domingo, 9 de octubre de 2022

EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO -CENA - DOMINGO -LUNES - EL ARBOL DE TU VIDA - Martes- 18, 25 - Octubre - Carmen Posadas - Dignidad . / LUNES -17, 24, 31 - Octubre - Imprescindibles - Muere Manolo Sanlúcar, maestro de guitarristas y compositor de música flamenca, a los 78 años,. / ELLA & - La vida de Sylvia Bustamante está rodeada de flores ,. / EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - PESADILLA EN LA COCINA -Jueves -20, 27 - Octubre - La mujer que descubrió a Dani Rovira y María Valverde cuenta cómo sería su última cena,.

 

      TITULO:  EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO -CENA - DOMINGO -LUNES - EL ARBOL DE TU VIDA - MARTES - 18, 25 - Octubre -Carmen Posadas -Dignidad,.

EL ARBOL DE TU VIDA - MARTES - 18, 25 - Octubre  ,. 

 
 Conducido por Toñi Moreno, el espacio investiga el árbol genealógico de los personajes más queridos de nuestro país. El martes-
18 , 25 - Octubre , a las 22:30 por antena 3, etc.


 
 EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO - CENA - DOMINGO - LUNES -Carmen Posadas - Dignidad,.

  EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO - CENA - DOMINGO - LUNES - Carmen Posadas - Dignidad .,fotos.

 Carmen Posadas -Dignidad,.

 Carmen Posadas, la mujer que exorcizó sus fantasmas con la escritura |  Gente | EL PAÍS

 Carmen Posadas,.

Hay palabras y conceptos que envejecen bien y otros muy mal como, por ejemplo, 'honor', 'dignidad', 'pundonor', 'honra' o 'ser fiel a la palabra dada'. ¿A que huelen a 

 

 El desayuno perfecto para tomar a diario que ignoramos en España y tiene  fama de insano

Desayuno ,.

naftalina y suenan a pereza supina? Algunos incluso se han visto asociados a actividades o personas nada recomendables. Como 'dignidad', que muchos (y yo entre ellos) de 

 

 Ejemplos de menú para el hígado graso – Botanical-online

 

  Cena

 

inmediato relacionamos con aquella siniestra colonia alemana en Chile que se hizo tristemente célebre durante la dictadura militar como centro de detención y tortura. 'Honra' y 'ser fiel a la palabra dada', por su parte, recuerdan demasiado a don Vito Corleone, mientras que 'honor', qué quieren que les diga, la escucha uno y casi se pone a cantar el Cara al sol. Y, sin embargo, por mal que hayan envejecido y por mucho que recuerden a personas o ideologías que uno rechaza, se trata de actitudes no solo deseables en otros, sino que resultan también provechosas para quienes las practican.



TITULO:  Lunes - 17, 24, 31- Octubre  - Imprescindibles - Muere Manolo Sanlúcar, maestro de guitarristas y compositor de música flamenca, a los 78 años ,. 




LUNES -17, 24, 31- Octubre  - Imprescindibles ,.

Imprescindibles, serie de documentales sobre los personajes más destacados de la cultura española del siglo XX cada semana en La 2, el lunes - 17, 24, 31- Octubre , a las 21:00, foto .

Muere Manolo Sanlúcar, maestro de guitarristas y compositor de música flamenca, a los 78 años,.

Su magisterio ha sido tan grande que ni su retirada hace casi diez años ni su lejanía por enfermedad le habían restado presencia en el flamenco actual,.

 Muere Manolo Sanlúcar, maestro de guitarristas y compositor de música  flamenca, a los 78 años | Cultura | EL PAÍS

Manolo Sanlúcar,.

Manuel Muñoz Alcón (Sanlúcar de Barrameda, 1943), Manolo Sanlúcar para el arte, maestro de la guitarra y compositor de música flamenca, ha fallecido hoy en el Hospital Universitario de Jerez a los 78 años, según ha anunciado Radio Jerez, de la Cadena SER. Es un día de luto triste y negro para el mundo del flamenco. Con el maestro de Sanlúcar desaparece uno de los eslabones fundamentales de la evolución de la sonanta de concierto que sucedió en la segunda mitad del siglo pasado. Él, junto a Víctor Monge Serranito y a Paco de Lucía, formó parte de una generación a la que le tocó continuar y ampliar las enseñanzas de maestros como Montoya, Sabicas o Niño Ricardo. Un proyecto ambicioso, que tuvo diferentes orientaciones, pero que, esencialmente, supuso una renovación del lenguaje de la guitarra flamenca.

