña 

 

 

tienda de comida japonesa para llevar. Eligió hacerlo dentro del mercado de su barrio donde iba a comprar a diario porque no había nada parecido. “En 2007 era 100% una plaza de abastos. Empecé sin hablar español y la gente se preguntaba qué hacía una japonesa dentro del mercado”, recuerda Kamada.

El tiempo y su buen hacer respondieron a esta pregunta. En 2009 Yoka se quedó con la panadería de al lado y la transformó en una barra para que la gente pudiera comer allí. Le fue tan bien que, al año siguiente, amplió el espacio con el local anexo e hizo una barra más grande. Y a finales de 2019 se hizo con otro puesto enfrente en el que colocó unas mesas, unas lámparas rojas y donde empapeló las paredes con carteles japoneses. Entonces, su pareja — el chef franco japonés Stephan Shoji— entró en el negocio para instaurar un sistema de producción más eficaz en la cocina y así poder acoger una demanda que no cesaba de crecer. Tanto es así que el pasado diciembre inauguraron otra zona nueva de mesas bajas junto a la barra principal.

Los menús de mediodía

“Empezamos a ofrecer menús del día para adaptarnos a la gente del barrio”, cuenta Yoka. Pero pronto comenzaron a llegar de otras zonas, ciudades e incluso países después de que Isabel Coixet se inspirara en su puesto para un capítulo de la serie Foodie Love. De lunes a jueves, entre las 13.00 y las 15.45, ofrecen cinco menús con buena relación calidad-precio que oscilan entre los 13,50 euros y los 16,50 euros. Con todos ellos sirven un pequeño aperitivo que suele consistir en edamame con setas, atún cocido con cebolleta o algas hijiky y una salsa de soja que preparan en la cocina. Yoka cuenta que la elaboran como en Tosa, una provincia del sur de Japón. “Se llama Tosa Joyu y es una mezcla de salsa de soja con una base de bonito seco —katsuobushi— y algas kombu que maceramos durante tres días. La salsa que se vende en España es muy salada y mata el sabor del pescado, por eso decidimos hacerla nosotros”, explica.

La carta de los menús está ilustrada con fotografías para que la clientela sepa exactamente qué aspecto tiene lo que va a pedir, perfecto para quienes se inician en esta cultura. Comienza con el Sushi set (16, 50 euros) compuesto por una bandeja de diez piezas de sushi que varían según mercado —entre ellas no se encuentra la de anguila, una de las especialidades de la casa—, una deliciosa sopa miso, receta de Stephan a la que le añaden la Tosa Joyu casera y una bebida. En el menú de ramen (15 euros) entran empanadillas de verduras, cuatro tipos de ramen a seleccionar y una bebida. El sabroso ramen de Yokaloka es uno de los que goza de mayor popularidad en la ciudad y puede ser de pollo y cerdo (ToriButa Ramen), de gambas (Wafu Yoka Ramen), vegano sin caldo o incluso frío con tartar de atún blanco.

Otro de los menús es el Chirashi bowl (16 euros) con bebida, sopa miso y un bol a elegir entre uno de salmón flambeado, otro de atún con huevo cocinado a baja temperatura y trufa negra o el de atún, salmón y pez escolar sobre arroz de sushi. El menú Donburi (13,50 euros) también lleva la sopa miso e incluye un donburi, un plato tradicional japonés que combina distintos ingredientes como la ternera guisada en soja dulce servida sobre arroz. Las personas veganas cuentan con una opción pensada para ellas. Cuesta 15 euros y contiene una ensalada de algas y 17 piezas de makis de verduras o un ramen con salsa de sésamo y sin caldo acompañado de una bebida. Además, se puede pedir un picante casero de receta propia en la que mezclan picantes chinos y coreanos, cebolleta, maracuyá, aceite de oliva y pimienta.

La novedad de este año en Yokaloka es que han empezado a trabajar en una huerta madrileña con semillas que Yoka trae de Japón. “Cultivamos edamame, wasabi o shiso orgánico. Aún no podemos proveernos al 100% porque no tenemos tanta cantidad, pero la idea es lograrlo”, asegura. Y, aunque no estén incluidos en el menú del día, también elaboran dulces tradicionales japoneses y su propia cerveza artesana (4 euros).

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