Su trayectoria tuvo, además, una marcada vocación docente —con discípulos como Rafael Riqueni o Vicente Amigo, entre otros—, que forma parte de una actitud total, de un compromiso ético con el instrumento y una responsabilidad para con la música flamenca, que determinó su carrera guitarrística y compositora, así como su propia vida, según reconocía a EL PAÍS en 2008, con motivo de la XV edición de la Bienal de Flamenco de Sevilla, que se le dedicó: “Por el flamenco he vivido como un monje”.

En la inauguración de aquella cita, estrenó la emocionante composición La voz del color, inspirada en las pinturas del artista Baldomero Ressendi, la última conocida —aunque inédita discográficamente— de una larga serie de obras regidas por su inquietud de ensanchar los límites armónicos de la guitarra flamenca, un propósito que compartió con sus compañeros de generación: Víctor Monge, Serranito y Paco de Lucía. Cada uno de ellos habría de seguir un camino distinto dentro del mismo objetivo, y Sanlúcar eligió la música clásica, su inspiración y su formato. Producto de esta intención fue el disco Fantasía para guitarra y orquesta (1977) o la obra conceptual …Y regresarte. Homenaje a Miguel Hernández, de un año después. El artista ya había firmado unos años antes la imprescindible trilogía Mundo y formas de la guitarra flamenca, una obra en la que fijó las líneas iniciales de su renovación, partiendo siempre de la ortodoxia, que sigue siendo de culto medio siglo después. Entre su discografía posterior no son pocas las obras que gozan de la misma condición de imprescindibles, especialmente entre los guitarristas y también entre los aficionados, por las que no parece pasar el tiempo y cuya escucha sigue deparando las mismas emociones con el paso de los años.

Ocurre así con una serie de títulos que ocupan un lugar especialísimo y que son los únicos tres que el guitarrista reconocía haber vuelto a escuchar una vez grabadas. El primero, Medea. Obra sinfónica para guitarra y orquesta (1987), composición para la obra del mismo nombre del Ballet Nacional de España, que, estrenada en su día por Manuela Vargas, ha sido rescatada recientemente por la Compañía Antonio Márquez. Su puesta en escena, dentro del XXV Festival de Jerez (2001), supuso una de las últimas, siempre discretas, apariciones públicas que se conocen del maestro. La segunda en esta selección sería la monumental Tauromagia (1988), un fetiche para los aficionados, que también ha sido llevada a la escena dancística por la bailaora Mercedes Ruiz (2018) con la música de otro discípulo del maestro, el jerezano Santiago Lara. Y la tercera, la selecta e indagadora Locura de brisa y trino (2000), un homenaje a Lorca, que, con la voz de Carmen Linares, mantiene toda su tersura y emoción pasados los años. Pero hay muchas más: entre otras, Trebujena (1984), Soleá (1989), Aljibe (1992) o La gallarda, con libreto de Rafael Alberti, que fue estrenada en la Expo’92 de Sevilla con la participación de Montserrat Caballé.

Manolo Sanlúcar había nacido dentro de una familia de tradición guitarrística. No en vano, su padre, panadero de profesión, hacía en bicicleta el trayecto que une a Sanlúcar con Jerez para recibir las enseñanzas del legendario maestro Javier Molina. Su legado cuajó dentro de sus hijos, entre los que también habrían de destacar Isidro, compositor de grandes éxitos flamencos, además de guitarrista, y José Miguel Évora. Profesionalmente, Sanlúcar debutaría apenas iniciada la adolescencia en la compañía de Pepe Marchena, con Pepe Pinto y la Niña de los Peines como padrinos, y recorrería la carrera de acompañamientos y tablaos de todo artista en esos años, los sesenta. Entre los primeros, los de La Paquera, con la que dejó registros, y Enrique Morente, con el que no. Pero pronto tomaría la vía de la guitarra de concierto como muestra su mencionada trilogía de principios de los setenta.

Memorias de sus vivencias

Retirado de los escenarios desde 2013, el artista nunca abandonó su compromiso con la guitarra y la música flamencas. Empleó años en la elaboración de lo que él reconoce como su gran legado: una gran obra didáctica sobre la sonanta, La guitarra flamenca, Manolo Sanlúcar, que consta de 13 DVD y dos obras literarias, Andalucía, la otra historia y La escuela. Tras mucho tiempo empleado en las grabaciones de esta obra audiovisual, el maestro ha vivido sus últimos años trabajando con toda la ilusión que su salud le ha permitido para que saliera a la luz. Tras su desaparición, queda pendiente la perseguida publicación que, por su carácter y monumentalidad, haría preciso un esfuerzo colectivo e institucional. Mientras ello ocurra, no se puede olvidar su libro de memorias, El alma compartida, el mejor título para la narración personal de sus vivencias, que comparte con las mismas hechuras con las que ha caminado por la vida: de forma sincera y sin tapujos, con jondura, sobriedad y a pecho descubierto.

El trabajo del maestro ha seguido, como se ve, muy presente en la escena flamenca y muy vivo entre los aficionados. Ni su retirada profesional ni su alejamiento por problemas de salud han impedido que haya permanecido en las manifestaciones flamencas de los últimos años. Dentro del festival Flamenco On Fire, que se está celebrando estos días en Pamplona, se le recordó explícitamente con la proyección del documental El legado, dedicado a su figura y obra del realizador Juanma Suárez. En la misma jornada, un discípulo principal como es Rafael Riqueni interpretó en el recinto del Palacio de Espeleta la bellísima Soleá de los Llanos, que le había dedicado en su última grabación. Queremos pensar que la estela de esa música y su vivo recuerdo de seguro habrán acompañado al maestro para aligerar sus últimas horas.

Hijo Predilecto de Sanlúcar y de la Provincia de Cádiz, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y Premio Pastora Pavón, entre otros reconocimientos, el Ayuntamiento de su ciudad natal se ha apresurado a emitir un comunicado de pesar decretando tres días de luto oficial desde este domingo. El regidor municipal, Víctor Mora, ha manifestado su inmenso pesar por la pérdida “del mayor embajador que ha tenido Sanlúcar”.

 

 

TITULO: ELLA & - La vida de Sylvia Bustamante está rodeada de flores ,.

 

 La vida de Sylvia Bustamante está rodeada de flores ,.

 

La mujer que sueña con que la gente no compre solo claveles, rosas y lirios

foto / La vida de Sylvia Bustamante está rodeada de flores. Llegó a España hace seis años y hoy dirige una escuela de diseño floral, Madrid Flower School, con alumnos de todos los rincones del mundo.

 La mujer que sueña con que la gente no compre solo claveles, rosas y lirios  | EL PAÍS Semanal | EL PAÍS

Dalias, Clematis, Delphiniums, oxipétalos y unas grandilocuentes rosas de jardín. Sylvia Bustamante Gubbins (Santiago de Chile, 55 años) recita los nombres de las flores de carrera mientras señala a cada una con el dedo. No las toca, solo las acaricia con la mirada. Todas forman parte de un centro de mesa que seis alumnos acaban de crear según las directrices de Ana, una maestra florista que en otra vida trabajaba en la banca. Hoy forma parte del plantel de profesoras que Bustamante ha reunido a su alrededor en un espacio único en el que está rodeada de flores que no vende, sino que usa para enseñar a fabricar centros de mesa, ramos y arreglos florales. Cuando llegó a España, se pasó meses pensando qué iba a hacer. La duda estaba entre una floristería y una escuela de floristería. Ganó la última y así, en 2019 y a pocos meses de la pandemia de la covid, nació Madrid Flower School. “Cuando llegué aquí, no encontré un lugar en el que seguir formándome yo. Así que abrí lo que me gustaría haber encontrado”, resume.

A las flores llegó casi por casualidad. Bustamante recuerda que todas las mujeres de su familia sentían fascinación por ellas. Creció en una casa con padre diplomático y flores en jarrones por todas partes. Una tía suya fue la presidenta del Club de Jardinería de Lima. Su abuela tenía su Biblia forrada en flor y una alfombra de flores colgada de la pared. Pero Bustamante acabó estudiando una carrera en Historia y después haciéndose periodista de viajes en El Mercurio. “Las flores siempre estuvieron ahí, pero yo no tuve dónde estudiar el arte”, confiesa. De pronto llegó Nueva York. Y, en medio de la ciudad con más hormigón del mundo, llegaron las flores.

En 2017, Bustamante se mudó allí con sus cuatro hijos, todos en edad universitaria, a estudiar ella y a que ellos estudiaran. Ella decidió hacer un máster en escritura creativa en la Universidad de Nueva York. Atrás, en Chile, quedaban casi cinco décadas de su vida en las que le había dado tiempo a casarse muy pronto, a tener hijos muy pronto (a los 25 años ya tenía tres), a superar un divorcio seguido de 10 años se sanación interna y a volver a enamorarse.

Fue su segundo marido la piedra en la que se apoyó para hacer las maletas a los 50. “Pasé de tener un marido que quiere que estés bonita y recibas a los invitados a tener un hombre que si le dices ‘quiero ir a estudiar a Nueva York’ te contesta ‘vamos’. Pasé de mujer florero a mujer florista”, dice Bustamante mientras se ríe. Durante la escritura de su tesis, los recuerdos más dolorosos de la época que vivió tras su divorcio volvieron a flotar en su mente como manchas de aceite en una balsa de agua. Bustamante se dio cuenta de que no podía seguir viviendo solo en su cabeza: necesitaba hacer algo con las manos. Primero se apuntó a cerámica, pero con un hermano ceramista todas sus creaciones acababan influenciadas por su estilo. De pronto, un día, buscando qué hacer en Google, vio unas clases de arte floral. “Encontré las flores y me cambiaron la vida, me daban alegría. Descubrí lo que los estado­uni­den­ses tanto buscan y llaman ‘la pasión de tu vida”.

La primera clase de arte floral que recibió fue en el Botanical Garden de Nueva York. Allí le hicieron elaborar una composición triangular, algo muy clásico en el mundo de la floristería. “Cuando hice todo el arreglo floral, recuerdo que no quería poner una flor final, que era una clavelina, porque no me gustaba cómo combinaba su color, y la profesora me obligó a ponerla. Y aun así, llegué a mi casa feliz, como si hubiera descubierto algo increíble. Estaba fascinada”.

Después de dos años formándose con los mejores floristas, Bustamante y su marido se mudaron a España. Era 2019 cuando la idea de la escuela de floristería ya había cobrado forma por completo. Por delante quedaba una de las peores pruebas de fuego a la que han tenido que enfrentarse los negocios: el confinamiento por la covid. “Si me hubieran dicho que venía la pandemia, no habría abierto”, asegura desde la planta baja de su escuela. Aquí, el frío mantiene las flores con vida. De pronto, se acerca a un cubo lleno de minigladiolos de un rosa pálido y exclama con alegría: “¡Ay, pero qué lindos! Ya se han abierto todos”. Para ella, la manida frase “más feo que un cardo borriquero” carece de toda verdad. “Todas las flores son lindas, no hay ninguna fea, y la que tú no veas bonita es porque no le has encontrado lugar para que se luzca”, sentencia.

Hace ocho años, cuando Bustamante era periodista de viajes, hizo un reportaje sobre varios hoteles de cinco estrellas españoles. “Me encontré de todo: flores de plástico, floreros con agua podrida y otros que las tenían muy bien”, confiesa. En su opinión, en España se arriesga poco con las flores: “La gente sigue siendo muy sota, caballo y rey. Compran el clavel, la rosa y los lirios”. Y, aunque empiezan a soplar nuevos aires en la industria, el arte floral, tan frágil y efímero, es considerado un lujo incluso por aquellos que comercializan lujo. “Me acuerdo de un director de hotel finísimo, pero finísimo. Estábamos comiendo en la antigua bodega de un convento, alrededor había unas viñas maravillosas, y yo le dije: ‘Pero usted no tiene flores en su hotel’. Y me dijo: ‘No, las flores se mueren’. Le respondí: ‘¿Qué le voy a decir? Esa botella de vino fantástico también desaparece cuando te la tomas”. Ahora su reivindicación no es solo enseñar el arte floral, sino hacerlo accesible. “Me encantaría que los supermercados españoles vendieran flores como en Estados Unidos o en Chile. Creo que tener flores a buen precio hará que la gente quiera tenerlas en su casa”La florista decidió montar la escuela cuando llegó a España y descubrió que no tenía dónde seguir formándose. En la imagen una de sus colaboradoras,.MATÍAS URIS

Durante la clase del arreglo floral del día, Bustamante se acerca a todos y cada uno de sus alumnos. Les da consejos, les llama la atención si los tallos no están sumergidos en agua (“¡hace demasiado calor, las flores se mueren!”) y les felicita cuando se lo merecen. “Me hubiera fascinado conocer el mundo de las flores antes”, reconoce. “Todas las cosas vienen por algo y en su momento, pero lo que yo estoy tratando aquí es que a otros no les pase lo que a mí. Que descubran todo esto de jóvenes porque hay toda una carrera, y esto es arte, pero de esto también tienen que vivir, tienen que poder alimentar una familia”.

Igualmente da consejos para todos aquellos que tienen un ramo en casa: primero, cortar en diagonal los tallos; segundo, tener el agua de los floreros limpia; tercero, cambiar el agua cada tres días. Y la cuarta y más importante: observar las flores, sus curvas, sus matices, porque ninguna es igual a otra. “La gente no se da cuenta de lo que hay a su alrededor. No se detiene a mirar. En el fondo, comemos plantas, hacemos medicinas con plantas, estamos tan agobiados de cosas y rodeados de cosas que no nos hemos detenido a mirar la naturaleza”, cuenta Bustamante.

 

 

TITULO: EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -PESADILLA EN LA COCINA -Jueves -20, 27- Octubre  -La mujer que descubrió a Dani Rovira y María Valverde cuenta cómo sería su última cena,.


Jueves - 20, 27 - Octubre - Pesadilla en la Cocina es un programa de televisión español de telerrealidad culinaria, presentado por el chef Alberto Chicote, emitido habitualmente los jueves a las 22:30 en La Sexta. Nuevas broncas, enfrentamientos y arcadas; Alberto Chicote regresará con nueva temporada de Pesadilla en la cocina. Tras una temporada de descanso, Pesadilla en la cocina vuelve Alberto Chicote con las pilas bien cargadas. El chef de laSexta intentará reflotar nuevos restaurantes y se enfrentará a nuevos retos, etc.

EL BAR ESQUINA -  REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -  LA COCINA DOMINGO - LUNES   - La mujer que descubrió a Dani Rovira y María Valverde cuenta cómo sería su última cena,.  

EL BAR ESQUINA -  REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -  LA COCINA DOMINGO - LUNES   - La mujer que descubrió a Dani Rovira y María Valverde cuenta cómo sería su última cena,.  .,fotos.

 

La mujer que descubrió a Dani Rovira y María Valverde cuenta cómo sería su última cena,.

 Yolanda Serrano: La mujer que descubrió a Dani Rovira y María Valverde  cuenta cómo sería su última cena | EL PAÍS Semanal | EL PAÍS

Yolanda Serrano es una maga del ‘casting’. Ha trabajado con grandes directores españoles como Almodóvar o Amenábar. Su noche postrera transcurriría en serenidad y junto a su hijo en la cocina de su casa.

 

Hay talentos evidentes que todos celebramos: el don para la música de quienes consiguen hacernos bailar, la audacia en la política de quienes infunden en la ciudadanía la llamada a la acción, el gusto en la cocina de aquellos que con tres ingredientes nos hacen alcanzar la felicidad. Luego hay otros talentos más difíciles de reconocer, que pasan inadvertidos para el común de la gente y que sin embargo proporcionan deleites comparables. Yolanda Serrano tiene uno de esos talentos.

 

Su trabajo tiene que ver con la alquimia. Me explico. Guionistas y escritores inventan personajes que dependen del lector para hacerse reales en la imaginación, pero que solo adquirirán una voz real, un repertorio de gestos, unos ojos que miran y un cuerpo palpable cuando alguien con el talento de Serrano sale a la calle a buscarlos, con la voracidad de un sabueso policial que persigue el rastro de olor que alguien ha dejado en una prenda.

 

Tuve la suerte de trabajar con ella y su inseparable socia Eva Leira (son un dúo) en algunas series que produje y puedo decir que es una experiencia que te permite por un momento creer que eres un dios creador. Creas a alguien sobre el papel, llamas a Eva y Yolanda, les das una escena de diálogo y ellas peinan los confines del planeta hasta localizar a la persona que se pueda calzar ese personaje como la Cenicienta el zapatito de cristal. Llegan a hacerle creer a uno que la persona que su imaginación parió se ha materializado.

Su trabajo es conocido, entre otras cosas han hecho el casting de La casa de papel, Élite, Patria, Ocho apellidos vascos…; han trabajado para Almodóvar, Amenábar, Iñárritu; han descubierto a talentos como Dani Rovira, Jesús Castro o María Valverde. Su lista de éxitos era ya tan larga que se empezaron a preguntar: “¿Y ahora qué es lo siguiente?”. Para contármelo, Yolanda Serrano me cita en un enorme edificio que hace esquina en la plaza de Cascorro, lo está reformando entero junto a su socia. Será la sede del Madrid Audiovisual Drama School (MADS), una ambiciosa escuela de arte dramático que ellas han fundado porque sienten que faltan actores para completar el crisol de personajes que demanda un mundo tan diverso como el que representa la ficción en español. “A veces es difícil encontrar a actores que resulten creíbles haciendo de banqueros, por ejemplo, necesitamos nuevos perfiles”, dice.

Viendo la complejidad de las obras en su escuela se constata una vez más el poco miedo que le tienen a la vida ella y su socia. De la escuela nos vamos a una terraza de Cascorro, y Serrano, que a pesar de su arrojo es bastante prudente, se pide un tinto de verano solo después de comprobar que yo he pedido algo con alcohol. Le deseo buena suerte en su nueva aventura pedagógica, aunque no creo que la necesite, y entonces ya sí, le pregunto sobre su última cena.

“Ayer le conté a mi hijo de qué iba la entrevista y me pregunta: ‘¿Pero es tu última cena o la última cena de todos?’. Y entonces me ha entrado la duda, porque son dos cosas muy distintas”. Le cuento que esto es una fantasía sin reglas, me vale cualquier cosa que se haya imaginado. Ella lo agradece, le gusta inventarse historias y viene ya embarcada en una: ha escogido la versión en que ella es la única que muere al día siguiente.

Tú lo que quieres es imaginarte a todos llorando por ti, que es una fantasía muy común, le digo. Ella lo niega entre risas, y la verdad es que le creo, siempre me ha parecido muy poco dada a los protagonismos. En los vídeos que Serrano y Leira entregan a los directores para mostrarles las pruebas de casting, jamás se ve a Yolanda, pero a menudo se la oye fuera de cuadro, dando la réplica a los aspirantes y representando los papeles de la amante, el cómplice, el enemigo o la jefa ante los que hay que medirse en una escena para demostrar que se es la encarnación de aquella alma que el guionista ha imaginado. En el largo proceso de gestación de una serie ella es una actriz que el espectador nunca verá, pero su interpretación invisible habrá resultado fundamental para que conozcamos a los actores que nos emocionarán.

Me dice que tiene clara la puesta en escena: cenaría a solas con su único hijo, que tiene 17 años, y se quedarían en casa, concretamente en la cocina. Tiene su razón de ser, explica. Ambos llegaron juntos a esta nueva casa hace poco, después de haber vivido unos años con la pareja de Yolanda y sus hijos. Ahora vuelven a vivir los dos solos y ese nuevo hogar ha supuesto un reencuentro con su hijo, José.

“Te diré que cocino fatal, no esperes grandes cosas para esa cena”, apunta. “Imagina si cocino mal, que cuando José era pequeño fui a una reunión en el colegio y la profe me contó que mi hijo decía que su mamá era muy buena cocinera. Yo me quedé muy sorprendida. Y la profe me lo aclaró: ‘Dice que haces muy bien los espaguetis’. ¡Los espaguetis! Fue realmente patético. Ese es mi nivel, lo único que sabía hacer en la cocina era hervir el agua para echar la pasta”.

Con los años, ha mejorado, pero eso no se debe a un progreso en sus habilidades como cocinera, sino a un aumento de presupuesto en la cesta de la compra. “Si te gastas más en los ingredientes, lo que hagas va a salir más rico”. El menú es un ceviche de corvina, tiene una receta que domina y que a su hijo le gusta mucho. Cenarían en una barra que tiene en la cocina, sentados en taburetes: “La barra tiene mucho rollo, en casa solo ponemos la mesa si viene gente”. Lo acompañaría con un vaso de vino, dice, sin precisar marca ni añada, pero José solo tomaría agua. Siendo la última cena de su madre, le digo, podría servirle una copa, que tampoco es locura, el chaval tiene 17. “Si no es porque no le deje, es que no le gusta, él es muy estricto con eso, no bebe nada”. Yo insisto, se va a morir, no van a brindar con agua ante la despedida. Yolanda ríe y me dice que no se imagina esa cena como una fiesta en plan destroyer, ella se iría con mucha tranquilidad: “Solo quiero decirle a mi hijo que va a estar bien y que tiene mucha gente que le quiere. Es lo que más me interesaría en ese momento… Me sale mucho la faceta de madre, ¿no?”.

Serrano está convencida de que a lo largo de toda la vida —”incluso a mis 50 años ya”— sigues necesitando a tus padres en muchos momentos, y si ella fuera a desaparecer no podría permitirse pensar en una fiesta, solo querría transmitirle tranquilidad a su hijo. Yo le cuento que, aunque mucha gente a la que le pregunto sobre su última cena empieza inmediatamente a fantasear con una bacanal de excesos —hasta los hay que aseguran que en su traca final probarían todo lo que no se han atrevido a meterse—, tampoco es raro oír a gente que como ella imagina una cena muy íntima, con una sola persona, en la que el objetivo no es tanto prender la mecha de la traca final como resolver bien aquella despedida que a uno le permite poder irse en paz.

Ella pertenece claramente al segundo grupo, dice, pues en realidad su cena, para la que ni siquiera ha pensado un postre, no es más que una conversación en la cocina con su hijo. “Y no soy madre-amiga, para nada, echo broncas y hago de madre”, aclara. Sospecha que me ha decepcionado su plan: “Ya sé que es un poco rollo lo que he imaginado”, dice. A mí no me lo parece, pero le recuerdo que el niño aún está en edad de crecer, entrena todos los días para su equipo de baloncesto y necesita tomar algo de dulce después del ceviche.

“Entonces iría a comprar una tarta de queso, con lactosa, como me voy a morir esa misma noche podría tomar lactosa, que me sienta fatal”.

Yo sigo hasta el final de la entrevista tratando de arrancarle algún detalle más, ¿qué música sonaría?, ¿verían una peli ya que el plan es tan de tranqui?, ¿tomarían un queso para acabar ese vino ya que se puede permitir la lactosa esa noche? Yolanda me dice que no hay nada más que lo que me ha contado, una conversación en la barra de la cocina y al final un gran abrazo.

El plato

Ceviche Yolanda

Se necesita

Corvina, boniato, lima, cebolla roja, aguacate, cilantro, chile rojo.

Así se hace

“Compro todo en el mercado de la Cebada y soy amiga de mis tenderos, ellos me preparan la corvina para ceviche y yo la congelo”.

▪ “El ceviche es para los fines de semana, así que cuando llegan saco la corvina del congelador el día de antes. Por la mañana hago los boniatos al horno. Llegado el momento me abro una cerveza y empiezo. Los fines de semana cocino como si fuera la hora del vermut y también me pongo música de bailar”. ▪ “Corto el aguacate, le echo un poco de lima y sal. Corto cebolla roja y el boniato, que había hecho previamente en el horno. Corto la corvina en trozos razonables para tamaño de boca normal. Echo la corvina, un poco más de lima, cilantro, corto un poco de chile rojo”. ▪ “Sé que no es ceviche, pero es mi ceviche. Mientras lo hago igual ya me he tomado dos cervezas”.

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